@latercera
En el comité político de ayer se cristalizó una preocupación que hace semanas rondaba en los círculos de la Nueva Mayoría; la desaceleración económica obligaría a readecuar el plan de gobierno. Incluso, jerarquizar algunos de sus aspectos.
Fue así que la cita de los timoneles oficialistas ante los ministros en La Moneda, se explicitaron las preocupaciones y los diagnósticos. Uno de los dirigentes que de forma frontal abrió el debate, fue el presidente del Partido Radical, Ernesto Velasco, quien pidió saber del estado de la economía nacional al ministro de Hacienda, Rodrigo Valdés.
“Yo le pedí al gobierno que dé un estado de las finanzas de la nación. Cuando partió la reforma tributaria se dijo que iba a haber US$ 8.300 millones para financiar la reforma educacional y los déficit fiscales que habían, que permitieron mantener el gasto social 100 por ciento”, relató Velasco a La Tercera.
“El ministro dijo que hay un cobre más barato, China crece menos y tenemos una economía en desaceleración. Por lo tanto, para llegar a ese ritmo se está apelando al déficit fiscal, no a la economía y eso, nos dijo el ministro, no da para más”, agregó el dirigente.
Pese a la exposición del titular de Hacienda, las dudas persistieron. Así, nuevamente surgió la idea de hacer un cónclave oficialista donde el ministro Valdés profundice en su diagnóstico de la desaceleración de la economía cita que, en todo caso, aún no tiene fecha.
Junto a ello, además, quedaron en evidencia las diferencias conceptuales del oficialismo respecto al radio de acción frente al programa de gobierno. Fuentes presentes en la reunión, incluso señalan que se tomó como acuerdo el evitar la palabra “priorizar” -acuñada por la presidenta del PS, Isabel Allende, en el último pleno partidario del sábado- y enfocarse, más bien, en “concentrarse” en los proyectos que actualmente el Ejecutivo tramita en el Congreso.
A la luz de las respuestas de los dirigentes partidarios, como también de los propios ministros, la idea de alinearse con una línea comunicacional común, no dio mayor resultado. Las diferencias, además de semánticas, también son políticas; desde no sacrificar las reformas estructurales del gobierno, hasta abrirse a la idea de seleccionar -y por ende obviar- algunos ítems del programa de la actual administración.
Ejemplo de ello fue la intervención del vocero de Palacio, Marcelo Díaz. “Cada decisión la vamos a tomar teniendo presente que uno de los objetivos prioritarios del gobierno es aumentar la capacidad de crecimiento de nuestra economía”, dijo el ministro. Sin embargo, añadió: “El programa, los cambios y transformaciones que hemos comprometido, siguen su marcha”.
Minutos después, el jefe de las finanzas públicas habló derechamente de “restricciones”.
“Tuvimos una muy buena reunión en que, con mucho realismo, discutimos de las distintas restricciones que existen, y eso involucra el compromiso con seguir siendo responsable. Como país tenemos una tradición de responsabilidad y eso se va a mantener”, indicó.
Las tonalidades discursivas también fueron protagonizadas por los jefes partidarios.
La primera en hacerlo fue la jefa del socialismo, Isabel Allende. Y si bien descartó la voluntad de su partido de “moderar” las reformas, agregó: “Estamos diciendo que hay que priorizar, que significa que se podrá algunas más urgentes y otras probablemente no tanto. No hay que dejar de lado ni la educacional ni la laboral. El resto lo decide el gobierno”.
En tanto, el vocero de la Nueva Mayoría, diputado Guillermo Teillier, confía en el cumplimiento global del programa.
“Ninguna reforma va a quedar fuera. Tendrá que decir el gobierno si es que hay o no hay plata, pero lo claro es que plata para las reformas hay. Para el cumplimiento del programa, también hay. Creo con seguridad que las reformas no se van a ver modificadas en su cumplimiento”, dijo el presidente del Partido Comunista.
“Señalar que vamos a priorizar las reformas, es demasiado temprano. Llevamos un año y medio de gobierno, nos quedan dos años y medio y entrar a priorizar, significa que dejas algo afuera. Yo estoy por garantizar y concentrar los esfuerzos en hacer efectivas las reformas y cumplir el programa”, dijo el presidente del MAS, senador Alejandro Navarro, quien agregó como criterio para la eventual exposición del ministro Valdés: “El ministro nos tiene que contar el qué vamos a hacer, no el cómo vamos a cortar las reformas”.
“Nadie ha dicho que el financiamiento que falte sea el financiamiento de las reformas. Otra cosa distinta es que en política pública hay situaciones imponderables y evaluaciones que aconsejan ir concentrándose en otras materias”, dijo el presidente del PPD, Jaime Quintana.
Al debate se sumó el diputado Osvaldo Andrade, quien apuntó a una posible inviabilidad del plan de gobierno. “El ambicioso programa de Bachelet, en el actual contexto político y económico, se hace más inviable”, dijo el ex presidente del PS a radio ADN.
Se viene a la mente el clásico problema de las empresas que no venden o que lo hacen de manera inadecuada.
El principal objetivo de una empresa es generar ingresos, y el principal problema es cuando no es capaz de hacerlo.
Cuando se generan ingresos se generan programas de mejoras, beneficios, oportunidades de crecimiento, compra de mejor tecnología y en general una mejor calidad de vida al interior de la empresa.
En el opuesto, cuando los ingresos no se producen, se recortan los gastos e inversiones, se produce un ambiente laboral pésimo y segregado entre quienes están sindicalizados y quienes no y en general se cae en una espiral que termina con la empresa en quiebra.
Cuando la dirección tiene la visión errada sobre las ventas o la generación de negocios, se producen catástrofes. Como enfocarse demasiado en la fabricación y sus costos. No es que no sea importante por supuesto. Pero los productos Sony son (en mi opinión) mucho mejores en tecnología, estética y calidad que los Apple, sin embargo, Apple tiene 15 a 20 veces el valor de mercado de Sony. Lo mismo podríamos decir de un restaurant de calidad bistró versus Mc donalds.
A nivel país, la economía tiene que generar ingresos. Esa es la fuente que provee al gobierno de turno de impuestos, que a su vez financian los programas públicos.
Enfocarse en la recolección de impuestos para pagar programas públicos en vez de pensar en como hacer que la economía produzca más ingresos, que disminuiría la necesidad de esos programas públicos en primer lugar, sería la analogía con una empresa privada.
Un mal gerente es aquel que no privilegia las ventas y generación de negocios. Un pésimo gerente es aquel que solo se concentra en sus costos viendo como reducirlos al máximo para con ello crear, según el, una ventaja competitiva en precio que es la única estrategia de ventas que conoce.
Un mal gobierno es aquel que se enfoca solo en los programas públicos y deja de lado la generación de ingresos del sector privado.
Un pésimo gobierno es aquel que recolecta vía impuestos todo lo que puede de la economía a cualquier costo para financiar programas públicos y los costos del gobierno, cada vez mayores.
Si como país somos capaces de generar más actividad económica, es decir, mayores ingresos, la calidad de vida aumenta, y también los recursos disponibles para programas públicos.
Cuando los ingresos disminuyen, se cae en la “priorización”, o disminución de costos. Que es justo el dilema que están enfrentando ahora los retardados del gobierno, que creen que porque proyectan recolectar algo por ley de presupuestos eso se va a cumplir.
Pero como los políticos tienen cero experiencia real en nada, menos en crear valor y venderlo, solo en gastar recursos de otros…
We are fucked…
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