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En 1975, Milton Friedman llegó a Chile. Invitado por el BHC, núcleo del mayor grupo económico de la época, dio dos charlas en universidades, se reunió con autoridades y empresarios, conversó una hora con Augusto Pinochet y cerró una intensa semana jugando tenis con Javier Vial, cabeza del BHC y principal beneficiado con las radicales reformas que los Chicago Boys, discípulos de Friedman, comenzaban a implementar en Chile.
Sus charlas se titularon “La fragilidad de la libertad”, y se centraron en denunciar, en sus propias palabras, “el rol que jugaba la emergencia de un Estado de bienestar en la destrucción de una sociedad libre”.
A ese Estado de bienestar, Friedman oponía la “libertad para elegir”. En vez de ciudadanos recibiendo prestaciones garantizadas de jubilación, salud y educación, debíamos tener consumidores comprando esos servicios en el mercado. Libre para elegir fue el título de la serie de televisión de Friedman que transmitió TVN en la dictadura, con conceptos como que “el colegio vende enseñanza y los estudiantes la compran. Los estudiantes son unos clientes más”.
En Chile, los discípulos de Friedman aplicaron sus principios a rajatabla. Para ello, destruyeron las aún precarias estructuras sociales que estaba levantando Chile para entregar protección social a los ciudadanos. El gasto público en educación cayó del 3,8% del PIB en 1974, al 2,5% en 1990, y la inversión en salud descendió a apenas 2% del PIB. Ese vacío sería llenado por el mercado.
La educación subvencionada con copago y lucro segmentó la sociedad por capas, de modo que los niños estudiaran junto a sus pares, dependiendo de cuánto podían pagar sus padres mensualmente. “Los padres tienen el derecho a escoger el establecimiento de enseñanza para sus hijos”, dice la Constitución. Un principio engañoso, porque su cumplimiento depende exclusivamente del tamaño del bolsillo de esos padres.
Se cumple el sueño de Friedman: los clientes compran enseñanza.
El sistema público de salud chileno, bastante avanzado para su época, fue fracturado en dos. De un lado quedaron las personas sanas y con mayor capacidad de pago, atendidas por instituciones privadas con fines de lucro, las isapres, que captan la parte del león de las cotizaciones de salud: unos $ 36.000 mensuales por persona, contra $ 12.000 del sistema público. La Constitución de 1980 garantiza “el derecho a elegir el sistema de salud al que desee acogerse, sea este estatal o privado”. Pero el sistema privado tiene patente de corso para descremar la clientela a gusto, quedándose con los más rentables.
Para pobres, gran parte de la clase media, muchos adultos mayores, enfermos y personas con preexistencias (para la mayoría de los chilenos, en resumen), ese “derecho a elegir” no es más que un chiste cruel. Hay que rascarse con las propias uñas: el 31% del gasto de salud en Chile, especialmente medicamentos y consultas, sale del bolsillo de las personas, contra apenas el 13,6% de promedio en la Ocde.
En seguridad social, no hay libertad alguna para elegir. Todos los trabajadores están obligados a entregar parte de su sueldo a cuentas administradas por instituciones privadas con fines de lucro, las AFP. Como sabemos, el discurso que se repitió por 40 años sobre que esos fondos son de propiedad de cada persona, caló hondo. De ahí a pedir que cada uno pudiera retirar esos dineros había un solo paso.
Los chilenos hemos crecido en una sociedad en que la única persona en que pueden conjugarse verbos como “aprender”, “sanar” o “cuidar” es la primera persona singular. ¿Educación? Yo pago un colegio. ¿Salud? Yo contrato un seguro en la isapre. ¿Jubilación? Yo junto dinero en la AFP. El cambio no sólo es económico. Después de medio siglo, ya es sicológico y cultural.
Transformar eso, justo cuando Chile atraviesa un momento de profunda desconfianza, en todo y en todos, no es fácil. Los ciudadanos desconfían del gobierno y de las AFP; del Congreso y de las isapres; de la Convención, de los empresarios, de las iglesias y de los medios de comunicación. Y las campañas de los grupos interesados en mantener el statu quo intentan explotar esa desconfianza.
Las isapres advierten que implementar un seguro universal de salud, como ocurre en la mayoría de las democracias desarrolladas del mundo, equivale a “prohibir en la Constitución la libertad de elegir” y “deja a tres millones de pacientes a la deriva”. Las AFP lanzan campañas publicitarias para evitar “que tus ahorros dejen de ser tuyos”, algo que no sólo está prohibido legalmente, sino que ha sido descartado por el gobierno.
¡Te van a expropiar tus fondos! ¡Van a cerrar tu colegio! ¡Van a prohibir las clínicas! Todo eso es falso. La construcción de mínimos comunes no supone prohibir que las personas que puedan y quieran hacerlo adquieran libremente, en el mercado, servicios complementarios de salud, previsión y pensiones.
