Ingresó al Congreso en 2017, de la mano del Gobierno de Michelle Bachelet. El proyecto de ley tipificaba el delito de incitación a la violencia. Durante su paso por la Cámara de Diputados, sufrió una modificación importante: la diputada Carmen Hertz (PC) agregó una indicación para sancionar como un tipo penal la negación a las violaciones a los Derechos Humanos. "Está definido que no se puede justificar o negar las violaciones a los Derechos Humanos cometidas entre el 11 de septiembre de 1973 y el 11 de marzo de 1990, que estén consignadas en los informes (Rettig y Valech) de las comisiones nacionales que el propio Estado de Chile creó", señaló la parlamentaria en 2018, cuando la Comisión de DD.HH. aprobó y despachó a la Sala el proyecto de ley. Negacionismo versus libertad de expresión: Las posturas que han enfrentado a políticos e intelectuales Avanza al senado proyecto que sanciona negacionismo de crímenes de lesa humanidad cometidos en dictadura Este martes, el texto dio un nuevo paso y fue votado por la totalidad de la Cámara. El resultado fue mixto: la norma sobre incitación a la violencia física no alcanzó el quórum calificado y el artículo referido a la incitación al odio no logró la minoría simple necesaria para su aprobación. Lo que sí avanzó fue la normativa que busca sancionar el negacionismo a los crímenes de lesa humanidad, que fue despachado al Senado con 75 votos a favor, 66 en contra y 6 abstenciones La iniciativa pretende sancionar a quien "justifique, apruebe o niegue" las violaciones a los Derechos Humanos cometidas por agentes del Estado, "siempre que dichos actos perturben el orden público". Las penas contempladas van desde el presidio menor en su grado medio (541 días a 3 años) y una multa de 40 a 60 UTM (entre $2 y $3 millones). La sanción se agravará si la conducta es adoptada por un funcionario público, que obtendría "pena de inhabilidad absoluta temporal, en su grado mínimo, para ejercer funciones públicas". Ya en 2018, cuando el proyecto era abordado por la comisión de Derechos Humanos, generaba controversia. Mientras los parlamentarios de oposición consideraban justo poner un límite a la libertad de expresión, los oficialistas señalaban que se trataba de una "ley mordaza". Hoy, dos años más tarde, todavía hay un debate al respecto, sobre todo por las opiniones que señalan que la norma podría prestarse para sancionar, además de discursos de odio, también disensos políticos. "Confiar en el debate democrático" "Si bien ha pasado tiempo, las preocupaciones, inquietudes o recelos que puede despertar este tipo de proyectos son básicamente las mismas: cuando uno ocupa este tipo de categorías, que son difíciles de determinar de modo preciso, el riesgo que se corre es que después, el día de mañana, se ponga en manos de jueces la posibilidad de sancionar a personas por conductas o dichos que están a medio camino", explica a Emol el director ejecutivo del Instituto de Estudios de la Sociedad (IES), Claudio Alvarado. El abogado señala que, para hablar de poner límites a la libertad de expresión, se tiene que considerar un "estándar muy alto". "La legislación tiene que ser extremadamente precisa para no caer en riesgos de sancionar cosas distintas a las que supuestamente motivan la legislación", dice. "Hay un amplio margen de conductas que le pueden parecer reprochables o discutibles a la opinión dominante del minuto, pero que no necesariamente deberían implicar una sanción legal. Con este tipo de leyes, el riesgo es que termine pasando eso". "Hay un amplio margen de conductas que le pueden parecer reprochables o discutibles a la opinión dominante del minuto, pero que no necesariamente deberían implicar una sanción legal. Con este tipo de leyes, el riesgo es que termine pasando eso" Claudio Alvarado, IES A su juicio, el riesgo que se corre es demasiado grande. "Puede afectar la libertad de expresión y la de investigación histórica, es decir, son bienes importantes. A mí me parece que no hay una exageración de parte de los parlamentarios críticos del proyecto, más allá de que a veces no lo expresen de buena manera, al decir que nos debería importar, como sociedad, la tolerancia al disenso político", expresa. "En Chile tenemos un amplio consenso —al menos mucho mayor que el que existía en el pasado— con respecto a que se cometieron efectivamente violaciones a los Derechos Humanos y que son inaceptables, pero lo cierto es que todo el contexto histórico y las discusiones sobre el pasado reciente siguen vigentes. Ellas también deberíamos entenderlas mejor, cómo el país llega a esas circunstancias. Por eso me cuesta entender el afán de avanzar en esta legislación. No logro ver cuál es el peligro que ellos quieren evitar y sí, en cambio, veo mucho riesgo", añade. Alvarado también resalta que sancionar la incitación y el hecho de cometer violencia física o amenazas sí se debe sancionar, pero que el ordenamiento jurídico chileno ya contempla esas instancias. "Cuando se habla de incitación al odio también se abordan temas de discriminación, y tenemos una ley antidiscriminación vigente. También invitaría a confiar más en el diálogo público y el debate democrático, que se suele invocar para justificar otras materias. ¿Por qué aquí vamos a adoptar una lógica distinta a la amplia posibilidad de discutir, debatir, reflexionar y dialogar?", plantea. La pena de presidio Chile no es el primer país que aborda esta materia. Francia, Suiza, España y Alemania son algunos de los que sancionan la "apología y minimización" de los delitos de lesa humanidad, y organismos internacionales como la ONU, el Consejo de Europa y la Unión Europea han aconsejado a sus países miembros legislar al respecto. En 2018, cuando el proyecto