24 agosto, 2020

Versión Camaleón…Columna de Daniel Matamala: Octubre

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@latercera

La República del 88 celebró siete elecciones presidenciales, y sus ganadores fueron variados: dos veces la Democracia Cristiana, tres los socialistas, dos la derecha. Los hombres fueron elegidos cinco veces y las mujeres, dos. Llegaron a La Moneda hijos de un Presidente de la República (Frei), de un presidente de la Suprema (Aylwin), de un general de aviación (Bachelet), de un embajador (Piñera) e incluso -cosa francamente insólita- alguien de una familia ajena a la élite dirigente (Lagos).

Pero hay una sola cosa que los habitantes de La Moneda han tenido en común desde 1988: todos ellos, sin excepción, votaron por el “No”.

Hay momentos únicos en la vida de los países que dividen las aguas por una generación. Y en Chile, haber apoyado a Pinochet en el plebiscito es una marca indeleble. Joaquín Lavín intentó romper la maldición con un acto de contrición retrospectiva: dijo estar arrepentido de haber votado que “Sí”, reconocimiento en que lo siguieron otros, como el general Fernando Matthei (“voté ‘Sí’ cuando en el fondo deseaba que fuera un ‘No’”), Sergio Diez y Catalina Parot.

No se conoce de arrepentimientos al revés. En 1988, el “No” ganó al “Sí” por 12 puntos (55% a 43%). En 2018, una encuesta de Criteria preguntó cómo votarían los chilenos hoy: la diferencia esta vez fue de 52 puntos: 70% para el “No” y 18% para el “Sí”. Además, 55% decía que no votaría por un candidato presidencial que 30 años antes hubiera estado por el “Sí”.

De octubre de 1988 pasamos a octubre de 2020. Otra vez, si las condiciones sanitarias lo permiten, un plebiscito primaveral marcará a una generación. Y parte de la derecha parece decidida a infligirse una nueva maldición.

No tiene por qué ser así. De hecho, el acuerdo para convocar al plebiscito fue más cuestionado desde la extrema izquierda que desde la extrema derecha. Firmaron el pacto, con más o menos entusiasmo, desde la UDI hasta parte del Frente Amplio. De los 18 diputados que votaron contra el plebiscito, 17 eran de izquierda: comunistas, humanistas, regionalistas y ecologistas. El fan de Pinochet Ignacio Urrutia fue el único que se opuso desde la derecha.

Entonces, Pamela Jiles (PH) acusó a los firmantes de “traicionar al pueblo” con “un acuerdo espurio”. “Esto es algo deleznable”, apuntó Carmen Hertz (PC). “Es darle la espalda al pueblo de Chile”, agregó Karol Cariola (PC).

Todos ellos, por cierto, ya se subieron con entusiasmo al carro de la victoria; algunos incluso se pasean por el Congreso vistiendo una “banda del ‘apruebo’”. De los arrepentidos es el reino de la política.

Mientras, parte de la derecha se baja. Desde los nuevos ministros Andrés Allamand y Jaime Bellolio, hasta buena parte de los “liberales” de Evópoli se han pasado al “rechazo”, pese a que el derrotismo en las filas de esa opción es patente.

El “rechazo” va perdiendo: 20% a 71%, según Cadem. 10% a 77%, según Activa Research. 17% a 75%, según Criteria. Hasta el Comando de Independientes por el Rechazo lo reconoce (31,8% contra 68,2%, según una encuesta que dicen haber encargado). Y la mejor evidencia de que se sienten perdedores es que algunos prefieren patear el tablero.

El senador Francisco Chahuán (RN) propone que el plebiscito sea inválido si vota menos del 50% del padrón. El diputado Cristóbal Urruticoechea (RN) exige una participación mínima de 10 millones de personas (¡dos tercios del padrón!), y teoriza que “el plebiscito es ilegítimo, ya que tiene vicios de origen, fue adoptado bajo amenazas en el uso de la fuerza” (Urruticoechea votó a favor de este “plebiscito ilegítimo” en la Cámara).