Las reformas pueden hacerse con moderación. Una comisión convocada por el Presidente Piñera recomendó crear un Plan de Salud Universal. Y hace largos años que expertos proponen un sistema mixto de pensiones, que fortalezca componentes solidarios sin eliminar el ahorro individual.
Es una necesidad, porque la historia demostró que Friedman estaba equivocado. El Estado de bienestar, lejos de destruir a las sociedades libres, las protege y consolida, y ha permitido la era de democracia, libertad y progreso más virtuosa de la historia moderna.
Es al conjugar la primera persona plural (“nosotros”) cuando una sociedad se vuelve firme, estable y cohesionada. Y es en esa sociedad donde todos son realmente libres. No sólo los que pueden pagar por esa libertad.
De hecho no. El estado de bienestar está quebrado desde el inicio y por ende lo que hace es destruir todos los vínculos sociales y de confianza que las promesas rotas siempre provocan. Nace quebrado por definición. El que lo inventó en la época post revolución industrial, que fue Bismarck, fue lo bastante astuto para entenderlo y fijar la edad de jubilación justo en el promedio de la edad de muerte. Europa está quebrada por las pensiones, porque políticos bastante menos inteligentes fueron garantizando las pensiones a la misma edad que fijó Bismarck a medida que el promedio de edad de muerte iba aumentando, adicional al resto de prestaciones gubernamentales como salud, a medida también que las enfermedades crecían, salvo Noruega, justo por el fondo de pensiones gestionado de manera profesional lejos de las manos de los políticos. USA está quebrado. Solo lo ha salvado el estatus de reserva del USD hasta ahora. Francia, Alemania, Bélgica, Japón…
Todo occidente está quebrado debido a este modelo insostenible de prometer huevadas.
Este es el estado de bienestar en el mundo desarrollado…
Lo que ha salvado a los países desarrollados de revoluciones han sido las guerras. Ahí caen en default de deuda y resetean todo. Y eso lógicamente significa partir de nuevo con CERO derechos garantizados. BACK TO SQuARE ONE. Es bastante claro en este video. Y el estado de bienestar comienza con Bismarck y colapsa en 1914 primero, y después en los 30s, que es ocultado por la guerra. Y ahora nuevamente estamos a punto de colapsar.
Concedido que hay mínimos comunes que pueden ser deseables que CONTROLE el estado, no que los gestione. Pero esos son los monopolios naturales o que ocupan una sola infraestructura por defecto. No puedes dejar al libre mercado esos sectores. Como aeropuertos, puertos, ferrocarriles, sistemas eléctricos y tratamientos de aguas. Y policías y seguridad territorial soberana. Todo el resto es más eficiente en manos de privados. No pueden existir derechos garantizados. Eso garantiza la quiebra de los estados. Puede existir el objetivo de apoyar a todos los que se quedan atrás o se caen para que se levanten. No puedes garantizar más.
Eso es lo que opinaba Friedman. Tal vez de manera un poco más libertaria. Pero en general el concepto es que hay que respetar a la naturaleza. Y la naturaleza NO GARANTIZA NADA, NUNCA.
No puedes garantizar derechos a quienes no han aportado mínimos a la sociedad. Eso crea resentimiento en aquellos que tienen que pagar por los gorrones barzas que siempre se van a aprovechar y explotar esos derechos. Y ese aporte lamentablemente no es cualitativo. Es cuantitativo. Así funciona el mundo. El resto es un cuento de hadas Disney suponiendo que hay árboles mágicos de dinero.
No existen. Estamos a punto de verlo en vivo y en directo en Europa. Gran parte del debate en Francia se trató de esa falla cada vez más obvia que no es capaz de suplir las promesas huevonas Disney+.
Los niños en Suiza y los países nórdicos salen a trabajar a los 18 años y se van de sus casas a probar los músculos de la adultez. Asumen que depende de ellos el proveerse de todo, incluido lo básico, no del gobierno. Cuando eso sucede, puedes tener un estado de “bienestar”, porque en realidad casi nadie lo necesita o quiere en primer lugar, y se considera una deshonra el que te mantengan tus padres, o el papá estado en segunda instancia. Eso es una sociedad fuerte y próspera. La que propone Matamala y los promotores de derechos sociales garantizados es una sociedad débil en todo sentido, especialmente moralmente, porque todos justifican sus desventajas en la vida en orden a obtener una ayuda estatal. Es cosa de ver a todos los llorones progres quejándose sin parar de sus desventajas interseccionales, en vez de usar el tiempo que consumen en RRSS pataleando, construyéndose a si mismos y mejorando.
