25 octubre, 2016

Construcción acentúa su desaceleración y el sector se sumerge en el pesimismo

 

@DF

Luego del boom que experimentó el sector durante 2015, debido a la exención del pago del IVA en la venta de viviendas, la construcción se comienza a acomodar a una nueva realidad. Y como las bases de comparación son altas, los indicadores coyunturales ya no son tan alentadores.

El principal, el Índice Mensual de Actividad de la Construcción (Imacom) registró en agosto un crecimiento de 1% anual, la cifra más baja desde marzo de 2015, cuando el indicador aumentó un 0,24%.

La expansión del octavo mes del año grafica el deterioro del rubro, que ha ido cayendo paulatina, pero sostenidamente. Y las cifras así lo indican: en enero y febrero, la expansión superaba el 4% y 5%; entre marzo y abril, promediaba el 4%; en mayo y junio el crecimiento se estacionó en 2%; para descender a un 1,51% en julio y el ya mencionado 1% en agosto.

El gerente de Estudios de la Cámara Chilena de la Construcción (CChC), Javier Hurtado, explicó que el Imacom “anotó en el margen una contracción de 0,2%, ubicándose por sexto mes consecutivo bajo la tasa promedio mensual de mediano plazo (0,4%), lo que es síntoma de que el sector experimenta una etapa de desaceleración de su actividad”.

A eso se suma, agregó la CChC, “que si bien la confianza de los empresarios de la construcción repuntó levemente durante agosto, ésta continúa permaneciendo en un régimen pesimista, incluso, algo menor al experimentado durante la recesión de 2009. Es decir, se mantiene el deterioro, lo que constituye, en sí mismo, un riesgo para el crecimiento del sector, principalmente, porque su inercia podría dar lugar a lo que se conoce como profecías autocumplidas”. O sea, la definición de un escenario que no necesariamente es el más probable puede provocar nuevas conductas.

Y un fenómeno que podría alimentar esta situación es la caída en los permisos de edificación, que registraron su quinta contracción anual consecutiva en agosto. Según cifras preliminares de la Cámara, la superficie aprobada experimentó una caída de 34,3% en doce meses, antecedidos por retrocesos en mayo, junio y julio, de 12%, 21% y 31% anual, respectivamente.

También el Índice de Ventas de Proveedores cayó un 3,8% en doce meses, cifra que profundiza el descenso de los últimos cuatro meses de este año.

 

Empleo preocupa

A esas cifras se suma la preocupación de la Cámara sobre el mercado laboral, ya que si bien la contratación de mano de obra aumentó 4,5% en agosto, el empleo dependiente retrocedió 0,9%, mientras que los ocupados por cuenta propia crecieron un 13,5%.

En concreto, se destruyeron poco más de cuatro mil empleos asalariados y se crearon cerca de 22 mil trabajadores independientes. “La cifra debe ser vista con precaución”, sostiene el gremio.

A nivel general, el desempleo del sector ya supera el 9%, lo que no ocurría desde julio de 2015, cuando la tasa de desocupación se ubicó en 9,2%. Y según las proyecciones de Hurtado, la cifra superará el 10% en 2017.

Un último factor que despierta inquietud son que las condiciones de acceso al crédito continúan restrictivas, tanto para empresas como personas, y una menor demanda de esos instrumentos en casi todos los segmentos, lo que, según la CCHC, “evidencia una postura más cautelosa del mercado. Esta actitud generalizada es altamente sensible a la incertidumbre que puede generar la implementación de reformas económicas internas versus el efecto provocado por la volatilidad financiera netamente internacional”.

De esta forma, concluye la Cámara Chilena de la Construcción, “no es de extrañar que la actividad sectorial continúe transitando por un régimen de escaso crecimiento tendencial”.

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Traducción en línea:

“Pensábamos que la gente iba a seguir creyendo en nuestras tonterías, y que los bancos nos iban a ayudar con mantener créditos al 90%. Ahora que sabemos que no es así y no están comprando las casas, vamos a tener que parar de construir y vender el inventario. Vamos a jugar la carta populista con el empleo a ver si el gobierno hace algo para financiar casas sociales o proyectos de infraestructura que no le sirven a nadie.”

No es necesario decir que cuando la demanda por productos de este nivel de capital baja, las medidas que hay que tomar son de emergencia. Entre ellas detener nuevas construcciones, terminar lo más rápido y barato posible las que se están terminando y liquidar los inventarios de las que comiencen a acumular más tiempo, o derechamente entrar al mercado del arriendo, para no perder toda la inversión.

Lamentablemente es un mercado que tiene mucho impacto en la economía, y aunque es difícil evitar concentraciones de capitales, la idea es no facilitarlos, como se hizo con la expectativa del alza de impuestos. Ahora que todos los que podían entrar ya están invertidos, no queda nadie que sostenga ese mercado especulativo. Hay un gran componente de gente que compra para vivir en la casa o departamento, pero existe otro porcentaje que especuló groseramente con 3, 4 y 5 propiedades. Esos son los que saldrán a liquidar la deuda y no van a encontrar compradores, al precio que buscan. Desde ahí en adelante, serán un mercado zombie por muchos años, y solo buscaran propiedades aquellos que deseen utilizar como habitación u oficina efectivamente.

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