Una perspectiva europea

Aprovecho un día muy lluvioso en Luxemburgo para escribir unas reflexiones y ordenar mis ideas, compartiéndolas con ustedes. Aunque internet permite un acceso infinito a la información, viajar y cambiar de perspectiva no tiene precio al momento de sentir más finamente las cosas.

En primer lugar, parece raro que lo diga en primera persona, pero me sigue fascinando el nivel de vida y de educación de la mayoría de los europeos.  Cuando uno come un simple plato de spaghetti, y de ahí hasta lo más sofisticado de la gastronomía, uno se da cuenta que no son diez ó veinte años de experiencia del chef sino que siglos y siglos de desarrollo para hacer un queso, un jamón o un pastel.  Lo mismo aplica para muchas cosas que fueron pulidas, mejoradas por gente muy capaz y generosa...hasta que se corrompen, hasta que empiecen a poner queso Philadelphia en lugar de Mascarpone en el Tiramisú o cobre en las monedas de oro.  Lo vemos con los políticos y con los dirigentes a cargo de instituciones importantes, son la corrupción de un sistema desviado hacía lo más bajo de la finanza, la codicia y la avaricia.  Aquí, mucha gente sabe lo que es lo bueno y lo correcto, por educación, experiencia o inteligencia, sin embargo, se acepta la corrupción para parecer en lugar de ser.  Podríamos interpelar al chef que puso Philadelphia en su Tiramisú, pero contestaría con razón que si quiero Mascarpone también podría ir a otro lugar donde costaría doce euro en lugar de seis.

Esa misma corrupción es la que hace que los Estados europeos y otros, que ya habían alcanzado un nivel de desarrollo superior, a pesar de guerras y tragedias varias a lo largo de sus historias, no se preocuparon de preservar lo que alcanzaron para seguir desarrollándolo con prudencia, sino que recurrieron al endeudamiento de generaciones futuras para ofrecer más de lo que podían dar.  Y aquí estamos, al inicio de una crisis de deuda soberana de proporciones bíblicas que devolverá Europa a lo que es, una multitud de países y regiones diversos con sus recursos y culturas propios que fueron colateralizados como vulgares hipotecas subprime bajo el estampado del Euro y de la Unión Europea.

El Euro y la Unión Europea van a caer.  Todo el mundo lo sabe aunque esconde la cabeza en la arena o se vuelve el talibán de una causa perdida.  Todo va a ser muy rápido en algún momento, en cualquier minuto.  Los analistas serios, que informan también a los gobiernos, saben que no hay energía suficiente para Europa sin el gas y el petróleo rusos.  Es un hecho indesmentible y cualquiera que dice lo contrario miente ("Cuando es muy serio, hay que mentir" como decía Jean-Claude Juncker, ex presidente de la Comisión Europea).  Italia es el país candidato ahora para iniciar la crisis de deuda soberana, con 15 % del PIB de la Unión Europea y si existe la posibilidad de que el Banco Central Europeo compre la deuda italiana para evitar el contagio, resulta que la situación de Alemania y del bloque en su conjunto dista de ser brillante.  Se viene el colapso y feo.

En segundo lugar, parece raro que lo diga en primera persona, pero me sigue fascinando el nivel de vida y de educación de la mayoría de los europeos.  Está leyendo bien, hice un copiar y pegar del inicio del segundo párrafo.  El Euro tiene veinte años y la inmensa mayoría del Viejo Continente o del continente de los viejos tiene memoria de las divisas nacionales y son aún capaces de calcular en francos, pesetas o liras, ni hablar de los marcos que los Alemanes ya no usan sólo porque son ilegales.  Todo se va a caer, pero siento acá lo que no sentía leyendo noticias desde Chile, es que algunos, y entre ellos jóvenes de la fuerzas vivas, no de los progres nefastos, piensan en la reconstrucción : re-industrialización, de-mundialización, vuelta a las naciones ojalá en un afán colaborativo.  Y lo más increíble que he escuchado : "ya hemos pasado por cosas peores en nuestra historia".  A pesar de todo lo superficial, exagerado, parece existir una consciencia de que es un ciclo del cual saldremos.  La verdad es que lo creo y me siento por una vez algo optimista, no por la situación sino que por la gente.

Mi corazón está muy dividido entre Chile y Europa, y no es para menos.  Muchos europeos huyeron de las penurias de Europa en algunos momentos de la historia y se instalaron en América Latina y Chile, italianos, alemanes, croatas etc.  Yo hice lo contrario, me vine a Chile cuando Europa estaba bien, pero sentía que me iba a aburrir.  Ahora no hay escape en el mundo y la diferencia es evaluar por la probabilidad de recibir una bomba nuclear en la cabeza o sus radiaciones.  Fuera de ese peligro, me inclino a creer que la crisis europea y el contagio que provocará en el mundo, afectará aún más gravemente a los países emergentes y entre ellos, Chile.  Primero, porque no habrá más dinero para invertir lejos, todos los recursos disponibles serán necesarios en la proximidad para reconstruir una economía regional europea. Segundo, porque Chile tiene poca posibilidad de desarrollar un mercado interno fuerte; quizá habrá zonas de riqueza en la minería u otras puntuales, pero ya no habrán intercambios propios de un mundo globalizado en el cual las frutas cambian de hemisferio para que los ricos coman ciruelas en invierno.  Tercero, existe una regla en la cual una noticia o la preocupación por otra persona ve su nivel decrecer en forma logarítmica (1/x^2) con la distancia.  Ya es verdad ahora, pero lo será aún más cuando el mundo estará preocupado de lo que va a comer mañana.  Chile, sin embargo, volverá probablemente a ser un destino para unos pocos, como lo era hace treinta años atrás, un paraíso lindo y barato.

Difícil tener certezas.  Quizá el mejor ejercicio para cada uno sea proyectar su vida sin no existiría el endeudamiento masivo propio y de otros.  Al final el dinero de uno es la deuda de otro y nos acostumbramos a eso.  Hubo un tiempo no tan lejano en que no funcionaba exactamente así.  Había que producir algo concreto para intercambiar, razón por la cual los terratenientes y luego los industriales hicieron sus fortunas.  Ahora, muchas fortunas son financieras o ligadas a economías de deuda y estamos por constatar una vez más donde terminan ésas.  La vida está por traernos otra vez a su esencia: familia y amigos, bajo un techo para protegernos, agua y comida para vivir, el trabajo pagado con el sudor de la frente y una sociedad en forma de comunidad cercana.