Los niños de Chile están gordos. En rigor, obesos, cosa que demuestran los resultados del Mapa Nutricional 2021 elaborado por la Junta Nacional de Auxilio Escolar y Becas (Junaeb). Habiendo retomado ya una cierta normalidad en 2022, el mapeo permite observar una situación que venía al alza y que se agravó tras encierros y comidas en casa.
“La obesidad es una enfermedad que debe ser tratada, no es que solo sea una situación que provoque riesgo de enfermedades”. Así de tajante es Marco Reyes, pediatra, magister en nutrición clínica y académico de la U. Finis Terrae, quien encuentra respaldo en Ximena Ceballos, académica de la Escuela de Nutrición y Dietética de la U. de Valparaíso (UV): “Los riesgos para quienes presentan esta condición son múltiples, afectando su salud y calidad de vida actual y futura”.
En concreto, el Mapa Nutricional de Junaeb corresponde al perfil nutricional nacional de cinco cursos (primero medio, quinto y primero básico, kínder y prekínder) del sistema estatal, transformándose en una herramienta que posibilita dimensionar y alertar sobre la magnitud de distintas situaciones nutricionales.
Los resultados de 2021 son peores que los de 2020 y derechamente malos, justo cuando fueron los propios apoderados los que reportaron. Y es que, según explican desde Junaeb, la prevalencia de obesidad de los cursos evaluados alcanzó 31% -10,8% de obesidad severa-, el peso normal 34,3%, la desnutrición 2,6% y retraso en talla 6%.
Agregan, de hecho, que hubo “grandes variaciones” desde el periodo anterior para todos los estados nutricionales. Dentro de lo más preocupante se encuentra la disminución del peso normal, con -3,9 puntos porcentuales (pp) y el aumento de la obesidad (2,5pp), de la obesidad severa (3,1pp) y de la obesidad total (5,6pp). Este último fue el estado que se vio más afectado de un año a otro, en gran parte condicionado por la obesidad severa. Al parecer, el segundo año de pandemia tuvo un efecto mayor que el primero y actualmente uno de cada tres niños con obesidad tiene niveles severos.
Marco Reyes, también jefe del Policlínico Nutrición Infantil del Hospital Exequiel González Cortés, clarifica, eso sí, que la obesidad en pediatría “no es que solo haya aumentado este último año por efecto de la pandemia, sino que viene así desde hace muchos años”, lo que cree se ha dado porque ha ido cambiando la alimentación de los niños: rica en carbohidratos, alimentos de gran aporte calórico, muchas frituras y poco consumo de verduras.
La evolución del Mapa Nutricional.
Resumidamente, las cifras 2021 de Junaeb señalan que la obesidad afectó a los cinco cursos y la mayor variación de la obesidad total y severa la presenta quinto básico con 8,4pp y 4,9pp, respectivamente. ¿El menor aumento? Primero medio, con 3,8pp.
Más en profundidad, un 36,3% de los estudiantes de quinto básico tiene algún grado de obesidad, así como 35% de kínder (nivel donde hay mayor obesidad severa), 34,8% de primero básico, 33,7% de prekínder y 16,9% de primero medio. Si a la obesidad se suman los alumnos con sobrepeso, las cifras por nivel ascienden a 69,1%, 59,7%, 59,3%, 56,5% y 48,3% en cada caso.
“El balance, es decir que lo que consumo de energía es igual a lo que gasto, se vio más desfavorecido durante la pandemia, donde aún estábamos recluidos”, dice Ceballos. A esto suma que probablemente ha habido un consumo mayor de energía debido a un aumento del consumo de alimentos a deshora, ricos en calorías, grasas y azúcares.
En cuanto a estadísticas sobre peso normal, 2021 fue especialmente crítico. Aquí, la mayor variación la presenta primero básico (-5,4pp) y la menor la tuvo prekínder (-3,1pp). La situación en quinto básico, en tanto, es crítica: apenas el 27,6% de los estudiantes tiene un peso normal.
La mejor situación nutricional la tuvo primero medio, donde los alumnos tienen mayor autonomía alimentaria y física. Eso sí, preocupa que este es a su vez el curso que más ha disminuido su prevalencia de peso normal (-14,7pp) desde 2009 y el único donde aumentaron los niveles de desnutrición (1,5pp).
