23 abril, 2023

“Es un duelo perder el mundo al que perteneces”

@ElMercurio

Está en su casa de años en Vitacura, de la que ahora va y viene, porque está viviendo en algún lugar de la Región de Los Lagos que prefiere no precisar. Un plan de vida que tenía planificado hace años, pero que le ha venido bien a los actuales tiempos.

Le ha cambiado la vida a Cristián Warnken desde que era el joven poeta que perseguía ángeles y dirigía “Norteste”, el intelectual que entrevistaba en “La belleza de pensar” y luego el columnista que se hizo transversal al hablar del dolor por la muerte de su pequeño hijo en 2007. Tras su columna “Clemente” —en “El Mercurio”, donde sigue teniendo su espacio habitual— gente que antes no lo leía, comenzó a seguirlo y buscar consuelo en sus palabras.

Pero tras el estallido de octubre de 2019 y, especialmente, con el proceso constitucional —a la cabeza del movimiento “Amarillos por Chile”, y liderando el Rechazo—, Warnken tomó posición como nunca antes lo había hecho. Posición política, una que generó mucha adhesión, pero desconcertó a muchos de quienes lo habían seguido, que lo consideraban de su mundo: “¿Qué le pasó a Cristián?”, reconoce él que era una pregunta que se repetía en círculos intelectuales de izquierda donde antes él se movía como pez en el agua.

Ahora muchos beben de sus palabras —por algo “Carta Amarilla a mis hijos” tomó una fuerza inusitada hasta ser movimiento— y otros lo denostan, le gritan “facho”, lo funan por las redes sociales o hasta en la puerta de su casa, como ocurrió en diciembre. Quizá por eso, porque una parte de lo que era su mundo lo rechazó a él, a veces habla como si hubiera perdido cuando en realidad ganó.

Otros no entienden que no canalice su triunfo y se dedique a la política. Pero hoy, en una carta que estuvo preparando esta semana, anuncia a los miembros de “Amarillos” que no seguirá a la cabeza del conglomerado (ya cumplieron las metas de inscripción en Los Lagos, Los Ríos, La Araucanía y estaría muy cerca en Ñuble).

— Nunca me han gustado los partidos que se construyen para servir un proyecto personal de un candidato o líder— dice—. Hay muchos así en Chile. Este es un proyecto colectivo serio, que trabajará no por un interés particular, sino por el bien del país. Me parece sano que los partidos se despersonalicen, en Amarillos hay mucha gente capaz y mejor que yo. Una vez inscrito el partido, viene una etapa nueva y muy exigente que requerirá un presidente dedicado full time a esto: yo —con mis distintos requerimientos familiares y laborales— no podré ser el presidente dedicado que Amarillos necesita ahora. No me voy a presentar como presidente en la elección que viene, una vez que el Servel oficialice que somos partido. Eso no significa que abandone este movimiento, solo estoy dejando un puesto de primera línea, pero voy a seguir aportando, puede ser en una vicepresidencia o en otro lugar, eso se decidirá democráticamente.

—¿Y qué cree que piensen algunos con su decisión?

—La gente que estaba en Amarillos tal vez tuvo muchas expectativas y lamento haberlos defraudado en ese sentido. Pero no ha estado en mi plan de vida. Nunca se ha pasado por mi cabeza ser candidato a senador, candidato a nada.

—Pero el costo grande ya lo pagó...

—Claro, hay gente que me ha dicho que es absurdo (que me vaya)... Pero mi mundo es la literatura. Si yo he estado acá fue porque había un vacío muy grande en la política chilena. Aquí realmente lo que ha faltado es coraje de políticos e intelectuales. De los que callaron. De los que abdicaron de su historia

Warnken, está sentado en el comedor de su casa, que acusa el cambio al sur. Hay algunas cajas y libros apilados. Al fondo está el piano, en una repisa un espacio que recuerda a Clemente, y en el segundo piso, miles de sus libros apiñados en un pequeño y caótico escritorio, desde donde hace sus programas de radio todos los días para “Pauta” —“Desde el jardín”— y dicta a veces por Zoom su famoso taller literario “Viaje a la palabra”, que está por comenzar este semestre. También da charlas, publicó hace poco el ensayo El desierto que avanza y tiene que trabajar en una especie de bitácora sobre su camino amarillo que le pidió una editorial.

