15 febrero, 2021

LT Domingo Columna de Daniel Matamala: El asilo contra la opresión

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@latercera

En febrero de 2019, un avión de la Fach despegaba rumbo a la frontera venezolana, con un cargamento de ayuda humanitaria. La entregaría el presidente Sebastián Piñera, quien llegó hasta Cúcuta como parte del “Venezuela Aid Live”, un show organizado por el millonario británico Richard Branson. Allí, Piñera prometió a los venezolanos que cumpliría “con un compromiso moral de solidaridad” con ellos.

Antes, había anunciado que “vamos a seguir recibiendo venezolanos en Chile, porque tenemos un deber de solidaridad, y yo nunca olvido que cuando Chile perdió su democracia, Venezuela fue muy generosa con chilenos que buscaban nuevas oportunidades”. En su cuenta pública ante el Congreso, el 1 de junio de 2018, Piñera reiteró su promesa hacia los venezolanos: “Chile es y seguirá siendo el asilo contra la opresión”. La frase fue destacada en las redes sociales de la Cancillería chilena, y complementada con un anuncio: se invitaba a los venezolanos a postular a una Visa de Responsabilidad Democrática (VRD) para entrar a Chile.

Dos años después, en febrero de 2021, otra vez un avión de la Fach despega. Esta vez su carga es humana. Lleva 86 migrantes expulsados de Chile. La mayoría de ellos son venezolanos y, salvo contadas excepciones, no han cometido más falta que la de ingresar irregularmente a Chile en los últimos tres meses, escapando de la miseria y la represión de la dictadura de Maduro.

Fueron sacados de madrugada de los refugios en que estaban tras entrar a Chile, uniformados con un overol blanco y, como si se tratara de peligrosos delincuentes, custodiados por policías al subir por la escala del avión, en un acto público de escarmiento. “Es para que las personas que vienen a Chile sepan a lo que vienen”, explicó el ministro del Interior tras presidir el espectáculo en el aeropuerto.

¿Qué fue del “compromiso moral de solidaridad”? ¿Qué pasó con la promesa de “seguir recibiendo venezolanos”? ¿Es Chile “el asilo contra la opresión”?

Volvamos atrás. Después del exitoso uso del fantasma de “Chilezuela” en la elección de 2017, Piñera nombró al inexperto Roberto Ampuero como canciller. Se apostaba a una oposición frontal contra la que Ampuero definía como “la tiranía de Maduro”, como vía para consolidar el apoyo interno y lograr el “liderazgo internacional” que pretendía el Presidente.

El gobierno estaba avisado de la enorme expectativa que sus anuncios creaban entre los sufridos venezolanos. El exembajador en Caracas, Pedro Ramírez, había advertido al canciller Ampuero que “cerca de 450 mil venezolanos están solicitando antecedentes para poder trasladarse a Chile”. De visita en Santiago, el diputado Carlos Berrizbeitía, opositor a Maduro, decía que “Chile es uno de los países donde la mayoría de los venezolanos están tratando de llegar”.

Lo prudente habría sido bajar la retórica y coordinar una respuesta global ante la catástrofe humanitaria en ciernes. En cambio, abandonando la política de Estado que había seguido nuestra diplomacia, Chile se restó a último minuto del Pacto Migratorio de la ONU que permite tratar crisis de refugiados como la de Venezuela.

La tan promocionada VRD sólo aprobó el 27% de las solicitudes, y, según el Servicio Jesuita a Migrantes, apenas el 5% pudo ser efectivamente utilizada. Los migrantes venezolanos comenzaron a entrar con visa de turistas al país que Piñera insistía en promocionar como “el oasis de América Latina”.

Entonces, alarmado por la masividad del éxodo que había alentado, el gobierno dio marcha atrás. En junio de 2019 impuso la exigencia inmediata de una visa de turismo para cruzar la frontera, dejando a cientos de migrantes varados en Tacna. Esta nueva visa prometía “ordenar” la migración, pero en la práctica es otra barrera casi impenetrable (apenas el 15,5% de las solicitudes ha sido aceptada). La VRD fue suspendida. Y en el primer semestre de 2020, el Estado de Chile recibió a apenas siete personas como refugiados. El Covid terminó de cerrar las fronteras del norte.

Así llegamos al verano de 2021, en que los migrantes atraídos por las promesas de nuestro gobierno viven una situación imposible. Después de viajar cerca de 5 mil kilómetros, se encuentran sin opciones reales para tramitar su ingreso a Chile, y sin más alternativa que pagar a traficantes para entrar a través del altiplano boliviano, enfrentando la puna, el frío extremo y la sed, que dejaron al menos dos muertos en los últimos días.

El canciller anuncia que se negará la vacuna contra el Covid a los inmigrantes irregulares (barbaridad que luego fue rectificada). “Los inmigrantes ilegales tienen que ser paralizados” porque nosotros “somos un país pobre”, dice el ministro de Defensa. “Corresponde que sean expulsados, para dar una potente señal que quienes quieren venir a Chile tienen que sacar la visa”, afirma el ministro del Interior.

¿Qué visa? ¿La VRD, que ya no existe? ¿La de turismo, que es rechazada en el 85% de los casos? ¿El estatus de refugiados, que el Estado de Chile sistemáticamente niega a quienes escapan de la que ese mismo Estado califica de “tiranía”?

El gobierno chileno invitó a los venezolanos a nuestro “oasis”, y ahora les cierra la puerta porque somos “un país pobre”. Se comprometió a “seguir recibiéndolos” y luego les impidió la entrada regular. Les ofreció solidaridad contra una tiranía, y ahora los expulsa en público, de vuelta a ella, como “potente señal”.

