Con profunda decepción les hemos ido contactando para comunicarles lamentables hechos de los cuales nos enteramos la tarde del pasado jueves 1 de julio y que han significado un daño irreparable para Swell Capital SpA. Por la presente queremos dar cuenta de los avances en el análisis de los mismos y sus consecuencias”.
Así parte la carta que este martes 13 de julio enviaron los socios y el gerente general de Swell Capital a sus clientes. El tema es el favorito en las conversaciones estos días en las oficinas -presenciales o virtuales- en el sector financiero e inmobiliario de Santiago. Swell Capital, una gestora de fondos de tres socios y amigos, está en medio del huracán y hay acusaciones de estafa, apropiación indebida y falsificación de instrumento privado. Además, el socio que se autodenunció a la Fiscalía habría actuado ocultando y falseando información.
Se trata de una pequeña gestora de fondos que nació en 2018 de la mano de Octavio Gamboa, Juan Luis Montalva y Nicolás Iglesis. Gamboa es un viejo conocido de Sanhattan y ya participó como agente de valores en la extinta GS Valores; Montalva es un empresario de la construcción que opera a través de la firma Comosa y cuya familia paterna está vinculada a la gigante del rubro de la intermediación y gestión financiera con foco en lo inmobiliario, Montalva Quindos; mientras que Iglesis hizo una larga carrera en BTG en el área de administración de alto patrimonio.
Los negocios de Swell
El negocio principal era administrar dinero de amigos y familiares en dos formatos: a través de los fondos Norswell e Intra Trade, dedicados a los derivados -principalmente forwards, unos contratos que sirven para apostar al precio futuro del dólar- y cuyo back office lo prestaba Sartor, la misma firma que estuvo detrás de la compra del control de Azul Azul a Carlos Heller. Allí manejaban unos 40 clientes y cerca de $ 3.000 millones. La gestión de las inversiones las hacía directamente Swell.
La otra línea de negocios de la gestora es la operación de mesa de dinero directa en derivados financieros en moneda extranjera. Allí, según conocedores, se manejaban otros $ 3.000 millones de unos 70 clientes.
Hasta la semana pasada, cuando un reportaje de Pulso dio a conocer la autodenuncia de Gamboa ante el Ministerio Público, se sabían pocos detalles del ardid. Hasta que la carta firmada por Montalva, Iglesis y el gerente general, Gonzalo Cavanagh, y a la que DF MAS tuvo acceso, dio más luces.
En ella se relata un esquema que hasta podría dar para una serie: cuentan que su socio y gerente de inversiones Octavio Gamboa, quien tenía a su cargo llevar a cabo las operaciones de contratos forward, se autodenunció ante el Ministerio Público por conductas constitutivas de delitos cometidos por él, las que según señaló “comenzaron a partir de enero 2021, en mérito de las cuales procedió a adulterar los sistemas de control interno de márgenes y garantías de Swell Capital y a manipular sus registros contables, contando para ello con la colaboración del jefe de control Michael Suárez, según este mismo nos lo ha reconocido”.
La bicicleta
El párrafo siguiente de la carta a clientes es decidor: “De esta forma, de lo que hasta ahora hemos podido conocer, su conducta comprende el ocultamiento a Swell Capital de sucesivas pérdidas de su sociedad personal inversiones Boris Limitada por operaciones forward, que buscó revertir utilizando para ello recursos que no le pertenecían y que provenían de valores propios de Swell, incluyendo aquellos recibidos en respaldo de operaciones de nuestros clientes”.
Es decir, Gamboa ingresaba datos erróneos o falsos a los sistemas contables de Swell para cubrir sus propias pérdidas en sus negocios personales. En palabras más sencillas: hacían una bicicleta financiera al menos desde enero de este año, hasta que el esquema explotó.
Todo esto a espaldas de sus socios y, evidentemente, de sus clientes. Clientes que eran en su mayoría amigos y familiares de él y sus socios. “Ello a nuestro juicio configura claramente los delitos de estafa, apropiación indebida y falsificación de instrumento privado, entre otros”, agrega la carta.
En su autodenuncia ante la Fiscalía Metropolitana Oriente, Gamboa reconoció su autoría en los hechos relatados y se puso a disposición del Ministerio Público para colaborar con la investigación y “reparar el daño causado a las víctimas, compromisos que deberán en primer lugar concretarse y luego su alcance cuantificarse”, afirma Swell a sus clientes.
Esta semana, según cuentan entendidos, los socios pusieron sobre la mesa una primera propuesta reparatoria para los aportantes, la que habría sido rechazada a la espera de que mejoren el porcentaje de reparación. Esos recursos saldrán del patrimonio personal de los socios. Además, las posibilidades de que Swell siga con vida son escasas. O derechamente, iguales a cero.
“Es importante entender que enfrentamos un escenario muy cambiante por lo que no es fácil identificar con exactitud el detalle de los pasos a seguir, sin perjuicio que desde ya adelantamos la realización de una auditoría forense a la compañía y la interposición de las acciones legales correspondientes en contra de quienes resulten responsables de estos repudiables hechos”, cierra la carta no firmada por la gestora como sociedad, sino que por los socios Iglesis, Montalva y el gerente general Cavanagh.
