A Sergio Romero (50), le detectaron pólipos hace tres años, cuando le hicieron una colonoscopía. El guardia de seguridad y paciente del Hospital Félix Bulnes, dice que le teme al diagnóstico: “es benigno, pero me da miedo que si no se controla pase a cáncer. La última vez que me vio el doctor fue en enero y después me dieron hora para junio. Son muchos meses esperando”.
El viernes pasado se cumplió el plazo y Romero fue a su control médico. Salió con una prescripción de remedios e indicación de pedir hora para tres meses más. El nochero ahora no sabe cuánto durarará esta nueva espera. “Quisiera que me repitan la colonoscopía, porque no tengo recursos para hacermela en forma particular. Me la haría esta semana si pudiera, pero voy a tener que tener paciencia”, dice.
La historia de Sergio es una muestra de lo que ocurre con la lista de espera para consultas de especialidad no Auge en los hospitales del país.
De acuerdo a los datos del Ministerio de Salud, entregada a La Tercera vía Transparencia, el tiempo que deben aguardar los pacientes, según los promedios nacionales, varía entre 273 días (casi nueve meses) para acceder a un oncólogo y 727 días (dos años) para ser visto por un especialista en cirugía abdominal.
Al analizar las cifras por regiones, la situación se torna más compleja: en el servicio Araucanía Sur la demora es de 2.197 (seis años) para la atención de un experto en cirugía de tórax y en el Del Maule otros 1.823 días (cinco años) para un paciente que necesite un geriatra. Asimismo, una consulta de un obstetra tardaría 532 días en Aysén; para conseguir hora con un neonatólogo se debe esperar 1.119 días (tres años) en Valparaíso-San Antonio, mientras que en el Biobío hay que aguardar 1.022 días para ser revisada antes de una cirugía de mamas (ver infografía).
Actualmente, en el país hay 1,5 millón de personas inscritas en la lista de espera para consultas de especialidad y otras 232 mil aguardan una intervención. Desde Salud, sin embargo, aclaran que el volumen no constituye un problema, porque se trata de un reservorio dinámico que registra tantos ingresos como altas médicas. Lo que preocupa, eso sí, son las demoras excesivas.
“Estamos hablando de un millón y medio de personas que fueron vistas por un médico y derivadas a un especialista y 200 mil que recibieron la indicación de cirugía. ¿Queremos disminuir eso? No. Al contrario, porque mientras más acceso a médicos exista, más indicaciones de este tipo habrán. Lo que queremos es que no esperen un tiempo inadecuado, tanto sanitaria como socialmente hablando”, dice Gisela Alarcón, jefa de la División de Gestión de Redes Asistenciales del Minsal.
Plan de tiempos de espera
Según Alarcón, a marzo de 2014, de casi 1,6 millón personas aguardando consultas médicas, cerca de la mitad se había inscrito antes de 2012 y más de 136 mil venían de 2010 e incluso de 2007. “Son tiempos de espera simplemente inaceptables”, agrega.
Así, se fijó este grupo como prioritario en el Plan de Tiempos de Espera que está en desarrollo y que busca atender a los pacientes más antiguos y rezagados por diversas trabas administrativas: fallas en el sistema de contacto que impidió ubicarlos, problemas en el registro de fichas médicas, cancelaciones y complicaciones de salud de los inscritos, que llevó a suspenderlos y no reagendarlos, entre otros. A eso, se suma el déficit de médicos en la red pública, con una brecha de 3.795 especialistas y subespecialistas que, de acuerdo a Minsal, se requieren para completar la oferta.
Para esto, el programa implica primero verificar la validez del repositorio, para lo cual se instruyó a los servicios de salud a contactar vía call center, con registro de las llamadas, a cada uno de los pacientes y preguntar si aún requieren la atencion.También se cruzó la información con el Registro Civil, que permitió remover casi 15 mil personas fallecidas e ingresadas con errores.
A la fecha, se ha contactado a 400 mil personas y se ha obtenido respuesta de la mitad. “De ellos, casi un 20% ya había sido resuelto, pero no la atención no se había registrado”, sostiene Alarcón, quien explica que este año se seguirá contactando a estas personas y que luego se harán campañas para que los rezagados no ubicados se acerquen a su hospital, incluyendo el envío de cartas certificadas.
