12 septiembre, 2022

“Chile no puede seguir en la incertidumbre (...) Confío que en esta nueva etapa haya cambios sustanciales”

@elmercurio

“Siempre dije que confiaba en la madurez y sabiduría del pueblo chileno, que busca amplios consensos. Chile ha demostrado ser un país que desea progresar, pero con certezas, orden e igualdad”.

Al contrario de otros políticos, al expresidente Eduardo Frei Ruiz-Tagle no parece haberle sorprendido tanto el amplio triunfo del Rechazo en el plebiscito del domingo pasado.

Y es que, desde temprano, él tenía claro cuál sería su voto. Y, también, que lo haría público, pese a los costos y críticas que sabía que recibiría. “Siempre hay presiones. En marzo, empecé a conversar con constitucionalistas, analistas, expertos, de todos los sectores, no solamente de mi mundo. Y ahí me fui formando una opinión de lo que estaba pasando. Y como tengo contacto con todo el país, me di cuenta de que había un clima, un estado de ánimo de incertidumbre”.

En esta su primera entrevista a fondo desde hace mucho tiempo y semanas después de su declaración del 8 de julio, explica que “como ex Presidente de la República no solo tenía el derecho, sino el deber de expresar mi posición frente al plebiscito del 4 de septiembre y de llamar la atención respecto de una propuesta constitucional que era mala para el país. Lo hice con profunda convicción y solo pensando en el interés de la nación para continuar y realizar un nuevo proceso constitucional”. Una decisión en la que se inspiró, dice, en el ejemplo de su padre, quien solía decir que “hay que jugarse por lo que uno cree”. “Basta con ver lo que opinaba del Senado en sus entrevistas póstumas para saber la decisión que habría tomado”, agrega.

Nos recibe en su oficina, rodeado de fotos de su mandato, en las que aparece, entre otros, con la reina Isabel, Nelson Mandela y Bill Clinton. Se le ve relajado y de buen humor.

—¿Qué puntos cree usted, en forma y fondo, influyeron en que la gente rechazara con tanta fuerza?

—En cuanto al fondo, la propuesta era muy deficiente y, como lo dije en mi declaración pública del día 8 de julio, tenía varios contenidos que comprometían seriamente nuestra democracia, la paz, el desarrollo y la prosperidad del país. Y en cuanto a la forma, muchos de los convencionales tuvieron un comportamiento radicalizado que desde un principio no escondieron sus intenciones refundacionales y se negaron a toda búsqueda de acuerdos. Faltó diálogo y generosidad, nunca entendieron que la Constitución es para todo el país y no solo para un sector.

—En este nuevo proceso, ¿cómo espera que queden plasmados esos temas con los que usted tiene diferencias insalvables? Por ejemplo, ¿se debiera mantener el concepto de plurinacional?

—Yo espero que en esta nueva etapa haya cambios sustanciales en cuanto a las propuestas relativas al sistema político, al Poder Judicial y en una serie de disposiciones que estimo peligrosas para el país. En cuanto al tema de la plurinacionalidad, como está planteada puede ser una amenaza al Estado unitario y a la igualdad de derechos de los habitantes del país, así como también puede serlo el poder casi ilimitado que se pretendía entregar a los pueblos originarios para vetar iniciativas administrativas o legislativas, lo que es un privilegio que no tenía el resto de la ciudadanía.

—¿Influyó en este resultado la evaluación al Gobierno? ¿Y factores como la inseguridad?

—Todos los chilenos vieron cómo el Gobierno se la jugó por la aprobación de la nueva Constitución. Incluso, las mismas autoridades dijeron que era esencial que ganara el Apruebo para el éxito de su programa de reformas sociales. Por lo tanto, nadie podría decir que el Gobierno salió victorioso de la jornada del domingo pasado. Y por supuesto que también influyó la mala evaluación de la gestión gubernamental en temas como seguridad (en un nivel que pocas veces habíamos visto en la historia de Chile), empleo, inflación, incertidumbre económica, por citar algunos.

—En cuanto al mecanismo, ¿cómo cree que debe ser? ¿Una nueva Convención? ¿Con qué gente? ¿Y en qué tiempo?

