@EyN
Alejandro Alarcón
Economista
Robert Solow, premio Nobel de Economía, nos ha ilustrado durante muchos años con el instrumental básico para entender las bases del crecimiento económico. Así generaciones de economistas han aprendido que los determinantes más importantes del crecimiento económico son la tasa de ahorro, que presentan los países, como asimismo la productividad total de factores de los insumos que contribuyen a explicar el mencionando crecimiento.
Sin embargo , a partir de la evidencia empírica del crecimiento del mundo y de los países que lo componen nos encontramos con el monumental trabajo de Angus Madison, quien se dedicó ,a través de prácticamente toda su vida, al cálculo del tamaño de las economías, su crecimiento y también a explicar cómo determinados fenómenos cambiaron la tasa de crecimiento no solo del PIB mundial , sino que también su trabajo sirvió para que otros economistas pudieran calcular la expansión económica del mundo y de las distintas zonas que lo componen, prácticamente en los últimos 3 milenios de la historia del mundo.
Por ejemplo, Madison calculo que el PIB per cápita se había estancado en el mundo prácticamente desde el año 1000 hasta el 1820 , que ha sido identificado como el año clave que reporta el impacto de la revolución industrial sobre el crecimiento exponencial que observaron, sobre todos los llamados países industrializados. Es impresionante observar datos que reportan que en el año 1500 el PIB per cápita era en el mundo de unos 500 dólares, llegando en la revolución industrial a doblarse y hace muy poco, en el año 2000 empinarse sobre los 4000 dólares per cápita, con tasas de crecimiento, para dicha variable, permanentemente crecientes.
Así, desde la revolución industrial EE.UU. creció 22 veces, Europa occidental 16, América Latina creció 8 veces y África solo 3 veces. Concentrando el análisis desde 1950 hasta prácticamente nuestros días encontramos que América Latina ha tenido un crecimiento simplemente decepcionante, solo ha superado a África, donde sabemos que los niveles de pobreza son espeluznantes y donde prácticamente las instituciones incluyendo las democráticas, no existen o están en permanente proceso de vulnerabilidad. Otros países como los asiáticos, los llamados desarrollados, e incluso los países de Europa del Este, han tenido mejor expedición que Latino América, en el mencionado periodo de tiempo.
Más aún, si incluimos solo los últimos años en ese registro encontramos que los pobres desempeños de Venezuela, Argentina y últimamente Brasil, nos comienzan acercar a la zona más pobre del mundo o sea África. En una interesante conversación, que tuve la oportunidad de asistir con Moises Naim, hace pocos días atrás, nos reportó que la principal preocupación de la sociedad emergente en Latino América (cuando yo era niño, le llamaban pobres), eran la seguridad, o sea la lucha contra la delincuencia, el miedo a perder el empleo, que depende precisamente del crecimiento, y la posibilidad de transportarse desde sus casas a sus lugares de trabajo.
Aunque interesante el apunte de Naim,(ya que en Chile claramente esas metas están en peligro) yo me quede pensando, en nuestro continente, que al menos de acuerdo a la evidencia empírica, está prácticamente, en el descenso de la tabla por zonas de crecimiento en el mundo, y como en más de 50 años no hemos sido capaces de obtener con fuerza los fundamentos del crecimiento, más ahorro y más productividad. Y además generaciones completas de líderes políticos no han sido capaces de provocar las reformas que conduzcan a mejores resultados.
También me quede pensando en Venezuela y nuestra cercana Argentina, referidos en cantidades de libros de literatura económica como países enormemente ricos, con una potencialidad inmensa y que en este vértice de la historia luchan por no sucumbir, debido a las políticas populistas de que han sido víctimas. Ojala que nosotros nunca lleguemos a eso.
La riqueza de un país es su gente. En realidad, la capacidad productiva de su gente. Da lo mismo que el suelo tenga o no recursos. Si se combina alta productividad de la gente y país rico en recursos nacen los imperios. Como hoy USA y antes Roma, China e India.
Latinoamérica no ha podido transformarse en un polo de desarrollo y crecimiento básicamente por la calidad productiva de su gente. El resultado de esto tiene múltiples orígenes, pero finalmente ese es el problema.
Cuando un gobierno permite que el capital se mueva hacia los sectores y activos que promueven la productividad e innovación de las personas de un país en particular, ese país prospera. Cuando un gobierno se entromete en esos canales, el país decae. Aún cuando sea con buenas intenciones.
El auge económico de cada imperio está basado en un periodo de alta libertad de emprendimiento y movimiento de capitales. Su caída viene cuando esas libertades comienzan a restringirse.
En Chile, una vez liberados del periodo de dictadura, y con las bases económicas que este dejó, el crecimiento explotó. Y eso no tiene nada que ver con que clase de gobierno haya asumido. Simplemente fue un periodo de nueva libertad para hacer cosas y mover capitales hacia ellas. Todo un aire fresco.
Cuando se estanca??. Cuando se comienzan a colocar trabas o sobre regulaciones, ni hablar de impuestos.
Son necesarias las reglas, impuestos y normativas para evitar abusos y dar asistencia a quien no pueda valerse por si mismo, finalmente vivimos en sociedad para eso. Pero saturarla con ellas solo traba la capacidad de invertir y de mover los capitales hacia los sectores y personas más productivos.
Un Steve Jobs puede ganar USD 100 millones anuales, pero genera ventas por USD cientos de billones y cientos de miles de trabajos directos e indirectos. Y no necesitó minas de oro ni suelo rico en cultivo. Simplemente un garage. Y con eso construyó una empresa que es el doble de valiosa en capitalización que Chile.
No hay comentarios:
Publicar un comentario
El objetivo de este Blog es compartir opiniones, así es que tus ideas y sugerencias son bienvenidas...