Dicotomía, cuadro anómalo, aletargamiento. El diagnóstico sobre el debilitamiento del mercado laboral en el país, en un contexto en que la economía crece más que el año pasado, ha llamado la atención y han surgido distintas explicaciones para un fenómeno que se ha tomado la agenda en la recta final de 2018.
De hecho, el desempeño económico y el mercado laboral concentraron la atención del comité político en La Moneda el lunes, a lo que se sumó una minuta desde el palacio presidencial a los parlamentarios de Chile Vamos que comparaba las cifras de crecimiento de la economía y el empleo de este gobierno con el de Michelle Bachelet, y con el que se busca transmitir un mensaje de reactivación.
A las cifras que muestran que en los últimos trimestres ha subido la tasa nacional de desempleo, comparado con lo que ocurría en los mismos períodos de 2017, se han agregado los anuncios de despidos por cierre de instalaciones en conocidas empresas, como Farmacias Ahumada, Iansa en Linares y Maersk en San Antonio, que han opacado las noticias reactivadoras, como las ampliaciones de la Planta Arauco o de la mina Pelambres.
Los últimos datos disponibles del Instituto Nacional de Estadísticas (INE) mostraron que la tasa de desempleo subió a 7,1% en el trimestre móvil julio-septiembre, esto es 0,4 puntos porcentuales más que igual lapso del año pasado, con un aumento de 0,5% en los ocupados en el período, mientras que la fuerza de trabajo se elevó en 0,9%.
Por el lado de la actividad económica, pese al bajo registro de septiembre, cuando el indicador Imacec avanzó 2,3%, el mercado y el gobierno esperan que el PIB crezca en torno al 4% este año, es decir, más del doble que el 1,5% de expansión que marcó en 2017. Para el próximo año, sin embargo, se espera un crecimiento más moderado, cercano a 3,5%.
Los analistas dicen que la variable directamente relacionada con el crecimiento económico es la creación de empleo asalariado en el sector privado, que creció 1,1% interanual en el último trimestre móvil que se tiene registro, más que el dato del desempleo nacional.
En un primer momento, tanto el Presidente Sebastián Piñera como el subsecretario del Trabajo, Fernando Arab, reaccionaron a la última cifra de desempleo apuntando a la presión que ejercía sobre el mercado laboral la llegada de los inmigrantes, que se estima ya alcanzan a más de un millón de personas.
Pero una mirada más de fondo devela que existen varias razones para entender el avance en la desocupación, que incluyen también los cambios en la composición del mercado laboral, las expectativas de “tiempos mejores”, aspectos metodológicos o hasta el efecto de la automatización, entre otras variables que forman parte de una discusión que por el momento parece lejos de agotarse.
1.Altas Expectativas
Las esperanzas de “tiempos mejores”, también en el trabajo, eran elevadas. El gobierno se ha comprometido a la creación de 600.000 empleos durante el segundo período de Piñera -menos que el millón de empleos de su primer tiempo en La Moneda, de los cuales según el actual ministro secretario de la Presidencia, Gonzalo Blumel, 70% fue con contrato-, en un contexto de un crecimiento económico de entre 3,5% a 4% en estos cuatro años, como anticipó el titular de Hacienda, Felipe Larraín, cuando aún no acababa el pasado verano.
“Durante el período 2011-2013, la economía con Piñera creció 5,3%, por lo tanto, no había que esperar que se creara al mismo ritmo el empleo asalariado en el sector privado. Las expectativas tienen que estar ajustadas a lo que van a ser estos cuatro años, que es un crecimiento intermedio entre el frenazo con Bachelet y lo que fue la primera administración de Piñera”, dice Juan Bravo, asesor macroeconómico senior en ClapesUC.
Que las cifras de empleo no se ajusten en forma inmediata con los datos de crecimiento no es algo que debiera sorprender, ya que los expertos apuntan a que no se trata de una fórmula matemática exacta en la teoría económica. El crecimiento de la actividad implica que se producen más bienes y servicios, lo que involucra que se requieren más empleos asalariados en el sector privado que sean capaces de absorber esa mayor producción de bienes y servicios, pero en ese camino puede haber desajustes temporales de corto plazo.
2. Menos empleo precario
Las cifras muestran que en el último trimestre móvil el aumento de los asalariados en el sector privado alcanzó a 49.320 personas, que se compara con una destrucción promedio de 22.000 empleos en este segmento el año pasado.
Los trabajadores informales por cuenta propia, en tanto, apenas crecieron en poco más de 4.850 personas, equivalente a un avance de 0,4%. Hace un año, en cambio, crecían 6,6% o 115.880 personas. Asimismo, se ha observado una destrucción de 31.481 empleadores informales, con un retroceso de 45,8%.
