El experto tributario de Tax Advisors y presidente de la comisión tributaria de la Confederación de la Producción y del Comercio (CPC), Christian Blanche, valora los acuerdos alcanzados por el gobierno en materia tributaria, desde la perspectiva de enfrentar la crisis actual. Sin embargo, ad portas que se retome la discusión de la reforma, una vez que concluya el debate del Presupuesto 2020, dice que es fundamental que primero se retome el orden.
¿Cómo ve el panorama a poco que se reinicie el trámite de la reforma?
-Obviamente hay un antes y un después de esta crisis. El acuerdo soluciona las dificultades a las pequeñas empresas respecto del impuesto a la renta: mantienen el régimen pyme que se aprobó en la Cámara de Diputados, una tasa de 25% y la posibilidad de tributar sobre base de flujo de caja, con sistema integrado.
¿Qué opina del nuevo impuesto a los activos inmobiliarios?
-Es una medida que puede parecer injusta, porque no se descuenta el crédito inmobiliario. Hay mucha gente que está apalancada y puede que no tenga liquidez para pagar esto. Sin embargo, estamos en una situación crítica, por lo tanto, el gobierno buscó un mecanismo fácil de recaudar que no genere mucha discusión, porque es sobre el avalúo fiscal.
¿Es un buen diseño?
-Me parece bien, sin embargo, no hay que perder de vista que los $400 millones de avalúo fiscal pueden estar distribuido en varias propiedades, que el dueño esté apalancado y no necesariamente tenga un tremendo patrimonio. Es decir, no estamos tocando a los súper ricos, es clase media alta.
Varios parlamentarios han señalado que insistirán en el impuesto a los súper ricos.
-El impuesto al patrimonio es difícil de determinar, porque tienes que tomar los activos de una persona, descontar sus pasivos y valorizar esos activos. ¿Cómo lo haces? Es una de las razones de por qué se eligió que la sobretasa a los bienes inmobiliarios fuese por avalúo fiscal. Si se hubiese aplicado el valor comercial, nos habríamos entrampado en discusiones de cuánto vale, o vernos en la necesidad de hacer estudios de mercado. Entonces, lo primero que pasa con el impuesto a los súper ricos es que es difícil de determinar. Segundo, es un impuesto que hace que el capital escape, y el tercer problema es que a veces tienes el patrimonio, pero no la liquidez.
¿Qué rescata de lo que quedó de la reforma?
-Siempre fui partidario de que la Norma General Antielusión quedara como fue aprobada en 2014. Sé que soy una excepción, pero creo que la vigente es una buena norma. Otra cosa destacable es que se reforzará la Defensoría del Contribuyente, la Dedecon, pero ahí soy partidario de que la norma fuese mucho más allá.
¿En qué sentido?
-Lo primero es que su rol debería ser defender administrativa y judicialmente al contribuyente, no solo orientarlo. Eso significa que debería tener una ley orgánica constitucional y no depender del Ministerio de Hacienda, porque hoy los pequeños contribuyentes carecen de los recursos para contratar a un abogado y defenderse, solo las grandes empresas pueden hacerlo. Además, debería contemplar la posibilidad de que el propio contribuyente presente quejas por mal uso de los recursos públicos, porque gran parte de lo que hoy reclama la gente es que no recibieron el beneficio de los impuestos recaudados, no porque no hubiese recursos, sino porque los recursos fueron mal administrados.
¿Gestión deficiente?
-Según la nueva reforma tributaria, hoy se están aumentando US$2.000 millones que deben repartirse entre todos los pensionados. Pero si ingresan estos US$2.000 millones, entran al aparato del Estado y se enredan en la burocracia, tampoco es solución y de ese tema podría hacerse cargo la Dedecon, teniendo en consideración, además, que dentro de poco tendremos que definir cómo vamos a financiar el gobierno regional, donde había una ley comprometida para octubre y no se envió. Sin embargo, cualquier discusión o acuerdo requiere de algo más fundamental: orden público. Si no se restablece, no hay sistema tributario que resista.
Lo dicho siempre en el blog. Castigar el valor de los activos sin considerar los pasivos y patrimonio que son el origen del financiamiento (que ya fue gravado con el impuesto a la renta) es absolutamente abusivo (y visto como tal por todos) y generará una re evaluación de todo el crédito tomado para bienes inmobiliarios por parte de quienes pueden hacerlo, que son inversionistas y wannabes, cada vez menos probablemente a esta altura.
Porque tomar deuda sobre un activo ilíquido sobre el que ahora el mensaje es que que te van a colocar impuestos cada vez que exista la necesidad “social” es para todos los efectos una lápida a la inversión inmobiliaria, especialmente del segmento clase media alta, que es lo que es alguien que tiene bienes raíces por $400 millones. Wannabes endeudados hasta el cuello pensando en que sería una buena inversión, o peor aún, para segundas viviendas y keep it up with the joneses en lagos o playas. Y como son wannabes, quieren aparecer como dueños en todos los informes financieros existentes. Lo que hace que sean un candy para los recolectores de gobierno.
Los ricos no tienen deudas personales. Por definición. Y por definición los ricos prácticamente no tienen bienes a sus nombres, lo tienen distribuidos en sociedades de inversión y múltiples otras formas de diluir esa propiedad para que cuando lleguen gobiernos y situaciones como las de ahora, no tengan casi efecto en sus patrimonios. Es lo que es. Por eso son ricos, controlan todo pero no son dueños de nada.
Los aumentos de impuestos nunca afectan a los ricos, porque estos pueden tomar sus cosas y largarse. Afectan a los que no pueden hacer eso. Esto es, los que viven de su trabajo y los pequeños rentistas. Eso es lo que nunca entienden los socialistas y marxistas. O en realidad los que votan por ellos. Votar por ellos es someterse inmediatamente a la esclavitud de impuestos sin poder hacer nada más que comportarse como la mítica rana en un pote de agua calentándose. Los ricos son para los socialistas marxistas un blanco móvil que se va moviendo cada más hacia la base social hasta que los ricos son cualquiera que tenga algo de su propiedad.
Es por esto que la peor clase de inversión en esta clase de ambientes en las que hoy nos encontramos son las viviendas. No son líquidas y no puedes simplemente largarte.
CASH IS KING…y las viviendas son lo opuesto a efectivo líquido y disponible.
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