comenzaba su tramitación, el Premio Nacional de Humanidades y Ciencias Sociales, Agustín Squella, señalaba a Emol que era importante, más allá del trámite legislativo, "mejorar nuestra cultura en materia de Derechos Humanos". "A mí siempre me sorprende lo poco que se sabe de ellos, de su concepto, de su fundamentación, de su historia, de su expansión en distintas generaciones, de su diferencia con los derechos comunes", planteaba. "Tenemos tendencia a creer que porque hemos legislado sobre una determinada materia, podemos ya irnos a dormir tranquilos". "¿Cómo podría reparar a las víctimas, familiares de estas y a la sociedad en su conjunto alguien que negara violaciones a los Derechos Humanos que han sido acreditadas por organismos públicos confiables" Agustín Squella Hoy, al abogado le sigue pareciendo que existe "nada más condenable que las violaciones masivas, sistemáticas y prolongadas a los Derechos Humanos, cualquiera sea el pretexto y el contexto que se utilice para justificarlas". "Justificar, aprobar o negar dichas violaciones es una conducta muy reprochable, tanto desde el punto de vista político como moral, pero tengo dudas de que deba castigársela penalmente, sobre todo si se lo hace con pena de presidio", señala a Emol. "En general, me ofrece dudas el derecho del Estado a castigar a las personas por actos que el propio Estado ha definido como delitos, y tratándose de penas de presidio, mi oposición es casi total", expone. "Condenar a una persona a permanecer privada de libertad en un recinto carcelario es condenarla a mucho más que eso: se la aísla de la sociedad, se la sume en un constante hacinamiento y peligro, se la priva de su trabajo o de la normal continuación de sus estudios, se la pone lejos de su familia y amistades". Por ello, Squella considera que "al condenar a presidio, hay que pensar en todos esos castigos o daños adicionales que sufre todo el que deba permanecer en presidio", reflexiona. "El lema del derecho penal debería ser 'reparar, no castigar', y menos con presidio, ¿pero cómo podría reparar a las víctimas, familiares de estas y a la sociedad en su conjunto alguien que negara violaciones a los Derechos Humanos que han sido acreditadas por organismos públicos confiables".
Esto del discurso de odio y el cancel culture que es cancelar no solo la opinión de la persona con amenazas, sino a la persona como tal, es lo más fascista que he visto en mi vida.
Generalmente, cuando existía democracia y libertad de expresión, los que negaban hechos históricos objetivos eran considerados locos lindos, o en el peor de los casos, conspirativos paranoicos. Y punto. Ahí terminaba la discusión. Esto de provocar violencia es ridículo. Desde cuando el que expresa una idea sin objetivos definidos que es tomada por otros para generar daño físico es responsable de esos actos y por ende un acto criminal ??…
Si alguien niega que existieron violaciones a los derechos humanos, eso amerita cárcel?? en serio?? por lo que dices??
WTF??
Que tal si también colocan esa regla para el gobierno de Allende?? Donde se pasaron por la raja también muchos derechos humanos?? Entre ellos el derecho a la propiedad privada, que debe ser de los principales, junto al derecho a la vida y a un juicio justo??…Que fue lo que detonó la polarización de la sociedad al punto de guerra civil y por ende la entrada de las FFAA´s. Y fue tal la cagada que dejó Allende, que la entrada de estas fue unánime. Generalmente hay secciones que apoyan a los gobiernos y otras que no. Allende fue tan pésimo que fue unánime el sacarlo y dar el golpe por parte de las FFAA y de la clase política tradicional que había apoyado a Allende al principio.
Ahhh…no…eso no…no toquen al compañere.
Esto ya está tomando ribetes ridículos. Quieren re escribir la historia a voluntad. Y eso nunca termina bien.
Expresar ideas u opiniones, por más que no te gusten, es eso. Ideas. Si hay tarados que lo llevan a violencia, son a esos giles a los que hay que penalizar por ejecutarla.
Obviamente expresar ideas no es lo mismo que dar órdenes. O recibirlas a sabiendas de que estás haciendo un daño o cometiendo un crimen y lo haces igual.
Estos giles están colocando la expresión de ideas a la par con lo último.
Además, y esto es lo curioso, la violencia la provocan los copos de nieve progres interseccionales no cis que se ofenden por cualquier huevada y dejan la cagada cuando les hieren sus muy, muy, muy delgadas pieles emocionales. Entre ellas que ataquen a su ídolo revolucionario y héroe de todo el pueblo, que ni siquiera conocieron, o que el malvado tirano fascista que oprimió al pueblo y era un villano de novela, en realidad y objetivamente también hizo cosas buenas….
INCONCEBIBLE¡¡¡¡
Es culpa de la violencia que generan estos pendejos ultra sensibles y retardados el que hiere sus sentimientos con palabras o ideas??
Really??
Que sigue, sancionar con cárcel a los que niegan la existencia del privilegio blanco Cis o el patriarcado opresor porque las peloazuladas tatuadas van a dejar la cagada??
DA FAk…
Cada vez se están colocando más huevones los progres. Tanto que ahora para ganar un Oscar no importa la calidad de la película si no cumple con requisitos de representación de minorías.
En serio.
Así de ahuevonados se han colocado.
Lamentablemente para ellos, el ahuevonamiento solo se quita con las lecciones duras que da la vida, y una de ellas es que a nadie le importan sus sensibilidades, emociones y sentimientos.
Tal vez a sus gatos…por un minuto.
Chapó.
ResponderEliminarEstamos llegando a niveles surrealistas de estupidez.
ResponderEliminarVamos camino a las armas, una pena.
Capo!
ResponderEliminartotal y absolutamente de acuerdo
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