Ni una semana había pasado desde la elección del 7-M y en el Frente Amplio ya tenían una conclusión. “Somos la principal fuerza del oficialismo”, comentaban, entre sí, los timoneles del conglomerado que conforman Revolución Democrática (RD), Convergencia Social (CS) y Comunes.
La suma de los votos obtenidos entre los tres partidos les daba la razón: eran superiores al PS y al PC, aunque eso no se expresara en el número de consejeros constitucionales electos. Había, por lo mismo, motivos de sobra para reivindicar la marca frenteamplista. Esa misma que la oposición, e incluso una parte del oficialismo, ha criticado desde que aterrizaron a La Moneda.
Repensar la estrategia del bloque, de modo que los resultados mejoren a futuro, era la próxima tarea. En eso estuvieron, al menos un tiempo, hasta que estalló el caso Convenios.
Aunque los protagonistas de la crisis solo sean militantes de RD, los costos los han pagado todos, con daños que califican como incalculables. “Toda la estructura del Frente Amplio ha crujido después de este terremoto”, resume un parlamentario del sector.
El principal problema, advierten distintas voces, es que nadie distingue con claridad entre los distintos partidos del conglomerado y, en consecuencia, lo que afecta a uno, afecta a todos.
Eso ha despertado un profundo malestar con RD, y en particular con su presidente, Juan Ignacio Latorre, a quien cuestionan por su mal manejo comunicacional y político. Un malestar que, principalmente, se ha expresado en la bancada de parlamentarios frenteamplistas, al punto que la semana pasada consultaron al exdiputado Marcelo Díaz para que asumiese un rol de coordinación política. Pero la idea no prosperó.
Con todo, y a pesar de las recriminaciones cruzadas, en el Frente Amplio no consideran que esta crisis ponga en riesgo la continuidad de su proyecto político.
“Hubo una reacción rápida que, al no incorporar defensas corporativas, logra hacer la diferencia respecto de las reacciones que han tenido otros partidos en circunstancias similares o incluso más graves. Estoy convencido de que lograremos sortear esta crisis y que seremos capaces de ver en ella la oportunidad de crear una estructura preventiva tanto para los partidos como para el Estado”, sostiene el timonel de CS, Diego Ibáñez.
“Es evidente que este episodio nos golpea, porque toca el techo del discurso de la superioridad moral (...). Es nuestro trabajo y son nuestras acciones las que hablarán de aquí en adelante por nosotros, mucho más que este caso que comprometió a algunos pocos militantes de RD”, agrega el presidente de Comunes, Marco Velarde.
Lo que sí está claro, de momento, es que hoy la idea de unir al Frente Amplio en un solo partido, como propuso el Presidente Boric en junio pasado, se ve cada vez menos tentadora para algunos.
CS toma la delantera
Un efecto inmediato del caso Convenios es que significó una ventaja importante para CS en la lucha por el liderazgo del Frente Amplio. Y, por el contrario, consolidó la tendencia a la baja en RD, donde varias de sus principales figuras, que hoy ostentan importantes cargos en el Gobierno, enfrentan duros cuestionamientos.
Tal es el caso del ministro de Educación, Marco Antonio Ávila, quien pese a haber sorteado con éxito la acusación constitucional en su contra, continúa bajo la lupa de la oposición y, transversalmente, su gestión ha sido mal evaluada.
En una situación similar está el ministro de Desarrollo Social, Giorgio Jackson, quien ha sido apuntado como uno de los responsables de esta crisis, al ser fundador de RD e instalar la tesis de la superioridad moral.
Fuera del gabinete, el director de la Secretaría de Comunicaciones (Secom), Pablo Paredes, y el jefe de asesores del Segundo Piso, Miguel Crispi, también han sido duramente cuestionados, sobre todo por el manejo estratégico de La Moneda ante esta crisis.
Convergencia Social, por su parte, solo ha fortalecido su posición: hoy es el partido del Frente Amplio que más militantes tiene, con mayor presencia en el gabinete ministerial y el único que tiene a una secretaria de Estado (Antonia Orellana) en el comité político.
