Llegar a la hora al trabajo es una tarea que se está volviendo complicada, sobre todo para los santiaguinos.
Según un estudio elaborado por Gaxu, firma dedicada al registro de accesos y asistencia (filial de la compañía Acepta), los trabajadores de la Región Metropolitana registran, en promedio, 16,5 minutos de retraso en el ingreso a sus trabajos, siendo la región con la mayor impuntualidad (ver infografía).
A nivel de comunas, Macul es la que muestra mayor atraso, con 18,5 minutos, seguida casi a la par de Providencia (18,1 minutos).
En el lado opuesto, Estación Central registra el menor atraso, con 12,53 minutos y en el caso de regiones, Antofagasta es la menos impuntual, con 7,24 minutos. Las principales razones estarían en factores como la segregación urbana y los tiempos de desplazamiento, comentó el gerente de Gaxu, Felipe Walker.
Sobre ese punto, el gerente de Innovación de Acepta, Juan Pablo Salas, agregó que estas condiciones externas harán que la impuntualidad siga aumentando, sobre todo en la Región Metropolitana, que ha visto crecer de forma importante la fuerza laboral pero no así la infraestructura urbana. “En las comunas que tienen mayores atrasos, el origen de los trabajadores no es la misma comuna, vienen de lugares más lejanos. Y, por lo tanto, los medios de transporte pasan a ser relevantes en la llegada oportuna de la gente”, afirmó.
Al ampliar el análisis, se obtiene que las tareas adicionales asociadas a roles de género, cómo ir a dejar a los hijos al colegio o el cuidado del hogar -conocido como la doble jornada laboral de la mujer- se traducen en que, en promedio, las trabajadoras lleguen 18,13 minutos tarde a sus trabajos, mientras que sus pares demoran 14,57 minutos.
Soluciones
Walker sostuvo que más que mirar estos datos con un espíritu de “castigo” -para aplicar descuentos o amonestaciones- las empresas lo están analizando de forma más propositiva, pensando en la realidad de sus trabajadores. “Conocer exactamente qué está pasando en los lugares, permite a la empresa adaptarse mejor para obtener no solo un mayor cumplimiento, sino tomar políticas que les permitan tener mayor productividad y mejores condiciones para las personas”.
Al respecto, el gerente general de Proqualitas, Andrés Ossandón, agregó que un camino es la flexibilización de la jornada laboral, para lo que de todas maneras es necesario “considerar los niveles de madurez y desarrollo de una cultura organizacional basada en la confianza”. Aunque a su juicio esto es solo una parte de una propuesta de valor integral.
Por su parte, el gerente general de Laborum, Sebastián Echeverría, indicó que reclutar trabajadores que vivan cerca de sus lugares de trabajo también es una opción, así como poder pactar ingresos o salidas diferidas. Aunque a su juicio, un punto relevante es que las empresas promuevan la coparentalidad “para incentivar que los hombres equilibren sus labores domésticas y su rol en relación a los hijos, para evitar que esa responsabilidad recaiga sólo en las mujeres”.
Que buena estadística…
Y que refleja lo que todos sabemos a esta altura. Si trabajamos como empleados en una ciudad grande…we are fucked…
Somos esclavos de un sueldo de 9 a 6 en una ciudad que no nos permite movernos a flujo libre como en las ciudades o pueblos pequeños. Algo que toma un domingo a las 1030 de la noche 20 minutos en un día de semana cualquiera en horas puntas toma hasta dos horas.
Es por esto que pensar en ir a pueblos rurales o ciudades mucho más pequeñas, aún como empleados pero idealmente independientes hoy parece cada vez más una mejor idea. Especialmente porque con la tecnología disponible de comunicación, en realidad hoy todo está al alcance de la mano en todos lados. Es más barato, más tranquilo, más edificante y especialmente menos estresante dado el ritmo bucólico.
No todos pueden, o quieren ser independientes. Pero al menos puedes elegir el lugar de tu esclavitud.
Y con toda honestidad, trabajar por un sueldo en La Serena o Puerto Varas, por nombrar lugares de alta calidad de vida, no es para nada terrible.
No hay como solucionar esto en Santiago, a menos que de manera individual decidas cambiarte a un lugar cercano a tu trabajo, que obviamente está vetado para el 99% de la población de la ciudad, por razones logísticas, económicas y especialmente culturales por todo esto de la casa propia.
Por razones de fuerza mayor hace 8 años tuve que salir de santiago e irme a vivir a La Serena.... hasta el dia de hoy no me arrepiento... para irme a la pega me levanto a las 7:20 am para entrar a las 8:00 am ... en la tarde salgo a las 18pm y en 20 minutos estoy en mi casa ... menos densidad de gente = menos estress en las calles ... ahora cuando voy a santiago a visitar familiares me ahoga estar entre tanta gente, cemento y edificaciones, en pocas palabras una selva a la cual no pienso volver a vivir ...
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