—Tiene claro que cuando el fundador o inspirador sale de la primera línea del partido, éste pierde potencia.

—Nada más fatal que partidos hechos a la medida de una persona. Por eso me sentí incómodo a veces con esta personalización y la cosa del gurú, incluso en broma. Que el partido se identifique tanto con una persona que si la sacas, el partido se desvanece, entonces ¿qué partido es ese? Un partido es un proyecto colectivo, con la mayor cantidad de referentes que, en este caso, tal vez han sido opacados por el hecho de que he sido más mediático.

—Su salida se puede ver como un acto de generosidad, o como una cuestión de comodidad, miedo o cansancio.

—Bueno, soy un ser humano, evidentemente todo eso puede confluir. Claro que hay cansancio, claro que ha sido duro, fuerte.

—¿En lo personal fue un baño de humildad lo que costó inscribirse?

—Sí, absolutamente, pero nunca me he tomado esto como que el hecho de ser partido era una lucha de mi ego.

—Pese a que será partido, desde afuera se ve que se diluyó la potencia que “Amarillos” tuvo como movimiento.

—Claro, pierde el aura de pureza que ocurre con los movimientos, pero fue una decisión responsable. Es necesario un espacio político en Chile, algunos lo llaman de centro —a mí no me gusta usar esa palabra—, reformista y democrático que ayude a evitar lo que está clarísimo que puede ocurrir, y es que vamos a oscilar de un extremo a otro. Es casi un guion escrito: violencia, narcotráfico, migración. Si juntas eso más la crisis de la credibilidad de la política, aparecen liderazgos extremos, y es probable que tengamos nuestro propio Bolsonaro. Kast va ser un niño de pecho al lado del líder que va a surgir —dice.

“¿Pero cómo estás con Warnken?”

Cristián Warnken perdió la “inocuidad”, a casi nadie hoy le da lo mismo. La semana de la muerte del carabinero Daniel Palma muchas cadenas de wasap se reenviaban su carta a los carabineros. Otros, en cambio, no solo dudan de él, sino lo critican y no le perdonan el Rechazo.

—Hasta Carolina Tohá ahora dice:“La fracasada Convención”, y muchos critican retrospectivamente. Eso lo dijimos antes nosotros y por eso nos quemaron en la hoguera pública. A mí me quemaron en la hoguera pública —dice con su tono pausado .

—¿Quién lo quemó tanto en la hoguera pública?

—Bueno, no solamente en las redes sociales que no veo. Muchas cosas que le han pasado a uno, no quiero contarlas todas porque son algunas complicadas… Hay cosas laborales que pasan.

—¿Le ha afectado, por ejemplo, su taller literario?

Me ha afectado todo, todo, todo, pero bueno

—¿Le han cancelado conferencias, presentaciones de libros?

—Sí, me han cancelado conferencias, he perdido pegas. Y a veces no porque la persona que organiza algo me esté cancelando, sino porque tiene miedo ella de ser cancelada. Y cuando llegas a ese extremo en el mundo cultural, donde te dejan de invitar a las cosas que te invitaban antes, cuando no te contestan los correos que enviaste por un proyecto, te empiezas a dar cuenta de que se comienza a poner un cerco. No es por crear una paranoia, pero es un cerco y tú lo sabes. Porque tengo amigos que me informan que en ciertas reuniones sociales hablan de ti —te estoy hablando del mundo cultural—, como “el traidor”. “¿Pero como estás con Warnken?”. Uno se da cuenta que ahí hubo pulsión totalitaria.

—¿Es más duro ese vacío a que lleguen a funarte a la casa?

