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A pesar de que en el oficialismo apuestan a que la popularidad de la presidenta Michelle Bachelet no debería bajar más, considerando el voto duro de la Nueva Mayoría, la última encuesta Plaza Pública Cadem revela una aprobación presidencial de sólo 25%, un punto menos que la medición anterior, pese a que la desaprobación se mantiene en 62%.
De estas magras cifras se desprende lo que los analistas han advertido en cuanto al escaso efecto del cambio de gabinete y el mensaje del 21 de mayo en la opinión pública. De hecho, llama la atención que si bien el gabinete tiene en este sondeo el mismo 25% de aprobación, su desaprobación es menor que la presidencial, llegando al 56%.
El actual escenario político habría provocado también la desafección de la ciudadanía por la figura de la mandataria en términos afectivos. Ello, porque frente a la pregunta ¿qué sentimiento refleja mejor cuando piensa en la presidenta Bachelet? 57% de los consultados apunta a sentimientos negativos. Entre ellos, 24% "desilusión", 21% "desconfianza" y 12% "rabia". Mientras que sólo al 25% le produce sentimientos positivos: 11% confianza, 8% optimismo, 4% satisfacción y 2% alegría.
¿Qué derecho privilegiar?
Otro tema que, según las cifras del estudio, preocupa a la opinión pública son los derechos que el gobierno debiera cautelar en medio de este escenario de movilizaciones estudiantiles y del Magisterio. De los consultados por Cadem el 61% estima que la autoridad debe privilegiar el derecho "de orden público y el respeto por la propiedad pública y privada". En contraste, el 34% estima que se debe cautelar "el derecho de participación y movilización de organizaciones sociales".
En un ambiente en que los estudiantes han vuelto a salir a las calles, ya sea en oposición a la reforma educacional que no logra generar adhesión -y respecto de la cual la propia Presidenta admitió que el gobierno perdió la batalla comunicacional- o en apoyo a las posturas de los profesores, el sondeo revela que el 52% está de acuerdo con estas manifestaciones y el 41% se muestra contrario a las mismas. Sin embargo, el 57% está en desacuerdo con que estas movilizaciones se realicen por la Alameda Bernardo O'Higgins y sólo el 37% está de acuerdo con que esta importante avenida sea utilizada para estos efectos.
Por otra parte y pese a las críticas que ha recibido Carabineros debido al polémico episodio que tiene al estudiante de la Universidad Católica Rodrigo Avilés en estado crítico, esta institución es la mejor evaluada entre los actores de las movilizaciones, llegando al 56% entre quienes evalúan "bien/muy bien" su rol en las manifestaciones; y , en cambio, el 34% lo hace "mal/muy mal". Paralelamente, el gobierno es también mal evaluado en este aspecto de sus atribuciones, ya que el 66% estima que lo ha hecho "mal/muy mal". Mientras que a los estudiantes el 44% los evalúa bien y el 44% mal.
Las reformas no remontan
El escenario de las movilizaciones estudiantiles era algo que el gobierno no esperaba en relación con la reforma educacional. No obstante, entre más avanzan los proyectos y van cobrando forma, menos parecen agradar al mundo estudiantil. Al punto que el 63% de los encuestados para este estudio se declara en desacuerdo con la polémica reforma. A lo que habría contribuido el último anuncio en relación con la gratuidad de la educación universitaria, que será implementada de manera gradual y que inicialmente llegará sólo al 60% de los estudiantes más vulnerables que asistan a las universidades del Consejo de Rectores (Cruch). Paralelamente, sólo el 27% dice estar de acuerdo con una de las iniciativas emblemáticas del gobierno de Bachelet.
Algo similar estaría sucediendo con la reforma laboral que tampoco sería tan popular entre la opinión pública. a esta altura de la tramitación de la iniciativa, que aún se encuentra en la Cámara de Diputados, el 47% se declara contrario a esta medida; mientras que el 30% está de acuerdo con la iniciativa.
Este movimiento de desconfianza e inconformidad hacia la clase política no es solo en Chile. En todo el mundo se está manifestando esta tendencia, que coincide con las políticas socialistas fallidas que comienzan a demandar la recolección de impuestos para mantener los gastos de gobierno, los sueldos y beneficios de los funcionarios públicos y burocracia, y algo de las promesas de campañas electorales. Esta caza de capital está destruyendo la economía a nivel mundial. Y Chile comenzó también a sentirlo. Las políticas idiotas que se están comenzando a implementar ya están en pleno funcionamiento en economías desarrolladas.
Lamentablemente no aprendemos salvo que exista una crisis, y nos estamos acercando a ella a pasos acelerados.
Salvo algún milagro de última hora que impida a los políticos seguir tomando decisiones idiotas, lo que permitiría retomar las confianzas en el país y ser un foco depositario del capital en fuga, probablemente también nosotros tengamos una crisis de proporciones .
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