Su colega Sergio Bobadilla (UDI) reclama una participación de 66% para que sea válido y filosofa: “El plebiscito más seguro es el que no se hace”. Adivinen: Bobadilla también votó a favor del acuerdo en la Cámara. Todos estos parlamentarios fueron elegidos con una participación de 46%, elección que, por supuesto, les parece perfectamente legítima.

Los políticos suelen no estar de acuerdo consigo mismos. José Antonio Kast pasó semanas, en los peores momentos de la pandemia, exigiendo “volver a abrir el país”, “reabrir el comercio” y “volver a trabajar”. Pero salir a votar un día en octubre, dice Kast, “va a llevar a miles de chilenos directo a la muerte”.

Con porfía suicida, parte de la derecha se empeña en convertir el de octubre en un plebiscito entre ellos y la oposición, a favor o en contra del gobierno. “En Chile Vamos hay una definición muy categórica a favor del ‘rechazo’”, insiste el ahora canciller Andrés Allamand, un consumado experto en elegir siempre el lado perdedor de cada batalla.

El problema del “rechazo” no es moral, sino político. En un referéndum hecho en democracia, ninguna opción es moralmente superior a la otra. Pero una sí puede ser políticamente desastrosa. Lo sabe el Presidente Piñera, quien no aguanta estar del lado perdedor en ninguna apuesta. Y ahora debe ver cómo tantos de sus partidarios lo empujan hacia una opción perdedora o, peor, tratan de evitar esa derrota por secretaría.

Se condenan así -como en 1988- a una travesía del desierto que podría durar otra generación. Una trampa en que no cae el más hábil de ese sector. Joaquín Lavín sabe que su maldición de 32 años puede estar a punto de romperse. Por eso votará “apruebo” en octubre. Y con ello se le podrían abrir, al fin, limpio de mácula, las esquivas puertas de La Moneda. Nada como un plebiscito histórico para borrar la mancha de otro.


Matamala…Matamala…nunca decepciona en sus huevadas.

Que opinión por Dios.

No pelees por tus principios y convicciones, pelea por la conveniencia política de estar en el lado ganador…

MARAVILLOSO MENSAJE…

Especialmente para los jóvenes aspirantes a políticos que se transformarían con este consejo en unos cínicos consumados.

Tal como hoy lo son Lavín y Ossandon. O toda la DC desde siempre. Por algo siempre fueron conocidos como camaleones.

Y antes de ver cual es el lado ganador de la historia…

Primero hay que ver cuales son las consecuencias de estar en el lado ganador de este plebiscito. Dependiendo de las consecuencias generadas de la incertidumbre en la economía, y de las pendejadas sugeridas para colocar en la constitución como si por ley pudieras hacer que las cosas funcionen, si gana el apruebo…

La historia la escriben los ganadores.

Y esos suelen ser los que siguen sus principios e ideas.

No los que van donde caliente el sol circunstancial, como parece serlo Matamala después de esta columna de opinión que debe ser lo más cínico que haya visto en mi vida de un periodista mainstream. Y no es que sean especialmente consecuentes con sus ideas hoy en día salvo contadas excepciones.

A la altura de Lavín.

Además, un breve repaso de historia. Después del 73, haber estado del lado de la UP marxista que fue el ganador del 70 te condenó electoralmente por casi 40 años. A los de derecha que votaron por el SI sólo les han pasado la cuenta decisivamente a contar del segundo gobierno de Bachelet.

Comunismo sigue siendo una mala palabra que decir para presentarte electoralmente. Igual que Marxismo. Lo reemplazaron por progresismo, que no significa progreso, sino impuestos mayores para los ricos.

