“Impulsaremos una reforma al sistema de salud privada, para terminar con las diferencias injustificadas de precios de planes de salud, que perjudican a las mujeres, y muy especialmente en edad fértil”, sostuvo hoy el Presidente Sebastián Piñera, adelantando los cambios que vienen para las isapres, en orden a corregir las inequidades de precio y coberturas contra las afiliadas.
Los cambios que trabaja un grupo de expertos al interior de la cartera de Salud pasan por implementar una prima igual para hombres y mujeres, lo que implicará un aumento en la tarifa que actualmente pagan los hombres. “Necesariamente eso va a significar que otras personas, en este caso hombres o mujeres que no están en edad fértil, tendrán que ecualizar sus primas”, indicó el ministro de Salud, Emilio Santelices, precisando que “tenemos que entender como sociedad que las mujeres son castigadas por vientre, por cuidar a los niños, y tenemos que terminar con esos castigos donde todos tenemos que acudir solidariamente a esos gastos, que son gastos de la sociedad en su conjunto”.
El titular de Salud añadió que “la prima va a ser la misma, independiente de la edad, para hombres y mujeres, porque ya es insostenible el hecho de que las mujeres sean castigadas en sus planes de isapres. Eso va a incorporar la nueva ley. Se termina con la discriminación de las mujeres en las isapres”.
Andras Uthoff, economista e integrante de la comisión de expertos que trabajó una propuesta de reforma al sistema privado, durante el gobierno anterior, explicó que regular la prima, como propone el actual gobierno, “significa alguna forma implícita de subsidios cruzados entre individuos de bajos y altos riesgos. Efectivamente, en este caso, les subirá la prima a los de menores riesgos, es decir, hombres y jóvenes”.
Por su parte, Gonzalo Simon, gerente de Desarrollo de la Asociación de Isapres, explicó que “al fijar un solo valor por una cobertura de salud, efectivamente, hay un grupo de la población que disminuye su pago y otro que los aumenta, por la misma cobertura. Las isapres tienen que adecuarse a la reglas que se estipulen, lo importante es tener presente que deben ponerse en funcionamiento de forma adecuada, con un proceso de transición y un fondo de compensación de riesgos”.
Actualmente, las isapres ofrecen distintos planes con un valor base, el cual se multiplica según el factor de riesgo de cada cotizante. Así, para los hombres, la tarifa del contrato se multiplica por 1, mientras que para las mujeres en edad fértil este factor varía de 2,19 a 3,25, dependiendo de la aseguradora, lo que implica que el precio final que estas pagan llega a triplicarse.
Por ejemplo, si se considera un plan de $ 97 mil para un hombre sin cargas, de 32 años, una mujer de la misma edad e igual condición deberá pagar casi el triple, totalizando $ 241 mil por el mismo contrato de salud, según el análisis de la firma Queplan.cl y que promedia los valores que ofrecen las seis aseguradoras abiertas.
Esta diferencia de precio también constituye una barrera de acceso. Ello, pues según la Superintendencia de Salud, de los 1.937.366 cotizantes del sistema isapres, 1.234.479 son hombres (64%) y 707.887 son mujeres (36%). Así, es el seguro público el que absorbe la diferencia, pues del total de beneficarios de Fonasa (13.926.475 personas), el 53% son mujeres y un 47% son hombres.
El mayor número de mujeres en Fonasa, según su director, Marcelo Mosso, se da, por una parte, por discriminación del sistema privado y por las bajas remuneraciones que tienen las mujeres. “El tema relevante detrás es que probablemente las mujeres están en condiciones de salarios más precoz que no les permite acceder al sistema privado. Además, porque hay toda esta discriminación en los costos del plan en isapres”, dijo Mosso.
Como casi no uso el sistema de salud, en realidad me cuesta entender el porqué deberías pagar 250 mil pesos por un plan, que es francamente una volada impresentable. De hecho el sistema de salud para mi es un seguro contra catástrofes que es lo que realmente puede destruirte en todo ámbito, incluido el financiero.
Pero si puedo apreciar el uso (y abuso) que hacen los usuarios del sistema cuando la percepción del costo no es directa. Y pasa en todo ámbito cuando subvencionas el consumo con el costo medio y no marginal.
Los sistemas actuales (tanto Fonasa como Isapres) son solidarios, esto significa que no se percibe por quien abusa del sistema un costo adicional, sino que lo paga todo el sistema en su conjunto.
Y si bien es cierto existe gente responsable que lo utiliza cuando realmente es necesario, existe una infinidad de familias que básicamente van al médico porque vieron una noticia de un brote de influenza en Ruanda, y hacen todos los análisis y exámenes para descartar todo. Y como los planes son de cobertura máxima y con seguros complementarios en el trabajo además, todo este abuso es “gratis”.
Y eso no cuenta a los que si tienen muchos problemas de salud, pero derivados de excesos sobre el propio cuerpo por un estilo de vida, sea por alimentación y abuso de ella, o sea por entrenamiento, que también genera una gran cantidad de problemas, sobre todo de aquellos que combinan malos hábitos alimenticios y urgencia veraniega de ponerse en forma con pésimas rutinas y posturas en los ejercicios que hacen.
Es por eso que los sistemas solidarios tienden a quebrar. Los que abusan del sistema hacen que los que cubren el costo cada vez mayor por este abuso se retiren eventualmente.
Y por otro lado el aparataje médico quiere utilizar al máximo las instalaciones, por lo tanto también incide ampliamente en el circuito de auto inducción de alharaca sanitaria que tiene a todo el mundo hipocondriaco.
Sin considerar la industria del alimento que impulsa el siempre mayor consumo, y no necesariamente con la mejor calidad de materiales.
Es un problema complejo en occidente. Nunca habíamos tenido este nivel de riqueza y abundancia de todo lo que se considera básico para vivir, que es comida y refugio. Y nuestros organismos adaptados por millones de años a la escasez no lo llevan muy bien.
Tampoco el esfuerzo físico y mental, que anteriormente era mínimo en relación a horas destinadas a proveer la supervivencia de los elementos básicos y hoy ocupa casi todo el tiempo mental y físico con las preocupaciones modernas.
El cuerpo humano es una máquina increíble, y como toda máquina, tiene una duración, que dependerá del cuidado. Cuando la abusas, la operas a sobre velocidad, con mal combustible y sin los chequeos adecuados, entras a reparaciones muy complejas cada vez más frecuentes y acortas su vida útil de manera exponencial. Cuando la operas bajo especificaciones de fabricante, con los cuidados y combustibles requeridos, casi nunca reparas, solo mantienes. Y eso es infinitamente más barato y más sostenible. De hecho cambias las máquinas bajo esas condiciones por obsolescencia de tecnología y escasez y costo de repuestos por este hecho más que por falta de funcionamiento.
Y eso es salud. Un estado continuo de funcionalidad óptima mental y física. No una serie de intervenciones correctivas cada vez más agresivas para corregir defectos de funcionamiento por mal uso. Lamentablemente, incluso en las palabras y conceptos usados, la salud se entiende como corrección de problemas. Casi un escrito Orwelliano, Salud es enfermedad, o algo por estilo.
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