—Bueno, todavía me ocurren, no funas…o llamémosle funas físicas. No ando en auto, soy peatón, siempre he sido de meterme en un café, de ir al centro, Valparaíso me lo he caminado entero, y desde que ocurrió esto no puedo salir a la calle totalmente tranquilo. Hay mucha gente que te aplaude —que también agota—, que te abraza; pero también te toca el tipo que te enfrenta, que te empieza a gritar. Me pasó hace unos días en que iba a comprar pan, y “¡tú, arruinaste la Convención, traidor!”. “Perdona”, le dije, “si quieres conversamos”. Me siguió gritando. “¿Quieres insultarme y desahogarte o quieres que conversemos, quieres que te explique?” “Y qué hablai', desde Vitacura, desde tus privilegios” (gritaba). “Perdona, pero tú también me estás gritando aquí en Vitacura”. Fíjate que eso no me ha pasado con gente de pueblo, no me ha pasado con gente humilde.

—¿Y le da miedo físico?

—Una vez iba caminando por Providencia y un grupo de ciclistas venía avanzando. Se para uno, se da cuenta que soy yo, retrocede, y empieza a gritar. No fue insultar, porque hay insultos verbales, “facho”, pero empezaron a gritar “aaaaaaggg” —Warnken abre las manos a la altura de su cabeza— como para asustarme. Traté de no mirarlos mucho y mantener la calma y seguí caminando. Ahora, es verdad que gente desquiciada hay mucha, pero lo que dijiste es verdad. Lo más doloroso es el silencio que notas de personas que quieres, que te juzgan, que no te lo dicen directamente, pero que tú sabes que están perplejas por todo lo que ha pasado: cómo Cristián llegó a convertirse en el vocero del Rechazo. Y demonizan porque dicen: se fue con la derecha. Entonces aquí, de nuevo, he aprendido que no se pueda hablar de LA derecha y de LA izquierda.

—Claro, pero su grupo de referencia no lo quiere y gente que no lo quería, sí, que no sé si es su mundo.

Los amigos importantes, del alma, se conservan incluso más allá de la diferencia. Estoy hablando de gente a la que igual uno le tiene afecto, con la que hizo proyectos y sientes que hay un silenciamiento, sabes que estás siendo pelado, linchado en todas partes, en el mundo donde te movías y eso es un costo grande porque es un mundo en el cual uno fue tejiendo afecto, relaciones, contacto.

—¿Cree que ese mundo o parte de él se perdió para usted?

—O sea... me parece absurdo y ridículo pensar que todos tenemos que pensar igual, una cuestión tan básica como esa.

—¿Pensó que después del triunfo tan rotundo del Rechazo eso iba cambiar, que la gente le iba a decir: “Tenías razón”?

—Hubo gente que me llamó, y me dijo: Cristián, discrepo de ti, voté Apruebo, pero encuentro que lo que hiciste fue razonable, ahora mirándolo... Hay otros que no han asumido todavía la derrota, y quieren querer buscar una explicación afuera. Nunca decir: en qué nos equivocamos, sino esta fue una campaña de mentiras. Otros que me gritan “te compraron”.

—Hace un año, Alejandro Lafquén se preguntaba quién le pagará a Warnken “porque ser Amarillo en Chile no es gratis…”.

—Imagínate, yo no he dejado de trabajar nunca en mi vida, no le debo nada a nadie.

—Pero obviamente hubo un financiamiento grande a la campaña del Rechazo.

—Hubo financiamiento completamente legal, transparente. Esa es una acusación, pero hay otras dolorosas.

—¿Cuál ha sido la peor?

—Iba caminando por la calle y un tipo se cruzó y me dice “Cristián he leído todas tus columnas, siempre te he seguido”. El elogio iba muy bonito y me dice “¿Qué te pasó? Algo te pasó en la cabeza. Yo creo que fue la muerte de tu hijo”. Así, cara de palo. “Fue la muerte de tu hijo”. Eso sí que me afectó, fue como una puñalada.

—¿Qué le respondió?

