14 marzo, 2016

Massad al B. Central por inflación: "Ya pasaron dos años fuera del rango y se les está acabando el tiempo"

 

@latercera

Si bien estima que el ajuste fiscal de US$ 540 millones recientemente anunciado por el gobierno podría haber sido algo mayor y que faltó claridad sobre el programa de convergencia hacia el balance fiscal estructural, dice que la decisión del ministro de Hacienda, Rodrigo Valdés, de recortar gasto público y aterrizar el escenario 2016 a tres meses de iniciado el año “no sólo era necesaria, sino absolutamente indispensable”.

Para Carlos Massad, dos veces presidente del Banco Central (1967-1970 y 1996-2003) y ex ministro de Salud, ahora Valdés “tiene la difícil tarea de permitir alzas desmesuradas del déficit público que causarían alarma en Chile y en el exterior y, al mismo tiempo, mantener un cierto impulso para la economía, que dejaría de tenerlo si baja muy bruscamente el gasto público. Es un equilibrio complejo”, dice.

¿Le parece adecuado el ajuste?

El ministro de Hacienda ha hecho una buena propuesta. Se pueden discutir los detalles, pudo haber sido un poquito más, pero es una buena propuesta y el método que eligió de fijar los recortes a los ministerios en su conjunto, para que ellos definan qué recortar, en vez de ser él quien dispone los ajustes, es muy eficiente, muy a gusto.

Dice que el ajuste pudo ser mayor ¿Qué faltó en los anuncios?

Plantear un compromiso fuerte y claro sobre la reducción de los déficits estructurales en los próximos cuatro años. Es relevante que el ministro vaya despejando incógnitas, incertidumbres, apuntando a ciertos objetivos de mediano y largo plazo. Pero ignorar lo que pasa en los próximos años no se puede.

Hay un compromiso: reducir el déficit en un cuarto de punto porcentual hasta llegar a un déficit estructural de 0,5% del PIB en 2019.

Era un cuarto de punto antes del ajuste y de la revisión del precio de largo plazo del cobre. Cuál será el programa de convergencia y cómo será la gradualidad e intensidad es, precisamente, el misterio que debe aclarar. No pido que responda al detalle, pero, al menos, indicando intenciones claras y firmes.

¿Lo que falta es una meta más clara?

Se puede tener un déficit chiquito, pero el ideal es tener un balance, porque ahí cualquier desvío es reconocible de inmediato. Un déficit siempre es discutible y un balance siempre es mejor por una razón de visión política si se quiere.

¿La meta de un balance es viable?

Lo veo muy difícil. No inviable, pero sí muy difícil de lograr.

¿Por la situación de la economía internacional, los problemas internos, por la suma de ambos...?

Hay varios componentes de la situación actual que la hacen difícil de manejar con las políticas tradicionales. El primer componente  es internacional, y es que la economía mundial, que por mucho tiempo fue arrastrada por China, la principal economía del mundo si se mide por poder de paridad de compra, ya no tiene ese carro. Hoy no hay una economía comparable o varias juntas comparables a la de China que puedan servir de locomotora. No hay una fuente externa de crecimiento en Europa, Estados Unidos y menos en América Latina. Por ahora, no hay locomotora hacia dónde uno mire.

Y en lo interno, ¿qué ha perjudicado a la economía chilena?

A nivel microeconómico hemos cometido errores. Uno de ellos fue permitir que los costos de producción del cobre subieran como si el precio fuese a ser siempre de US$ 4 la libra. Si se mira la historia larga, de 50 a 60 años, los precios en términos reales, comparables, de US$ 4 la libra, se dieron sólo en dos grandes períodos: en la segunda mitad de los años 60 e inicios de los 70 y en el período actual. Pero en todo el período intermedio los precios reales fueron de US$ 2,30, US$ 2,40 o US$ 2,50, y el problema es que se siguió actuando como si fueran de US$ 4 y los productores de cobre, por buenas y por malas razones, elevaron sus costos sobre lo razonable.

¿Por qué buenas y malas?

Buenas, porque cuando el precio del cobre está alto, las empresas aprovechan de explotar el mineral con menos ley y eso sube los costos. Malas, porque pensando que el precio era alto, el costo de una huelga era aún mayor, y para evitarlas pagaron un precio demasiado alto, cuando la productividad del cobre cayó violentamente en los últimos cinco años.

¿Qué precio del cobre es realista?

Hoy no está muy lejos del de largo plazo. El precio de largo plazo, si se toma el promedio real de estos años, está entre los US$ 2,30 y US$ 2,50 por libra y es a ese precio que debieran ajustarse los costos de producción. Las empresas hoy trabajan duro en bajar costos, pero eso es conflictivo, doloroso y lo peor es que lo están haciendo en un mal momento, cuando se pudo evitar de haber tenido la prudencia de mirar la historia de precios disponible en Cochilco.

Lo mismo le pasó al Fisco.

