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En Chile hay al menos 100 empresas que declaran tener voluntariado corporativo activo, según los registros de InnovacionAL, organismo representante en el país de la Red Iberoamericana de Voluntariado Corporativo, Voluntare. "Existen diferencias sustanciales en los tipos de actividades que cada organización entiende por voluntariado corporativo. Esta heterogeneidad no depende del tipo de compañía, sino más bien de los lineamientos de la dirección y el protagonismo que quiera darle a esta materia", indica Rodrigo Durán, subdirector de proyectos de InnovacionAL.
Las tutorías son lo más común. Enersis, 3M y Entel, por ejemplo, optaron por recibir a alumnos de enseñanza media en sus oficinas. Bajo esta figura, el trabajador voluntario se transforma en tutor de un joven, con quien se reúne entre una y dos veces al mes para prepararlo para la PSU, darle una nueva red de contactos o para tratar temáticas que en las clases de orientación muchas veces no se tocan. "Hablan de temas de vida, la idea es ampliar la visión de mundo de estos jóvenes que viven en un contexto de vulnerabilidad y donde la familia no siempre entrega el apoyo suficiente para su desarrollo", explica Maite Urmeneta, especialista de Sostenibilidad y Relaciones Comunitarias de Enersis.
Otras compañías como Lipigas y Banco de Chile asesoran a microempresarios bajo la misma figura de tutorías o en talleres, mientras que hay firmas que entregan aportes económicos a iniciativas que reciben de sus propios trabajadores. En Lipigas, por ejemplo, destinan 20 UF a cada proyecto, que fluctúan entre dos y tres al año. En Enersis, en tanto, tienen un presupuesto de $10 millones anuales que se divide en diversas actividades aprobadas. En 2014 fueron 31 las iniciativas favorecidas y este año serán 19.
También es común apadrinar centros sociales o colegios, muchas veces por medio de alianzas con fundaciones benéficas. En firmas como Bci, Chilena Consolidada, Laboratorios Roche, Viña Santa Rita, Socovesa y Banco de Chile lo hacen, y sus empleados participan en actividades con distinta frecuencia. Por ejemplo, en Bci están con Fundación Las Rosas y con un hogar de niñas en La Pintana, creado por empleados del banco en 1990 y donde hacen talleres de yoga, tejido y baile.
Fundación Las Rosas trabaja con 21 empresas, y sus colaboradores participan en actividades de los hogares mensualmente o durante el año. "Esta cifra se duplica y triplica en fechas clave como el mes de la ancianidad y Navidad", señala Susana González, subdirectora de Alianzas y Empresas.
La plantación de árboles y la entrega de regalos durante Navidad o el Día del Niño están dentro de las labores puntuales que más se repiten. "La idea es dar una variedad de alternativas que respondan a las distintas motivaciones de los trabajadores. Hay quienes quieren tomar una pala, mientras que otros se sienten más cómodos al traspasar su experiencia de vida en una tutoría", explica Urmeneta.
Multinacionales les sacan ventaja a las chilenas
Desde InnovacionAL destacan que el voluntariado corporativo está presente en pymes y grandes empresas por igual. El economista de la Usach Guillermo Pattillo coincide: "Más allá del tamaño, se trata de empresas que son gestionadas de forma más sofisticada, donde se manejan criterios más amplios que el set básico financiero. Son empresas más desarrolladas, no en el sentido tecnológico o económico, sino cultural".
Donde sí se perciben diferencias es entre las firmas con participación extranjera respecto de las nacionales. "En general, las multinacionales tienen programas más serios y avanzados, con involucramiento de largo plazo, mecanismos de evaluación y desarrollo de competencias", señala Rodrigo Durán.
Pattillo advierte que las empresas chilenas con un programa bien desarrollado de voluntariado corporativo son excepcionales. "Generalmente estas iniciativas nacen desde una matriz que está en el extranjero, pero difícilmente vendrán de una compañía con cultura nacional, pues es un tema aún muy subdesarrollado", precisa.
Para Durán, el problema de fondo es que las empresas tienen una visión equivocada: "Los tomadores de decisiones visualizan esta práctica como una donación, cuando se trata de una inversión. En la medida que sean conscientes de sus ventajas debiera aumentar el número de empresas que lo realicen". A su juicio, el voluntariado corporativo debe plantearse como un elemento estratégico.
