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Cuando presentaba su disco Amiga hace cuatro años, Álex Anwandter explicó a La Tercera el giro de sus letras. Dijo: “En un minuto en mi vida pensé, ¿esta generación de la que soy parte va a ser recordada como la Nueva Canción Chilena o como la Nueva Ola? Esa disyuntiva me parece súper potente, aunque es un tema personal que tiene que ver con qué tipo de vida quieres llevar: una enfocada hacia tus necesidades o una que se conecta constantemente con tu entorno”.
Por entonces, el músico santiaguino apelaba abiertamente a inquietudes universales de afirmación e identidad y lanzaba su propia declaración de principios. Como exintegrante de Teleradio Donoso, la banda que armó y desarmó en la primera década del 2000, se dejó ver en protestas callejeras e incluso dirigió una película inspirada en el caso de Daniel Zamudio. Hay otros antecedentes más, pero lo central es que uno podía intuir que no se guardaría su opinión sobre el escenario de El Patagual.
La madrugada del domingo, al final de “Siempre es viernes en mi corazón”, y luego de abrir con “Bailar y llorar” —apoyado por Juan Pablo Wasaff, otro exmiembro de Teleradio, en batería—, Álex Anwandter —de camisa abierta, uñas negras y el pelo rasurado a ambos lados— se plantó al centro del escenario y aprovechó toda la atención para hablar.
“La siguiente canción la escribí inspirado por un artista que dijo ‘Yo no canto por cantar, ni por tener buena voz’. Que lo vamos a recordar hoy y siempre. Rayas en su tumba o rayas no en su tumba, Víctor Jara te recordamos siempre”, dijo apuntando al cielo.
Luego siguió: “Y la canción siguiente la escribí no solo pensando en Víctor y Violeta, sino también en el Chile que pensé, por mucho tiempo, que no íbamos a cambiar nunca y que hoy día estamos cambiando. Y yo espero sinceramente que este esfuerzo enorme que hemos hecho todos juntos, y la represión, la violencia, la tortura que hemos visto y que hemos vivido, esta vez, a diferencia de la dictadura, sí tenga responsables políticos. Y los responsables políticos, esta vez, como Sebastián Piñera, paguen —entonces endureció la voz—. ¡Qué pague Piñera!”.
Escoltado por seis músicos —donde el bajo de Nacho Aedo lo acompaña desde su debut solista—, presentó el tema “Cordillera” y El Patagual respondió con una ovación.
Felicia Morales en “Paco vampiro”.
Parte de la letra de “Cordillera” es un parafraseo a Violeta Parra. Dice: “Mira cómo nos sonríen/ candidatos, presidentes/ cómo engañan a la gente”, con un beat que invita a moverse y que, como alguna vez apuntó, lleva la receta de la casa. Contó: “Es algo que siempre busco: entregar las temáticas que me interesan de la manera más accesible que se pueda”.
Semanas antes de Olmué, Anwandter había hecho noticia involuntariamente por un video relacionado a “Paco vampiro”, una canción escrita al calor del estallido social y que generó una cuota de morbo en la previa: ¿Incluiría un tema “insurrecto” sobre un escenario tan “costumbrista” (sic), como se lo preguntó en la previa un reportero del propio canal?
Pasadas las dos de la madrugada, Anwandter —ahora de gorra militar— cantó “un país con olor a lacrimógena” y le dedicó el tema al policía de la noticia. Recordó: “El otro día iban unas niñas en un auto escuchando esta canción y un amigo en su camino les paró, pistola en mano, por ir escuchando una canción”. Fue uno de los puntos altos ver a Felicia Morales golpeando un sartén encapuchada con un pañuelo rojo, al ritmo de “Paco vampiro”, en la parte alta del escenario.
Al cierre, la recta final del septeto, a cargo de los temas “Locura”, “¿Cómo puedes vivir contigo mismo?” y “Amar en el campo” —utilizada por TVN para musicalizar los créditos del festival—, demostró prestancia y hasta coreografías en sintonía con lo que el diario argentino Página 12 escogió como el mejor concierto de 2019 en ese país.
Personalmente la música la considero entretenimiento. No me podría importar menos la opinión política, social o económica de un cantante o una banda, menos si lo hace en sus canciones. En la medida en que sean buenas canciones, y buenas performances, uno lo puede disfrutar a pesar de que no esté de acuerdo con las ideas que expresan. Silvio Rodríguez es un clásico playero que uno siempre canta. O Serrat. O casi cualquier cantante de la historia que tienden a ser de izquierda o liberales por su origen que suele ser humilde y hasta miserable y con mucho esfuerzo para poder surgir.
Claro que estamos hablando de gente talentosa.
Traté de verdad de escuchar esta presentación. No me dio.
El sonido y la imagen son impecables. En mi vida había escuchado a este artista y tendería a pensar que lo único que hacen estos aparecidos de nada es aprovechar la contingencia política, sea para hacerse más conocidos con declaraciones retardadas y repetitivas, o impulsar sus ideologías o creencias personales. Ahora bien, con la tecnología actual de auto tune que hace que se escuche lo que cantas a la perfección, eso en realidad no tiene mucho mérito.
Y por supuesto, sus quejas son idiotas y absolutamente ventajistas. Están en medio de un país y una época las con mayores libertades para hacer u decir cualquier idiotez, como atacar al presidente y figuras de la derecha (e izquierda, a esta altura no se salva nadie) abiertamente en público, como los idiotas de Fiskales Ad Hoc hace algún tiempo. Cosas que en tiempos anteriores, democráticos habrían sido penalizados sin ninguna duda.
Los Prisioneros fueron valientes. Y talentosos. Y los que los produjeron y lanzaron igual. Clásico tras clásico. Creo que serían los únicos en Chile.
Estos giles millenials que creen que están oprimidos porque no los dejan hacer las huevadas que quieren, cualesquiera sean, son unos pendejos aparecidos que se cagarían enteros si tuvieran que lanzar algo parecido a una protesta en un gobierno militar.
Y especialmente después de ver de nuevo Bohemian Rapsody o Rocketman.
Eso es talento en música, letras y performance.
Disfruto la actual también, como Justin que es un genio de la producción, o Bruno Mars, igualmente. Lenny Kravitz de una generación anterior, o dos. Y en español, por supuesto Soda y los prisioneros, que con la tecnología actual sonarían increíbles, personalmente no los encontraba tan buenos intérpretes como compositores.
Tiendo a pensar que los artistas actuales son más inventos de marketing que talento. Como las boybands. Especialmente con las herramientas de producción actuales. Cualquiera puede sonar bien. En serio. Hasta Maluma.
Pero es el único rubro del entretenimiento en el que los mensajes políticos o ideológicos cuando son funcionales a la canción y la historia del artista y del álbum en general no me incomodan o derechamente molestan. Hasta los disfruto. En ninguna otra clase de entretenimiento. No quiero ver ideología de género en una película de los vengadores o de James Bond for Kraist Seik. O que los futbolistas hagan declaraciones políticas. A quien cresta le podría importar los que un futbolista piense sobre la economía o la política???.
Eso es lo que Gervais en los Golden Globes les dijo a todos. dedíquense a actuar y contar historias entretenidas, no a hacer deliberación política que a nadie le importa de ellos.
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