@La terecera
LA tarea de figurarse el rumbo de la economía china está siendo para los participantes del mercado tan complicada como una clase de chino mandarín. Las recientes desalentadoras cifras de crecimiento económico y de producción industrial, entre otras, se contraponen a otros datos más sólidos. El resultado es que la marcha del gigante asiático luce incierta.
El veredicto de los economistas que cubren China, sin embargo, es que, pese a la desaceleración, ésta no es cíclica, sino que estructural y parte de una “nueva normalidad” del crecimiento, favorecida por el nuevo liderazgo político en Beijing.
Si es producto de una ralentización fabricada, las autoridades no dejarán que el crecimiento del PIB caiga por debajo de 7,5% en 2013 (esa es la proyección oficial de expansión, pero se interpreta como un piso), mientras que las estimaciones privadas siguen estando en el rango de 7,8%-8%.
Asimismo, es cierto que el lento crecimiento en las economías desarrolladas le está restando demanda exterior a China, pero dos sectores seguirán apuntalando la actividad, se proyecta. Estos son una sólida inversión en infraestructura, lo que simultáneamente debiera proveerle un piso al precio de los commodities en un nivel todavía alto y aun elevadas tasas de aumento del crédito interno.
Del mismo modo, se observa que el gobierno está preparado para implementar medidas fiscales, de ser necesario.
Enfriamiento
El PIB chino representa el 7,9% de la economía global y consume el 40% del cobre que el mundo produce, es decir, el doble que Europa. Por eso, los mercados reaccionaron con nerviosismo cuando, hace dos semanas, China informó que el crecimiento del PIB se había reducido a 7,7% en el primer trimestre, desde un 7,9% en el cuarto trimestre de 2012.
Algo similar ocurrió en el tercer trimestre del año pasado, cuando el PIB creció 7,4%, desde sobre un 10% de todo el año 2010.
Ahora, junto con el dato del PIB de enero-marzo, una serie de indicadores demostró estar más débil que lo supuesto. La producción industrial decayó por segundo mes consecutivo, desde una expansión de 9,9% en febrero, a una de 8,9% en marzo. Asimismo, la producción de bienes de capital disminuyó en línea con una formación de capital bruto fijo más modesta que, de aumentar 21,2% en febrero, lo hizo en 20,9% durante marzo.
Esta semana, a la vez, las cifras de producción manufacturera generaron más inquietud, al dar cuenta de una desaceleración también inesperada del Indice de Gerentes de Compra (PMI, por su nombre en inglés) en abril. La lectura del mes se redujo a 50,6 puntos, desde el máximo en 11 meses de 50,9 en marzo.
Lo mismo ocurrió con el sector no fabril: el viernes se supo que el PMI no manufacturero cayó a 54,5 puntos en abril, desde 55,6 en marzo. Aunque toda lectura sobre 50 indica una expansión, la acotación de ambos indicadores podría significar que el PIB del segundo trimestre puede volver a anticipar una ralentización de la economía.
Todo esto, a su vez, perjudica al comercio exterior chino, principalmente los embarques, que se han convertido en aun otro frente de preocupación.
Si las exportaciones crecieron 23,6% en enero y otro 21,8% en febrero, en marzo el ritmo se redujo a la mitad, a apenas 10%, debido, principalmente, a una caída de 10,2% a los países del G3 (EEUU, Unión Europea y Japón).
Abril no será mejor y puede ser peor: el consenso de los analistas espera que este miércoles la cifra de exportaciones que se informe indique un crecimiento de 10% otra vez, pero bancos como Barclays proyectan una expansión de 8,5%, “debido a la desaceleración de la demanda externa y porque así lo sugiere el debilitado índice órdenes de exportaciones del índice de gerentes de compra”.
Luego, si los envíos decrecen, surge un problema relativamente nuevo para China: la sobrecapacidad industrial (ver infografía).
Por otra parte, las importaciones hasta ahora han tenido un buen ritmo. “El crecimiento de 14,1% en marzo es casi el triple del 5,1% que crecieron en enero y febrero juntos”, indica un informe de JP Morgan.
Pero “creemos que el aumento de las importaciones va a decaer debido a un debilitamiento de la demanda interna y a una caída del precio de los commodities”, dicen los analistas de Barclays. Esta semana, agregan, las importaciones de abril debieran acotarse a un alza de 10%.
Nueva conducción
Los analistas han intentado explicar el sorpresivo crecimiento del PIB en el primer trimestre con diversos factores alternativos a un debilitamiento de la economía.
En el Instituto Internacional de Finanzas, en Washington, dicen que “son buenas noticias que las cifras de crecimiento del primer trimestre probablemente fueron subestimadas por shocks temporales, como un Año Nuevo Lunar tardío y el año bisiesto, y también tuvo un sesgo por cambios en el muestreo estadístico”.