Así, los datos apuntarían a que lo que está ocurriendo con la desaceleración del empleo se relaciona básicamente ya sea por los empleadores informales como por el estancamiento de la cuenta propia.
El ministro del Trabajo, Nicolás Monckeberg, es categórico: “El empleo que se ha destruido es el empleo precario por cuenta propia y el empleo que ha aumentado es el empleo con contrato en el sector privado. Nuestro desafío es que la mayor cantidad de gente que se animó hoy día a buscar trabajo lo encuentre cuanto antes. Estamos muy conscientes de que hay altas expectativas respecto de nuestra capacidad de generar empleo y estamos seguros que vamos a cumplir con esas expectativas. Este año estimamos una creación de empleos cercana a los 150.000”.
3. Subestimación metodológica
Especialistas dicen que al ritmo que está creciendo la economía el empleo tendría que hacerlo en torno a 2%, no al 0,5%. Pero de hecho sí podría estar subiendo al 2%, aunque se trata de una variación que no se muestra en los números del INE. ¿Por qué?
En una entrevista con radio Duna, el director del Centro de Estudios y Encuestas Longitudinales UC, David Bravo, planteó esta semana que a partir de los problemas en el fallido Censo 2012 hubo una desactualización de cifras que implicaría la subestimación de 50.000 empleos. Si se consideraran esos puestos de trabajo, la tasa de desocupación en el trimestre julio-septiembre de 2018, por ejemplo, podría haberse situado entre 6,5% y 7%, es decir, puede haber sido incluso más baja que hace un año (cuando fue 6,7%).
La Encuesta de Empleo del INE aún está basada en el Censo de 2002, que constituye el marco muestral del cual se sacan todas las cifras y, como no se ha tenido otro censo hasta el de 2017, los marcos muestrales en los que se basan las encuestas de hogares no se han actualizado o bien se han hecho procesos parciales. La actualización relevante ocurrirá cuando los datos del nuevo censo se incorporen. “El gobierno tiene que acelerar las cifras del INE, no se debe esperar hasta el 2020”, declaró David Bravo.
4. Impacto de la inmigración
En Clapes UC han calculado que los inmigrantes representan entre 6% y 7% de todo el empleo, por lo que si bien las tasas de crecimiento en este segmento han sido altas, particularmente en el último año, es un porcentaje relativamente bajo de todos modos respecto de toda la población ocupada. “Hasta ahora yo no conozco ningún estudio en Chile que genere incidencia negativa”, dice Juan Bravo, y agrega que en el Informe de Percepciones de Negocios del Banco Central -que considera las respuestas de 180 empresas sobre cómo ven sus perspectivas en distintos ámbitos- hay algunas industrias que han reconocido que la mayor disponibilidad de mano de obra les ha permitido abaratar costos. “Donde las tasas de inserción son muy altas es en personal de servicio doméstico puertas adentro, que sabemos que es un segmento donde los chilenos ya no quieren hacer este tipo de trabajo y la cesantía prácticamente no existe”, añade.
Para Monckeberg, dado que la encuesta del INE es a hogares, la medición se ve dificultada cuando varios extranjeros viven en un solo hogar o cambian reiteradamente de domicilio. “No descarto que la participación de los migrantes esté subrepresentada en las mediciones de las encuestas”, señala el ministro.
5. Las nuevas tecnologías
El economista y profesor de la UCLA, Sebastián Edwards, dice que un tema que no está en las estadísticas, pero que es evidente, tiene que ver con los robots. “Muchas de las nuevas inversiones son en tecnología de punta, automatizada, de inteligencia artificial. Esto hace que el producto aumente, pero no así el empleo. Sucede en todas partes del mundo. Este es un tema sobre el que dimos la voz de alarma hace cinco años, y nadie nos hizo caso. Chile hizo toda una reforma laboral que ignoró este cambio sideral. Un grave error sobre el que estamos pagando ahora. Los robots vienen, y como dijimos, ¡se están comiendo los empleos!”, comenta.
Ya hace casi dos años, un estudio de la consultora McKinsey indicaba que en Chile 3,2 millones de empleos podrían ser reemplazados por sistemas automatizados en un período de entre 20 a 40 años, lo que permitiría importantes ahorros a las empresas, especialmente del sector de retail.
No obstante, según un estudio de Clapes UC lo que hace la automatización es sustituir tareas rutinarias que usualmente son realizadas por empleos de mediana calificación y lo que muestran las cifras de empleo es que, por el contrario, hasta ahora se está creando empleo de mediana calificación, mientras se destruyen puestos de trabajo de alta o baja línea.