Con esto, Salud afirma que bajó al 41,7% la antiguedad de la lista de quienes esperaban de antes de 2013 y que bajaron los tiempos de espera en 45 días, promedio, para las consultas médica (ver infografía).
“Aún así, uno ve que la lista no baja, pero es por gente nueva que ingresa”, explica Alarcón, quien agrega que también se han elevado las becas de formación para aumentar a los especialistas, se reforzó su labor en hospitales y se trabaja en mejorar su retención (ver nota secundaria).
“Pusimos como meta este año resolver la lista de espera desde 2013 hacia atrás y todas las consultas pendientes. Ha ido reduciendo y esperamos que a fines de este año sean el 6% del total”, dijo la ministra de Salud, Carmen Castillo, quien agregó que “más que lista de espera, estamos viendo los tiempos de espera”.
Nuevos plazos
En paralelo a la verificación del registro, Minsal está desarrollando protocolos de atención para las enfermedades no Auge, con el propósito de establecer tiempos de espera máximos, como se hizo en 2005 con el Plan Auge/Ges, que fija límites de atención para 80 diagnósticos. “Queremos fijar plazos con prioridad en lo oncológico y traumatológico, que inhabilita a las personas muchas veces, para definir tiempos de espera para grandes grupos de enfermedades, no como el Auge que va por problema de salud específico, pero si considerando un tiempo de atención”, adelantó Alarcón.
Para eso se está convocando a grupos de especialistas para definir los tiempos de atención, replicando el modelo Auge, lo que se espera comience a funcionar el próximo año. “La lógica es acercarnos a eso en los plazos y en el modelo de funcionamiento del Ges, para poder ordenar este grupo y que circule de mejor forma y no espera esa cantidad de días”, aclara.
No me es posible entender como existe tanta gente utilizando servicios médicos de relativa complejidad.
Por supuesto existe siempre un nivel de gestión que se puede realizar para optimizar las atenciones que supongo no se ha implementado de manera adecuada. Pero ninguna gestión puede disminuir el tiempo de ejecución de las atenciones de especialidad y eso es una restricción insalvable en las condiciones actuales.
Por lo tanto no es sobre la atención de especialidad donde deberíamos enfocarnos. Deberíamos enfocarnos en evitar esas atenciones en primer lugar. Similar al mantenimiento de equipos.
Siempre hay un óptimo entre costo de mantenimiento preventivo y correctivo. Es carísimo evitar toda falla, pero es costoso, y tal vez fatal, solo intervenir cuando los equipos fallan. Siempre existe un punto medio en el cual se pueden evitar catástrofes a un costo razonable y dejar las pequeñas fallas para la reparación en el momento.
Igual en la salud. Debemos evitar las grandes fallas. Y eso va de la mano con el estilo de vida que se lleva. Y la base de un estilo de vida sano es la alimentación. Deberíamos promover, no con publicidad, sino con acciones específicas relacionadas a disminuir el costo de la comida natural y con menor procesamiento.
En estos tiempos, el gasto en comida relacionado a los ingresos se ubica en el 5 a 10% en los países más desarrollados. Es el más bajo de las historia en registro.
Este es el gran problema. Hemos dejado de gastar el dinero donde hay que gastarlo para colocarlo en cosas de menor importancia. A nivel individual y a nivel de sociedad. Y eso es en parte porque han surgido fuentes de calorías de bajísima calidad y por lo tanto de bajo costo.
Al igual que en el mantenimiento. No existe ahorro neto de gastos. Lo que dejas de gastar por comprar partes alternativas chinas en procesos y equipos críticos hoy, lo gastarás mañana, y probablemente con costos alternativos adicionales como paradas de equipos imprevistas en el peor de los momentos. Lo que dejas de comer bien hoy, lo gastarás mañana en cuentas médicas. No hay vuelta. Es la naturaleza.
Pero como la atención de enfermedades es mejor negocio que evitarlas en primer lugar, lo más probable es que sigamos privilegiando la corrección y no la prevención. Lógicamente vía votaciones en parlamento que eviten que se modifique el status quo actual.
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