12 julio, 2015

Ricardo Lagos Weber: "No hicimos el cálculo adecuado y ahora todos tenemos que apechugar"

 

@latercera

EL viernes 10, a primera hora, al inaugurar un largo consejo de gabinete en el Estadio San Jorge, en Las Condes, la Presidenta Michelle Bachelet fijó explícitamente la postura del gobierno ante el complejo escenario económico. “Realismo sin renuncia”, fue la máxima que cruzó toda la jornada. 

“Hay que considerar las condiciones y las dificultades del nuevo contexto económico, social, político y de gestión que enfrentamos. Tenemos que ser realistas y sinceros de cara al país. Sin crecimiento no hay reformas sustentables”, explicó la Mandataria, al oficializar que el gobierno tomaría una nueva ruta que implicaría priorizar el programa comprometido debido a un desalentador panorama económico, pero también ante las carencias de gestión de su administración.

El senador PPD Ricardo Lagos Weber coincide con Michelle Bachelet. El parlamentario afirma que el clima político y económico “es más crítico de lo que se pensaba”, que es el momento preciso para jerarquizar e incluir gradualidad a las iniciativas principales -pero no paralizarlas- y que el gobierno debe disminuir el ritmo de algunas de las reformas.

“No soy partidario de tener dos o tres frentes simultáneos”, advierte el parlamentario, en línea con las conclusiones de la jornada que la propia Mandataria expresó la tarde del viernes y que se grafican en el nervio central del programa de gobierno: la educación. “Seguiremos avanzando en gratuidad en la medida en que la economía vaya creciendo y exista disponibilidad de recursos”, expresó la Presidenta.

¿Qué les responde a los dirigentes de oposición, y también del oficialismo, que aseguran que las palabras de la Presidenta en el Consejo de Ministros son una evidencia de que se está claudicando el programa comprometido en la campaña?

Es que la Presidenta no dijo eso. La Presidenta habló de jerarquizar y de gradualidad en un contexto que no estaba contemplado. Hoy día tenemos un menor nivel de crecimiento económico y eso implica menores recursos para llevar a cabo todo, como queríamos y como lo habíamos pensado. Además, agregue que hay una autocrítica o un reconocimiento de que no hubo una percepción adecuada ni la capacidad del Estado en su gestión para poder hacer muchas cosas simultáneamente. En consecuencia, lo que yo veo es otra cosa: se mantienen las reformas estructurales, no se deshacen las que ya se aprobaron, pero vamos a tener que hacer un esfuerzo por jerarquizar y también de gradualidad.

En este esfuerzo por jerarquizar algunas materias del programa, ¿dónde cree que tienen que estar las prioridades más inmediatas?

Creo que lo que está sobre la parrilla ya está y vamos a tener que mantener lo que es la desmunicipalización, la gratuidad en educación, pero a su debido tiempo y con la debida gradualidad. No soy partidario de tener dos o tres frentes simultáneamente en un proceso de reforma, porque, dada la debilidad que tenemos como gobierno, creo que no nos facilita en ese aspecto tener que explicar cuatro o tres frentes simultáneos de reformas.

La Nueva Mayoría nació y se construyó bajo el alero de un programa que incluyó una serie de reformas estructurales. A su juicio, ¿qué tensiones se abren a partir de la redefinición que hizo el viernes la Presidenta Bachelet?

No deberían abrirse tensiones, porque el contexto es compartido. Es compartido de que hoy hay un contexto distinto. Otra cosa es que alguien pretenda capitular respecto de lo que son nuestro norte y nuestras propuestas de reformas para Chile. Y yo veo que es posible seguir con el programa, pero vamos a tener que pensar en graduar. Y, por último, lo hemos dicho siempre, y hablo en primera persona plural y en primera persona singular, seguramente no todo se iba a poder concluir en un gobierno, y en consecuencia, creo que -precisamente- el mensaje a la Nueva Mayoría es a aglutinar en torno a las grandes reformas que tenemos para hacer trascender este gobierno.

