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El ex ministro de Economía y actual consejero del Instituto Libertad y Desarrollo, Juan Andrés Fontaine, si bien no comparte la decisión de incrementar en casi 10% el gasto públicó que la autoridad incluyó en la Ley de Presupuestos 2015, dice que no le sorprende, ya que va en línea con el programa de gobierno. También dice que el PIB efectivo de 3,6% que proyectó Hacienda, aunque está dentro del rango del Banco Central, “con las condiciones actuales, será díficil cumplirlo”.
-¿Cuál es el primer análisis que hace del Presupuesto 2015? ¿Esperaba un gasto tan alto de 9,8%?
-Me parece que, a grandes rasgos, el Presupuesto es compatible con la ideología estatista que inspira al gobierno, y es esperable que esa ideología, habiendo un aumento de impuestos, que eleva la recaudación y considerando el escenario de desaceleración, favorezca una expansión fuerte del gasto. Desde esa perspectiva no me sorprendió.
-En este escenario de desaceleración, ¿era necesario hacer una política fiscal contra cíclica?
-La pregunta que debemos hacernos es que si esta estrategia tendrá efectos. Y ahí tengo serias dudas. Parte del efecto de la expansión del gasto público se neutraliza con el impacto contractivo de los aumentos de impuestos que se comenzarán a reflejar por estos días y que desde el próximo año elevará a 22,5% el impuesto de primera categoría. Esto me hace pensar que el impulso fiscal, del cual ha hablado el ministro, es menos fuerte de lo que ellos piensan.
-Pero según lo que ha dicho el gobierno con el incremento de la inversión de 27,5% se espera contribuir a reactivar la economía y a generar empleo
-La forma en que el Presupuesto aborda el objetivo reactivador, aunque todavía no conocemos los detalles, está fuertemente basado en un aumento real de 27% en la inversión y específicamente en hospitales. Ese mecanismo, a primera vista, hace sentido para generar empleo, pero en la práctica poner en marcha un programa de esa naturaleza tiene que superar numerosas cortapisas, lo que técnicamente puede tomar bastante tiempo. Es improbable, por tanto, que sea un instrumento eficaz para tener una reactivación de corto plazo. El efecto reactivador real puede ser bastante menor de lo que las autoridades anticipan.
-Entonces, ¿el Presupuesto 2015 no es el adecuado para enfrentar la contingencia económica?
-Habría preferido un gasto más contenido y mientras tanto dejar espacio para que el gobierno pudiera realizar bajas temporales de impuestos si es que la economía se desacelera. Y en cuanto a la composición del gasto, habría preferido un presupuesto que le diera prioridad a educación, cosa que no se visualiza, ya que crece al mismo ritmo que el resto del presupuesto, y eso no solo tiene una consecuencia de la perspectiva de la educación en el desarrollo de las personas, sino que también en la productividad. Además habría esperado un mayor énfasis en el presupuesto de Obras Públicas y Vivienda ya que tienen un efecto reactivador más de corto plazo.
Se complica la meta
-Que el déficit fiscal sea levemente superior a 1% pone en riesgo que el gobierno cumpla su promesa de converger a un balance estructural en 2018? ¿Esperaba un mayor esfuerzo fiscal?
-Si bien me parece compatible con la decisión de conferirle a la política fiscal un sesgo expansivo, le hace más difícil la tarea al gobierno de cumplir con la meta que se ha planteado de terminar en balance al final de su mandato, porque por un lado tendrá que hacer recortes mayores en los años siguientes para reducir ese déficit; y en segundo lugar, ya habrá utilizado parte de la recaudación tributaria que supuestamente estaba destinada a reducir el déficit. No es tan fácil que en 2016 y 2017 el gobierno recorte financiamiento a programas que se están alimentando con esos recursos.
-Con este nivel de gasto, ¿es más compleja la convergencia al balance?
-El hecho de haber acelerado el gasto público en el primer año de gobierno le hace más difícil la tarea del manejo fiscal al ministro de Hacienda en los años finales del mandato. Además, se debe considerar que en los últimos años de cada gobierno las presiones políticas son mucho más agudas.
-Si el ciclo de la economía no repunta, ¿existen riesgos de que el déficit tanto efectivo como estructural sea mayor?
-Se hace más difícil de cumplir. Ahora, si la economía no repunta, el gobierno debería cambiar su política y objetivo de balance, pero eso no es lo que hemos conocido. Lo que hemos conocido hasta ahora es que el calendario de reducción de déficit fiscal no partió en 2015.
-El ministro de Hacienda, Alberto Arenas, ha dicho que considerar que el gasto público no puede crecer más que el PIB es un debate ideológico y no de la regla estructural ¿comparte esa visión, ya que durante el gobierno de Piñera se decía lo contrario?
-Desde el punto de vista de la regla estructural lo que importa es que el gasto crezca de acorde con los ingresos estructurales, y en determinadas ocasiones, el gasto puede crecer más que el PIB tendencial, como por ejemplo, cuando se han incrementado los impuestos.
La evaluación que uno realiza sobre una estrategia que apunta a aumentar el tamaño del Estado puede tener elementos ideológicos que no tiene nada de condenable, pero efectivamente a mayor tamaño del Estado menor espacio para la libertad individual y ese es un tema perfectamente válido de plantear, pero también tiene connotaciones en cuanto a la productividad, ya que mientras más grande sea el tamaño del Estado más grande es el volumen de recursos administrados por un sistema que no asegura eficiencia. Y ahí, el problema de las asignaciones de recursos, por parte del Estado, tiene el problema de que no existen métricas ni incentivos suficientes para asegurar un buen manejo de esos recursos.