—Una nueva Convención, al estilo de la anterior, tomaría mucho tiempo, por lo menos dos años. Tal vez habría que pensar en una alternativa mixta, con participación también de expertos o del mismo Senado que fue elegido bajo el sistema proporcional. En definitiva, esto lo tienen que acordar el Gobierno con el Congreso Nacional, pero debe ser rápido. Chile no puede seguir en la incertidumbre ni pasarse dos años más armando una nueva propuesta.

—¿Cómo debieran estar representados los pueblos originarios? ¿Y los independientes?

—También deben estar representados, pero no sobrerrepresentados como ocurrió en la Convención.

—¿Cuál debiera ser el rol de los expertos?

—Los expertos deben ser escuchados. En Chile existen excelentes y reconocidos abogados constitucionalistas que tienen que participar. Sería un error prescindir de su aporte y volver a repetir el triste espectáculo de algunos constituyentes, que escucharon solo a los que tenían mayoría en la Convención e impusieron sus criterios.

“Además, escuchar a organismos internacionales, como la Comisión de Venecia, que tiene amplia experiencia en la materia y que no fue escuchada, pese a que estuvieron en Chile”.

—¿Usted estaría dispuesto a tener un rol, si se lo nombrara en alguna comisión o se solicitara la ayuda de los expresidentes?

—Como servidor público, siempre he estado dispuesto a colaborar en las grandes políticas de Estado y de interés general de la nación. Así lo hice como senador, presidente de la comisión de Hacienda y comisión mixta de Presupuesto en varias oportunidades, y como presidente del Senado. Finalmente, como embajador en misión especial para Asia Pacífico. En todos los gobiernos desde el año 1994 hasta hoy. El Presidente Boric conoce esta disposición.

—¿Cuál debiera ser la base del acuerdo al que se debe llegar ahora?

—La base del acuerdo debe ser la mayoría contundente que votó Rechazo el domingo pasado y que no quiere una Constitución maximalista, hecha para unos pocos, que divide a los chilenos y que pone en peligro nuestra estabilidad democrática, la paz social y nuestras posibilidades de desarrollo.

“La ciudadanía entregó una señal rotunda el domingo pasado. Espero que el Gobierno y las fuerzas políticas lo hayan entendido”.

—Se sabe que el Congreso va a tener un rol importante. ¿Y el Presidente?

—El Presidente debe ejercer su liderazgo y facilitar el nuevo proceso. Es él quien debe convocar a un amplio diálogo con todos los sectores políticos para acordar una nueva hoja de ruta. Él aseguró el domingo que lo iba a hacer y pareciera que está honrando su palabra. El desafío es enorme, conseguir un acuerdo y actuar con celeridad.

“Además, la función básica del Gobierno es resolver los problemas más urgentes de la ciudadanía en materia de seguridad, educación, empleo y salud”.

—El cambio de gabinete acaecido esta semana, ¿va en la línea de lo que se necesita?

—Yo fui Presidente de la República y sé lo difícil que es hacer un cambio de gabinete. La Constitución establece que el nombramiento de ministros es una facultad exclusiva del Presidente de la República y siempre he sido muy defensor de esa atribución. Además, la opinión de la gente sobre el gabinete se verá cuando esta comience su labor y empiece a actuar. Así se podrá evaluar en su desempeño. Pero el tiempo dirá si los cambios fueron acertados. El país necesita urgentemente más acción y menos palabras.

—¿En qué otros acuerdos a nivel país cree que se podría avanzar?

—Son múltiples los desafíos que tiene por delante el país y muchos los nudos críticos que se deben resolver. Le nombro cuatro. El primero de ellos, claro está, es la delincuencia y el narcotráfico, qué vamos a hacer en La Araucanía, el Biobío y Los Ríos con el conflicto mapuche; la migración, qué medidas vamos a tomar para regularizar la entrada de extranjeros al país, un tema que está íntimamente ligado a la delincuencia; la Constitución, cómo vamos a seguir adelante con el proceso de redacción de una nueva Carta Fundamental que interprete las aspiraciones de todos los chilenos; y finalmente, las pensiones, hasta cuándo vamos a dilatar la solución a un problema que angustia a muchas familias chilenas. En todos ellos se requiere un acuerdo transversal, realista, pensado en el bien común y no en posturas ideológicas.