En la DC creen que uno de los temas  que hay que postergar debido a la compleja situación actual es la apertura del debate constitucional, a pesar de que es una de las tres materias clave del programa presidencial. ¿Comparte ese criterio?

Yo creo que hay espacio para tener un debate sobre el tema constitucional. Creo que no se opone el decidir cuándo se produce finalmente el cambio constitucional a que podamos comenzar un debate con aquellos que tengan ganas, con los que estén en condiciones. Otra cosa distinta es que alguien pretenda tener una modificación a la Carta Fundamental. No dan los tiempos para eso.

¿Cómo cree usted que impactaron en los sectores de izquierda de la Nueva Mayoría las definiciones de Bachelet? Un ejemplo es el senador Alejandro Navarro, quien afirmó que vislumbra “el fin” del bloque si el programa no se cumple como está escrito.

El leit motiv de Alejandro Navarro en estos días es la crítica. Yo me quedo con un gobierno que se hace cargo de una realidad, que hace una autocrítica de las cosas que no se han hecho bien, pero que mantiene y señala que vamos a llevar a cabo las reformas principales, y se van a priorizar, y las priorizaciones las hacen todos, incluido el senador Navarro, que prioriza todos los días, por ejemplo, si va a Coronel o va a Talcahuano.

Si hace tiempo que dirigentes, académicos y economistas vienen advirtiendo un complejo escenario económico, bajo crecimiento y el impacto que esto causaría al cumplimiento del programa, ¿por qué un anuncio como éste no se realizó mucho antes?

Porque creo que hubo hoy día la configuración, con las últimas cifras, que aquí hay un proceso que es más crítico de lo que se pensaba. Creo, además, que las noticias que nos llegan desde afuera no son nada halagüeñas con los temas europeos y de China y, además, desde el último trimestre, factores internos que tienen relación con la política han generado un clima distinto, y hay que hacerse cargo de eso.

Pero convengamos que el difícil clima político está instalado en Chile desde hace varios meses, ¿no es algo que se pudo haber manejado de mejor manera?

Es que si lo hubiéramos hecho hace dos semanas, el periodista me hubiese preguntado ¿por qué no lo hicimos tres semanas antes? Lo importante es que se hizo y estamos a tiempo de adoptar las medidas que se están tomando.

Además del fuerte énfasis en el tema económico, la Presidenta Bachelet también habló de problemas en la gestión y en la comunicación, materias que uno bien podría atribuir al equipo político. ¿Cuánta responsabilidad tuvo el comité político que lideró Rodrigo Peñailillo en la obligación de ralentizar el rumbo?

Yo creo que es un problema más estructural y que está localizado en la propuesta que hicimos. Y yo también quiero reconocer mi responsabilidad en esto: nosotros también apoyamos y participamos en el programa de la candidata Michelle Bachelet, y si tengo que mirar hacia atrás, creo que al plantearse muchas reformas, muy importantes y necesarias, simultáneamente, no hicimos el cálculo adecuado y ahora todos tenemos que apechugar, porque todos apoyamos el programa.

El PPD tuvo que pelear en varias batallas con sus socios de coalición para defender las reformas del programa, para defender un enfoque reformista. ¿Cuál es el costo que el partido debe pagar ante el nuevo escenario?

Creo que el partido va a respaldar las palabras de Michelle Bachelet. Nosotros hemos sido muy responsables y muy leales al gobierno. Más que leales, muy responsables con el gobierno. Tal vez más que en otras oportunidades, hemos estado más uniformes y eso es por la convicción que nos genera el programa y eso sigue vigente, y es lo que tenemos que cuidar, porque al final del día es el programa y su interpretación lo que nos va a permitir siquiera pensar en un próximo gobierno de la Nueva Mayoría. Por eso es que es tan importante cumplir. Podemos demorarnos, podemos graduar, podemos dar un plazo más largo, pero la señal y la decisión respecto del norte son tremendamente fundamentales para el futuro, no solamente para este gobierno, sino también para una eventual proyección de la Nueva Mayoría.