6. Aspectos cíclicos y estructurales
Hasta comienzos de este año, recuerda Claudio Soto, economista jefe del Banco Santander, se observó un importante repunte de la fuerza de trabajo, tanto por la mayor incorporación de mujeres al mercado laboral -muchas de ellas buscando empleo por primera vez- como por el fenómeno migratorio. Desde junio, sin embargo, la fuerza de trabajo ha disminuido su ritmo de expansión, con una merma en la participación femenina y probablemente un menor flujo de migrantes. “Por otro lado, el empleo no ha crecido con tanta fuerza desde que comenzó a recuperarse la economía, y en los últimos meses ha tendido a moderarse de manera sustantiva”, señala el experto.
En el lento dinamismo de la creación de empleo inciden elementos tanto cíclicos como estructurales, dice Soto. Por el lado cíclico, indica, probablemente se haya dado una labor hoarding (acaparamiento de mano de obra), que consiste en que en las fases de desaceleración de la economía las empresas retienen a sus trabajadores, ya sea por los costos financieros de los despidos o para evitar la pérdida de capital humano específico. “Luego, cuando la economía se recupera, no es necesario aumentar la contratación, pues se puede disponer de la mano de obra que ya está en las empresas. Por lo tanto, hay un rezago entre el ciclo de la actividad y el del empleo”, explica.
Sin embargo, coincide con Edwards en que también están sucediendo fenómenos más estructurales asociados a la automatización.
7. Normativa desactualizada
Para el presidente de la Confederación de la Producción y del Comercio (CPC), Alfonso Swett, una de las razones que están impactando en el rezago entre crecimiento económico y el desempeño del mercado laboral radica en la normativa del trabajo, que considera una tarea pendiente. Por ello, insta a “reformar el Código Laboral para promover uno moderno, acorde a los desafíos actuales y, sobre todo, pro empleo”. El dirigente concluye que no se están dando las relaciones históricas entre el crecimiento y el empleo, “aunque la buena noticia es que sí ha mejorado la calidad del empleo”.
“Este rezago -dice Swett- obedece a distintos factores. En primer lugar, a las migraciones, donde estamos empezando a avanzar. En segundo lugar, a la economía digital, donde estamos trabajando en realizar los cambios y acciones que permitan a los trabajadores chilenos tomar las grandes oportunidades que se presentan”.
Hace unos días, el economista jefe del Banco de Chile, Rodrigo Aravena, indicó que si se ve que hoy el país está creciendo prácticamente al triple de lo que crecía hace un año, la lentitud que ha tenido la creación de empleo, el menor crecimiento que han tenido los salarios reales, la caída que han tenido algunos indicadores de la confianza de los consumidores, requieren de una atención especial, porque no se puede descartar un mercado laboral que está mucho más débil de lo que se piensa, y eso, obviamente, tiene implicancias en el consumo y la inflación.
No entiendo porque la demonización del empleo por cuenta propia. Lo que deberían hacer con este tipo de empleo es promoverlo con medidas de alivio impositivo para que quienes quieran realizarlo lo hagan de manera legal, con boletas o facturas y accedan a todas las protecciones legales asociadas a ello. El problemas de la informalidad es que es tan caro para pequeños productores o negociantes pagar los impuestos en relación a sus ingresos, que hacen todo en mercado negro, es decir, informal.
De hecho, si quieren que suban los sueldos de los empleos tradicionales (o de calidad según estas referencias), lo que tienen que hacer es tratar de sacar a la mayor cantidad de gente de la oferta laboral, y esto se puede hacer promoviendo los empleos por cuenta propia, no desincentivándolos o demonizándolos.
Que haría yo en mi humilde y bloggera opinión para incentivar el empleo???
Generaría una cadena logística de distribución y venta para los pequeños productores y emprendedores que podrían aprovechar esta infraestructura de gestión para acceder a puntos de ventas en todos lados.
Productos de Chile como marca presente en Supermercados y otros canales de ventas y en distintos países en el mundo. Obviamente tendrías que pagar los costos asociados al servicio prestado por la plataforma, pero es un servicio al que ahora accedes y que no podrías en el caso de hacerlo por cuenta propia. Una especie de Amazon o Alibaba estatal orientado a pequeños productores. De paso potenciaría enormemente a correos de chile.
Todos parecen estar muy enfocados en la promoción de la producción, diseño e innovación, cuando en realidad lo más relevante y que es difícil de generar por cuenta propia es la estructura de marketing, distribución y puntos de venta.
Al final asi como va la cosa el camino es ser independiente puesto que con tantas reformas los empleos apatronados en chile van a desaparecer.
ResponderEliminarLo otro es que chile deberia basarse en una economia de servicios hacia el mundo en materia de software, asesorias, ingenieria, y cualquier servicio de alto valor....mucho de esto se puede hacer con un pc en casa y conexion a internet. Falta solo el incentivo y empuje.