Libre comercio: “En Chile estamos retrocediendo”

—Como exembajador en Asia Pacífico, y considerando que el ambiente se ve propicio a los acuerdos, ¿podría ahora tener una nueva oportunidad el TPP11?

—Yo espero que la tenga. Es absurdo que aún no hayamos aprobado el TPP11. Este acuerdo entró en vigor en diciembre de 2018 para Australia, Canadá, Japón, México, Nueva Zelandia y Singapur, a los cuales luego se sumó Vietnam el 14 de enero de 2019 y Perú en julio del año pasado, con un gobierno de izquierda. Solo tres países no lo han aprobado: Malasia, Brunéi y Chile. Y las cifras son demoledoras. Los ocho países que sí adhirieron al TPP11 ya muestran fuertes incrementos en sus exportaciones al bloque, demostrando la efectividad que el acuerdo ha tenido para dinamizar el comercio entre los millones de empresas que lo integran a lo largo del Asia Pacífico. Por el contrario, con el comercio exterior de Chile se aprecia el impacto inverso. En estos tres años de entrada en vigor del TPP11 podemos apreciar cifras en disminución, lo que es muy negativo para el sector exportador de Chile, ya que son varios los países de economía desarrollada que quieren integrarse a este acuerdo.

“En Chile estamos retrocediendo. Mientras todos los países reconocen que el libre comercio es un elemento fundamental para la reactivación de sus economías, aquí nos entrampamos en discusiones absurdas, basadas en argumentos meramente ideológicos. Después de la pandemia del covid, la crisis económica internacional y la espantosa guerra que ha desatado Rusia con Ucrania, hay nuevas configuraciones en el orden internacional tanto en lo político como en lo económico. Chile, por su tamaño, no puede estar ausente de estos grandes acuerdos; además, con una América Latina que no tiene gran peso en el debate global.

—Su recomendación entonces sería acelerar el tranco en el TPP11.

—De todas maneras, porque además hay varios países que quieren entrar. Porque la situación poscovid, poscrisis internacional, ha obligado a nuevos acuerdos. Y Chile no se puede quedar abajo, porque eso es lo que afianza la posición de los países.

Crisis en su partido: “Si la DC sigue en este duelo fratricida, al final va a desaparecer

—Se reunió con un grupo de camaradas que fueron a visitarlo con el objetivo de reconocer su aporte en el tema del plebiscito. ¿Una señal para la DC?, ¿se ve ayudando a ordenar el partido?

—La reunión de ayer se había convocado con el objeto de agradecerme por lo que hice estos meses. Conversamos sobre el resultado. Y en el tema partidario hay que considerar que cumplí 80 años. No me corresponde liderar. Estoy dispuesto a colaborar. Siempre lo he estado. Pero ocupar un cargo, una responsabilidad ejecutiva, no me parece que corresponda. Las nuevas generaciones deben tomar la posta.

—¿Le dolió ser pasado al Tribunal Supremo de su partido? ¿Cómo lo toma?

—No estoy dolido, pero tengo más de sesenta años de militancia en la Democracia Cristiana, en los cuales fui Presidente de Chile, senador por 18 años, presidente del partido y dirigente universitario, por lo que obviamente me apena que en la DC no haya espacio para la diversidad democrática y la libertad de opinión. Lamento que algunos se molesten porque un militante hace uso de su derecho constitucional de emitir una opinión en conciencia y respetando la libertad de expresión. Por lo demás, los resultados del domingo demuestran que la conducción del partido no representaba a la realidad de la mayoría del país.

—¿Qué sucede en la DC? ¿Se está dividiendo en dos?

—Hace muchos años que la DC perdió el consenso interno respecto al rol que debemos cumplir en nuestro país. Los proyectos personales, las profundas divisiones y la falta de modernización, entre otros factores, han llevado a la DC a una situación casi insostenible, al borde de la división, lo que sería muy triste. Además, hoy tenemos escasa presencia en el Congreso Nacional, casi no tuvimos participación en la Convención Constituyente y ni siquiera existimos en el mundo sindical, universitario y gremial. Solo existimos en el mundo municipal, muy poco para lo que ha sido nuestra historia.