En ese sentido, el objetivo de la tienda ha dado frutos: fortalecer su orgánica, convirtiéndose en un referente más grande y diferenciado que el resto de sus pares.
“Nuestro desafío es construir mayorías para la transformación. Convocando con amplitud, con escucha y diálogo, con convicciones claras y capacidad de concretarlas en cambios tangibles para vivir mejor. Y en un contexto especialmente complejo ante la arremetida de la ultraderecha y sus ideas conservadoras y autoritarias que crecen como fenómeno mundial y también en Chile. Tan solo esta semana vimos la peor cara retrógrada en la acusación al ministro Ávila, pero también hay otras visiones que buscan debatir y generar acuerdos. Nuestra vocación será construir esos entendimientos para que Chile siga avanzando”, sostiene la vicepresidenta de CS, Ximena Peralta.
Otro beneficiado colateral de esta crisis es Comunes. Y es que luego de lo sucedido con Karina Oliva en 2021, en el partido dicen que han logrado “limpiar” sus bases, por lo que esta crisis los alcanza mejor parados y con planes de crecer, como, por ejemplo, fusionándose con el movimiento Unir.
Partido único, al cajón
La idea ha estado en el tapete durante años, pero adquirió otra dimensión la noche del sábado 10 de junio, en el aniversario de Convergencia Social. En medio de esa celebración, el Presidente Gabriel Boric insistió con una de sus tesis: “En este cuarto y ojalá último aniversario de Convergencia Social, los invito a que pensemos en grande, más allá de nuestra militancia, porque hoy día tenemos una responsabilidad que es mayor”.
Boric hablaba, en concreto, de enfrentar las elecciones municipales de 2024 como una sola fuerza política.
Pero la creación de un partido único no resultaba tan sencilla. Primero, porque en Revolución Democrática ya descartaban esa fórmula. “En nuestro Congreso Estratégico de hace tres meses definimos no concretarlo durante el 2023, para ordenar la casa y fortalecer la orgánica, pero sí estamos disponibles a abrir la deliberación democrática con las bases”, sostuvo, por esos días, el presidente de RD, Juan Ignacio Latorre.
Mientras, en Convergencia Social, las palabras del mandatario los llevó a la reflexión. Su presidente, Diego Ibáñez, encabezó varias reuniones con los distintos timoneles del Frente Amplio para evaluar su ejecución.
Sin embargo, las incipientes conversaciones quedaron suspendidas tras el episodio de Democracia Viva.
Si bien en Convergencia Social aseguran tener la convicción de querer avanzar hacia una mayor unidad en el Frente Amplio, la crisis de los convenios los ha llevado a reflexionar sobre ese punto con más calma. Hace un mes, advierte un alto dirigente de la tienda, el fast track para lograrlo habría sido la fusión de los tres partidos. Hoy, sin embargo, luego de la crisis que afecta principalmente a RD, ya no ven esa opción con tanta claridad.
“Es difícil tener una conversación sobre la fusión de partidos en un momento en que una de esas colectividades está tan golpeada y débil”, reconoce el mismo personero.
Eso, de todos modos, no implica que se cierre la discusión. “Entendemos que estamos viviendo un nuevo ciclo político y nuestro objetivo es seguir creciendo en el corazón de la sociedad liderando una alianza amplia que sostenga las banderas del cambio en los momentos turbulentos que vivimos”, señala Ibáñez.
Lo que sí podría cambiar, comentan en la interna, son los tiempos y los términos de esa conversación.
De ello están muy conscientes en RD, pues saben que el escándalo desatado los deja en un muy mal piso para negociar espacios de poder dentro de un partido único. “Estamos a más bajo precio, los incentivos son menores”, admite un parlamentario.
Hay, en todo caso, algunos sectores en el Frente Amplio que creen que lo sucedido en las últimas semanas obliga a retomar la discusión con más fuerza. La razón es simple: como ya se vio en la elección de consejeros constitucionales, podrían perder la posibilidad de consolidarse como la principal fuerza del sector y, a su vez, volverían a competir entre sí... quitándose cupos.
