@EyN
Lo verdaderamente relevante en el largo plazo para crecer es la
productividad. El crecimiento de los factores como la fuerza laboral y el capital son importantes, pero el factor que diferencia es la productividad.
En este tema estamos hoy “al debe”. Según estudios, mientras durante la década de los 90’s la productividad explicó 4,7 pp de crecimiento anual, en la siguiente esto pasó a un tercio, y en los últimos años ha alcanzado valores negativos.
Sabiamente se ha catalogado el esfuerzo de Chile desde los ‘80 en centrarse en la cantidad (aumentar el tamaño del mercado financiero, bajar aranceles y abrirse comercialmente, adoptar metas de inflación, tipo de cambio libre, entre otros) pero ahora el esfuerzo debe ser sobre la calidad, y aquí el desafío más grande es el de mejorar la productividad. Para ser exactos, productividad, más que calidad en sí misma, es la capacidad de usar de mejor manera los mismos recursos productivos, o sea, ser más eficientes.
Necesitamos tomar medidas. ¿De qué tipo? El año pasado la “Agenda de Productividad, Inversión y Crecimiento” contemplaba cuatro pilares: (1) promover la diversificación productiva, (2) impulsar sectores con alto potencial de crecimiento, (3) aumentar la productividad e (4) impulsar las
exportaciones. Algunos de estos esfuerzos ya venían de gobiernos anteriores.
Como la Agenda Pro Innovación de 2006 o el avance en 2010 que se hizo con la reducción del tiempo que toma la creación de la empresa, de 27 a 10 días.
Así, hemos ganado reconocimiento mundial, con el primer lugar en Latinoamérica y el 15º de 121 a nivel mundial del “Global Entrepreneurship Development Institute”; así como 41 de 189 en el ranking de “Doing Business” y 33 de 144 en el de Competitividad. El problema es que hemos ido cayendo en el ranking global en los últimos años.
Sin duda, hay una gran responsabilidad por parte del gobierno, y
principalmente se le ha exigido a Hacienda, que promuevan medidas pro- productividad. Aunque suena burocrático, la creación de una agencia pública para la productividad podría ayudar, pero debe tener metas de largo plazo, y no estar subyugada al gobierno de turno. Es una responsabilidad del Estado.
Así como también lo es no impulsar medidas que restan productividad o que la encarezcan, como algunos han catalogado a la reforma laboral en discusión.
En lo que no queda duda es que las medidas propuestas no están abogando por una mayor flexibilidad laboral.
Por dar ejemplos de la importancia de la flexibilidad laboral, diferentes estudios realizados para el periodo post-guerra avalan que la eliminación de las restricciones y el incremento de prácticas laborales más flexibles, aumentaron de forma significativa los niveles de productividad, incluso dentro de un mismo tipo de industria.
Pero no debemos olvidar que el esfuerzo de incrementar la productividad también “empieza por casa”. Algunas medidas que apuntan a incrementar la productividad involucran una mayor participación femenina, jornadas más cortas combinadas con mayor cantidad de días libres, incentivos a la actividad deportiva, o incluso medidas más innovadoras acorde al estilo de la industria. Diversos estudios apuntan a que un trabajador “feliz” es entre un 40% a un 90% más productivo.
A todo esto cabe añadir la necesidad de profundizar en otras medidas micro como fomentar el gasto en Investigación y Desarrollo. De hecho, la evidencia más reciente en el caso de EE.UU. muestra que la inversión en I&D ha explicado cerca del 40% del aumento de la productividad en la era post- guerra. En Chile hoy gastamos menos de un décimo de lo que se invierte en
los países de la OECD en I&D.
Por esto es importante que la asociación Público-Privada se dé explícita e implícitamente en el esfuerzo de incrementar la productividad, antes de que continuemos perdiendo puestos en los rankings internacionales y que sigamos creciendo bajo nuestro potencial; o peor, reduciendo nuestro potencial.
Oh boy.
Tanto libro barato para no decir nada.
Existe un problema con la productividad de los recursos. Cuando se es más eficiente, queda capacidad ociosa que si no es colocada o copada en forma de venta tiene el mismo costo o mayor porque ser más eficiente es más caro en términos de inversión de capital, asociado a una mejor y más confiable tecnología. Por lo tanto puede suceder, que de hecho, mayor productividad deje en peor posición a una empresa que al inicio.
El GRAN problema de una industria es su capacidad de vender o de generar negocios. Su segundo GRAN problema es obtener los recursos necesarios para la venta al precio más económico posible.
Uno de los grandes errores de las empresas es centrarse en sus capacidades de producir y hacer eficiente y muy productivos el uso de sus recursos. Pero si no hay venta, no sirve de nada.
Lo que necesitamos es la capacidad de vender a Chile como centro de negocios, como productor y prestador de servicios, como centro turístico, etc, etc.
El muy trillado tema de la innovación ya da para libro. Para que diablos vamos a innovar sobre los recursos que ya existen en el mercado?? vamos a inventar la rueda???. Y para que nos la copie gente que la va a fabricar más barata que nosotros??
El gran factor es la venta. No la productividad. Aún cuando es importante, bajo los factores y condiciones adecuadas, es un commodity que se puede comprar fácilmente con tecnología.
Mientras no entendamos esto, estamos liquidados. La venta es la que empuja y genera la productividad y la innovación necesaria para colocar aún más ventas. No al revés.
Se debe incentivar la venta y la creación de negocios. Particularmente hacia el exterior dado que el mercado chileno es pequeño.
Sencillo. Pero no fácil.
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