Como se ha dicho, el mapa nutricional apunta que aproximadamente hay 34% de estudiantes en un peso normal, 31% en algún grado de obesidad y 27% en sobrepeso, o sea, en la suma un 58% está más allá de su peso (en 2020 eran 54,1%). El problema, dicen desde Junaeb, es que si la obesidad total sigue aumentando, el próximo año por primera vez en la historia ésta sería mayor que el estado nutricional normal. De hecho, desde 2009 la obesidad total ha aumentado 15,1pp, casi duplicándose en 13 años (de 15,9% a 31%), mientras que la obesidad severa ha aumentado 6,6pp. Asimismo, el peso normal ha descendido 15,3pp (de 49,6% a 34,3%) en igual periodo.
Los estudiantes menos obesos
El estudio, del que participaron 8.877 de 10.344 (85,8%) establecimientos y se hicieron 750.887 encuestas válidas, detectó que los alumnos extranjeros -4,7% de los evaluados- presentan menores prevalencias de algún tipo de obesidad (22% ante el 31% de los chilenos) y mejores índices de peso normal (41% versus 34%).
Hay, además, una realidad decidora: estudiantes de establecimientos urbanos tienen mejores cifras que aquellos rurales: si los urbanos presentan 10% de obesidad severa, los rurales llegan a 14% (20%-23% al hablar de obesidad; 35%-31% de peso normal).
Si se compara por sexo, las niñas tienen mejores indicadores que los niños: 2% de desnutrición en mujeres y 3% en hombres; 38% versus 31% de peso normal; 28% versus 27% de sobrepeso; 18% versus 22% de obesidad; 8% versus 13% de obesidad severa.
Mientras, a nivel nacional la vulnerabilidad tuvo efectos en aquellos grupos más desprovistos. Un ejemplo de esto es que comunas de la RM más vulnerables son las que presentan mayores prevalencias de obesidad: las tres con mayor obesidad son Lo Espejo (35,9%), El Bosque (34%) y Pudahuel (33,8%). En la otra vereda, Providencia (16,6%, Vitacura (20,2%) y Las Condes (20,5%) son las que tienen menor obesidad. Vitacura (17,9%) y Providencia (14,9%), además de Santiago (16,9%), son las comunas de la capital con mayor porcentaje de peso normal, mientras que Cerro Navia (28,9%), Pudahuel (29,3%) y Lo Espejo (30%), las con menor porcentaje de peso normal.
Por otra parte, el retraso en talla -indicador crónico de insuficiencia nutricional- ha aumentado 2,6pp desde 2009, lo que en Junaeb sospechan podría ser atribuible al “hambre escondida”, concepto que sintetiza que la alimentación es alta en energía, pero baja en nutrientes.
El plan de Junaeb
A través de Junaeb, el Mineduc ha ideado un plan interministerial, que será presentado hoy, para intentar frenar esta situación, el que se ha denominado ‘Demos la vuelta a la Manzana’ y que convoca a los ministerios del Deporte, Salud, Trabajo, Desarrollo Social y Familia e INJUV, donde cada entidad pone a disposición iniciativas o programas.
Ahí habrán tres herramientas de diagnóstico (el Mapa de Junaeb, un observatorio de Elige Vivir Sano y una Encuesta Nacional de Salud) y 12 herramientas de intervención, entre las que destacan un plan de cobertura nacional de prevención y manejo de obesidad infantil del Minsal; cambios en el Programa de Alimentación Escolar y el Programa Piloto Tratamiento Obesidad (tratamiendo médico), ambos de Junaeb; un programa de actividad física del Mineduc; Crecer en Movimiento del Mindep; y microbancos de alimentos del Sistema Elige Vivir Sano.
La explicación gráfica del plan Demos la Vuelta a la Manzana.
Al respecto, la directora nacional de Junaeb, Camila Rubio, asegura que si bien las cifras se dieron en un contexto de encierro, “no podemos permitirnos que estos resultados sigan aumentando, porque en el peor escenario esto implicaría que por primera vez en la historia, el próximo año la obesidad tendría una prevalencia más alta que el estado nutricional normal”. Y cierra: “El Plan Demos vuelta a la Manzana representa la coordinación que debemos tener como instituciones públicas para frenar este complejo escenario”.
“No es una tarea fácil”, alerta el pediatra Reyes sobre las posibles salidas al problema, y asegura que esto necesariamente implica cambios en los estilos alimenticios. “Es necesario disminuir el consumo de carbohidratos, frituras, grasas y aceites en general; mantener un aporte proteico adecuado y aumentar el consumo de verduras”. Pero no es lo único: “También es necesario aumentar la actividad física. Estos dos son los pilares relevantes para el manejo de la obesidad”. Ceballos, en tanto, señala que, entre otras cosas, se requiere cambiar la cultura alimentaria, promover la actividad física, contar con programas de educación alimentaria, regular la publicidad de alimentos y mejorar la disponibilidad de los alimentos más nutrientes. “Mientras no entendamos que es un problema de todos, es difícil el cambio”, cierra.
