De vuelta a la realidad

 

 

Y es que el mundo industrial está quebrado, y la única manera de salir del embrollo es, imprimir al infinito, o deflación de la economía a nivel sub cero.

No por nada al final de la semana pasada, ya existían de nuevo los rumores de retomar los programas de compras de bonos soberanos por parte del BCE y QE3 por parte de la FED. De más está decir que mientras los rumores soporten los mercados, seguirá esta mecánica, pero al parecer, cada vez esta estrategia dura menos, y de hecho, por alguna vez los responsables tendrán que inyectar dinero de verdad. El problema es que los que pueden hacerlo ya están bastante aburridos de hacerlo (los alemanes), aún cuando las economías periféricas soportan su sector exportador, eso tiene un costo y al parecer están llegando al punto de equilibrio.

Para entender, no se puede tan solo imprimir, esto detona inflación, en particular si esto se hace para la compra de bonos soberanos. La idea es el intercambio de activos de largo plazo por efectivo, pero ya no quedan activos de calidad, todos fueron consumidos en el anterior programa LTRO, que se suponía iba a solucionar todos los problemas. Tampoco puedes dejar de inyectar liquidez al sistema, caso contrario los stocks y mercados financieros colapsan, dado que hoy dependen de los flujos que ingresan para soportar los precios. Sarkozy ya lo dijo,

“If the central bank does not support growth, there will not be enough growth . . . I know the difficulties that surround this subject but we have the duty to reflect on it because it is a major problem for the future of Europe.” Entonces, o imprimes e inflas o la economía entra en estado de hibernación en carbonita, lo que obviamente no debe ser una afortunada frase a utilizar con los alemanes. Y el FMI que se encuentra en una campaña de recolección de dinero, que será negada por el principal suscriptor, USA, dado que aportar más para un salvataje de Europa sería un suicidio político, así es que eso tiene que esperar al menos hasta después de noviembre. De vuelta a la realidad. No hay dinero, y los mercados ya acaban de decir que no confían en España, difícil semana para los políticos.