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SANTIAGO.- Es un antiguo dicho que viene de la tradición campestre chilena: "comulgar con ruedas de carreta". Se trata, en simple, de la obligación de creer en algo inverosímil, contrastando de manera exagerada la figura de la hostia con la pieza del vehículo rural, que no podría caber en la boca. Eso es lo que dice Cristóbal Bellolio —doctor en Filosofía Política, académico de la Escuela de Gobierno de la U. Adolfo Ibáñez y autor del libro "Ateos fuera del clóset"— que ha pasado con la sociedad chilena: "Las personas ya no comulgan con ruedas de carreta", asegura. Lo dice a la luz de los resultados revelados este martes por la última encuesta del Centro de Estudios Públicos (CEP), que mostró que el número de personas que se declaran católicas pasó de un 69% en 2008 a un 55%, un descenso de 14 puntos en una década. Al mismo tiempo, quienes no se identifican con ninguna religión crecieron de un 11% a un 24% en el mismo periodo. "Eso quiere decir que la sociedad chilena se está secularizando en general y no necesariamente hay un trasvasije de lo que pierden los católicos hacia los evangélicos. El mundo religioso en general, sumando católicos y ateos, se contrae", afirma. Los datos lo respaldan: la población evangélica descendió un 1% en estos diez años, pasando de un 17% a un 16%. Sobre las causas detrás de las cifras, Bellolio señala una que está a la vista. "Los abusos en la Iglesia tienen una responsabilidad directa en el descenso del catolicismo: la pérdida de credibilidad de la Iglesia como institución está vinculada con aquella gente que ya no se quiere declarar católica", señala. Y es que los últimos años se han destapado más escándalos dentro de la institución que los que se hubieran conocido antes en el país: el caso Karadima, abusos en iglesias regionales, la condena de John O'Reilly, las situaciones denunciadas por monjas, el encubrimiento que se le investiga a altas jerarquías eclesiales. Y parece haber todavía cosas por destapar. La responsabilidad de los abusos "Debería haber otras razones para que la gente se aleje de las religiones y no esta", opina el abogado de las víctimas de Fernando Karadima, Juan Pablo Hermosilla. "Esto habla de lo mal que ha estado administrado el tema por la jerarquía local en Chile". Para él, previo a los resultados de la CEP, hay una imagen que grafica la situación: la del cardenal Francisco Javier Errázuriz acogiéndose a su derecho a guardar silencio cuando se le llamó a declarar ante Fiscalía. "Se le estaba investigando como encubridor de abuso sexual a menores... A mí me parece que la escena habla por sí misma de esta crisis. Y me da pena", admite. "En Chile hay un arraigo por la creencia y las demostraciones de religiosidad popular, es un tema cultural del país asociado a la religión. No es un país que vaya avanzando hacia la secularización. Esto no responde a temas de fe, sino a cómo la institución ha respondido a los abusos sexuales" Sergio Carrasco Aclara que no se identifica como creyente, que de hecho es ateo, pero que la crisis de la Iglesia le preocupa. "La religión en una sociedad democrática es fundamental, y es fundamental también que se construyan espacios religiosos como un lugar seguro para mujeres y jóvenes en cuanto a la protección de sus derechos", expone. "Parece ser que, como no ha sido precisamente esa la línea que han adoptado parte de los obispos en sus defensas, estos son los costos", concluye. Bellolio, por su parte, admite que ello se conjuga también con una "caída reputacional de muchas de las instituciones que hace algunos años eran los bastiones morales de la sociedad chilena". Menciona algunas: el Congreso, los partidos políticos, el empresariado, las Fuerzas Armadas, Carabineros. También la Iglesia. Pero tiene un matiz. "Creo que es un proceso que tiene que ver con una corriente de secularización cultural que empezó a penetrar en Chile a partir de la modernización capitalista y por lo tanto ya desde finales de los '80 que esto se veía venir. Lo que hacen los escándalos de abusos sexuales es acelerar el proceso, pero la sociedad chilena ya estaba abandonando las expresiones de religiosidad", asegura. Otro Chile La tesis de Bellolio es más amplia, y va más allá de los abusos conocidos recientemente: las sociedades, al alcanzar "ciertos niveles de desarrollo material", tenderían a "abandonar las expresiones de religiosidad más tradicional". "En sociedades donde se desarrolla el estado de bienestar, la gente siente que tiene menos vulnerabilidad frente a las contingencias del destino y eso hace que a la hora de tener un problema no recurran necesariamente al consuelo de la fe, sino que existen instituciones humanas que pueden ayudarlos a sobrellevar esos periodos difíciles", explica. 