Mientras tanto, Felipe Sepúlveda, jefe de la unidad de Alta Complejidad de la Fiscalía Oriente a cargo de la investigación, indicó a este medio que “es una investigación que se encuentra en curso por parte de la Fiscalía haciendo diligencias específicos para determinar qué delitos específicos se cometieron, el monto de los mismos y las personas que son víctimas o afectadas por los hechos”, y agregó que “esta autodenuncia se ha complementado por querellas criminales que se han presentado por víctimas de los delitos”.
Uno de esos querellantes fue la propia Sartor, que el miércoles ingresó una querella, representados por el abogado Gabriel Zaliasnik, por administración desleal en contra de Gamboa y cualquiera otro que resulte responsable de ese y otro delito. Ahí, vuelve a detallar el bicicleteo del ejecutivo.
Gamboa “utilizó las garantías y los activos que Swell tenía en custodia, y que pertenecían a los FIP Norswell e Intra Trade, para aparentar que una sociedad de inversiones particular, de la cual también es socio el Sr. Gamboa Fernández (llamada Inversiones Boris Ltda.) tenía suficientes garantías y solvencia para seguir celebrando operaciones y diversos contratos en beneficio propio con terceros. Es decir, dispuso abusivamente de los valores que tenía en custodia y que no le pertenecían –pertenecientes a los FIP– para dotar de suficiente respaldo económico a una empresa de su propiedad, con el objeto de que ésta pudiera seguir celebrando operaciones mercantiles, perdiendo, en definitiva, la totalidad de las garantías respectivas, con el consiguiente perjuicio para sus legítimos titulares”, se lee en el documento de 28 páginas.
El gamba
Hasta antes de autodenunciarse, Gamboa -quien estuvo inubicable para este reportaje- era conocido en el mundo financiero por sus arriesgadas, y casi siempre exitosas apuestas contra el dólar. Apodado “el Gamba” era uno de los que más hacía operaciones de derivados de moneda extranjera, comentan en el mercado. Por eso más de 100 personas confiaron en él.
Pero ese expertis más de una vez fue cuestionado. El 15 de abril de 2016 la Superintendencia de Valores y Seguros (hoy Comisión para el Mercado Financiero, CMF) lo multó con 100 UF por no aprobar a tiempo su examen habilitante como operador del mercado de valores, cuya obligación nace en 2010.
Aunque se defendió diciendo que tenía más de 10 años de experiencia en el mercado y eso lo liberaba de tomar el examen de conocimiento, logró acreditar su licencia para operar recién en noviembre de 2013, fuera de los plazos otorgados por la SVS.
Hoy GS Agencia de Valores, una sociedad entre Gamboa y Mauricio Silva, ya no existe. Pero ya entonces trabajaba con Michael Suárez, un contador auditor que según su Linkedin hizo toda su carrera en torno a las empresas de Gamboa, en GS Agencia de Valores, luego GS Asesorías Financieras y hoy en Swell Capital.
Gamboa, a través de Inversiones Boris participó en empresas de energías renovables, pero también tenía una veta de inversionista ángel. Una nota de Diario Financiero de agosto del año pasado daba cuenta de la creación de Upercapp, una fintech de levantamiento de capital totalmente online para simplificar las gestiones de compra venta de acciones, permitiendo que tanto sociedades como personas naturales puedan invertir en empresas y proyectos presentes en el portal.
El proyecto Uppercap, que nació en marzo de 2020 con un capital de US$ 400 mil, vino de varios inversionistas ángeles entre los que se contaba el mismo Gamboa, de Swell Capital.
Es por ésta razón que lo más crítico a la hora de colocar capitales no es el activo donde transas, sino la calidad de quienes mantienen tu patrimonio en custodia para invertirlo.
Los mejores gestores son aquellos que no tienen intereses en mercado y tienen patrimonio separado contablemente de las cuentas de los clientes (y auditado). Simplemente gestionan por un fee, o analizan y hacen consultoría. Pero son pocos y están orientados a gente de alto patrimonio o, en el caso de Chile, las AFP´s y productos asociados a ellas.
En mercados privados en general se castiga el hecho de que tengas intereses en aquello que recomiendas, si se demuestra dolo en ello. O usar el dinero de tus clientes para cubrir malas apuestas personales.
No sería hermoso que esos mismos estándares aplicaran en política donde los supremos y rascas sacos de hueva que tenemos a cargo desperdician nuestro dinero de impuestos a dos manos como si nada??
Pfff si vieras como son los tipos de larrain vial y otros mas en el mercado.
ResponderEliminarMe da la impresion que poner una corredora no debe ser dificil si externalizas algunas funciones.
Alguien sabe cuanta plata se necesita para comenzar una corredora??
Que plata! Contactos… carisma al peo… mucha verborrea y gente que te crea jajajajaaj
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