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El número de ocupados informales en Chile alcanzó a 2 millones 437 mil 210 trabajadores en el primer trimestre de este año, lo que da lugar a una tasa de ocupación informal (TOI) de 29,1% respecto del total de ocupados, de acuerdo con cifras desagregadas de informalidad laboral publicadas por el INE.
La medición considera como ocupación informal a los trabajadores dependientes que no cuentan con cotización de salud y previsión social por su vínculo laboral con el empleador, como los trabajadores por cuenta propia que se desempeñan en una actividad informal, así como a los familiares del hogar no remunerados.
En el caso de los empleadores y trabajadores por cuenta propia, se incluye en este concepto si la empresa, negocio o actividad pertenece al sector informal; es decir, que no está formalizada como unidad económica ante el Servicio de Impuestos Internos (SII).
El alto nivel de informalidad laboral con que concluyó la administración anterior contrasta con lo que planteaba en el Programa de Gobierno. En este cuestionaba la desigualdad laboral, lo que se expresaba precisamente en "empleos precarios e informales".
Corta serie de medición
Esta mayor desagregación de las cifras, con mediciones de informalidad, recién se inició en julio-septiembre de 2017, lo que no permite extraer mayores conclusiones respecto a una tendencia, dice Juan Bravo, investigador senior de Clapes UC.
No obstante, en octubre-diciembre la ocupación informal alcanzó a un 30%, por lo que en el primer trimestre hay una disminución de 0,9 puntos porcentuales. Bravo asocia esto con el cambio de composición que viene observándose en el empleo, donde comienza a disminuir el empleo por cuenta propia y a incrementarse el empleo asalariado.
La tasa de informalidad laboral en Chile se asemeja más a la que tienen economías emergentes, como Sudáfrica y Turquía, pero no es tan alta como la que exhiben Colombia (70%) y Perú (74%), dice el economista de Clapes UC. En todo caso, está muy distante de los niveles de 10% que han alcanzado en Europa países como Francia, Alemania, Dinamarca y Noruega, agrega.
La cifra de trabajadores por cuenta propia nunca llega a cero, dice Joseph Ramos, académico de la Universidad de Chile, pero en el caso de Europa, se trata de pequeñitos empresarios o maestros que tienen buenos ingresos. "El problema de los cuenta propia en Chile, donde hay taxistas y choferes de camiones, es que también hay vendedores ambulantes que no son cuenta propia por oportunidad, sino por necesidad, como una manera de enfrentar la cesantía", señala.
Un número no despreciable de ocupados se desempeña por cuenta propia porque no encuentra empleo asalariado, y en los últimos años hubo un aumento sustancial en ese tipo de actividades. "Es de esperar que en la medida en que la economía repunte, como lo sugieren las recientes cifras, el empleo asalariado crezca con más fuerza, lo que ayudará a reducir la informalidad, ya que mucha gente se pasará de cuenta propia a un empleo asalariado", dice Ramos.
Destaca que los trabajadores informales no solo carecen de previsión social y de cobertura de salud, sino que además en general trabajan muchas horas por poca plata y están siendo subocupados.
Por rama de actividad económica, la mayor tasa de informalidad correspondió a Actividades de los hogares como empleadores, con un 51,3%, explicado principalmente por las asesoras del hogar, apunta Juan Bravo. Agricultura, ganadería, silvicultura y pesca tienen una tasa de 46%; construcción, 36,6%, y en el comercio, el 32,4% es informal, en su mayor parte comercio ambulante, detalla.
Los trabajadores por cuenta propia representaron un 21,3% del total de ocupados en enero-marzo de este año. Según el lugar de trabajo, el 25,7% desarrolló sus actividades en la casa del empleador o cliente; el 24,6% en la calle o vía pública y el 19,1% en su propio hogar.
Cifras en regiones
Con una tasa de informalidad laboral de 38,1% del total de ocupados, La Araucanía registró el nivel más alto en el país. Le siguen Los Ríos, con 36,9%; Tarapacá, con 36,1%, y Arica y Parinacota, con 34,2%. Esto puede estar asociado al tema agrícola y comercio ambulante, explica Bravo.
Los menores niveles están en Antofagasta, 19,7%; Magallanes, 20,8%, y Región Metropolitana, 26,3%.
Esto es directamente producto de la educación universitaria actual.
Trabajos de mala o mediocre calidad en servicios e industriales, que son de entrada, ahora lo ocupan egresados o graduados que no pueden ejercer sus profesiones, saturando ridículamente el mercado laboral de servicios y administración, bajando los precios de esos puestos.
Y eso deja afuera a quienes no tienen esos requisitos mínimos para esos trabajos, que hoy es un título universitario, (porque es lógico ya que si está saturado de universitarios, vas a pedir un título hasta para junior). Que son quienes están optando por estos trabajos informales. Junto con los que no encuentran trabajo en el campo que estudiaron en la universidad ni en ningún otro lado.
Esto va a empeorar, de ninguna manera a mejorar con el tiempo, dado que un gran cantidad de estudiantes hombres y mujeres están ahora a la espera de ingresar al mercado laboral.
Esta es una (de muchas en curso) de las grandes crisis del mundo occidental. Estudiantes universitarios sobre calificados, o en realidad sobre demandantes para un insignificante mercado laboral adecuado a esas demandas que puede absorberlos. Sin considerar que con la participación de la mujer ahora se duplica la oferta de mano de obra en mucho menos de una generación.
No entiendo como no abordan este problema como algo integral que conecta a la educación, inclusión de la mujer en el trabajo, calidad de la educación universitaria y promoción de las inversiones.
Existe un cambio cultural y tecnológico en curso y no nos hemos hecho cargo como sociedad de ese cambio, y lo estamos abordando de una manera parcializada y por lo tanto incompleta e insuficiente.
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Junto con agregar que los milenials chilenosnson los pelmazos mas flojos que puedes ver, por eso los empresarios estamos felices con la inmigración, gente con sangre que solo desea esforzarte y recibir su recompensa...para que hablar de los venezolanos que se rompen el lomo con felicidad, versus un chileno flojo, borracho y drogadicto...sorry lo duro pero lamentablemebte buenos tiempos generan gente debil
ResponderEliminarYo diria lo contrario. La gente en chile se aburrio de los empresarios explotadores que pagan sueldos de hambre y piden miles de weas para poder optar a una de sus pegas.
EliminarA muchos les sale mas rentable y facil vender por internet, trabajar en uber y muchas otras pegas que la tecnologia esta brindando.