22 febrero, 2018

Francia prohibirá los huevos que no sean de "gallina feliz" a partir de 2022


@emol

SANTIAGO.- Las tendencias de alimentación saludable y de preocupación por el bienestar de los animales han calado hondo en Francia. Es por ello que el gobierno decidió cumplir una de sus promesas de campaña más recordadas en esta materia, la que provocará un cambio radical en uno de sus productos estrella a nivel europeo. Esta semana el ministro de agricultura galo, Stephane Travert, confirmó la puesta en marcha de un compromiso anunciado por el entonces candidato a la presidencia Emmanuel Macron, señalando que "a partir de 2022 todos los huevos frescos vendidos en Francia procederán de gallinas que vivan al aire libre y no encerradas en jaulas", consigna El Mercurio. A nivel continental, Francia es el mayor productor de huevos, con una industria que mueve más de US$17.368 millones al año. Sin embargo, según los últimos sondeos, el 90% de los franceses dicen estar a favor de la prohibición de las granjas destinadas a la producción industrial de huevos, las que no solo han sido cuestionadas por las precarias condiciones en las que se mantiene a los animales -en espacios bastante reducidos y sin luz natural en la mayoría de los casos- sino que también han recibido críticas de la comunidad científica, debido a que los riesgos para la salud de las gallinas podrían terminar traspasándose a los consumidores. Algunas cadenas de supermercados en Francia se han adelantado a la entrada en vigor de esta propuesta -aún por aprobar- y solo venden huevos procedentes de criaderos al aire libre. No obstante, su producción en masa en criadores con jaulas no se detendrá en Francia, pues se seguirán utilizando para los productos transformados a base de huevos.

Hay sentimientos encontrados con esto. Por un lado es deseable que los animales tengan un tratamiento digno, es algo humano. Por otro lado, la industrialización del manejo de los animales es lo que genera la cantidad necesaria para alimentar a una cada vez más demandante población mundial.

Recuerdo hace unos meses que existió una crisis con la mantequilla, que elevó los precios por las nubes, en este caso por una regulación europea bastante torpe de cuotas.

En realidad en algunos casos, en la mayoría de hecho, es mejor que el mercado y los consumidores decidan que consumir, con las adecuadas regulaciones sanitarias para evitar enfermedades. Es mejor en esos casos entregar información pública respecto de los problemas y con esa información que el público tome decisiones.

En el extremo, cuando las regulaciones estatales se disparan, tienes a un Venezuela. Creas escasez o descompensaciones en los factores productivos.

Hay que ser realista con esto y no un soñador bucólico. La imagen de una pradera llena de animales libres y entregando sus productos en ese ámbito suena bonito para unas vacaciones en el campo, pero absolutamente inadecuado para las exigencias actuales.

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