Chile cancela importaciones de carne desde Brasil tras escándalo por adulteraciones

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@latercera

El viernes se destapó en Brasil un escándalo que ocurría en varias empresas cárnicas de ese país para vender productos en mal estado. De acuerdo a las autoridades, las compañías cometían adulteraciones como cambios en las fechas de vencimiento, utilización de maquillaje para cambiar el aspecto de los productos y de químicos para disimular el mal olor.

Según indicó la Policía Federal brasileña, entre las empresas -las más importantes del país- había algunas que no solo vendían al interior de su territorio, si no que además, al extranjero.

Por este motivo, el Ministerio de Agricultura chileno anunció que se suspendía la compra de carne a ese país hasta tener detalles del impacto en las importaciones desde ese origen.

A través de su cuenta en Twitter, el titular de la cartera, Carlos Furche, indicó que el “cierre del mercado es temporal, hasta que ellos informen si hay frigoríficos autorizados para exportar a Chile”.

El operativo se realizó por dos años y abarcó a siete estados del país. Producto de eso se desbarató también una extensa red de sobornos en las que estarían implicados decenas de inspectores encargados de certificar que los productos cumplían con los requerimientos sanitarios.

El jefe de la Policía Federal, Mauricio Moscardi, sostuvo el viernes en una conferencia que las empresas “usaban ácidos y otros productos químicos, en algunos casos cancerígenos, para disimular las características físicas del producto podrido y su olor”.

Aún recuerdo las clases de ética en la universidad. O los innumerables libros hablando sobre la responsabilidad social de las empresas, y como las empresas tienen que buscar la satisfacción del cliente. Que la calidad se paga. Blah…blah…

Estamos hablando de gigantes corporativos. Pero la lógica es igual para cualquier empresa. Se busca la rentabilidad. Y eso es vender con margen a quien esté dispuesto comprar tus productos con la expectativa de cierta calidad o cobertura de necesidades.

Esta es una de las pocas áreas donde el estado cumple un rol importante y tiene que tener regulaciones duras y específicas. Y no complejizar el tema. Claramente que seas un gigante corporativo con plantas de última tecnología, un ejército de abogados, contadores y controles de calidad no garantiza que tengas mejor producto que un artesanal. Esto debería ser una lección para todos. Mayores exigencias y regulaciones no significa mayor seguridad de calidad. De hecho es casi justo lo contrario. Al haber un regimiento de leyes y normativas que cumplir, se va eliminando competencia pequeña y competente y por ende las grandes corporaciones pueden hacer prácticamente lo que les de la regalada gana en términos de calidad. De ahí a entregar productos vencidos es un solo paso. He trabajado en industria de alimentos, y con conocimiento de causa se que esto no es una práctica rara. Tal vez no con producto descompuesto, lo que francamente es criminal y atenta directamente contra la salud de las personas, pero si con productos sub estándares vendidos como primera calidad, que sería muy cercano a fraude. Es práctica común. Incluso a plena luz de día, como las hamburguesas plásticas de las cadenas de comida rápida. O carne y pollos inyectados con soluciones salinas o gel de proteínas que no aparecen en ninguna etiqueta (no han notado que las hamburguesas disminuyen el diámetro al freírlas como a la mitad de lo que eran al abrir el paquete? eso no pasa con hamburguesas caseras, solo un tip).

Lamentablemente la única forma de castigar esto es con mercado y libre competencia. Productores más pequeños con mejores costos y más espíritu de servicio y cercanía con los clientes reales. Y eso se logra con menos regulaciones mejor diseñadas y que den más libertades de entrada a competencia rápida y jugada.

Lección:

No hay que dar la calidad por descontada solo porque aparece el nombre corporativo de una marca de “prestigio”. Es casi justo lo opuesto.

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