En las empresas, en tanto, hay coincidencia en que estos programas nacen como forma de canalizar las necesidades sociales de sus trabajadores. "Esta iniciativa tiene que ver con que la gente se desarrolle integralmente. No estamos buscando mejorar el resultado de la empresa con esto", indica Mylene Irribarne, gerenta de Personas de Lipigas.
Al menos 20 horas para que sea efectivo
Las empresas que realizan voluntariado corporativo tienen beneficios tangibles en sus resultados. Según un estudio internacional de Gallup Consulting, la productividad en la organización aumenta un 18% si hay un alto grado de participación en estas iniciativas.
En tanto, la rentabilidad de un trabajador voluntario es un 26% mayor a la de la media, según el estudio "Driving Business Results Through Continuous Engagement by Work USA".
"El aumento en términos de productividad laboral no es despreciable, pues dicha rentabilidad depende mucho del clima laboral, el que es afectado por la capacidad de sentirse parte de un equipo y de tener objetivos comunes más allá de la pura producción", dice Pattillo.
Para Irene Schlechter, gerenta de Recursos Humanos de Roche Chile, el voluntariado corporativo ha impactado fuertemente en su clima laboral. "El buen ambiente dentro de la empresa ha crecido entre 20% y 25% en los últimos años", reconoce.
En Voluntare han hecho investigaciones que concluyen que para que haya un impacto efectivo en el desarrollo de competencias de los trabajadores se requiere de al menos 20 horas de voluntariado al año. Acá las fórmulas son variadas: Lipigas habilita 40 horas anuales laborales para estos efectos, en Enersis son 24 y en Roche son 20. Mientras que en Entel solo las tutorías se realizan en horario laboral y el resto es durante el tiempo libre.
Desde Enersis destacan que la idea es que tanto el trabajador como la empresa destinen tiempo: "Es un compromiso compartido, por lo que hay actividades que se hacen en la semana y otras el fin de semana. La empresa entrega horas laborales, pero el trabajador también da de su tiempo libre", dice Urmeneta.
Por otra parte, las iniciativas que se hacen una vez al año, aunque no generan competencias en los trabajadores, de todas formas son importantes, aclara Durán. "Entregar regalos y hacer actividades esporádicas y masivas puede ayudar a mejorar la percepción e identificación de los colaboradores con la empresa. Su gestión es más simple y muestra resultados concretos e inmediatos para fortalecer la imagen", concluye el experto.
Según el estudio "VolunteerMatch y United Healthcare USA", el 87% de los empleados voluntarios mejora su percepción sobre su compañía, mientras que el 82% se siente más comprometido que quienes no participan en estas actividades.
26%
de mayor rentabilidad sobre la media por empleado logran las empresas que cuentan con programas desarrollados de voluntariado corporativo, según el estudio "Driving Business Results Throught Continuous Engagement by Work USA".
87%
de los empleados voluntarios mejoran su percepción sobre su compañía, de acuerdo al informe "Volunteer Match y United Healthcare USA".
82%
de los trabajadores que hacen voluntariado se sienten más comprometidos que quienes no participan en estas actividades, según el estudio antes mencionado.
61%
de quienes hacen voluntariado corporativo mejoran alguna competencia profesional, de acuerdo a datos sobre desarrollo de capital humano de Barclays.
Magníficas iniciativas de estas empresas. Particularmente las que dicen relación con el entrenamiento de niños para darles una iniciación en la vida laboral, en especial en las actividades específicas de esas empresas.
Así es como debería ser la economía y el mercado laboral. Las empresas buscando en los niños aprendices para iniciar la carrera laboral. Sería un salto mayúsculo en el proceso de capacitación realmente técnica.
Y con inversionistas ángeles que participen de empresas pequeñas y que les den un impulso de gestión, que muchas veces es lo único que las detiene de progresar.
Debería de hecho ser parte de los incentivos fiscales al emprendimiento el que se cree una red de apoyo privada a emprendedores, adicional al apoyo estatal. Es mejor la visión privada, y muchas veces los inversionistas le toman cariño a esas empresas pequeñas y les dedican el tiempo y la experticia administrativa necesaria para que resulten. No solo es dinero.
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