“No se puede renunciar a esta idea, porque el FA nace como una opción política que critica los límites de la transición, pero también como una alternativa a la izquierda comunista. Para que este esfuerzo valga la pena y piense en el largo plazo, necesitamos forjar un proyecto histórico, que supere lo que somos hoy”, asevera Marco Velarde.
El rearme de RD
Capítulo aparte es lo que ocurre en Revolución Democrática. Con una de sus principales figuras caídas (Catalina Pérez) y un timonel cuestionado transversalmente por sus desaciertos comunicacionales (Juan Ignacio Latorre), la mayoría de los militantes considera que hoy la prioridad es resolver la crisis interna, es decir, rearmar (o resucitar) el partido.
Después, dicen, vendrá cómo enfrentar las próximas elecciones.
“El golpe ha sido duro. Existen vínculos emocionales con compañeros involucrados y eso ya es doloroso en sí mismo, pero además hay una sensación de injusticia importante. En estos 11 años la probidad ha sido nuestra bandera y también una conducta presente en cada militante de este RD que hoy es diverso y que ha tendido a alejarse de la caricatura ‘ñuñoína' para abrirse paso en el sur, la ruralidad y la periferia”, confiesa la diputada Consuelo Veloso.
En esa línea, internamente se ha discutido la salida de Latorre, quien no solo ha generado anticuerpos en la militancia y en su misma directiva, sino que también en las otras colectividades del oficialismo. Tanto así que algunos ya señalan que “no es un interlocutor válido”.
Las críticas a Latorre también han escalado a La Moneda. Apenas se destapó la crisis, varios militantes de RD aseguran que la ministra Antonia Orellana los llamó para entender mejor lo que pasaba dentro del partido, porque, a juicio de ella, hablar con Latorre “es como hablarle a la pared”.
De hecho, dado el malestar que hay en torno a su figura, han comenzado a surgir posibles reemplazantes. “Estamos cuadrados en que hay que respaldar a nuestra directiva, pero por cierto que estamos barajando alternativas”, dice un parlamentario.
Aunque en la tienda hay consenso de que remover a Latorre en medio de un momento institucional complejo podría ser perjudicial estratégicamente, no sería extraño que la idea asome con fuerza una vez que la crisis se apacigüe.
Un nombre que ha circulado en esa línea es el del diputado Jorge Brito, dado que es uno de los parlamentarios de RD más antiguos y porque, antes del escándalo, lideraba la lista única de consenso para presidir la directiva de Valparaíso en los comicios internos del partido.
Otras opciones que han sonado son el exsubsecretario de Salud Pública Cristóbal Cuadrado y la diputada Consuelo Veloso, aunque en sus círculos advierten que son meras especulaciones.
No es todo. En la interna también se habla de que ciertos sectores más conservadores del partido, que han perdido fuerza dentro de las bases, estarían pensando en aprovechar esta crisis para recuperar su poder. “Tienen esta tentación de volver de las tinieblas”, dice una dirigente. Y con ello se refiere a figuras como Rodrigo Echecopar, Miguel Crispi, Giovanna Roa o Edson Dettoni.
Como fuere, distintas voces advierten que Latorre está al tanto y se ha puesto a disposición. “Si le toca salir, va a salir; si le toca quedarse, va a quedarse”, aseguran.
Todo el FDS fue pura política…y geopolítica…
Que lata…El tenis fue el único oasis de noticias.
En fin. Es la realidad que tenemos.
Yo creo que lo interesante es ver que podrían hacer para mejorar la marca del FA que está por el suelo.
Lo primero que deberían entender en el FA es que la aprobación que tienen, que representa eventualmente intención de voto, es un TECHO, no un piso.
Están actuando como si ahora estuvieran en el absoluto piso electoral posible que fijan en 30% puntos más o menos.
Si entendieran que la única razón por la cual tienen 30% es porque simplemente no existen más alternativas de izquierda por ahora viables, creo que les bajaría un poco de terror por las venas.
Sería equivalente a terminar una relación y ver que tu ex no se empareja todavía y suponer con ello que sigue enamorada de ti, o al menos enganchada, y no que simplemente no hay nadie todavía atractivo como para una nueva relación.
El FA terminó la relación con los votantes de la izquierda y centro izquierda. Solo quedan los vínculos con la extrema izquierda.
