31 julio, 2014

Argentina no llega a acuerdo con los bonistas y cae en default por segunda vez en trece años

 

@DF

Se cumplió el plazo y Argentina no fue capaz de lograr un acuerdo: el país cayó en default por segunda vez en trece años. Luego de una reunión que se prolongó por seis horas con el mediador designado para el caso, el ministro de Economía Axel Kicillof dijo que los bonistas que rechazaron los canjes de deuda en 2005 y 2010 y que ahora reclaman una compensación total por esos títulos, no aceptaron el pedido argentino de una medida cautelar (stay) que le permita al país pagar a los tenedores de deuda reestructurada y evitar un default.

“Les ofrecimos entrar al canje o que otorguen una stay (medida cautelar) y se negaron”, dijo el funcionario en una conferencia de prensa en el consulado de Argentina en Nueva York, donde se estaban llevando a cabo las negociaciones. Pero, según el secretario de Estado el país no habría entrado en cesación de pagos “porque el default es no pagar”.

Por su parte, el mediador Daniel Pollack –designado por el juez de distrito de Nueva York, Thomas Griesa- declaró a través de un comunicado que “desafortunadamente, no se alcanzó ningún acuerdo y Argentina entrará inminentemente en default”.

El impago de la deuda “no es una simple condición técnica, sino que es un evento real y doloroso que perjudicará a la gente”, a los ciudadanos argentinos, a los tenedores de bonos reestructurados y a los “holdouts”, expresó.

Dos derrotas seguidas


Poco después de la conferencia de Kicillof trascendió que una segunda salida a la crisis estaba siendo negociada directamente por los bancos privados argentinos con los holdouts. Las entidades agrupadas bajo el paraguas de la Asociación de Entidades Bancarias Argentinas (Adeba) habrían ofrecido a los tenedores de bonos comprar el cien por ciento de la deuda por US$ 1.600 millones.

La opción habría sido bien vista por los acreedores, y habría permitido a Argentina evitar la cláusula RUFO -que impide a la Casa Rosada ofrecer mejores condiciones a unos inversionistas que a otros- y destrabar de esta manera los pagos para los bonistas reestructurados. Estos desembolsos se encuentran actualmente bloqueados por orden de Griesa hasta que Argentina pague al resto de los inversionistas.

Sin embargo, el acuerdo paralelo habría colapsado a último minuto debido a las declaraciones del propio ministro. Fuentes informadas señalan que los inversionistas estaban siguiendo la conferencia de Kicillof en vivo y que se pararon de la mesa luego de que el secretario de Estado señalara que el país no pagaría más a los holdouts que a los bonistas que entraron a los canjes de deuda. Ante esto, los banqueros argentinos dejaron la reunión y emprendieron el regreso a Buenos Aires.

Default selectivo


Las expectativas del mercado local eran altas. El Merval subió 6,9% durante la jornada por las esperanzas de que se produjera un acuerdo de última hora.

Sin embargo, durante la tarde la calificadora Standard & Poor’s ya había bajado la nota de la deuda argentina a “default selectivo”.

“El 30 de junio, Argentina no pudo pagar intereses por US$ 539 millones de sus bonos Discount que vencen en diciembre de 2033 (…) El 30 de julio expiró el período de gracia sin que los bonistas recibieran el pago. Por eso estamos reduciendo nuestro rating de deuda externa de largo y de corto plazo a ‘default selectivo’ (SD) desde ‘CCC-/C’, lo que indica que Argentina defaulteó algunas de sus obligaciones en moneda extranjera”, explicó la agencia en un comunicado.

Efectos del impago


El default tendrá consecuencias severas para un país que en estos momentos está en recesión y con una inflación que supera el 30%. Según un informe de Bank of America (BofA) publicado esta semana, la demanda de dinero caerá, con lo que el peso se debilitará en el mercado paralelo y la actividad se hundirá aún más, hasta 5% respecto del escenario central del banco.

Otros expertos han advertido que aumentará la dificultad para acceder al mercado internacional de capitales, lo que dejará sin financiamiento a las provincias y las grandes empresas privadas.

El ex presidente del banco central Aldo Pignanelli, advirtió en declaraciones a medios locales, que el sistema bancario local será el más perjudicado por el impago de la deuda. “El sistema bancario es el que más lo va a sentir. Cabe recordar que los bancos tienen en sus activos bonos de la deuda y por otro lado se cortarían las líneas de crédito que están viniendo para el sector comercial”, señaló. Eso, en gran medida, explicaba que las entidades financieras hubieran tomado en sus manos la responsabilidad de negociar.

Asimismo, se incrementaría el riesgo de fuga de capitales, especialmente hacia Uruguay, que ha servido tradicionalmente de refugio para los argentinos y que en las últimas semanas ya había visto un incremento en las cuentas de los ahorristas trasandinos.

Ese país fue uno los más afectados con la cesación de pagos de 2001 y tanto el gobierno como los analistas temen que se produzca un impacto directo en los sectores más expuestos a Argentina, como el turismo.

El presidente de la Unión de Exportadores (UEU), Álvaro Queijo, dijo a El País que hay dos aspectos cruciales: uno es el impacto de la medida en el sector de los servicios uruguayos (que ya sienten los efectos de medidas monetarias restrictivas que aplica el gobierno de Cristina Fernández) y otro será el efecto que tendría en la inversión que realizan argentinos en el país. En ese sentido, indicó que cerca de un 50% de la inversión extranjera que recibe Uruguay proviene desde Argentina.

Se veía venir por supuesto.

El problema de un default es que aquellos tenedores que cuentan con bonos emitidos bajo leyes de protección internacional pueden solicitar de manera inmediata el retorno de sus capitales, lo que podría detonar una cascada monetaria casi equivalente a las reservas internacionales con las que hoy cuenta Argentina, algo así como USD 29 billones.

Lo más probable es que exista una fuerte contracción en la economía Argentina, dado que no contará con la capacidad emitir deuda por bastante tiempo. Veremos como manejan este default, considerando que a diferencia de la última vez no se cuentan con USD privados frescos sobre los cuales echar mano. Tal vez deberían copiar lo que hizo Alemania post I guerra mundial cuando se emitió dinero como respaldo contra bienes raíces si se desata una hiperinflación considerando la no disponibilidad de USD´s contra los cuales emitir dinero local. Veremos. Imprimir artículo

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