Así es. Si lo hubieran mirado con calma, se habrían dado cuenta de que las proyecciones de precios de largo plazo para el Fisco eran absolutamente desmesuradas. Eso gatilló un tremendo error al establecer la proyección de gasto fiscal, de déficit estructural y una posición fiscal sobreoptimista. Y no lo digo ahora, lo dije mucho antes.

El comité de expertos corrigió el precio de referencia de US$ 2,98 la libra a US$ 2,57, ¿se quedó cortó?

Todavía es alto, sobreestimado. Mi estimación de precio de largo plazo está en el rango de US$ 2,40 a US$ 2,50 en términos reales.

¿Por qué la diferencia?

La razón es relativamente simple: las proyecciones tienen gran inercia, porque los modelos se basan en la mirada del pasado corto, de los últimos cuatro a cinco años, no del pasado largo, de los últimos 40 o 50 años. Eso lleva a que con una mirada corta se hagan estimaciones de futuro y con gran inercia.

¿Esa misma inercia afectó al Banco Central? La inflación lleva dos años sobre el techo del rango meta.

Ese un tema complicado. El Banco Central cuando aplica la política monetaria toma en cuenta no sólo su efecto en la inflación, que es su preocupación principal, sino también las implicancias de sus políticas en otros campos, incluido el del crecimiento, aun cuando su influencia sobre él es poca, porque hay otras variables más determinantes, como, por ejemplo, la política de inversiones. Entonces, dado que la política monetaria tiene un efecto menor sobre el crecimiento y así lo hemos visto, el que la inflación se haya salido no sólo del centro del rango, sino del rango durante tanto tiempo, arroja sobre el Banco Central una responsabilidad especial.

¿Por qué especial?

Porque si estas cosas ocurren por mucho tiempo se terminan metiendo en la economía, porque con un sistema reajustable, indizado, la UF se mete en los dividendos, los arriendos, en los sueldos… Cuando tienes un período relativamente largo de inflación fuera del rango, ésta se termina metiendo en la UF y eso hace mucho más difícil encauzar la inflación en el rango.

¿Eso pasó por un mal manejo?

Lo cierto es que la política monetaria fue muy expansiva, porque mantener una tasa de interés del 3% cuando la inflación estaba sobre el 4% significa que la tasa de interés era negativa, es decir, que estabas haciendo un negocio pidiéndole prestado al Central.

Mejorar la puntería

¿El Central reconoce o no el efecto acotado de la política monetaria sobre el crecimiento?

Lo entiende perfectamente. No es que no se pueda hacer, pero si se hace, es a un costo tremendo para la economía y, además, se puede hacer por períodos cortos, porque una vez que la gente le pilla la mano al banco ya se acabó el efecto en el crecimiento.

¿Cómo se corrige ese error ahora?

Lo primero es reconocer aquello en las políticas monetarias y, por tanto, en adelante deberán ser necesariamente más graduales. Pero la gradualidad no implica pasar cinco años por arriba del rango meta de inflación de 2% a 4%, porque si eso pasa, la responsabilidad del Central sería muy grande. Dos años fuera del rango es aceptable y bajar la inflación gradualmente en tres y cuatro años también lo es. Pero no es aceptable mantenerse sobre el rango cuatro o cinco años.

Si en 2015 el precio del petróleo no hubiera caído 30%, ¿a la economía chilena le habría ido más mal?

Habría sido más malo, porque el precio del petróleo no sólo tiene efectos directos, sino también indirectos en los costos de transporte y, a la larga, en el precio de todos los productos. Un petróleo más barato reduce el gasto en importaciones, la presión sobre los niveles de precios y hace más fácil convivir con un ciclo lento. Además, parte de esa baja se ha traducido en una mejora de los ingresos fiscales, porque el precio del petróleo en Chile no se ajusta con la rapidez con la de los precios internacionales y eso ayuda al Presupuesto. En resumen, los ingresos fiscales habrían sido peores y la inflación más alta.

¿Cuánto más alta del 4,4% con que terminó en 2015?

Es difícil saberlo, pero uno podría estimar perfectamente una inflación más cercana a 5%, aunque no superando ese nivel. Además, un precio del petróleo más alto habría elevado más el precio del dólar.

¿Cuándo convergerá la inflación al centro de 3% del rango?

Creo que en alrededor de dos años se puede volver al centro del rango. No creo que se vaya a volver; lo que digo es que se puede volver.

¿Y en entrar al rango meta?

Eso es más rápido, puede ser en un año o año y medio, pero lo clave aquí es estar cerca del centro de 3%. El hecho de tener un rango no significa una invitación para estar pegado arriba o debajo de él.

¿El Central debe seguir el ajuste?

Hay que verlo según las circunstancias, porque, por ejemplo, el ajuste actual de tasas tendrá efecto dentro de un año probablemente y pleno efecto en un año y medio a dos años. No se trata de que porque la inflación subió hoy debo subir la tasa ahora. El tema es mirar hacia adelante, ver cuáles son las presiones que se avecinan, cuáles están ya sobre la mesa y cuáles pueden construir escenarios sobre el futuro. Eso es lo que debe inspirar la corrección de las tasas.