Recuerdo que era gordito cuando niño, hasta que me pegué el nunca bien ponderado estirón.
Veo las fotos actuales de los niños “gorditos” que en realidad son obesos, y estaría bastante seguro que habría caído en la categoría de normal, como mucho un poco fofis.
Cómo diablos se puede arruinar tanto la alimentación que básicamente era la misma que ahora en composición?
Que diablos estamos haciendo ahora que no hacíamos hasta hace solo unos pocos años, porque está explosión de obesidad infantil, y en general, no debe tener más de 10 años, como mucho 15. No era tema antes de eso.
En la época de universidad comías las mismas chanchadas que comen ahora, tallarines o arroz con huevo, palta o salsa directamente de la olla cuando llegabas cayéndote de hambre. De esa que te hace estar mareado y ver estrellas. Completos del doggis o los carritos varios dentro del campus, competencias de quien comía más pizzas en el telepizza y demás pendejadas varias. Aparte obviamente de las comidas de familia. Recuerdo que básicamente almorzaba tres veces al día. Desayuno chancho, almuerzo chatarra y cena chancha. No por las comidas en si mismas, sino porque la acompañabas de pan…mucho pan…
Fácil comía 4 panes diarios. Pero fácil fácil. Con mantequilla o lo que hubiese para echarle. Tampoco recuerdo que nadie se pesara o estuviera preocupado del peso, las pesas de baño estaban de adorno, básicamente. Si te pasabas algo de peso medido en charchas en el periodo de hibernación invernal, unas cuantas parrillas y unas sesiones en el gimnasio del campus bastaban y sobraban. Mi vieja y la alacena sufría cuando llegaban las marabuntas de mis amigos…y todas las viejas cuando íbamos circulando. Igual nos querían…
Es un misterio de la vida. En serio no creo que los niños, jóvenes y adultos coman más que en esa época. Ni menos sano.
Mi abuela freía papas con manteca de cerdo en una gloriosa chanchada épica de fin de semana. El olor de eso…paraíso en la tierra solo comparable a las chanchadas patagónicas. Y después se comían los chicharrones en una marraqueta con mantequilla. En realidad, freía TODO con manteca. Y el almuerzo eran tres platos campiranos. La cazuela de entrada, el plato fuerte, ensalada, postre, por supuesto una copa de vino y después un cigarro para la digestión debajo de la sombra de la parra. Y vivieron hasta bien entrados a los 90’s e incluso a los 100’s sin mayores problemas. Simplemente se detuvo el motor. Mis otros abuelos que eran más “sanos” para comer, mucha verdura, ensaladas y proteínas magras, y muy flacos, vivieron igualmente hasta avanzada edad, pero con muchos más problemas de salud.
I REALLY DONT UNDERSTAND…
En serio.
Tal vez lectores con más conocimientos nutricionales tengan una mejor explicación. Antes solía culpar a la falta de voluntad, educación, clase social, parejas divorciadas, dos padres trabajando sin supervisar adecuadamente y poca preocupación…o cualquier combinación de esas.
Pero he cambiado mi perspectiva. Algo externo a la fuerza de voluntad, cantidad de calorías, ejercicio o calidad de la comida o de relaciones de pareja está en juego.
Tampoco me compro lo de los carbohidratos. Básicamente toda la alimentación era carbohidrato más carne, huevos, o embutidos. Y PURA AZÚCAR. Tal vez las Colas Light de vez en cuando, en esencia cuando no habían normales. Y tal vez algo más de miel. Si comíamos muchas más ensaladas que ahora. Ni hablar de las grasas. Comíamos muchas más. No es que las comidas oficiales no fuesen balanceadas con verduras, legumbres y carne o proteínas, es que comías aparte mucho más. Y como no pasaba nada, la única queja posible era la de que … estos niñitos comen como sabañón¡¡¡ o tienen la lombriz solitaria¡¡¡
Muy extraño. Especialmente en niños y jóvenes. Se entendería en parte que de adultos cada vez más nos convirtamos en unos chanchos XXXL con la cantidad mayor y más barata (hasta ahora) de variedades hedonistas de comida y bebidas, especialmente alcoholes para elegir, pero no los niños y adolescentes. Son una máquina de quemar calorías y botar energía al universo.
No será al revés?
No será que el acceso a alimentos de mayor calidad y densidad calórica y nutritiva a menor precio es lo que está arruinando todo?.
Estaremos diseñados para comer pura mierda y solo de vez en cuando alimentos de alta calidad y densidad nutricional, como sería de hecho en la naturaleza?…
Realmente un misterio.
