Patricio del Sol
PhD Stanford University
Al decidir con qué estrategia el Estado mejorará sus capacidades de gestión del orden público puede ser útil constatar que vivimos en la era de las plataformas.
Las plataformas son insfraestructuras que conectan y coordinan; facilitan interacciones e intercambios de información, bienes y servicios; logran calces entre los intereses de distintos actores; permiten cumplir en forma simultánea y sinérgica los propósitos o causas de múltiples grupos.
El poder de las plataformas radica en el efecto red, el cual tiene un impacto acelerado: 1 teléfono no sirve para nada, 5 teléfonos permiten 10 conexiones, 1.000 teléfonos 499.500 conexiones.
El lenguaje de las plataformas puede colaborar en la comprensión del estallido social iniciado el 18 de octubre que hizo colapsar nuestras capacidades de controlar la violencia y mantener el orden público. En este lenguaje el relato sería el siguiente:
La plataforma 18/10 convocó distintos grupos con diversos objetivos y causas, los que podrían separarse en dos: los pacíficos y los violentos.
La masividad nunca vista de la manifestaciones muestra que la gran mayoría de los que participaron en la plataforma 18/10 pertenecen a múltiples grupos pacíficos que marcharon para mostrar su indignación por la perpetuación de vicios chilenos que además de ser injustos están impidiendo que continuemos progresando: corrupción, privilegios, abusos, mentira, desigualdad, etcetera.
Entre los violentos se cuentan bandas de delicuentes que se subieron a la plataforma para aprovechar el caos reinante y saquear cientos de locales comerciales. Y otros grupos, todavía no bien identificados públicamente, que pueden incluir narcos, anarquistas y extremistas de derecha e izquierda, que usufructuaron de este caos como plataforma ideal para cumplir sus diversos propósitos, aplicando sus métodos violentos como ataques y quemas de cuantiosa insfraestructura pública y privada incluidos 131 cuarteles de carabineros.
En la era de las plataformas, la gestión del efecto red es la habilidad más determinante para ser efectivo en el rol básico del Estado de resguardar el orden público.
¿Cómo lograr que las valiosas expresiones pacíficas no proporcionen plataformas ideales para el actuar de grupos violentos minoritarios como los que recientemente pusieron en jaque nuestro futuro como nación próspera?
Hmmm…
En la Revolución Francesa también habían redes sociales??…
Que PhDiesca teoría…Y ya sabemos como funcionan en el mundo real.
La información llega por cualquier medio hasta que genera una masa crítica que provoca estas protestas. Era así antes con palomas mensajeras y es ahora con redes sociales. Las redes sociales hasta hace dos años no habrían sido capaz de provocar estos saqueos, porque no existía la masa crítica de personas suficiente para generarlo.
Cómo sucede esto??
Quien sabe. Es como funciona todo en el mundo. Así se mueve en términos económicos y sociales la gente y las comunidades.
Ahora llegamos al punto de masa crítica de personas que estaban lo suficientemente presionadas con su situación, y eso generó que suficientes hijos, conocidos, maleantes y antisociales recibieran el click al unísono.
El combustible ya se había formado y solo faltaba el chispazo. Que probablemente fue la malísima actuación sobre el Instituto Nacional que le indicó a todos los anti sociales que los destrozos estaban permitidos.
Cómo se detiene???
No se puede, una vez que dejaste suelto al animal de la violencia tiene que correr hasta que las condiciones que lo generaron se terminen.
Y eso es el aval pasivo de la sociedad para la destrucción y saqueos. Cuando la sociedad comience a combatir eso de vuelta, el combustible se habrá terminado.
Cuanto queda para eso…
Espero que poco. Imprimir artículo
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