En el actual escenario, con el anuncio de un paquete fiscal por US$ 11.750 millones para enfrentar los impactos económicos del coronavirus, el mercado comienza a hacerse preguntas.
¿Cómo quedará el cuadro fiscal? ¿Qué pasará con los ingresos? Son las interrogantes que hoy rondan entre los expertos que intentan cuantificar el impacto que tendrá en las finanzas públicas de este año las medidas de emergencia económica y sanitaria anunciadas por el Gobierno.
El cambio en el escenario macroeconómico hace evidente que los cálculos del Ministerio de Hacienda y de la Dirección de Presupuesto (Dipres), que apuntaban a un déficit fiscal de 4,5% del PIB con una relación de deuda sobre el Producto del orden del 29,6%, con un crecimiento de la economía de 1,3% junto a un valor para la libra de cobre de US$ 2,8, probablemente no se cumplirán.
A groso modo, según estimaciones de mercado, hay que considerar que por cada punto menos de crecimiento del PIB el Fisco deja de percibir unos US$ 500 millones a US$ 600 millones, y por cada 10 centavos menos de dólar la libra de cobre son unos US$ 240 millones menos. Esto último cobra más relevencia considerando que el metal rojo está cerca de perder su piso de US$ 2 por unidad.
De los antecedentes que manejan los expertos está que en la presentación del proyecto de ley el Estado solicitó un aumento de la capacidad de endeudamiento por US$ 4.000 millones para este año, suspensión del aporte por 2 años al Fondo de Reserva de Pensiones (FRP) y postergación en 18 meses del traslado de saldos al Fondo de Contingencia Estratégicas, todo ello para tener espacio de maniobra para financiar sus medidas.
En este contexto quien visualiza un mayor déficit fiscal es la economista senior de Libertad y Desarrollo (LyD), Macarena García, al ubicarlo en torno a 7,5% del PIB en base a un nulo crecimiento, un tipo de cambio en $800 y un precio del cobre de US$ 2,30 la unidad. Explica que su cálculo parte desde el 4,5% del PIB entregado en febrero por el Ministerio de Hacienda, al que le suma un punto adicional por la actividad económica deteriorada y otros dos por el paquete fiscal de menores ingresos y mayores gastos.
Le sigue la directora del CEF de la U. de los Andes, Cecilia Cifuentes, con una estimación que podría llegar a un 6,5% del PIB suponiendo una caída aproximada del Producto del 2%, lo que representaría una baja de los ingresos fiscales de 7% real y un aumento de gasto de 9% real. Todo esto en un escenario en que asume “que el mundo logra salir del período más crítico en tres meses”.
El economista jefe de BCI, Sergio Lehmann, calcula que el saldo negativo del sector público será de 5,5% del Producto. En su estimación incorpora una caída de la economía local de 1,2% y una estrategia por parte del Fisco para afrontar el paquete medidas que se basa en reasignación de gastos, utilización de fondos soberanos e ingresos que se difieren para inyectar liquidez.
Respecto de la reasignación, se pone sobre la balanza el hecho de que la paralización de la actividad también afectará al propio Estado, por lo que habrá una subejecución del gasto en varias partidas este año, lo que liberará espacio para por ejemplo aportar al mayor gasto en salud, que ya contempla un 2% adicional del Presupuesto.
Para el economista y académico de la U de Chile, Alejandro Alarcón, el déficit público será de un 5% del PIB, asumiendo una caída de la actividad del orden de 1% a 4% y a que el gasto que anunció el Gobierno se amortizará con el uso de fondos soberanos.
¿Cómo se financiará?
En cuánto se elevará la deuda es otra de las interrogantes. Cifuentes estima que la deuda aumentará en cerca de ocho puntos del PIB, llegando a un nivel cercano a 38% del PIB. Alarcón entrega una relación de 35%. Ambas se ubicarían en los niveles más altos de los últimos 30 años.
Lehmann calcula que el nivel de endeudamiento fiscal bruto será de entre un 31% y 32%, bajo el supuesto de que el nivel de endeudamiento será 1,5% del PIB.
En un rango similar está García, quien maneja como antecedente que las nuevas necesidades de financiamiento del Gobierno ascienden a US$ 4.000 millones, con lo que la relación deuda PIB alcanzaría a 31% a fines de este año.
Lehmann agregó que dado que estos gastos en que incurrirá el Fisco durante los próximos meses son de carácter transitorio no alterarán el déficit estructural de manera significativa.
Esto es una guerra. No escatimas gastos en una. De lo único que se tiene que preocupar el gobierno es que la pólvora sea utilizada en cosas que generen impacto inmediato por los pesos ingresados.
Y darle dinero a hippies no genera ningún impacto.
Estamos en una encrucijada muy crítica, similar a la de 1929 y 1930. Estamos en medio de una crisis económica y financiera, que va a generar mucho desempleo, y en medio de una revolución tecnológica que no va a permitir que esos empleos perdidos se puedan recuperar en las áreas de especialización anteriores. En el 29 fue la agricultura, que tuvo que reconvertir a todos los que salieron de ella a trabajos de servicios.
En esta pasada probablemente los trabajos de servicios van a tener que ser reconvertidos a inteligencia artificial, sistemas de información y logística.
El gobierno va a tener que reconvertir a la mano de obra especializándola en las nuevas tecnologías. Y va a tener que invertir con deuda en infraestructura crítica para ello. Nadie va a hacer eso de manera privada.
Si solo le regala dinero a la gente para su consumo sin cambiar las habilidades laborales y la infraestructura productiva o logística va a ser un botadero de dinero que si nos va a golpear muy duro.
No hay problema en que el gobierno se endeude. El problema es en que.
Y honestamente, no veo que ni remotamente estén pensando en esto.
La gente que se va a quedar sin trabajo no va a encontrar en lo que estaba antes. Las empresas van a transformar rápidamente sus capacidades productivas y de administración para adaptarse. Esa es una consecuencia de las crisis. Todos aprenden a operar y funcionar más eficientemente. Y los que no, quiebran.
Si no gastamos sabiamente, aunque sea una enorme cantidad, vamos a colapsar económicamente por el peso de la seguridad social que va a comenzar a ser demandada or else, revolución. Y eso conduce a la quiebra segura.
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