El problema es que no hay una izquierda y centro izquierda atractiva hoy.
Es interesante este fenómeno.
La gente de izquierda suele decir que la derecha es cavernaria, pero la izquierda hoy es HORRENDAMENTE cavernaria, demodé y completamente no sofisticados en sus conceptos sociales. Mucho, pero mucho peor que la derecha que se sujeta a valores atemporales en la mayoría de los casos.
Recuerdo cuando comencé a trabajar y tuve la suerte de interactuar bastante con gente política en los directorios.
Se notaba mucho la derecha de la izquierda. En la forma de vestir, de hablar, de los intereses generales y todo.
Pero se complementaban en todas las empresas donde vi esa interacción.
Déjenme contarles lo que opinaba y pensaba el ala izquierda de una de esas corporaciones en el directorio del holding.
Para la derecha lo más importante es la rentabilidad sobre el capital de los socios. Para la izquierda, también. Es su empresa, y su capital, obviamente quieren ganar dinero con ella. Esa NO ERA la diferencia entre izquierda y derecha en esos directorios.
Cuál era la ENORME diferencia?…y hasta diría que la ÚNICA diferencia real…
Para la derecha los trabajadores eran un costo, para la izquierda un activo, o parte del capital.
LET THAT SINK IN…
Cuál era la visión de esa izquierda sofisticada?…
Hacer más productivo ese capital, con programas orientados a pulir y subir la eficiencia y por ende la productividad y sofisticación de los trabajadores de la compañía de manera que pudieran escalar en responsabilidades y sueldos, hasta el punto en el cuál ya no fuese posible sostenerlos y se fueran a otras compañías que estuvieran dispuestas a pagar por esa experiencia y calidad de trabajo, y ese era el aporte social de la empresa, dotar a la sociedad de gente altamente capacitada con una cultura corporativa de alta productividad que se dejaba ir, mientras surgía sangre nueva al interior de la compañía con el empuje de la juventud y la guía de los experimentados.
En esencia la compañía generaría un eco sistema que pulía el capital humano en productividad y valores corporativos y le daba tiraje. Bottom up. Cumplía el doble objetivo de hacer rentable ese capital o activo y aportar a la sociedad con ello.
Los trabajadores no eran vistimas para esa parte del directorio de izquierda. Eran puro potencial a desarrollar para generar mayor productividad y por ende mejores sueldos y mejores rentabilidades del capital para la empresa y sus dueños, o sea ellos, de manera orgánica.
WIN WIN…
Demás está decir que cuando vi eso, dejó de interesarme la política.
Íbamos directo a ser Suiza si los políticos en el estado eran remotamente parecidos.
AND HERE WE ARE…
Con puros flaites cavernarios y teorías del siglo XIX, resentidos y vistimas…y peor aún vistimizando a la gente.
I digres…
Cuando surja una izquierda moderna, sofisticada y no cavernaria resentida, el FA y la izquierda en general se van dar cuenta que ese 30% que tienen ahora es un techo. MUY ALTO.
Son el el novio tóxico con el que los votantes tienen recaídas hasta que llegue el que vale la pena. O el siguiente tóxico menos viejo y feo. Ya es preferencia de los votantes de izquierda por supuesto.
Ojalá opten por una izquierda moderna y sofisticada.
Donde está esa?…
Ni idea.
No acabo de entender que pasó entre ese generación de directores provenientes de la política y la política en general.
que lata si dices izquierda de calidad o centro izquierda de calidad, entonces kgamos, no RN ni Huecopoly son nde calidad.
ResponderEliminarHe trabajado con empresarios "socialistas" y quieren la platita para ellos y los trabajadores que se jodan. Incluso son super arribistas y miradores en menos. Les da pavor que un empleado de ellos sea mas que ellos. Prefiero a los patroncitos que siempre han sido de plata no mas.
ResponderEliminarUn empresario nunca va a mirar a un trabajador como competencia. No están en las mismas ligas. Los nuevos ricos suelen ser los arribistas, sean de izquierda o derecha. Con el tiempo y los problemas, si sobreviven, se les pasa.
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