Por eso en los zoológicos se prohíbe que alimenten a los animales. Y en los asilos de ancianos ayudar a los ancianos hasta que ya no sea posible que realicen sus actividades, por más doloroso que pueda parecer a la vista de los cuidadores. Debes lograr que sean autosuficientes, lo más posible. La empatía en ese caso vale callampa. Lo que logras con ella es generar gente débil y dependiente y en el caso de los ancianos, probablemente su muerte prematura por ello. Es decir, los matas de huevas que se declaran empáticos del sufrimiento de lo que no pueden acceder a condiciones mínimas garantizadas en realidad son unos conchudos generadores de un daño enorme a las víctimas de sus huevadas lloronas.
Que es el fin último de los psychos controladores. Generar una clase bovina que no puede valerse por si misma y dependa del estado para todo entregándole control completo de sus vidas, disfrazado de virtud progre llorona, obviamente.
No estoy de acuerdo. La salud, educación y vivienda es una inversión y el gobierno debe meter plata allí cómo sea para tener al menos algo decente allí. El resto se puede privatizar.
ResponderEliminarAún recuerdo a principios de los 90 cómo estaban los hospitales públicos, colegios públicos y stgo que parecía una favela de Río lleno de callampas por todos lados. Para que decir carreteras e infraestructuras.
Y lo que lo mejoró fue la estatización o la privatización de servicios?
EliminarLa verdad Edo estás muy ciego, los liceos estatales están hechos un asco. Los que funcionan más decentemente son mixtos y privados.
Eliminar...eso es cierto aunque no lo quieran admitir.
EliminarY si le ponemos números al problema:
Eliminar1- Educación
"Con estos datos, el informe aseguró que mientras en los jardines y colegios estatales se gasta $2.763.178 y $2.218.785, por estudiante respectivamente, en educación superior estatal el monto asciende a $3.252.535"
https://www.bcn.cl/delibera/pagina?tipo=1&id=estado-gasta-47-mas-en-estudiantes-de-educacion-superior-que-en-escolares.html
El problema es la desigualdad... de gestión y eficiencia.
2- Salud
"De acuerdo con cifras de la Dirección de Presupuestos, llevadas a pesos 2019, el Fondo Nacional de Salud (Fonasa) destina actualmente $7.395.968.280.000 (unos US$ 11.000 millones) en gastos del sistema"
"De acuerdo con la última información oficial de Fonasa disponible en su sitio web, el número de beneficiarios llegó en 2017 a 13.926.475"
$7.395.968.280.000/13.926.475=$531.072 gasto afiliado
https://www.pauta.cl/nacional/gasto-anual-fonasa-sube-al-doble-que-planes-de-isapres-desde-2014
"Las isapres desembolsaron $44.384 por persona ($532.000 anuales)"
El 1° problema es la desigualdad... en gestión y eficiencia.
"En el nivel hospitalario, los copagos de isapre son 11 veces superiores a los del Fonasa."
https://www.supersalud.gob.cl/prensa/672/w3-printer-527.html
El 2° problema de desigualdad... es que un privado está dispuesto a gastar más por una mejor calidad de servicio.
Conclusión hay interés político de estatizar para no mostrar las aberrantes diferencias de gestión. Cómo diría la Vallejo "prefiero que todos seamos más pobres pero más iguales" No se refiere a ella, los políticos son ricos, ni a los empresarios/ejecutivos que les es indiferente, seguirán pagando prestaciones, con un seguro (Isapre) o de forma privada.
"las isapres desembolsaron $44.384 por persona ($532.000 anuales)" 2018
Eliminarhttps://www.latercera.com/pulso/noticia/gasto-per-capita-atencion-salud-ya-casi-igual-isapres-fonasa/442771/
fé de erratas: Los particulares están dispuestos a gastar más un mejor servicio.
Bueno yo recuerdo muy bien que con privatizar todo como hizo pinochet la educacion publica, salud, la vivienda en chile era una basura. Claro que gracias a gastar mas por medio del estado se ha mejorado en lo anterior. Hoy la salud, educacion, vivienda publica tiene un estandar mucho mejor que a principios de 1990.
ResponderEliminarOjo que hubo que subir los impuestos a comienzos de 1os 90s para mejorar lo anterior. (reforma tributaria de por medio)
Se privatizó todo en los 90's. Eso dejó dinero al estado para colocarlo en servicios públicos e infraestructura. Y el estándar privado sigue siendo mejor a pesar de colocar más dinero el estado per capita en esos servicios. Eso es igual en todos lados.
EliminarNo mejor...MUCHO mejor.
EliminarEl estado de bien estar, argentina jaja si son fracasados, además que te revientan a impuestos para financiar los derechos sociales, en LATAM mucha corrupción, se financian los altos cargos, y entre los medios hacen su tajada de corte de dinero, al final el país se endeuda, produce poco y se revienta hacer un país más bananero de latinoamerica
ResponderEliminarEl sistema salud privado lejooos mucho mejor
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