Los venezolanos fueron usados dos veces. Primero, vendiéndoles falsas esperanzas como peones de un juego de egos políticos. Y ahora, utilizándolos como extras en un show denigrante de overoles blancos.

Es el destino de quienes creyeron de buena fe que Chile sería su asilo contra la opresión.


Yep. Así funciona la vida real.

Cuando tienes exceso de dinero que cubre tus necesidades y capacidad de recibir a la gente y ser solidario, lo haces. Cuando no, cierras las puertas de tu casa y billetera y te preocupas de tu propia gente o familia.

Especialmente después de un estallido pendejo que este gil junto con todos los demás progres alcahuetearon y que destruyó cientos de miles de empleos. Y de las cuarentenas totales igualmente que impulsaron, especialmente el ahuevonado de Bacigalupe, pero en general todos.

Yo creo que Matamala está troleando a esta altura a todos, derechas e izquierdas.

En un análisis de la últimas columnas, en realidad nadie puede ser tan ahuevonadamente beato pontificador progre buenista.

Porque queda en completo ridículo. Especialmente en este caso donde los que están deportando son ilegales con antecedentes penales hasta donde entiendo. Todos los países tienen reglas de inmigración.

Hasta los paraísos progres más buenistas y ejemplo recurrente de estos giles.

A Nueva Zelanda no entras sin estos para inmigrar…

  • Your birth certificate.
  • Your marriage certificate.
  • Your academic qualifications.
  • References from previous employers.
  • Your CV (Curriculum Vitae/Resume)
  • Credit references.
  • An international driver's licence or permit.

Y NO HAY EXCEPCIONES¡¡¡…

Que es algo que comentaba en un post anterior al respecto y se nota en estos requisitos. Deberías dejar entrar a familias, o al menos darles más oportunidades. Igualmente a las que están residiendo de manera ilegal. Los individuos solos, de vuelta.

No da para mucho más la columna del progre, salvo decir, como lo hacía Thatcher, que el socialismo, o el buenismo progre virtuoso, se acaba cuando se acaba el dinero de otros. En este caso, se acabo el dinero y las posibilidades de trabajo para la inmigración. Los inmigrantes copan todas las plazas de las salas de cunas y primarias junto con las médicas de las comunas más pobres dejando a los chilenos sin ellas. La inmigración indiscriminada no es un problema para las clases sociales altas. No hay haitianos, colombianos, peruanos o bolivianos sin calificaciones de nada en las comunas más ricas compitiendo con los chilenos igualmente sin calificación. Las revoluciones o estallidos patrióticos o nacionalistas se dan en los sectores populares, no en los más acomodados. Como todo movimiento social. Y lo que lo detona es una bajada económica y pérdidas de trabajos e ingresos que son siempre responsabilizados a los inmigrantes. Y en el caso de culturas en extremo diferentes, como la de refugiados en Europa, por el choque de esas culturas, que como gobierno y país no deberías permitir. Los refugiados sirios estaban locos con las alemanas o suecas andando por las calles muy livianas de ropas para sus costumbres porque así es su cultura, y gracias a ese choque se han producido incluso violaciones masivas. Si un inmigrante no se quiere adaptar a la cultura local, entre ellas el idioma, no entra, o se va. Así de simple.

El progre favorito debería tomar nota de estas cosas. Las cuentas van a ser pasadas a los que promovieron los encierros, las vacunas obligatorias (si resultan tener efectos secundarios especialmente las experimentales), el estallido pendejo y la inmigración ilegal. Todas estas cosas afectan a los más pobres. Y los más pobres no suelen ser muy indulgentes con los conchudos que promocionan o son vistos como tales, de las cosas que los han hecho sufrir perdiendo sus fuentes de ingresos. Porque una cosa es llegar con lo justo a final de mes y quejarse de que eso no es justo, y otra es perder el trabajo porque lo quemaron o quebró por las cuarentenas.

Pero como el progre favorito siempre quiere quedar bien con todos, especialmente con las feministas porque el es taaaaaaaaaaaaaaaaaaaan bueno, puro y casto en sus sentimientos…

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Que huevones más insufribles por la cresta. Debe ser un espanto una reunión de estos giles progres con cero autenticidad en el cuerpo. Una oficial o pública se entiende. Una privada debe ser una pasada. Cómo se deben descuerar entre ellos¡¡¡. Porque así suelen ser los beatos pontificadores públicos. Unas mierdas viboreznas en privado.

3 comentarios:

  1. Podria alojar unos cuantos en su casa progre DFL2 LOL XD.. o rajarse con unos Latte del Starbucks..

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  2. Imagina la cagada que quedaria si aqui pidieran tus calificaciones para entrar

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  3. Una buena técnica para refutar a los progres es darles de su propia medicina : la doble imposición que se puede resumir en "Mal si lo haces, mal si no lo haces". Ellos eligen el camino fácil de la destrucción para hacerse notar mientras que otros intentan construir, y obviamente más de una vez fallan.

    Una buena pregunta sería donde irán a parar esos migrantes que buscan un futuro mejor en libertad si Chile se vuelve un "paraíso marxista"...Sería de una extrema crueldad hacerlos pasar por el dejà vu del colapso moral y económico de un país a manos de revolucionarios ineptos y ambiciosos.

    En cuanto a Matamala, efectivamente se nutre del populismo hacia una turba bestia, ignorante, ovejera y mala que no dudará en el momento dado, en quemar lo que adoró.

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