Pues bien, llegamos al punto donde las promesas de los políticos del mundo que han sido financiadas vía deuda están llegando a su vencimiento, todas juntas, y la gran pregunta es, se puede extender la línea de crédito un poco más para realizar el pago mínimo de la tarjeta y tener un mes mas de nivel de vida actual o los gobiernos van a tener que recortar sus gastos y meter aún más la mano al bolsillo de los contribuyentes para mantenerse?
Pues bien, el real problema es uno que con simples matemáticas se puede establecer. Hoy el principal tema financiero del mundo es el SERVICIO DE LA DEUDA existente, esto es, el pago de intereses sobre lo que ya se consumió en el sueño de opio socialista de la economías occidentales. Pues bien, cualquier medida de austeridad sólo ataca lo déficits actuales, recortando bienestar social, raleando las pensiones, aumentando los impuestos o disminuyendo el gasto de funcionamiento del gobierno lo único que se consigue es poner en regla las finanzas del periodo en curso, y ni siquiera eso considerando que para algunas economías su objetivo es llegar al 3% de déficit anual sobre el PIB (las europeas) como gran meta. Lo que no establecen los políticos es como se van a generar los ingresos para pagar los intereses de la deuda anterior si las medidas de austeridad resultan en una contracción de la economía.
La verdad es que llegamos a un punto en occidente donde debe existir un default (situación en extremo conocida en latino américa), sea por el no pago, sea por la devaluación de la divisa sobre la que se va a pagar esa deuda. La única decisión es cual de éstas dos formas se va a tomar, y parece claro dado el curso de acción de los bancos centrales que monetizar la deuda será la elección, colapsando el valor de las divisas. La alternativa es una deflación desatada que enviaría todas el complejo de activos de todo tipo por el piso. La única “solución” a un default es una rebaja “voluntaria” de todos lo activos bancarios, es decir obligar a las instituciones financieras a rebajar el valor de las clases de activos a valores de mercado a los cuales estaban valorizados antes de la expansión de la burbuja de crédito y también rebajar las tasas de interés sobre las deudas a niveles de no usura, abonando el exceso de pagos realizados por concepto de intereses usureros a los próximos pagos del valor recalculado de los activos (especialmente cierto en el intensivo en uso de capital en el mercado de los bienes raíces en USA y Europa con centro en España). Esto provocaría una depresión horrenda durante algunos años, pero esa es la única forma de no destruir al sistema financiero, a la banca de paso y mantener la “confianza” del sector privado, junto con reforzar el sentido de justicia aplicado sobre las deudas, no perdonándolas sino haciéndolas reales en términos de su valor. Lamentablemente ni los políticos tendrían el valor de hacer de esto, ni la banca estaría dispuesta a perder sus bonos anuales aún cuando no tengan sistema financiero donde gastarlos debido a sus acciones (o falta de ellas)
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