En Chile el mercado del factoring o de transacción de facturas de productos y servicios como instrumento financiero con fines de obtener liquidez inmediata, mueve alrededor de US$4.000 millones al año.
Con el funcionamiento a medias de las cadenas productivas del país producto de la crisis social, esta industria está amenazada.
Marcelo Lazen, presidente de la Asociación de Empresa de Factoring de Chile (EFA), reconoce que “en términos generales, la mora en los tramos 60-90 días ha aumentado y estimamos que, de continuar la actual crisis social, seguirá la misma tendencia”.
Ninguna compañía de factoring consultada por este artículo quiso revelar el detalle del aumento en los niveles de morosidad de sus carteras. Eso así, EFA al menos detalla que “lo que hemos percibido es que hasta fines de octubre y primeros días de noviembre, la mora se mantenía en los rangos normales, pero desde hace una semana esto ha ido aumentando”. Agrega que “en general, las grandes empresas están pagando en forma bastante ágil; las medianas aún no manifiestan mayores problemas; son las pequeñas las que están marcando las señales de este comportamiento y, en el tramo 0-30, es donde vemos que esta crisis está pegando más”.
La perspectiva de lo que viene en los próximos días para el mercado del factoring no es positiva. “De mantenerse la actual situación, la perspectiva es claramente negativa. A medida en que las empresas alteren sus cadenas productivas, de comercialización y no logren emitir facturas, toda la cadena de pago se verá tremendamente afectada. Y eso es algo que empezaremos a ver recién ahora, a un mes del estallido de esta crisis”, reconoce Lazen.
Reunión con ministro de Economía
Desde EFA indican que los volúmenes de financiamiento del mercado de facturas no han cambiado en el último mes respecto a los anteriores. Lo que sí se ha modificado, dice, es “la prudencia con la cual estamos enfrentando el actual escenario de incertidumbre. Estamos a la espera de reunirnos con el ministro de Economía para ver cómo apoyamos desde el punto de vista del financiamiento inclusivo para las pyme a salir de crisis”, confidencia.
Desde la Bolsa de Productos, firma con una participación de mercado de alrededor del 5% del mercado de factoring OTC, su gerente general, Cristopher Bossler, recalca que no han tenido problemas con retrasos de pagos y afirma que “la bolsa está operando completamente normal”. Agrega que los pagadores de facturas no han mostrado problemas, porque se trata de sociedades que tienen flujos constantes y buena situación patrimonial.
Eso sí, Bossler reconoce que “se ve que hay Pymes que podrían dejar de facturar y eso sería delicado, porque sería un reflejo de lo que podría pasar en la economía. Hay que estar atento al nivel de actividad”.
El ejecutivo agrega que hay otro punto que está afectando a todo el sector financiero hoy por hoy: los atrasos de los bancos en los sistemas de canje de documentos de pago. “Los bancos se están demorando más en hacer las conciliaciones y liberaciones de los documentos”, dice.
Las cifras detrás de esta industria
Los factoring o entidades que intermedian estas operaciones reciben una comisión por el servicio que le permite a las empresas, sobre todo Pymes, convertir en dinero efectivo inmediato sus cuentas por cobrar.
Sólo las microempresas no realizan factoring. En 2017 recurrían al factoring alrededor de 35.208 empresas: 5,7% (10.916) eran Pymes; 57% (16.214) empresas medianas y 57% (8.078) grandes firmas.
El negocio es bueno. Por algo a 2017 existían 136 empresas dedicadas a la compra de facturas, que reunían en conjunto a un total de 35.208 clientes, un stock de factoring de $3.125.718 millones y un stock en pymes de 1.115.694. Grandes empresarios invierten en esta industria y tienen sus propias firmas de factoring, como los mismos bancos, o también hombres de negocios como Leonidas Vial —socio de LarrainVial y La Polar, entre otras firmas—, los hermanos Gálmez —ex dueños de Almacenes Paris e inversionistas inmobiliarios— o los socios de Penta, Carlos Alberto Délano y Carlos Eugenio Lavín.
Todo apunta a la liquidez desde que inició esto. Tal como hemos visto desde hace un par de semanas. No hay nada que hacer. Estas cosas cuando se desatan, son prácticamente imposibles de detener, especialmente cuando lo que lo provoca es una revolución que quita toda la confianza en el estado de derecho en el país.
Ahora vamos a comenzar a ver estrés. Con las quincenas que van a vaciar la poca que les queda a las Pymes.
No hay país que resista un mes de paro o a media máquina en ventas, no porque exista una destrucción específica sino porque no hay confianza en el consumo.
Vienen tiempos duros, muy duros.
Prepárense adecuadamente tal como hemos discutido muchas veces. Dinero para dos meses de gastos disponibles y la noción de que va a ser un periodo de supervivencia financiera (esperemos que solo eso).
Cresta madre.
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