04 enero, 2021

Adiós, Santiago

Qué hacer en Puerto Varas y sus alrededores

@latercera

Desde niño que Jorge Ricci vivía cerca del Parque Forestal. Sus padres lo habían criado ahí, en un sector que por sus áreas verdes y su ubicación parecía perfecto. Sin embargo, en el último tiempo vio cómo el barrio fue cambiando.

La explosión del sector de Lastarria como polo gastronómico modificó el paisaje urbano. La tranquilidad se fue acabando paulatinamente. Luego, el estallido social cambió para siempre la vida de sus vecinos. Se tuvieron que acostumbrar al fuerte olor de las bombas lacrimógenas, a las barricadas en la puerta de la casa y a los enfrentamientos a diario entre carabineros y manifestantes. El barrio, como lo imaginaba, ya no existía más.

“Tenía mucho cansancio mental de estar viendo cómo llegaban las 18.00, venía la turba y uno tenía que arrancar de la lacrimógena. Hace años que tenía la idea de irme, hasta que di un pasito y me cambié de casa”, recuerda Jorge Ricci.

La misma situación debió enfrentar María José Tapia, quien hasta este año vivía sola en un departamento a un costado de La Moneda. Venía de Rengo y le gustaba aquella vida en el centro de la capital. A pasos del Metro, del Paseo Bulnes y de varios centros comerciales. Pero el estallido social vino a cambiarlo todo.

“Quería mantener una vida más tranquila. El agobio de tanta protesta, de tanta presión, fue súper agotador para mí”, dice ella.

Los dos cuentan que el ritmo de vida en Santiago siempre les pareció agitado. Los tacos, la neurosis de los peatones y la contaminación eran cuestiones negativas. La idea de emigrar siempre estuvo en sus cabezas. Faltaba un empujón. Todo lo que sucedió post 18 de octubre terminó por convencerlos. Y el encierro de la pandemia fue el punto final de su historia en la capital. Ambos decidieron cambiar de vida. Jorge a Chiloé y María José de vuelta a su casa familiar, en Rengo.

“Literalmente, quería arrancar de Santiago, de la vorágine. Me vine hace casi cinco meses a Chiloé, tengo que viajar por trabajo, pero procuro que sea lo menos posible. Fue un cambio mejor. Es otra vida”, dice Jorge Ricci, quien eligió Chiloé por el consejo de una hermana, quien se había ido dos años antes al sur desde Santiago.

“Volví a mi ciudad natal en marzo, con la esperanza de vivir una vida más tranquila, de recuperar mi salud que se vio muy complicada durante el último año”, comenta Tapia.

Las inmobiliarias han notado este nuevo hábito. Gente de Santiago que quiere migrar hacia las regiones. Pucón, Coquimbo y La Serena son algunas de las ciudades preferidas. No hay diferencias entre el norte y el sur. El interés es el mismo. Aunque la tendencia empezó hace algunos años, la pandemia y el teletrabajo han acelerado los cambios. Se estima que muchas empresas van a seguir funcionando bajo esta modalidad y esto es una oportunidad.

“La pandemia tuvo mucha incidencia en esta decisión de compra. Esto lo podemos separar en tres etapas: muchos santiaguinos siempre han querido irse a regiones a vivir por un tema de calidad de vida. Con el estallido social comenzaron a incrementarse la posibilidad de cotizaciones y compras de propiedades y terrenos fuera de Santiago. Por último, la pandemia es el gran gatillador que incrementó la necesidad de mayor espacio”, asegura Cristián Martínez, fundador de Crece Inmobiliario.

La cuarentena en la Región Metropolitana hizo que muchas personas extrañaran el vivir con un patio amplio o con áreas verdes a disposición. Varios se mueven en búsqueda del lago, el mar o la montaña.

“En general, 2018 y 2019 exhiben números bastante similares. Sin embargo, en 2020 el escenario cambió. Sobre todo a partir del tercer y cuarto trimestre, en que se concentra el 61% de las cotizaciones de este año y en los que también se evidencia un aumento relevante en el número total de cotizaciones”, comenta Sergio Barros, director ejecutivo de Enlace Inmobiliario.

El precio de la vida en la capital también es un factor a considerar: la demanda por departamentos y casas ha hecho que el metro cuadrado suba de valor. En regiones se pueden encontrar viviendas con más espacio a un precio conveniente. Muchos buscan escapar de la burbuja.

“Un departamento de 60 m2 en Puerto Varas cuesta 4.800 UF. En Las Condes o Providencia podría costar entre 6.600 UF y 5.800 UF: estamos hablando de un 27% o un 17% más que en Puerto Varas, con vista al lago”, asegura Alejandro García-Huidobro, gerente comercial de propiedades Macal.