"No veo ninguna señal de que estemos cerca de llegar a un punto de inflexión"
-Las proyecciones para el crecimiento 2014 ya se acercan a 2% ¿ve riesgos de que pueda ser menor a esa cifra?
-Hay un conjunto de medidas que han creado la inquietud en el sector privado respecto de que Chile se está desviando del camino al desarrollo. La reforma tributaria generó incertidumbre, pero también hay anuncios mayores en muchos otros campos. Por todo eso, veo un crecimiento levemente bajo 2% en este momento, pero eso está por verse.
-El ministro de Hacienda, Alberto Arenas, dijo que tras la reforma tributaria se produjo un punto de inflexión en la economía. ¿Ya tocó fondo la economía?
-Yo querría estar de acuerdo con el ministro, pero no me convence para nada el argumento. No veo ninguna señal de que estemos cerca del punto de inflexión, mientras el gobierno siga emitiendo señales tan contrarias al entendimiento y la economía de mercado. El acuerdo en la reforma tributaria sin lugar a dudas fue una mejoría respecto del proyecto inicial, pero creo que estamos todavía muy lejos de ser capaces de generar ese punto de inflexión.
-Arenas también ha señalado que están todas las condiciones para que la economía crezca el próximo año. ¿Es factible crecer 3,6% en 2015?
-Hay cosas positivas por el lado de la tasa de interés, un dólar alto y una economía global creciendo. Hay espacio, pero todo dependerá fuertemente de las señales que la política económica dé a nivel interno. Y las noticias, hasta ahora, no son conducentes a eso. Hay oportunidades, pero me permito dudar de que hoy existan las condiciones para aprovecharlas.
Reforma laboral
-¿Qué señales de la política económica condicionaría el crecimiento?
-El gobierno ha anunciado cambios en varias materias aparte de la reforma tributaria, educacional y constitucional. También ha planteado cambios en la legislación de algunos sectores específicos, lo que está creando incertidumbre. Hay un conjunto de señales negativas y creo que el gobierno, como fue capaz de enmendar el camino en la reforma tributaria, debería considerar el camino también en esos campos.
-La próxima reforma que enviará al Congreso será la laboral ¿debería postergar como piden algunos y hacerse de manera consensuada para cambiar las expectativas?
-La fecha del envío del proyecto no es lo más relevante. Lo más importante es que el gobierno reevalúe los anuncios que ha hecho en esa materia.
-¿Qué le parece el corazón de la reforma laboral: el fin del reemplazo en huelga y titularidad sindical?
-No es lo más adecuado para que los trabajadores aumenten su capacitación y sus remuneraciones. Lo más relevante en términos de negociación colectiva es introducir mayor flexibilidad en la jornada laboral y, por esa vía abrir más oportunidades de empleo para jóvenes y mujeres. El tipo de reforma en la que hay que pensar es de otra orientación.
Lógicamente alguien que ha estudiado las políticas y literatura económica tiene mejor entendimiento de lo que significa “contracíclico” y como debe ser implementado, entre ello bajar impuestos, no aumentarlos. A diferencia de alguien que al parecer solo ha estudiado a Marx.
El tema laboral es una arista importante que no ha sido abordada de manera racional. Es chocante ver fuera de las mutuales o de la dirección del trabajo a un regimiento de abogados que ofrecen a los trabajadores ingresos considerables demandando a las empresas, lo que obliga a estas a tomar seguros bastante caros. Estas leyes laborales más restrictivas generan un gran incentivo para automatizar lo que más se pueda, eliminando la mano de obra y generando menor disponibilidad para trabajos de entrada, tan necesarios para los jóvenes. Y también se puede crear una mini lucha de trincheras entre empleadores y trabajadores que aleja las posiciones.
Pero como la gente de gobierno no ha trabajado un solo día de su vida en términos generales en empresas privadas, no ven el impacto de estas leyes. Y después se preguntan porque el desempleo sube y la actividad económica baja.
Es importante generar un marco regulatorio que entregue garantías a ambas partes en lo relacionado al cumplimiento de los contratos. Pero tratar de blindar los trabajos haciendo que despedir a alguien sea casi imposible no es la forma de incentivar la contratación y el empleo. Garantizado. Sólo hay que preguntar a los franceses.
Para las empresas existentes y formadas, las reformas agregan más parámetros en los procedimientos de gestión mientras que en las empresas en formación o pequeñas, es sólo un peso más en la enorme dificultad diaria de levantar una empresa. En ambos casos, la esperanza de ganancia (monetaria y otras) siempre será el motor del esfuerzo de algunos. La experiencia europea demuestra que el límite del aguante está mucho más alejado de lo que uno piensa, en términos de barreras y normas al emprendimiento. Los gobiernos lo saben, hay poco riesgo de que las fuerzas vivas bajen los brazos tan pronto y sólo aspiren a ser funcionarios. Que el modelo estatista funcione o no tiene poca relevancia, la clase política siempre tendrá pega mientras que el 1 % de los más ricos siempre saldrá adelante. Para el 98 % restante, bueno, siempre estarán bajo control mientras tengan miedo, algo simple pero tan efectivo.
ResponderEliminarMe parece que las masas estarán bajo control mientras el gobierno se haga cargo de ellos en el actual modelo occidental, bien o mal. Cuando no quede dinero para eso, ahí comenzará el verdadero espectáculo.
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