La otra costumbre que es diferente es que comíamos a horas determinadas las comidas grandes. No habían “snacks” programados. Pero igualmente recuerdo haberlos comido si tenías hambre. Existían los mismos tipos de negocios que hay ahora cerca del colegio y U para comprarlos con las mismas clases de snacks, tal vez ahora agregaron los hand rolls. Y tampoco era raro que niños llevaran para la media mañana un sándwich.
Muy rara esta pandemia, de verdad, de obesidad infantil mundial. Hasta en China lo están resintiendo. Los únicos occidentales que parecen inmunes hoy son los japos.
He leído algunos estudios que asocian el consumo de aceites de semillas como la soya, canola y girasol con aumento de grasa corporal en ratones y que esto es extrapolable a humanos
ResponderEliminarLa calidad de la alimentación en el pasado era mejor a la actual.
ResponderEliminarPor años nos han vendido la idea de que las grasas animales son malas por definición, sin embargo no lo son.
Lo que comemos hoy en día es un artificio que nuestros abuelos no consumían.
No da lo mismo que tipo azucares comas. Un pan es más saludable que los cereales infantiles que hoy se consumen. Es cosa que te pongas a ver la cantidad de azúcar que tienen.
Las margarinas son grasas hidrogenadas, las que se consumen directa o indirectamente en todo tipo de alimentos industriales.
Además si le juntas a estas comidas la plandemia con niños encerrados en las casas, tienes una receta perfecta para kg de más.
Un tema interesante es que ya hay estudios que muestran que los vegetales que hoy comemos no tienen el mismo valor nutricional de antaño. Se produce más, sin embargo no en la misma calidad.
Más que la comida procesada o industrializada (con abuso de azúcares y otras cosas), o la cantidad que se consume, creo que el sedentarismo es lo que está matando a los niños (y los no tan niños). Los niños se deben mover, jugar, saltar, no estar pegados a la tele, compu, video juegos, celulares. Está nueva adicción a los contenidos se está escapando de las manos. Y la pandemia ayudó mucho a ello. Lamentable
ResponderEliminarTambién creo que va por acá la cosa. Antes comíamos como chancho pero llegabas del colegio y salias a jugar a la calle y quemar todas esas calorías. Hoy los niños están pegados a las pantallas y tampoco los dejan salir por inseguridad.
EliminarTambién se puede ver que es un fenómeno que afecta con mayor fuerza a las clases sociales más bajas. Imagino que se debe a que los alimentos saludables son más caros.
EliminarQuizás también influye el crecimiento laboral femenino. Hay menos tiempo para cocinar más saludable y full acceso a delivery y comidas procesadas...
pienso lo mismo. En el jardín de mi hijo, producto de la pandemia no hacen juegos colectivos, como las rondas, los trencitos y el pillarse, eso también contribuía a la socialización. Por otro lado, en los cumples de niños de menos de 5 años te dan la bolsa con dulces que es como la cantidad recomendada de azúcar para un año.
EliminarConcuerdo con eso, plenamente.
EliminarPuede ser que en niños y jóvenes un factor importante es la cantidad de horas que pueden pasar frente a las consolas y a los PC.. Nula actividad física como antes que recuerdo que pasaban jugando en la calle y volvias a la casa solo para comer para despues seguir jugando--
ResponderEliminarVamos viento en popa para convertirse en la fat society de wall-e
ResponderEliminarLa decadencia de la salud y en particular con la obesidad tiene raíz y causa en una sola palabra: azúcar, y mucha azúcar de la mala. Antes se comía azúcar pero era miel, pedazo de chancaca era el dulce pobre, bebidas con suerte el fin de semana, etc... Ahora toda el azúcar de mala calidad está al alcance de cualquiera.
ResponderEliminartodo esto cambio cuando la nacion de los celulares y padres flojos comenzo. Nadie salia y los niños cada vez mas mimados no juegan mas. los padres dan porciones as grandes y sin control a sus hijos.
ResponderEliminarlas marabuntas jajaja y flacos como perros callejeros
ResponderEliminareran épicas esos asaltos a la cocina del de turno :)
Masti26
ResponderEliminarEntretenimiento digital y que los colegios estatales no son tan estrictos con el deporte dentro de la malla curricular.
Desde mi experiencia les puedo decir que es solo mover la raja. Puedes comer lo que quieras pero si eres sedentario cagaste, los procesados hacen lo suyo. Las generaciones actuales son flojas y esclavas de las pantallas , cero actividad física ahi están las consecuencias.
ResponderEliminar