12 febrero, 2021

Valeria Radrigán y cómo las apps de citas reformularon el coqueteo: “El 29% las usa para entretenerse, mientras que un 15% lo hace para tener sexo”

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@latercera

Las plataformas para conseguir citas y conocer gente con gustos afines no son nuevas. Con la masificación de internet se popularizaron sitios como OKCupid o incluso otros más específicos según rango etario, intereses e incluso religión. Y siempre les ha ido bien; siempre hay personas dispuestas a participar y a probar suerte, porque ofrecen un mundo de posibilidades, desde armarse un perfil de tal forma y ser los artífices de la primera impresión que damos (desde la foto que elegimos hasta cómo nos describimos), hasta encontrarse con personas que sería imposible conocer en otro contexto. Puede que vivan en otra ciudad, que frecuenten otros lugares, o que simplemente no compartan los mismos círculos de gente.

Teniendo esto en cuenta, no nos debimos haber sorprendido cuando en 2012, época en la que las redes sociales se estaban masificando y un gran porcentaje de la población manejaba cuentas de Facebook y Twitter desde sus propios celulares inteligentes, debutó Tinder. La idea es bastante sencilla; publicas fotos de perfil, escribes algunas de tus características y detallas qué estás buscando. Así, tienes acceso a un catálogo de personas que hicieron el mismo procedimiento que tu, esperando hacer “match” con alguien de su interés. Quizás eres tú.

Tinder no es la única. Happn, Grindr y Bumble también son populares y muchas personas tienen perfiles en cada una de ellas. Y es que la premisa es atractiva; conocer a alguien, saltarse toda la previa y concretar un encuentro de sexo casual, si es lo que se busca. O empezar una conversación con alguien de intereses afines, antes de salir en una cita. Pero en ambos casos se resuelve el dilema ‘¿Dónde voy a conocer a alguien nuevo?’, porque aquí hay donde elegir.

La doctora en Estética y Filosofía Valeria Radrigán estaba recién separada cuando empezó su investigación sobre las apps de citas que culminó en el libro Siento mariposas en el celular, recién lanzado a fines de enero. “Mi motivación surgió cuando aún no era usuaria”, cuenta sobre el por qué de su trabajo. “Mis amigas me mostraban los perfiles que les aparecían y me llamaba mucho la atención que en una app de citas, que supuestamente es para coordinar un encuentro sexual o conseguir pareja, circularan perfiles de personas que no estaban mostrando sus mejores atributos”. Uno de los casos que no ha podido olvidar en todo este tiempo es el de un hombre disfrazado de completo. “Hay perfiles de gente que se ve guapa, pero me llama la atención esa otra forma de representarse para hacerse interesantes en ese mercado”.

Y fue entonces que la autora se empezó a cuestionar si es que las personas realmente estaban usando estas plataformas con fines sexoafectivos o si en realidad buscaban otra cosa. Y grande fue su sorpresa cuando tras revisar 600 entrevistas a hombres y mujeres chilenos, dio con que el 29% las usaba para entretenerse, mientras que un 23% lo hacía para concretar citas y solo el 15% para tener sexo.

“La gente subvierte el sentido original de la aplicación, otorgándole sus propios objetivos. Desde la lógica de la entretención se abre una nueva ventana sobre lo que es el mundo de las citas, porque buscas a alguien, sí, pero para entretenerte”, explica la investigadora.

Una vez más, esto no es tan nuevo, solo mutó y se hizo más compleja la plataforma con la que se hace. En los 90 se podía conseguir algo similar llamando al “disque amigos”, que era un número telefónico que te conectaba con un desconocido con el que podías conversar. O los grupos de chats más populares a finales de la década. Y si nos vamos aún más al pasado, estos encuentros se podían concretar a través de avisos en el diario, con los cuales también se podían concretar amistades por correspondencia.

Un segundo punto que llamó la atención de la doctora Radrigán fue cómo estas apps resignificaron (o no) la forma en las que personas entienden al sexo y al amor. “Les preguntamos si su vida sexual y amorosa había cambiado luego de usar las aplicaciones y decían que sí y que para mejor. Que habían aumentado la creatividad y que tenían más espacios de libertad sexual. Decían que había cambiado lo que piensan del amor, pero cuando bajamos la pregunta y les pedíamos que definieran amor, las formas de verbalizarlo seguían siendo patrones anclados al modelo del amor romántico”, explica Valeria y ejemplifica con algunas respuestas: “Que el amor es sublime, que es mágico, que es algo que se da entre dos personas”.

La persona como bien de consumo

Ejemplos como el señor vestido de completo existen varios, pero lo cierto es que hay poses, atuendos y locaciones que se repiten con más periodicidad entre los perfiles de las apps de citas. Puede que busques entretención, puede que busques sexo casual, pero es probable que hayas caído en alguno de estos estereotipos: hombres con los brazos abiertos en lugares turístico/místicos como Machu Picchu, fotos frente al espejo del baño, en traje de baño, selfies en ángulo descendente.

Porque cuando accedemos a ingresar a este catálogo de personas, consciente o inconscientemente nos convertimos en un producto que otros podrán querer o dejar pasar. “Hay una consciencia de estar exponiéndose, lo que obedece a ingresar en la maquinaria de la industria de la entretención, pero también del consumo”, dice Valeria al respecto.