En la empresa, aseguran que Puerto Varas es la ciudad de mayor crecimiento en el valor de sus propiedades, con un 18%. Le siguen Rancagua (16%) y Concepción (15,3%).

Un estudio de Enlace Inmobiliario sobre los principales balnearios de Chile con ofertas relevantes, indica que los potenciales compradores se interesan en Coquimbo y la Serena (47%), Viña del Mar y Concón (34.5%) y Pucón y Villarrica (11%). “Entre 2019 y 2020 observamos un aumento del 25% en el total de cotizaciones de personas que actualmente viven en Santiago y que corresponden a proyectos ubicados fuera de la Región Metropolitana”, dice Sergio Barros.

La mayor conectividad de vuelos nacionales ha sido factor para que varias personas decidan invertir. Casi todas las capitales regionales cuentan con varios vuelos diarios hacia el aeropuerto Arturo Merino Benítez.

“Si revisamos encuestas de años anteriores, podemos descubrir que a muchas personas les atraía Santiago. Pero si les preguntabas si se hubiesen cambiado para irse a vivir a un lugar más tranquilo, más del 50% decía que sí”, comenta Barros.

El perfil del comprador, según Propiedades Macal, incluye a dos grupos mayoritarios. Los primeros son personas entre 60 y 70 años que están pensando en vivir por temporadas en regiones. Y un segundo grupo, el que va más al alza, está conformado por matrimonios jóvenes entre 30 y 40 años. En ambos casos, se trata de profesionales universitarios con una situación económica que les permite tener ahorros e invertir en propiedades.

“Hubo un boom de mucha gente preguntando por estas ciudades, Puerto Varas y Pucón. Antes era para segunda vivienda, pero ahora están cotizando para primera vivienda. Hemos vendido mucho, el doble o el triple de lo que vendemos habitualmente”, comenta Benjamín Reichhard, gerente comercial de Tricapitals.

La voz de Jorge Ricci llega entrecortada desde Chiloé hasta Santiago por teléfono. Vive en el campo, dentro de un sector que queda a 30 minutos de Castro. La mala señal afecta las comunicaciones, pero se está acostumbrando. “Es de las pocas cosas malas que hay por acá”, dice.

Ricci pasó de un departamento en el corazón de la capital a una parcela llena de verde. Un cambio que ha notado en pequeños signos. El más notorio: ahora no tiene problemas para conciliar el sueño. Dormir en Santiago Centro no era fácil en tiempos de pandemia.

“Hay cosas que son más engorrosas que en Santiago. Son los costos asociados. Si quieres comprar algo tienes que esperar más por el envío o viajar para hacer los trámites a Castro. Pero la tranquilidad acá es impagable”, asegura.

En Rengo, María José Tapia también encontró una vida más llevadera.

“Encontré tranquilidad, seguridad, y fue un apoyo al bolsillo. En región es mucho más barato vivir que en Santiago. Eso fue importante para mantenerme estos meses”, comenta ella. El sueño también ha mejorado. “Duermo mucho mejor. Ahora tengo espacios como la montaña y el río para hacer deportes. Bajé de peso. Me trajo un sinfín de beneficios en términos emocionales y de salud”.

Ambos están trabajando de manera remota para sus empleadores. Ella como periodista y él en Marketing Digital.

En el futuro, María José proyecta volver a la capital solo para lo necesario: un par de reuniones y nada más.

“No extraño nada de Santiago. A los amigos, obviamente, y a la gente que conocí en los trabajos que tuve. Pero la verdad es que Santiago es una cosa del pasado”, dice Tapia.

Jorge Ricci cuenta que adaptarse no ha sido complejo. Los chilotes son cálidos y lo han hecho sentir bienvenido. Aunque no ha hecho tantos amigos, por la pandemia, sí ha conversado con vecinos. Las invitaciones a tomar once son una muestra de afecto en el sur. Y coincide: “Tengo que volver a Santiago para visitas médicas si es que no hay cuarentena. Pero para vivir, nunca más”.

Los dos volvieron a empezar sus vidas en regiones y no piensan mirar atrás.


Been there…Done that…

Tal vez las circunstancias actuales son un poco diferentes para el detonante de irte. Pero hay algo claro. Los servicios en Santiago son los mejores del país. Igual la infraestructura. Y las posibilidades de emprendimiento.