Entiendo que hay que evaluar escenarios, ¿pero el Central no debiera también afinar más el ojo?

Absolutamente. Claro que debe afinar el ojo, trabajar para tener una  mirada muy fina, porque las cosas han evolucionado de una manera muy inesperada y las decisiones hay que tomarlas con pausa. El trabajo del Central es delicado, pero tiene la ventaja de que si se equivoca lo puede corregir.

¿Y cuándo debió corregir la tasa? 

Al mes siguiente, a los dos meses siguientes... Pero aún puede corregir el error, porque las tasas tampoco andan saltando de un nivel brutal a otro. Es cierto que debe afinar mucho más la puntería, pero los errores se pueden corregir y están a tiempo. Aunque la tarea es grande, porque ya pasaron dos años fuera del rango y se les está acabando el tiempo.

Usted presidió el Banco Central ¿Cuánto escuchan al resto y cuánto no para manejar la inflación?

Manejar la tasa de inflación a la perfección es sencillamente imposible, por la simple razón de que no manejamos todas las variables, ni siquiera sabemos cuáles son todas esas variables. Por eso es que el Banco Central se fija un rango y estar en ese rango es lo importante para la institución. Cuando se está un poco fuera no importa mucho, porque existe la esperanza de volver, pero lo que no se puede permitir es pasar tres, cuatro, cinco años fuera del rango meta. Uno o dos años fuera no es deseable, no es bueno para la economía, pero tampoco es una catástrofe. En cambio, sí podría llegar a serlo si se sostiene así por mucho tiempo.

¿El consejo erró el diagnóstico?

Sí, es muy probable que haya habido algún error de diagnóstico. Son buenos economistas, pero no son perfectos… Aunque efectivamente creo que pasó un período demasiado largo sin que el banco actuara sobre las tasas, eso sí pasó.

¿Y eso afecta su credibilidad?

No, no comparto eso. La credibilidad del banco está tan bien establecida que no se afecta por cosas así de transitorias o de corto plazo. Ahora, sin duda, sí se afectaría si la inflación se desanclara en un horizonte de tres a cuatro años.

¿Qué espera para la inflación?

Yo no estoy en el juego de decir ‘la inflación será de 3,75% o 4,23%’, pero sí creo que este año debiéramos estar, si no dentro del rango, muy cerquita del rango. Un poquito más abajo o más arriba, pero no muy distinto y eso es una buena cosa. Para el 2017 estoy viendo algo mejor, aunque ahí necesariamente dentro del rango y acercándose al centro de la meta.

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Esta es una de las declaraciones más importantes que he leído de un banquero central, o del establshiment en general, para todos los efectos.

La admisión de que los todo poderosos economistas de los bancos centrales no pueden manejar las variables que inciden en los ciclos económicos porque ni siquiera saben cuales son estas es increíblemente poderosa.

Significa que ni los gobiernos ni economistas de los bancos centrales son capaces de influir en los ciclos de negocios, y por lo tanto están a merced de los vaivenes de la economía, tal como el resto de los mortales.

Si esto es así, entonces que pueden prometer los gobiernos??. Si no pueden influir en la economía, salvo tal vez para empeorarla??. Que promesas pueden hacer si ni siquiera entienden o saben cuales son las variables que influyen, y mucho menos manejarlas??

Creo que no se le ha dado la importancia que merece a este artículo de la tercera.

Todas las demás declaraciones son bastante inocentes para un banquero que vive del despilfarro y de la creación de crédito. Nadie se preocupa de la eficiencia cuando los ingresos sobran. Es parte de la naturaleza humana. Nos colocamos displicentes. Y eso también genera que ese exceso de gasto fluya hacia el resto de la economía.

Feast to Fast, tal como todo en la naturaleza humana. Hay tiempo para celebrar y derrochar, y otro para la mesura y ahorro. Desde nuestros organismos hasta la economía y sociedad como un todo.

1 comentario:

  1. Doblemente importante si massad fue quien subio la tpm de 8,5% a 14% el 17 de septiembre de 1998 y por su error gatillo la crisis asiatica...de los errores aprende el hombre.

    Creo que el problema es que los economistas glorifican la econometria...no es que sea mala, pero tiene supuestos de normalidad que no se cumplen en escenarios de crisis.

    El caos es un proceso de aceleracion donde un pequeño cambio puede provocar una reacción en cadena muy rapida y ahi todos los economistas se caen.

    En usa se cayeron al subir las tasas tan tardiamente, y ahora se pueden volver a caer este año si las vuelven a subir basados en modelos econometricos obsoletos.

    Y cuando se den cuenta del caos provocado se iran a tasa negativa...y ahi realmente sera el ultimo error que pasemos de deflacion a una hiperinflacion global....y todo por no tirar la econometria a la basura con su supuesto irreal de normalidad.

    Aunque que bueno que despues de 18 años massad declare esas verdades que no tienen idea de las variables que controlan la inflación

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