—Me quedé sin respiración, lo miré, nada más. Era un señor mayor, incluso medio cuico diría yo, y bueno, quedé para adentro. Después en las redes también caché que habían hecho algo con eso, en fin, no quiero quedarme en eso.

—En una entrevista dijo una vez que se liberó en un minuto. Más allá de ese comentario cruel, ¿cree que el dolor tuvo que ver en eso, en lo que “le pasó” como le gritó ese hombre?

—Sí, efectivamente el dolor extremo hace que uno relativice otras cosas al lado de esa experiencia tan extrema. Eso es verdad. No es que uno se vuelva más sabio, no creo en eso. Uno sigue siendo el mismo ser humano con los mismos defectos, algunas virtudes. Quizás lo más importante fue humanizarse un poco más. Creo, a lo mejor estoy equivocado, que me abrí a mirar a otros y a mirar el dolor de otros de otra manera. Y también relativizas, te permite colocar las cosas con una perspectiva y decir a ver, nada va a ser tan terrible como eso que viví. Eso es verdad. Ahora, aquí también hay una suerte de duelo. Es un duelo perder el mundo al que perteneces. Para mí, por lo menos, ha sido un duelo que me ha afectado, tengo que reconocerlo.

—¿Siente que quemó su capital? Un poco sobre el bien y el mal, que tenía.

Siempre he pensado es que uno tiene que quemar su capital en momentos decisivos. Si uno no está dispuesto a quemarlo, es como mezquino. Yo quemé mi capital de lo que había construido personalmente, un capital, no sé cómo llamarlo, de una vida hecha como entrevistador en “La belleza de pensar”, como columnista. No lo pensé, no hice cálculos, tal vez si hubiese mirado lo que iba pasar, a lo mejor tal vez con todos los antecedentes habría pensado más antes en cruzar ese río.

—¿Se ha arrepentido?

—He tenido dudas, por supuesto que he tenido dudas, sobre todo para mi familia, para mis hijos no ha sido fácil, ha sido fuerte. Piensa que con ellos siempre hacemos caminatas, vamos a museos, y perder eso...

—Para algunos de los amigos de sus hijos usted debe haber pasado de ser el papá “cool” al “facho”. Me imagino que les deben haber dicho a ellos ese tipo de comentarios.

—De todo. Claro, el mundo más (progre) del barrio alto. El mundo progresista de la Alianza Francesa... Mis hijos eran de la Alianza, al comienzo me cuestionaban, se reían, pero yo les explicaba, debatía con ellos en la mesa. Les daba mi punto de vista, y hubo un momento en que sentí que me respetaron y entendieron. A lo mejor no todos estando de acuerdo, tengo un hijo de 30 y tantos años que iba a votar por Jadue, después votó por Boric, que estuvo en todas las manifestaciones. Él respeta y me pregunta, y siempre he hablado con él todo, nunca he dicho “oh qué vergüenza, fuimos de la Concertación”, no, es lo que había que hacer. Y dentro de ese mundo (progre) también he descubierto gente que se movía callada, que no decía nada y cuando llegó el Rechazo se sacó la máscara, y se acercó en silencio a decírtelo. Mucha gente así y, bueno, si no, no se explica que ganara el Rechazo por un 62%. Mucha gente dentro del mundo cultural, del mundo universitario hoy está silenciada, hay que decirlo con todas sus letras. Hay una cultura de la cancelación que se impuso, lamentablemente, en el mundo intelectual y cultural chileno.

—En 2013 usted se mostró entusiasmado con los dirigentes estudiantiles, escribió una elogiosa columna sobre Gabriel Boric.

—A Boric lo conozco personalmente, conversé muchas veces porque cuando trabajé en la Editorial de la Universidad de Valparaíso, fue a varios lanzamientos. No he seguido conversando con él, pero siempre tuve una buena impresión de él dentro de los lideres del Frente Amplio. Y tuve bastante ilusión sobre los dirigentes nuevos del FA, apoyé a Sharp en Valparaíso, grabé videos por él. Y la verdad es que cuando asume Sharp y toman el control y empiezo a ver sectarismo, nepotismo, y todos los males que habían criticado, pero en gloria y majestad y no un proyecto para Valparaíso... Ahí fue cuando empezó mi decepción.