55% De los chilenos se declara católico "En la medida en que la sociedad chilena se transforma en una sociedad más próspera y afluente en términos materiales, y más educada e individualista, en el sentido de ser celosa de su autonomía personal y de no querer que una institución venga a decirle cómo vivir o en qué creer, obviamente las instituciones jerárquicas y heterónomas (o que imponen reglas) como la Iglesia Católica pierden relevancia", comenta. Para Sergio Carrasco, de Voces Católicas, las causas de ese descenso también exceden los escándalos conocidos. "Sin duda está ligado a los abusos sexuales, pero no es el único factor. La encuesta es muy clara en mostrar los fenómenos sociológicos y cómo se ha modernizado el país, y eso ha ido afectando las adhesiones", dice. "El grueso de población que hace todo este cambio más dinámico es la generación que nace después del '80, que crece posterior a la dictadura. El país cambia y cambia el comportamiento de la persona, y el cómo quieres verte dentro de la sociedad", añade. Las creencias de los chilenos La encuesta también reveló otras cifras: 61% de los chilenos creen en el "mal de ojo"; 54% en la energía espiritual localizada en elementos de la naturaleza como lagos, montañas o cristales; 51% en los poderes sobrenaturales de los antepasados y un 45% en la reencarnación. Adicionalmente, un 80% afirmó creer en Dios, un 56% en la Virgen María y un 52% en los santos. Por eso Carrasco no cree que las cifras hablen de una sociedad que dejó de creer. "Chile sigue siendo un país altamente religioso y con costumbres religiosas, un país creyente, a pesar de los descensos de la Iglesia Católica, donde hay creencias que siguen asociadas al cristianismo", señala. "Si se declaran religiosos es porque creen en el pensamiento mágico y si creen en él, no es tan descabellado que crean en todas esas otras expresiones" Cristóbal Bellolio Da un ejemplo reciente: la peregrinación a Lo Vásquez el pasado 8 de diciembre, para la fiesta de la Inmaculada Concepción, que celebra a la Virgen. "En Chile hay un arraigo por la creencia y las demostraciones de religiosidad popular, es un tema cultural del país asociado a la religión. No es un país que vaya avanzando hacia la secularización: esto no responde a temas de fe, sino a cómo la institución ha respondido a los abusos sexuales", añade. A Bellolio las cifras en cuanto a creencias específicas no lo sorprenden. "Debe haber resabios de creencias populares arraigadas en la sociedad chilena y debe haber también una cierta confusión entre cuáles son las creencias establecidas de las religiones y cuáles son las más paganas. Muchas veces la gente desarrolla su propio sincretismo y su propia combinación respecto de en qué cree", comenta. A él, los porcentajes le calzan. Dice que si hubiera, por ejemplo, un 90% de personas que creen en el infierno, le extrañaría. La cifra en esta medición alcanza el 67%. "Me parece que es consistente con un 55% de católicos y un 16% de evangélicos. Si se declaran religiosos es porque creen en el pensamiento mágico y si creen en él, no es tan descabellado que crean en todas esas otras expresiones", finaliza.
Es interesante este fenómeno.
Y no tiene que ver con los casos de corrupción por cierto. Por si alguien no lo recuerda, existió el periodo de inquisición donde se quemaba a personas inocentes y eran públicos y muy conocidos los abusos de toda la curia durante los periodos de conquista, donde compartían poder con los gobiernos, y de hecho podían derrocarlos.
Esto tiene que ver con la prosperidad, y el socialismo.
Cuando la gente siente que la vida no es tan incontrolable y que las cosas van bien, no necesitan ir a pedir perdón por los pecados que seguramente hacen que todo vaya miserablemente mal. Y cuando las cosas van moderadamente mal, recurren al gobierno asistencialista, como indirectamente lo indica uno de los comentarios.
Por lo tanto, para la generación actual, no hay una correlación entre los valores y ética de la religión y el como te va en la vida.
Eso es malo.
Muy, muy malo.
No conozco la progresión o correlación de la religión con la economía, pero podría apostar a que en un bajón económico o derechamente en una crisis, la religión vuelve a tomar el centro y todos los excesos anteriores son condenados y culpados aquellos que se alejaron de la religión como los responsables de la catástrofe. Tal como en Roma con los cristianos primero y los paganos después.