Pero ojo, que esto no es tan distinto a lo que hacíamos antes o de forma offline, cuando nos vestíamos o maquillábamos de cierta manera para salir a bailar o a una fiesta. “Lo que las tecnologías hacen es amplificar una performatividad de cortejo que ya existía y que sigue existiendo paralelamente”, dice la investigadora. Es importante entender que estos mundos coexisten y que la vida de uno no implica la muerte del otro. Porque aunque vivimos en un mundo pandémico, eventualmente volveremos al bar o a conocer gente en fiestas de amigos en común. Pero las apps de citas no van a morir cuando estemos todos vacunados; van a mutar en algo distinto de acuerdo a las tecnologías. O van a vivir en otros formatos que quizás no estaban pensados para ese fin.

Porque así como hay gente que en Grindr busca marihuana o que se mete a Tinder esperando que alguien la invite a comer, redes como Instagram se están prestando para conocer gente y coordinar citas o encuentros sexuales. Lo que importa, más allá de la plataforma o el fin para el que se creó, es el uso que le demos, que va a ser tan diverso como el número de usuarios.


En la previa del día del amorsh…

Que manera de complicar las cosas los PhD´s de todas las especialidades.

Sencillo. Te vas a mostrar a un grupo de mujeres y ellas escogen con cual pavo real van a conversar primero, dar su veredicto, y salir después si pasaste esa primera prueba. Si sucede que la atracción es mucha, puede haber sexo en la misma noche. Eso no es amor. Es promover una cita posterior y un encuentro sexual. El amor llega mucho, mucho, mucho, mucho después. Si llega.

Lo de las aplicaciones en realidad no es amor, es lujuria. Es esa primera exposición del ganado, Igual que antes. Que no tiene nada de malo, salvo lo peligroso que puede ser juntarse con gente que no conoces en lo absoluto para un encuentro sexual directo.

En los viejos tiempos solías salir, a pubs, discos, recitales, o lo que sea con amigos, conocer a alguien, hablar mucho rato con ella si había química, después fijabas una cita y desde ahí se construía el futuro encuentro sexual, si te daba la confianza de que no estabas frente a una sicópata. Ahora se saltan todo ese proceso de hacer algún chequeo previo me parece con estas aplicaciones. Y por eso son peligrosas. Hace unas semanas estábamos compartiendo con amigos y amigas, y una de ellas había fijado una cita en Tínder, había salido una vez con el pastel, y la llegó a buscar en el toque de queda solo porque ella lo desafió en forma de jugarreta. Fucking Beta Psycho…

Obviamente evitamos que saliera.

Ese es mi gran problema con el feminismo, y en el opuesto, con los MGTOW. Incluso a nivel casual, te puedes topar con un psycho si no haces los chequeos y  controlas el entorno donde realizas el encuentro. Se llamaba prudencia antes. Y las mujeres particularmente la ejercían magníficamente. Estos dos movimientos promueven, en el apartado sexual, el que la gente no la tenga en los chequeos de con quien VAS A TENER SEXO, for kraist seik…Ambos en la teoría de que el sexo es algo casi trivial.

NO LO ES.

Es importante saber o conocer con quien lo tienes, o al menos que te genere la confianza de que no vas a tener a un pycho persiguiéndote. Y eso lo haces al menos con un par de citas, especialmente si es alguien con quien te puedes topar después. No existe nada como el contacto y conversación directa para establecer estas cosas. Si te comienza a acosar, llamar todos los días, o peor aún, te suelta, después de un par de citas o un encuentro sexual, un TE AMO y QUIERO POLOLEAR CONTIGO…

RUN FOR YOUR LIFE¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡

Está lleno de sicópatas por ambos lados, y lo prudente es tener algunos filtros antes del sexo. Y obviamente MUCHOS filtros antes de decidir tener una relación de largo plazo.

Tal vez soy muy vieja escuela…

5 comentarios:

  1. Comparto plenamente contigo Master, el método old school es por lejos el mejor y el más prudente.

    #TodosSomosViejaEscuela xD

    Saludos Maquina!

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  2. #quevuelvanloslentos#

    Asi es querido Adyaner

    Es mas esotericamente
    El hombre crea; la mujer materializa

    Hay hombres que son millonarios cambian de mujer y se van a la pobreza
    Y viceversa.

    En ej

    Neruda; quebrado encuentra a delia del carril y empieza el estrellato a la fama.

    Luego la engaña con matilde urrutia
    Y termina escribiendo

    "Los versos mas tristes de esta noche"

    Asi que mucho cuidado.

    El hombre evoluciona a traves de la mujer;
    La mujer a traves del maestro.

    Un abrazo

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    Respuestas
    1. No sabia esa historia de neruda...podrias contarnos mas??? saludos.

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  3. ...Agree, nada mejor q el coqueteo loco de las primeras citas, o estoy muy OldSchool tambien, pero definitivamente cada dia se ven mas Psychos.
    Enjoy and have fun.

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  4. old school todo el rato...
    "La amé tanto que en lugar de flores le regalaba libros, porque las flores duran unos cuantos días, pero un buen libro es para toda la vida." - Albert Einstein.

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