A pesar de las nuevas líneas de metro, los corredores exclusivos para las micro y los nuevos sistemas de movilidad como scooters eléctricos y bicicletas compartidas, los autos siguen aumentando a pasos agigantados.
Esto supone una buena noticia para esa industria, pero plantea en enorme desafío en materia urbanística para las autoridades, especialmente en Santiago.
Sólo entre 2014 y 2017 el incremento del parque automotor en la Región Metropolitana ha sido de un 10%, pero este dato que debería crecer aún más. Claro porque de las 417 mil unidades de autos nuevos que se comercializaron en 2018 (marca histórica), unos 250 mil se colocaron en la capital, según los datos de la Asociación Nacional Automotriz de Chile (ANAC).
Y las proyecciones apuntan a que este año se comercializará un número similar de vehículos livianos nuevos, lo que supone que podrían colocarse otras 250 mil unidades en la Región Metropolitana.
Sí, medio millón de autos en tan solo dos años.
El parque en circulación a nivel nacional en 2017 fue de poco más de 5 millones. Hoy, esta cifra se acerca a los 5,5 millones, de los que poco más de 2 millones se desplazan por el Gran Santiago.
Cada vez más lento
Para hacerse una idea del impacto que ha tenido la entrada de cada vez más vehículos a la ciudad, un estudio de la UOCT y Waze –que se realizó mediante un software que recopila los tiempos de viaje en las 239 principales rutas de Santiago-, señaló que la velocidad promedio de viaje de la zona centro y nororiente de la capital es inferior a 14 km/h en hora punta (mañana y tarde).
Los expertos señalan que el peligro de esta situación es que las autoridades decidan impulsar la construcción de más infraestructura para los vehículos. Explican que no se necesitan más calles, sino que en su lugar se debe impulsar el desarrollo de más líneas de metro, Transantiago y otras alternativas de movilidad.
“Destinar suelo urbano a nuevas calles, es poco eficiente. Es mejor tener ciudades compactas. Esto permite a la gente moverse de mejor forma, con medios que consumen menos espacio que el automóvil”, explica Ricardo Hurtubia, investigador del Centro de Desarrollo Urbano Sustentable (Cedeus).
Una de las razones que explican que las personas sigan comprando automóviles, es el incremento de su poder adquisitivo. “En la medida de que crece el ingreso per cápita y se genera mayor competencia en la industria automotriz, se produce una expansión del parque automotor. Según el actual escenario, es esperable que esta realidad se mantenga en el tiempo. Entonces, es importante que se racionalice el uso del automóvil”, explica Rodrigo Troncoso, investigador de LyD.
Menos de 4 personas por auto
Sin embargo, también es determinante el tamaño del parque automotor y su crecimiento potencial. Por ejemplo, mientras que en Chile –según cifras oficiales- hay poco menos de 4 habitantes por vehículo, en Estados Unidos existe casi una persona por unidad.
“Hay que tener en cuenta que en comparación con otros países, nosotros todavía tenemos la mitad de los automóviles que ellos. Entonces, hay mucho espacio para que siga aumentando la tasa de motorización”, asegura Troncoso.
En ese sentido, la clave no está sólo en desincentivar la compra de más unidades, pues la tenencia de estos no necesariamente está relacionada con su uso.
“El problema es que se utilice el vehículo en horarios y zonas de alta congestión. Hay que tener un transporte público que sea una alternativa real. Además, se podría promover la intermodalidad al Metro. Por ejemplo, que una persona de la periferia pueda dejar su automóvil en una estación terminal y de ahí continuar su viaje”, manifiesta Troncoso.
Habiendo vivido en regiones gran parte de mi vida adulta, y comparar eso con el Santiago actual es estresante en si mismo. No puedo creer que haya taco en cualquier autopista de la ciudad a las 23:00 hrs, de cualquier día, salvo tal vez el domingo.
Pero como siempre sucede cuando de enfrentar problemas se trata, el diagnóstico de este es la parte crítica y la principal.
Los autos son el síntoma. No el origen del problema.
El problema es que la ciudad está distribuida de tal manera que existen centros exclusivos de actividades. Centros financieros, centros industriales, centros de servicios y centros residenciales. Y no existe equivalencia en calidad y cantidad entre los centros. Por lo tanto, la gente tiene que recorrer cada vez mayores distancias entre ellos, particularmente si buscan la mejor calidad posible.
Y las regulaciones promueven esto. La única cosa que puede y debe hacer el gobierno en este ámbito, que es promover un crecimiento orgánico de la ciudad no lo ha hecho. Se preocupan de alturas de edificios y de uso de suelos en base a los ingresos que se puedan recibir por permisos municipales, no en el bienestar general. Guetos verticales, por ejemplo.
Lamentablemente, como casi todas las cosas que comienzan y crecen mal, son imposibles en términos prácticos de corregir. Habría que diseñar Santiago desde cero.
De hecho las ciudades ejemplos de urbanismo son en general las que fueron destruidas en la segunda guerra mundial o su construcción es posterior a esto.
Viena, Berlín, Mannheim. Las ciudades que sobrevivieron, como París o Londres son un caos bíblico de tráfico igual a Santiago, o peor.
Cómo podemos mejorar entonces la calidad de vida de la ciudad entendida como tiempo de transporte??…
Afortunadamente vamos directo a la solución de estos problemas con internet. Trabajo y educación remota, despacho con drones y tiendas virtuales van a permitir que muchas de las actividad que saturan la ciudad ya no lo hagan. Una de las cosas que no se entiende bien es la saturación. Cuando estás en el límite de un sistema, cualquier adición, por pequeña que sea, al flujo provoca estancamiento. Igualmente, cuando extraes una pequeña cantidad, el sistema trabaja prácticamente a flujo libre. Santiago en Febrero es un agrado. Y solamente debe circular un 20% menos de vehículos.
Cómo entonces sacas de circulación vehículos hoy, a la espera de la masificación de lo anterior que tal vez tome 20 o 30 años??
Ciclovías es una muy buena alternativa. Ámsterdam es un ejemplo de ciudad antigua, pero adaptada a los tiempos modernos en base al uso de bicicleta. Todo el mundo la usa, incluidos los niños que van al colegio en ellas sin ningún problema, y puedes ver que el tráfico de vehículos es mínimo. Igualmente con un sistema público competente. Santiago es una ciudad bastante plana por lo que podríamos tener sistemas similares.
De hecho me da la impresión de que es la única solución práctica y que por añadidura genera externalidades positivas en la salud de la población. Imprimir artículo
Interesante tema. Sucede que stgo no esta diseñado para tener 4 millones de autos ni 8 millones de personas. Buenos aires con sus anchas avenidas si esta diseñado para tener sobre 10 millones de personas en sus calles.
ResponderEliminarAl final igual van a tener que tomar una medida radical pues con las compras por internet se agrega el transporte de carga a las calles y muchas se saturaran. Sacar autos es facil...hay mucho simio arriba del volante que no deberia estar en las calles con un auto.
Ciclovias. Tampoco es la solucion y son super ineficientes y peligrosas ya que le sacas 1/3 a la calle para poner a un peaton en bicicleta..sobretodo en una ciudad que no esta diseñada para bicis.
Lo otro es la pesima ingenieria de detalle del transantiago...buses oruga y gigantes por calles pequeñas..en fin ..hay mucho que hacer.