Cuando te vas a regiones por calidad de vida, especialmente en lo que a tiempos de viaje se refiere, te das cuenta de algo. A menos que quieras ir a una vida más bucólica rodeado de vacas u ovejas y que seas feliz con eso, que puede ser en una época más familiar, los servicios son bastante peores que en Santiago, salvo contadas excepciones en contadas áreas. La mayoría de los altos ejecutivos de Santiago que se van a regiones se devuelven. Los ricos igualmente viven en Santiago. Solo se van de vacaciones o retiro para sus refugios de la chusma proletaria.

Puerto Varas es increíble. La Serena También. Igual Viña. O Iquique (Primera y segunda línea en Cavancha y Playa Brava). Concepción algo menos. He estado en todos esos lugares viviendo.

Siempre vuelves a Santiago. Porque finalmente es el lugar donde puedes encontrar todas las alternativas más refinadas y variadas de todo. Incluidas las posibilidades de socialización. El eje Alameda – Providencia  – Apoquindo es absolutamente espectacular en variedad y cantidad de comercio. O era.

Cuando la gente realmente rica se comience a ir de Santiago a regiones, probablemente exista la posibilidad de que los servicios en esas regiones aumenten en calidad y cantidad y por ende sea atractivo ir a regiones a establecerse de por vida. En Londres y Nueva York estaban haciendo ese éxodo. Acá en Chile es más difícil, toda vez que es un país centralizado y las políticas del centro son las mismas que en todo el país, además de lo dicho, Santiago es irremplazable en términos de calidad de servicios. En USA se pueden ir de California a Texas o Florida y no se arrugan ni un ápice. Acá, no.

Creo que el tele trabajo está hipnotizando a muchos profesionales jóvenes que piensan que pueden desempeñarse en cualquier lado y crecer en ello.

Si lo puedes hacer remoto, lo puedes automatizar. Incluso cargos gerenciales.

Si vas a una región a un trabajo basado en la zona, perfecto. Especialmente si es productivo. Pero si vas a un tele trabajo basado en Santiago a otras regiones, corres el peligro inminente de ser reemplazado por inteligencia artificial, o peor aún, por rutinas bastante más mundanas ejecutadas por técnicos a bajo costo.

Todos están pensando que esto es una nueva realidad bucólica star trekiana.

FAR FROM IT…

Como mucho esto va a durar un par de años. Hasta que la sociedad se de cuenta de que los camiones no se manejan solos, tampoco las bodegas, o las rutas de transporte, plantas de alimentos, campos, cultivos marinos, pesca industrial y un largo etcétera.

En Chile debe haber un porcentaje pequeño que puede efectivamente hacer teletrabajo. Y las grande sinergias laborales se producen en grupo. Igual las relaciones emocionales. No puedes cortar eso.

Las mujeres que hacen citas en Tinder se están dando cuenta que no es muy buena idea, les sale cada psycho…

Nada mejor que las reuniones sociales a la antigua para conocer gente.

La gente se junta en ciudades para buscar (y generar) prosperidad. La gente se va de la ciudad cuando las condiciones hacen que las prestaciones que buscabas en ella ya no se encuentran.

No estamos en ese punto en Chile. Si en Europa y pronto en USA. Hasta en Argentina.

Tal vez Chile como un todo sirva como región periférica a los core económicos en este aspecto. Y destino para escapar en Latam. No por nada seguimos teniendo inmigración ilegal descontrolada. Dentro de las feas…

3 comentarios:

  1. Ojo que el sur esta casi todo comprado por la gente rica. Pucon, villarrica, pto varas, etc son reductos de puros cuicos que hace años compraron su reducto en el sur como segunda vivienda. Ademas ya ni son tan baratos comparados con stgo. Lo unico que va quedando bueno es la patagonia que los ricos ya estan comprando a dos manos...xddd.

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  2. Nací y vivi en Santiago por muchos años, en mi época de enseñanza media vivi en calama por tres años, no es para todos el cambio de ciudad, hay gente que no puede vivir lejos de la familia amigos o incluso esta acostumbrada a tomarse el café todas las mañanas con el pan con palta en el mismo lugar por años, volví a la universidad a Santiago, siempre con la idea de irme de chile, y vivir en una ciudad más pequeña, me fui a irlanda, a una ciudad pequeña llamada cork, encontré pega en un pueblo ni un cuarto de tamaño de cork, y aquí estoy ya ha pasado un tiempo y no siento que echo de menos os servicios, como rappi uber eats, los scooter, la vida citadina, bares hay de sobra aca y vida social, creo que depende de que tan uno es despegado de las cosas como para moverse a otro lugar y cambiar la rutina, pero insisto son pocas las personas que se acostumbran o logran salir adelante, muchos vuelven por que se sienten solo o porque no se acostumbran.

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  3. Amigos se están conprando todo los terrenos disponibles en el sur las parcelas de cinco mil metros es un boom a este ripmo se va a poblar todo

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