El senador DC Ignacio Walker escribió en Twitter: “Enterrada la retroexcavadora, que florezca la República”. ¿No cree que el maximalismo de Quintana, tesis de la retroexcavadora incluida, le jugó en contra al PPD?

El Twitter del senador Ignacio Walker es lo más antirrepublicano que hay, porque en vez de abrazar el momento y la voz valiente de la Presidenta, cae en la disputa chica, en la minucia. Hemos sido muy responsables con este gobierno si juzgamos lo que ha sido el partido durante el pasado; además, hemos estado muy uniformes, hemos hecho un esfuerzo de unir a las distintas visiones, y la razón, y voy a volver a un tema que para el PPD no es baladí: es tremendamente importante avanzar en el programa de gobierno, y de manera correcta, para siquiera pensar en proyectarnos como Nueva Mayoría en el futuro. Yo no voy a juzgar a nadie por la conducta de una semana, yo creo que todos han hecho su aporte, pero yo me refiero a mi partido.

Hay quienes ya afirman que, para la Presidenta Bachelet, este nuevo escenario puede ahondar aún más en las malas cifras de confianza a su programa, en la desaprobación a su gestión y en el horizonte de sus promesas. ¿Comparte ese diagnóstico?

Esto se hace por dos razones, porque es bueno, correcto, adecuado e inteligente sincerar y enfrentar las dificultades cuando existen, y decírselo así a los ciudadanos, a todos, a los que apoyaron y a los que no apoyaron. Y lo segundo, porque es un principio indispensable para darse un segundo aire. No es solamente para ganar el segundo aire, es fundamental compartirlo con la gente. Nosotros, a los chilenos nos hace bien cuando enfrentamos los temas y los hablamos, aunque nos cueste. Cuesta mucho enfrentar los problemas cuando se han autogenerado, pero esto habla muy bien de eso.

Con las diferencias que se han sucedido en los últimos días, ¿usted espera que la Nueva Mayoría esté a la altura de la disciplina que tiene que tener para sacar adelante la priorización del programa?

Voy a trabajar para aquello y no veo por qué alguien se podría restar de ese esfuerzo.

La verdad no era tan difícil saber que no se va a poder cumplir con todas las tonterías que se prometieron. Bastaba con que ni siquiera se tenía un programa de ejecución con plazos, objetivos parciales y finales y recursos definido para ninguno de ellos para entenderlo.

Solo bonitas intenciones.

No faltará quienes comenzarán a criticar este nuevo enfoque, como aquellos que basaron su plataforma electoral y sus cargos actuales en estas reformas. Como los muy experimentados en temas de estado, mercados y economía Jackson´s, Boric, Vallejo, Karola y etc…

Eso pasa cuando unos viejos estúpidos y añejos hacen caso a las demandas populistas de segmentos reducidos pero gritones para asegurar una plataforma de elección. Particularmente segmentos jóvenes y gritones.

No es que no se deba escucharlos. Tampoco que no pueda generar grandes iniciativas. El problema es que también generan de las otras, impracticables o derechamente idiotas. Pero quienes deben discernir son justamente quienes están a cargo.

Me recuerda esta situación a aquellas empresas cuyos vendedores venden cualquier cosa y en cualquier condición con tal de llegar a las metas de fin de mes y ganar los bonos. No importa si con ello generan un desastre logístico o productivo. Lo que termina quebrando a esas empresas si no existe un control comercial y financiero. Porque finalmente no es lo mismo vender que hacer negocios. Lo primero es fácil. Lo difícil es lo segundo.

En el caso de los gobiernos, vender promesas es fácil. Dejar la c… en el país intentando hacer que esas promesas se cumplan, también. Lo difícil es generar programas que sean compatibles con el crecimiento y que efectivamente generen un retorno para el país como un todo.

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