@latercera
Mediante su cuenta de Twitter, la presidenta de la República, Michelle Bachelet, pidió al Tribunal Constitucional (TC) que “acoja la voz de la mayoría” a la hora de revisar el proyecto de despenalización del aborto.
Cabe recordar que dicho proyecto fue despachado ayer por el Congreso Nacional, aunque con anterioridad Chile Vamos ya había acudido al TC para ingresar el requerimiento que habían anunciado hace meses y con el cual pretenden declarar que la iniciativa va contra la Constitución.
Al respecto, Bachelet le respondió a una usuaria asegurando que “las 3 causales tienen un amplio y transversal apoyo social”.
“Confío que el Tribunal Constitucional acoja la voz de la mayoría”, cerró la mandataria.
Que operadores políticos y actores menores del escenario social opinen acerca de respetar el designio de las mayorías aún cuando eso atente contra derechos naturales básicos constitucionales es aceptable y hasta cierto punto esperable.
Que el presidente en ejercicio haga estas declaraciones es realmente impresentable.
El tribunal constitucional y la constitución son diseñados para proteger específicamente a la sociedad y los derechos básicos de la estupidez de la mayoría en un determinado espacio de tiempo donde esa mayoría puede estar alienada o simplemente embrutecida. Caso en punto, Alemania Nazi.
El derecho a la vida es un derecho natural obvio. Que la vida comience en la concepción o cuando se detectan habilidades cognitivas es una discusión que debe ser previa a esta votación, junto a una asamblea general de todas las tendencias políticas para modificar esta noción de inicio de la vida.
Personalmente creo que la vida humana comienza cuando el cerebro es capaz de desarrollar procesos mentales reconocibles. Antes de eso es un recipiente a la espera de que lo llenen con ideas y recuerdos. Algo así como un computador a la espera de que lo carguen con el sistema operativo y los programas.
Pero eso no hace que invalide o ataque la visión de quienes estiman que la vida comienza en la concepción. Me parece muy correcto y loable que la premisa sea el preservar la vida, aunque exista una duda razonable de si esta realmente existe aún o no. Y es la creencia de una gran mayoría de personas con religión católica o cristiana lo que resulta inmediatamente en que es algo que hay que respetar y tratar con mucho cuidado y delicadeza.
Que la presidente de un país no haga esto a pesar de sus creencias agnósticas es una falta de respeto grosera, y un desconocimiento brutal de las responsabilidad que le caben como parte de las instituciones que deben preservar el estado de derecho.
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