@latercera
La inversión fue el primer componente de la demanda interna que inició su fase de desaceleración el año pasado, pasando de crecer a tasas cercanas a 9% a inicios de 2013, a 3,2% en el tercer trimestre, afectando el crecimiento agregado de la economía, que alcanzó un 4% en el ejercicio anterior, su menor nivel desde la crisis subprime. Para 2014 los pronósticos para la expansión del PIB no son muy distintos, ubicándose hoy en 3,8%.
Los expertos advierten que a la desaceleración de la inversión iniciada en 2013 se sumará este año el consumo, aunque con una trayectoria más pausada debido a que el mercado laboral se mantendrá con tasas de desempleo en torno al 6%. Los expertos proyectan que este año el indicador se expandirá entre 4,5% y 5,3%, mientras que el Banco Central proyectó un 4,7% en su Informe de Política Monetaria de diciembre. El indicador se ha ajustado progresivamente desde un 9,7% en 2010; 7,9% en 2011 y 5,8% en 2012. El año pasado bordeó el 6%.
El gerente de Estudios de la Cámara de Comercio (CCS), George Lever, aseveró que “el menor ritmo de crecimiento de la economía afectará la masa salarial y por esa vía al consumo privado”, asegurando que “esa tendencia ya se comenzó a notar en los últimos meses”.
De todos modos, Lever acotó que la pérdida de dinamismo del consumo será gradual. De hecho, aseguró que este proceso: “Aunque el consumo sigue creciendo todavía muy por sobre el PIB, en los próximos trimestres su desaceleración será más visible”.
Hermann González, economista de BBVA, puntualizó que el principal factor que hace presagiar que el consumo se desacelerará levemente son los buenos datos que sigue mostrando el mercado laboral. “Todavía hay sectores, distintos a la minería, que siguen generando empleo. En la medida que proyectamos un PIB de 4% para este año, nos permite pensar que la economía seguirá creando puestos de trabajo, lo que da espacio para que el consumo no presente una desaceleración pronunciada”, aseveró.
Coincide con ese análisis Matías Madrid, de banco Penta, señalando que “la desaceleración del consumo será menor que la inversión debido a la fortaleza del mercado laboral”. Visión compartida por Alejandro Alarcón, de la Universidad de Chile, que afirma que la moderación de esta variable se comenzará a palpar con mayor claridad a partir del segundo trimestre de este año, de la mano de un menor dinamismo del empleo. “El desempleo comenzará a subir paulatinamente, lo que incidirá en que los salarios comenzarán a atenuar el crecimiento mostrado en los últimos años”.
En esta misma línea, Nathan Pincheira, de Banchile, sostuvo que “habrá un menor ritmo de crecimiento del consumo, pero no una caída a niveles alarmantes”.
Para Madrid, la desaceleración del consumo se verá reflejada en el comportamiento de los bienes durables, donde podría desempeñar un rol relevante la apreciación del dólar, impulsando al alza el precio final de los productos importados.
Realmente esperemos que así sea.
Ahora, lo curioso de la confianza económica es que cuesta perderla. Pero cuando sucede, no es gradual. Como lo puede testificar Argentina, Ucrania y Venezuela.
Y la confianza del consumo se mide en el crédito.
Nop…aún no se estanca la confianza al parecer. Pero cuando suceda, ciertamente la gente estará hasta el cuello de deudas. Como suele suceder en los ciclos económicos.
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