Juzgar la historia por lo que pasa ahora, que es el momento en el que la historia la están escribiendo los progresistas e izquierda en general, es bastante ingenuo. Perfectamente pueden escribirla otros en un futuro no tan lejano.

Lamentablemente estamos en un punto en la historia en que la política tendrá absoluta influencia en las finanzas y economía de todos. Hace 30 años daba más o menos lo mismo, porque los moderados de ambos lados estaban a cargo. Se elegía a alguien y ganaras o perdieras seguías con tu vida sin mayor tema. No podría haber importado menos la política por esos días. Y así debería ser. Hoy parece una lucha que no termina en la elección. De hecho gran parte de la inestabilidad, violencia pendeja y destrucción es la inhabilidad de la izquierda de no aceptar haber sido derrotados por masacre en las elecciones presidenciales.

Ahora no. Estamos en manos de extremos, especialmente por el lado de la izquierda hoy, que obviamente va a provocar como siempre la reacción igual y opuesta.

9 comentarios:

  1. Cada columna de él me sorprendo de que seas capaz de leerlas. Yo no puedo (la verdad no me interesa mayormente). No sé cómo le haces para soportar la lectura xD

    Siempre uno tiene cosas que mejorar
    Saludos y gracias por los posts

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    1. Siempre trato de colocarme en los zapatos de lo que piensan otros y Matamala representa a mucha gente que piensa como el. Es un buen ejercicio dominical.

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    2. Está bueno eso de verlo como un ejercicio. Saludos y gracias

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    3. Adyaner que te parece Kaiser?
      Podrias comentar la ultima columna en DF

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  2. Bueno, el político profesional ya sabe todas estas adaptaciones que debe hacer... Las tienen incorporadas entre otras mañas...

    Por lo demás, en TV debería desdramstizarse la votación, de tal manera de bajar la incertidumbre... Normalizar esto. Luego ir a votar... Si gana el apruebo, especificar que viene una segunda elección para establecer si nos gusta lo que se hizo o no.... Y fin.

    El dramatismo de la prensa es lo que pone en riesgo todo... Entre más tiempo le den a las posturas extremas y alarmistas, solo influirá en la masa...

    Bueno, pedirle a la prensa ecuanimidad es como pedirle solidaridad con sus propios medios para con la población, al frente amplio o al partidos comunista... Algo utópico, algo que no sucederá

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  3. Es un buen ejercicio mental leer a este wn. Ayer tb vi sin pauta, un asco realmente.
    Lo que esté wn no se da cuenta es que los zurdos se subieron a un carro d ela Victoria!!! Que desastre este wn. Lo que pasa es que a nadie le gusta escuchar lo difícil y sacrificios d eun Modelo económico que genera pero el modelo resultó una Víctoria, lo da por hecho!

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  4. No se a que le llama lado correcto de la historia, cuando los países más exitosos implementaron las políticas de los malvados Chicagos boys, y del señor Friedman y del capitalismo, quieranlo o no los socialdemócratas europeos tuvieron que privatizar, recortar gasto público, bajar pensiones, bajar impuestos, cambiar el sistema educativo, de pensiones, entre muchas otras reformas, en América lo mismo dejaron de lado la "sustitución de importaciones" algunas ecomonias se dolarizaron, incluso los socialdemócratas europeos se parecen mucho ha los liberales clásicos y no me olvido de los giros de China y Vietnam, es interesante como puedes ir perdiendo 10-0, y resulta que eres el ganador y los países siguen tus ideas.

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  5. Creo que lo que se refiere Matamala es a escoger que batallas pelear. Estoy convecido que en el entorno que nos encontramos ponerse como figura publica a favor de la opción perdedora es hipotecar tu potencial politico. Es como Piñera, el voto por el No, lo que para bien o para mal, le permitio captar votos más alla del espectro politico de su sector.
    No se Ustedes, pero aunque Lavin no es santo de mi devoción, si me dan a escoger entre Él y el Alcalde de Recoleta, no hay duda posible.

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