10 abril, 2023

“Le diría a mi sector que no pise el palito, porque condenar los abusos policiales no tiene absolutamente nada que ver con no apoyar a Carabineros”

Diego Ibáñez Cotroneo (@diego_ibanezc) • Instagram photos and videos

@ElMercurio

El viernes a primera hora, el Presidente Gabriel Boric promulgó el paquete de leyes sobre seguridad aprobadas en el Congreso durante la última semana, incluyendo la controversial iniciativa Naín-Retamal, la cual generó más de alguna discrepancia en el oficialismo.

Tras el homicidio del carabinero Daniel Palma, y a raíz de la decisión de La Moneda, las intenciones de Apruebo Dignidad de concurrir al Tribunal Constitucional para revisar algunos puntos se esfumaron.

Diego Ibáñez, presidente de Convergencia Social (CS), colectividad en la que milita el Presidente de la República, reconoce que les parecía “prudente” revisar la constitucionalidad del artículo 7, pero que “una vez promulgada, ya no se puede acudir”. Puntualiza que “confiamos en la agenda de seguridad del Gobierno”. Y responde ante la polémica por su participación en una protesta contra la ley en las afueras del Congreso.

—¿Cuál es su análisis respecto a lo que está ocurriendo en el país en materia de seguridad?

—El problema del narcotráfico y el crimen organizado viene arrastrándose de hace una década. La pandemia puso en relativa pausa la crisis, pero hoy ya tenemos incentivos en el país que atraen al resto de bandas a venir a Chile. Hace poco la Organización de Naciones Unidas (ONU) señalaba que el puerto de San Antonio era un punto neurálgico para la exportación de droga hacia Panamá, México y Europa, o que Chile es de los países con mayor consumo de cocaína. Es una situación que requiere ser tratada como política de Estado entre todos los sectores.

—Como sector, ¿debieran hacer un mea culpa por tal vez mostrarse reticentes a avanzar en algunos de estos temas?

—En ningún caso hemos sido reticentes a avanzar en esto, esa es una imputación absolutamente falsa que instalaron nuestros adversarios políticos. Allí le diría a mi sector que no pise el palito, porque condenar los abusos policiales, tal cual lo hicieron los organismos internacionales, no tiene absolutamente nada que ver con no apoyar a Carabineros en su labor contra el narcotráfico. Es más, hemos sido los primeros en hablar de que necesitamos profesionalizar a la policía para las labores preventivas, de que las cárceles se vuelven una universidad del delito o de la regularización de las drogas, tal cual lo hizo Uruguay o Portugal.

—Usted votó en contra de la Ley Naín-Retamal. ¿No quedó conforme con el acuerdo adoptado por parte del oficialismo y la oposición en el Senado?

—Primero que todo, quiero aclarar que la Ley Naín-Retamal no es un proyecto de autoría de nuestro gobierno. Segundo, votamos a favor de más del 90% del articulado y valoramos enormemente los esfuerzos de nuestras ministras para modificar las aberraciones jurídicas que se proponían, que van en contra de todo marco republicano que al mundo le ha costado 200 años construir. En ello, respaldamos absolutamente la gestión que se hizo en el Senado.

—¿Cómo explicaría que finalmente el partido del Presidente no se alineó con la posición del Ejecutivo de respaldar el acuerdo en el Senado?

—La explicación es sencilla. El Gobierno hizo todo lo que pudo al ser arrastrado a mejorar un proyecto que no era de su autoría, que mejoró en el Senado, donde aprobamos más del 90% del articulado, pero en lo relativo a los puntos criticados por la CIDH, la ONU y Amnistía Internacional, consideramos legítimamente que no se resolvían con nitidez. Eso no significa en absoluto restarnos del trabajo en seguridad que, al contrario, estamos empujando decididamente con el llamado a tregua que nos hizo La Moneda y que acogemos totalmente.

—Desde algunos sectores de la oposición han existido críticas a su persona por haberse sumado a una protesta afuera del Congreso en Valparaíso cuando se estaba legislando la Ley Naín Retamal. ¿Qué respondería?

—Fue un punto de prensa de la Confech para manifestar sus observaciones al proyecto, y a los diputados que fuimos dirigentes estudiantiles nos invitaron a acompañar, y eso fue lo que hicimos. Nosotros entendemos que la política es mucho más de lo que sucede en los pasillos del Congreso, cuando representamos intereses ciudadanos plurales, diferencias legítimas, y desde nuestra trayectoria histórica del movimiento social, nos sentimos llamados a acompañarles. En una sociedad democrática, eso no debería molestar a nadie.