Grace Tam, de JP Morgan, cree que la reciente transición del liderazgo en Beijing “pudo haber tenido algo que ver, pues pudieron haberse retrasado algunos proyectos de inversión hasta después del Congreso Popular Nacional de marzo”.
Sin embargo, existe la visión más extendida de que la ralentización del crecimiento es una nueva normalidad en China, favorecida por la nueva conducción del país, “que busca equilibrar la desaceleración en el corto plazo con un cambio estructural en el mediano plazo, de modo que parece adherir a la visión de que se necesita un crecimiento más bajo para cultivar nuevas fuentes de expansión a través de reformas institucionales y económicas”, explica un documento enviado por Barclays.
Así, “un crecimiento de 7,5% probablemente es el piso impuesto por el gobierno”, agrega.
El presidente del Banco Central chino, Zhou Xiaochuan, también describió la tasa de crecimiento como “normal” y “estable”, debido a que se debe sacrificar crecimiento de corto plazo para reequilibrar la economía desde una fuente de crecimiento en las exportaciones, hacia una basada en la demanda interna.
Un soporte
Por lo pronto, la actividad en China sí tiene un piso, y es tanto el gasto en infraestructura, que compensa la desaceleración de la industria y un saludable flujo crediticio.
En lo que va del año, la inversión en infraestructura, que corresponde a alrededor de un 30% del PIB, ha crecido 25,6%.
Esta infraestructura no incluye vivienda, cuyo avance fue de 22,8% en enero-febrero y se redujo a 20,2% en marzo. Debido a que el ritmo actual de ventas inmobiliarias, de 27% en marzo, parece insostenible, se prevé que este mercado puede decaer aún otro poco, quizás contribuyendo a atenuar el crecimiento económico en 2013, creen en Barclays.
Pero el crédito es otro soporte, mencionan los economistas, que creció particularmente rápido en el primer trimestre (ver infografía).
La emisión de nuevos préstamos se incrementó 72% en marzo respecto de febrero, y el ítem financiamiento social total aumentó 137% en el mismo período, en tanto que la cantidad de dinero (M2) se mantuvo creciendo sobre el 15% en marzo, aun por sobre las expectativas del mercado.
“En China, el crédito se considera un indicador líder del crecimiento económico, y normalmente toma entre tres y seis meses que los nuevos préstamos estimulen el gasto en inversión”, destaca un informe del Hang Seng Bank, de Hong Kong.
Uno de los grandes problemas de economías emergentes es el acceso a crédito y su expansión. En el caso de China eso tiene proporciones bíblicas. Que los créditos o el agregado monetario crezcan a esas tasas es simplemente monstruoso. En un ejemplo sencillo, con tus mismos ingresos tienes créditos por 100, y al mes siguiente adquieres otros 72, quedando con una deuda consolidada de 72 (más o menos). Por supuesto las casas y todo el resto de cosas en la economía se va a expandir a un ritmo de thriller con ese flujo de crédito. La pregunta es hasta cuando puedes mantener ese ritmo. Por que lo curioso de los ciclos de expansión de créditos es que requieren que estos se mantengan creciendo cada vez a un mayor ritmo para pagar las anteriores deudas. Basta que el crédito baje su ritmo de crecimiento para que los dominós empiecen a caer. Esto por supuesto tiene que ver con el manejo monetario de China. Tener pegada su moneda en un cambio fijo al USD es algo que genera esta expansión de crédito interno, al tener que “entregar” a su economía más yuanes de lo que un cambio flotante permitiría, lo que aumenta sus bases monetarias y permite los explosivos créditos en la moneda local. Es posible que esto siga creciendo al ritmo actual?. No. Al menos no volcado en la economía real, es por eso que los jerarcas chinos quieren fomentar el mercado de capitales chinos, lo que permitiría retirar liquidez del sistema e inflar otra burbuja, pero esta vez financiera, y por lo tanto no tan riesgosa políticamente como las de viviendas o peor aún, alimentos. Eso es lo que creo que intentarán ejecutar los chinos, el fomento en sus mercados accionarios denominados en yuanes y el retiro paulatino del crédito desde la economía real. No pueden seguir a este ritmo sin provocar revoluciones sociales, hay que recordar que China es, en general, un país muy pobre, con una élite muy poderosa, no es una potencia que pueda consumir internamente su producción ni remotamente. O alguien cree que esto es sostenible?
Algo que no logro entender nunca en estas proyecciones es como alguien puede pensar que una economía puede crecer al 7.5% u 8% por periodos largos de tiempo. Ciertamente lo puedes hacer cuando no eres nada en el concierto internacional, pero después de 20 años creciendo y siendo ahora la segunda economía mundial, alguien puede pensar que en 10 años más China va a duplicar su tamaño actual??. Como podría hacer eso??? quien compraría su producción o sus acciones??? Los chinos??? LOL…Los Europeos????? LOLOLOLOLOL….
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