En un ámbito más personal, yo creo que uno tiene un viaje de descubrimiento de la trascendencia a medida que conoces más el mundo y la sociedad.
En la etapa materialista de cada persona, uno se aleja de la búsqueda de lo significativo y se dedica a las cosas inmediatas.
Por eso la obesidad. Y enfermedades. Y deudas. Y el estrés por sobretiempos y responsabilidades contraídas por la tendencia a la gratificación instantánea.
No puede ser el ganar mucho dinero, y comprar muchas cosas, y transformarse en sibarita de todos los placeres del mundo el objetivo de la vida.
Debe haber algo más.
Y cuando llegas a esa conclusión, comienzas a buscar, primero en la ciencia. Que por supuesto no tiene casi ninguna respuesta relevante para estos efectos, tal vez solo indicadores.
Y necesariamente tienes que ir a la religión que es lo único que queda como sabiduría milenaria.
No de la forma en la que van los feligreses de Las Condes, Vitacura o Reñaca, que básicamente es para interacción social, sea por sus visitas a las prédicas o teniendo 5+ hijos porque menos es rotería.
Tampoco los más pobres, que ven en la religión una esperanza de vida mejor, o la explicación de porque es tan mala la actual.
Simplemente la búsqueda del significado de la vida humana.
Y ese es
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Hola Adyaner, quería decirte que sigo desde el 2012 aprox el blog, ha sido un agrado y foco de luz leer tus en su mayoría asertivos comentarios con un humor ácido sobre economía, finanzas, política y temas sociales. Me he atrevido a escribirte por la claridad con que describes lo que sucedió en mi vida, soy un ingeniero que buscó de forma hedonista todos los placeres y logros del mundo y solo me dejaron un gran vacío entre tanta mentira. Vacío que sólo pude llenar gracias a la oración del Rosario que me devolvió a la vida y al camino verdadero Cristo. Comparto plenamente tu conclusión, el mundo se alejó de la fe por dejarse llevar en el materialismo y hedonismo olvidándose del sentido trascendental del vida, expiar los pecados para alcanzar la vida eterna. Y uno de los primeros castigos y pruebas para que despierte la humanidad dormida será la caída mundial de la economía para implantar el nuevo orden mundial, una sola religión, una sola moneda, un gobierno... las advertencias del cielo han sido muchas pero permanecen veladas al mundo. Te sugiero leer las profecías de Fátima y Garabandal. Además de El Gran Aviso de Dios disponibles en internet. Saludos.
ResponderEliminarGran tema sin duda alguna. Por mi parte, hice mi camino desde el catolicismo hacia el ateísmo espiritual (no hay ninguna contradicción en ello). Mi pensamiento está plasmado en mi libro "Vida Singular y el Triángulo de las Ilusiones". En muy muy resumido, creo que nuestro cerebro humano es fruto de la evolución, una herramienta de sobrevivencia basada en la resolución inteligente de problemas. La capacidad de cálculo generó un apendice que es la memoria, que permitió al cerebro reprocesar datos del pasado y calcular probabilidades en el futuro. Gracias o a causa de eso, empezamos como especie a poder pensar en el Pasado y en el Futuro y abstraerse del Presente, donde ocurre la vida verdadera. Ahora nos preocupamos del inicio del Tiempo con el Big Bang hasta el Big Crunch o la Big Dilution del Universo, y dejamos poco espacio para el Presente. La gran Pregunta del humano dice relación con la conciencia de Ser (sin atributo ni complemento, no ser algo o alguien sino que Ser) y encontramos la felicidad cuando esa conciencia de Ser está plena (es la Iluminación). Ahora bien, la isma plenitud de la conciencia del Ser se encuentra en dos estados : la Singularidad y el Todo (que es la singularidad "explicada" con toda la información habida y por haber, aquí y en todas partes). Entonces, puedo buscar la plenitud en la Singularidad (el Presente despojado de la tres Ilusiones del Pasado, del Futuro y del Ego) y en el Todo que necesita una vida eterna para ser alcanzado. Elegí buscar la Singularidad con todos sus problemas en lugar de la Vida Eterna con todos sus problemas. Soy ateo porque no creo en ningún dios revelado (ha habido tantos intentos), pero hay una conciencia única que distingue el Ser del no Ser, una dimensión espiritual que pone la conciencia de Ser por sobre la materia que procede de ella. Pero no es Dios creador porque no puede tener voluntad ni diseño. Sólo un resumen...
ResponderEliminarSaludos y siempre gracias por el blog