—Previo a la muerte del carabinero Palma la noche del miércoles, sectores del Frente Amplio estaban estudiando la posibilidad de ir al Tribunal Constitucional, mientras que parlamentarios del PC afirmaron que se encontraban “afinando” el texto que presentarían. ¿Hay molestia por la decisión del Ejecutivo de promulgar a primera hora del jueves el proyecto Naín-Retamal?

—Como bancada, al igual que a la senadora Provoste (DC), el senador Huenchumilla (DC) y la senadora Pascual, nos parecía prudente revisar la constitucionalidad del articulado. Pero una vez promulgada, ya no se puede acudir, y confiamos en la agenda de seguridad del Gobierno.

“Tregua”

—¿Es sostenible en el tiempo una alianza donde cada vez que hay temas donde las coaliciones tienen diferencias de miradas ocurren estos dimes y diretes?

La alianza de gobierno es plural y diversa, lo que al mismo tiempo es una virtud, y por lo mismo, los esfuerzos para empujar temas de seguridad requieren de una mejor estrategia por parte del Interior y de la Segpres, además de mucha voluntad por parte de las bancadas. En ello estamos a total disposición.

—¿Cómo toma este llamado del Presidente Gabriel Boric respecto a una “tregua”? Desde la oposición, dicen que no hay una “guerra”.

El llamado a tregua significa tomar este problema como una política de Estado, es un deber moral que nos exige unidad, porque cuando la política no resuelve, es el pueblo el que termina pagando los platos rotos. Lo que les planteamos en la reunión transversal a todos los partidos es que la evidencia sugiere que el aumento de penas no tiene mayor impacto en la seguridad, por lo que el foco debe estar en focalizar recursos de fiscalía hacia delitos de alta connotación pública, mejorar la inteligencia, avanzar en el control de armas cuando tenemos 61 mil armas inscritas perdidas, lavado de activos, levantamiento del secreto bancario, creación del Ministerio de Seguridad Pública, lograr que las 12 mil personas con órdenes de detención pendiente sean capturadas, o consagrar la Defensoría de las Víctimas. Todo eso tiene apoyo transversal y, al parecer, estábamos todos de acuerdo.

—¿Qué señales debieran dar concretamente los partidos de gobierno para demostrar que están adoptando el llamado del Presidente?

Reunirnos, proponer y discutir estratégicamente, en la diversidad, los pasos a seguir del Gobierno. Estamos en ello.

—Ayer, en “El Mercurio”, el presidente del PL, Juan Carlos Urzúa, dijo que “los postulados en seguridad del Frente Amplio no están sintonizando con el sentir de la mayoría del país”. ¿Cómo toma aquellas palabras?

—Creo que, con esa entrevista, Juan Carlos Urzúa y el Partido Liberal son los primeros en ir contra el llamado del Presidente a la tregua. Feliz le acepto un café para explicarle el trabajo que hemos hecho con nuestra delegada presidencial metropolitana, el trabajo que hemos hecho en La Araucanía, donde bajó la violencia rural, o los proyectos de control de armas que presentaron nuestras diputadas, para que esté más informado. No caeré en provocaciones.


Peste negra política.

Es imposible que lo asuman. Van a patalear, van a tratar de torcer la percepción, van a empatar. Supongo que a nadie le gusta reconocer que su trabajo es ya irrelevante, o en este caso, su postura política.

Pero finalmente…

Fueron medidos, fueron pesados…y no dieron la talla.

El problema que tienen estos pendejos es el siguiente.

Creen legítimamente que son movedores de tendencias. Piensan que fueron ellos los que generaron el movimiento que los llevó al poder.

Y por ende creen que pueden controlar el que se está gestando ahora.

Los estadistas son surfistas. Los políticos bodyboarders.

Estos narcisos son unos flaites con un cajón en el que se tiraron al mar. Vieron una clase de surf por YouTube y tomaron la mejor ola de sus vidas sin sacarse la cresta en uno de los rajazos más estratosféricos de la historia política chilena.

Creen que son surfistas de campeonato, y peor aún, que pueden escoger las olas a las que suben o no.

No volverá a pasar.

Esta ola los va a aplastar miserablemente.

Ya no tienen como salir de la maverick más mortífera de sus vidas. El momento era al inicio de su mandato. Ahí tendrían que haber hecho el cambio hacia algo más republicano.

Too late. Y peor aún si siguen pensando que sus huevadas van a eventualmente poder ser de nuevo consideradas.

Ya fue. En algunas décadas más, tal vez.

De hecho, probablemente ese es defecto de todos los gobiernos. Pensar que sirven para algo en cuanto a modificar las tendencias. Lo único que pueden hacer, y hacen, es acentuarlas o atenuarlas. Nunca cambiarlas. Estos narcisos acentuaron la tendencia hacia la izquierda, no en el tiempo, solo el precio, haciendo que el rebote sea igualmente violento.

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