 

De todos los personajes políticos de las últimas décadas, debe ser el más valiente, por lejos.

Por lo mismo que indica. El mundo cultural y universitario está completamente dominado por la izquierda radical. Irse contra ellos era una sentencia de muerte en su carrera y tal vez más críticamente en su círculos social.

Pero la peor sentencia de muerte no es la que le declaran los progres extremos de verdad y sus cancelaciones. Eso era esperable.

La peor sentencia de muerte es la de los intelectuales que se hacen pasar por progres para defender sus puestos e ingresos en ese ambiente y Warnken los hizo ver, y sentirse, como lo que son.

Unas PUTAS DESGRACIAS CAGONAS Y COBARDES andantes que no son capaces de elevar la voz para criticar algo objetivamente podrido de malo y defender a la sociedad con sus críticas al proyecto, que es buena parte de su rol como “intelectuales”. Criticar y cuestionar.

Solo para defender sus sueldos. Se supone que son las élites del país y se comportaron como operarios mediocres cuidando el sueldo de fin de mes.

Esa no tiene perdón.

Creo que Warnken es el reflejo y personificación de los que se cocinaba en las profundidades sociales y el fue la representación de ello. No es al artífice del triunfo del rechazo. Es su encarnación.

Mis respetos.

Nunca se puede saber realmente las motivaciones de alguien, incluso ni el mismo las tenga claras, pero aunque fuese una apuesta política, como claramente fue el caso de Walker, Rincón y otros del estilo, irse contra TODO su círculo realmente requiere coraje, aún así.

Sería un candidato muy fuerte en una carrera presidencial.

Puedo creer que piensa realmente en el bienestar del país y la gente y es capaz de colocarse de acuerdo con quienes no piensan como él, pero no desde una posición pendeja de cuento de hadas sino de manera realista.

Eso es lo que necesitaremos.

Realismo. También experiencia real en gestión monetaria y financiera. Tal vez en eso tenga un déficit. Pero nada que no se pueda suplir con buena voluntad para ello.

Ojalá se presente.

Elevaría la vara de todo el resto y no tendríamos la vergüenza que fueron las primarias y segunda vuelta de las presidenciales anteriores con cero debates adultos.

6 comentarios:

  1. Por eso votaré por amarillos. Quiero seriedad en este país.
    Respecto a lo que hizo Warnken...
    Mis respetos. Admiro su chutzpah.

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    1. I understand that. He lost a child. Me too. Accepting to th best of our ability. Happy to hear from you luv. God is doing for us humans, what we can't do for ourselves. Thanks

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    2. Warnken es una cosa, pero pensar en amarillos como un grupo de ex DC, como Alvear, creo que vomitaria antes que votar por ellos

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  2. que wen post; valiente el hombre...

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  3. Muy valiente lo que hizo, un hombre inteligente, con principios y equilibrado en su posición. Desde que comenzó con sus sabias criticas he tenido la esperanza de que todavía quedan personas que dan la vara.

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  4. Que buena lectura. Por lo general en este blog solo leo el titulo y lo destacado por adyaner, pero esta entrevista la lei entera. Lo he dicho muchas veces, la izquierda es una iglesia, y aqui vemos a un excomulgado y los costos que pago por sus herejias.

    No creo que Walkern sea presidenciable, para gobernar se necesita mas que una sola persona, un equipo de varios profesionales que sepan gestionar sus ministerios y manejarse con los otros poderes del estado. AD a demostrado que no tiene ni presidente ni equipo. Amarillos tiene mucho ADN DC, quienes tarde o temprano por conveniencias cortoplazistas siempre terminan abriendole la puerta a la izquierda.

    Mejor que disfrute de la paz y tranquilidad que viene de haber peleado por lo justo, aun pagando gran costo, pero defendiendo sus convicciones hasta el final y saliendo victorioso.

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