—¿Tiene solución esta crisis? ¿Cómo?

—Yo creo que el único camino es reflexionar sobre el papel que estamos cumpliendo en la política chilena, volver a nuestras raíces, a las ideas que nos transformaron en el partido más grande y transformador de Chile, y que le dio tres buenos gobiernos al país. Volver a dialogar, buscar puntos de encuentro, porque si seguimos en este duelo fratricida entre distintas facciones, al final vamos a desaparecer. Y necesitamos nuevos liderazgos para encabezar los cambios que el partido necesita. Deberá también renovar las estructuras vencidas de nuestra colectividad y elegir democráticamente a los nuevos liderazgos.

—Otro mundo muy dividido parece ser la centroizquierda. La sociedad PS-DC parece haberse terminado. Los puntos en común son cada vez más difíciles de alcanzar. ¿Hora de separar aguas? ¿O se puede hacer algo para preservar el bloque?

—La alianza DC-PS le hizo muy bien a Chile, ambas fuerzas, junto al PPD y el PR, sostuvimos la transición y consolidamos la gobernabilidad democrática. Hoy, en el actual estado de situación, creo que ambos sectores deben reflexionar sobre cuál es el rol que ambos van a seguir cumpliendo en la política chilena y en qué posiciones se van a ubicar cada uno. La DC viene desde hace tiempo sufriendo una indefinición ideológica frente a los cambios que el país necesita, mientras que el PS ha fijado su domicilio junto al Frente Amplio, el PC y otros movimientos de izquierda. Lamentablemente, creo que ahí la DC no tiene nada que hacer. Eso no significa que no se pueda dialogar ni buscar acuerdos, pero una alianza como la de años atrás no se ve viable. La misma presidenta del PS ha dicho que su partido seguirá sosteniendo alianzas con la extrema izquierda.


 

Excelente entrevista.

Es difícil saber si Frei se posicionó políticamente en el rechazo porque intuía que iba a ser la opción ganadora o porque legítimamente pensaba que era una horrible alternativa.

Probablemente sea una combinación de ambas.

Muy interesante también lo último.

El plebiscito desgranó el choclo en la izquierda. Ahora es claro quien es extrema izquierda y quien centro izquierda. Ya no hay izquierda, que sería el posicionamiento que tomó el PS durante estos 30 años de democracia. Se levantaron los disfraces. Volvieron a ser los Perkins del PC, como siempre lo han sido, después que los renegaron post dictadura.

Está claro el panorama político ahora. O se posiciona la DC en la centro izquierda junto con los amarillos y se transforma de nuevo en un eje poderoso para las próximas elecciones, o se transforma igualmente en Perkin del PC, tal como en los 70’s…

Y se auto elimina de la política chilena muy miserablemente.

Lo que parece claro, dado que ya el arbitraje pinoshé no va a estar en juego, y cada vez más el arbitraje Allende, lo más probable es que la base de votación de la izquierda se fragmente, y el de la derecha y centro derecha se mantenga bastante intacta, especialmente si la centro derecha progre comienza a ver que no hay consecuencias políticas en asociarse con un pinochetista declarado.

Como cambian los flujos. Decir que eras allendista o comunista post dictadura era una herejía y una sentencia de muerte política. Hasta el domingo pasada decir que eras un pinochetista igual..

5 comentarios:

  1. Frei es carta fuerte. El 62 % de chilenos quiere el país que Frei gobernó.

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    1. ( libertad económica) no más dinosaurio políticos.

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    2. "...Con una chica en el avión..." 🎤🎧🎸🎺🎷 Que, si lo único bueno que hizo fue la alianza con la APEC, porque el Mercosur no cuenta porque es kk pura, por algo solo hemos sido invitados del Mercosur y no miembros, ya que por suerte nuestros TLC's y nuestra actual Constitución lo impiden, porque aunque pocos lo saben y lo dicen el Mercosur es un bodrio sesentero pasado a naftalina.

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  2. En el gobierno de Frei, con cueva estuvo seis meses en Chile.
    Se lo pasó viajando vendiendo el país a capitales extranjeros.

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    1. Mejor hubiera sido que firmara tratados con el Mercosur 🤣🤣🤣...
      Zurdos, no lo entenderían

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