Ya lo había anunciado a primera hora del día, cuando entre escaramuzas con la prensa, llegó a votar a las 9:20 a la Escuela Municipal Rosa da Fonseca, en la Villa Militar, zona Oeste de Río de Janeiro. Aclamado por adherentes, a los gritos de “mito” y “Presidente”, Jair Bolsonaro fue consultado sobre su expectativa de la segunda vuelta presidencial y su respuesta fue categórica: “Lo que he visto en las calles a lo largo de los últimos meses: victoria”. Y tal como lo habían mostrado las encuestas, en una tendencia que se hizo más evidente tras el ataque con cuchillo que sufrió en septiembre en Minas Gerais, el candidato ultraderechista del Partido Social Liberal (PSL) se impuso a su rival del Partido de los Trabajadores (PT), Fernando Haddad.
Escrutado el 94% de las mesas, Bolsonaro obtenía el 55,5% de los votos, mientras que Haddad lograba el 44,5%.
Pero no fue necesario esperar a que cerraran las urnas (a las 17:00) para que los bolsonaristas comenzaran los festejos. Ya durante la votación del excapitán de Ejército en la Villa Militar se podían escuchar bombas de ruido celebrando la presencia del candidato en el lugar. Apostados frente al colegio, sus partidarios -muchos de ellos vistiendo poleras con el rostro de Bolsonaro- corrían para intentar tocarlo (algo casi imposible debido al gran contingente de seguridad desplegado), mientras gritaban “fuera el PT”.
Unos minutos antes, pero en Sao Paulo, Haddad votó en una escuela en la zona sur de Sao Paulo, acompañado por partidarios que, con flores y coloridos paraguas, cantaban y gritaban consignas de apoyo al petista. “Estamos con una fuerte tendencia al alza, estoy muy esperanzado de que vamos a tener un gran resultado esta noche”, comentaba a esa hora el exalcalde de Sao Paulo, una ilusión que terminó por diluirse al final de la tarde. La “virada” que prometía no llegó.
Quizá anticipando lo que se venía, Haddad negó estar decepcionado con el expresidente Fernando Henrique Cardoso (PSDB) o con el excandidato del PDT y tercero en la primera vuelta, Ciro Gomes, a quienes había pedido un apoyo más explícito en el balotaje. “No hay ninguna decepción, yo festejo los apoyos que se han declarado”, afirmó.
Ciro Gomes, en tanto, rechazó las críticas sobre su neutralidad y aseguró que nunca más hará campaña con el PT. Después de votar en Fortaleza, el pedetista se refirió así a su postura: “No estoy neutral. Desde la primera hora tomé posición. Sólo no quiero hacer campaña con el PT, nunca más”.
Ajenos a las justificaciones de los vencidos, frente a la residencia de Bolsonaro en Barra de Tijuca, Río de Janeiro, sus partidarios celebraban desde temprano. Los mismo que lo vendedores ambulantes, que vendían como pan caliente poleras con la imagen de candidato a 30 reales (unos 5.600 pesos chilenos). Poleras verdeamarelas con la leyenda “Mi partido es Brasil” también coloreaban la avenida Lúcio Costa. Pero también se podían ver en el lugar los primeros desbordes de algunos bolsonaristas. Un vehículo con el logo de la cadena de televisión O Globo fue rodeado por manifestantes en medio de golpes e insultos.
Mientras Bolsonaro aún aguardaba los resultados oficiales en su condominio, en Sao Paulo el Presidente Michel Temer anunciaba que la transición para el nuevo gobierno está “prácticamente organizada”. Consultado sobre un posible apoyo de su partido, el MDB, al gobierno de Bolsonaro, Temer dijo que la colectividad va a decidir lo que puede hacer, pero que, por el momento, “no hay ninguna decisión”.
En tanto, en Brasilia el deslenguado compañero de fórmula de Bolsonaro, el general retirado Hamilton Mourão, ya daba señales de las primeras medidas de su futuro gobierno. Tras votar en un colegio en el sector militar de la capital, el eventual futuro vicepresidente dijo que un ajuste en la economía y la reforma previsional estarían entre las prioridades. “Creo que la reforma previsional es fundamental”, respondió.
“”Hoy es día de caer en la realidad (…). Tendrá que anunciar reformas duras o va a mantener país en la crisis insoportable”, escribió al respecto el columnista del diario Folha de Sao Paulo, Vinicius Torres Freire. “Puede ser que Bolsonaro procure aprobar tanto reformas económicas como leyes que faciliten el armamento civil, el encarcelamiento de criminales juveniles y el enfrentamiento policial armado. Parece ser su plan. Queda por saber si tendrá bastantes recursos políticos, que también son escasos”, se preguntó.
Pero Mourão reafirmó que Bolsonaro ya cuenta con una base de apoyo de 300 diputados y que la idea es aprovechar la luna de miel para “clavar clavos”, aprobar las medidas necesarias en la economía y en el área de seguridad. Según el general retirado, el plazo es corto: “Vamos a tener el apoyo de una bancada de más de 300 diputados sintonizados con nosotros desde el principio. Es una cosa independiente de los partidos. Es un apoyo casi personal. Entonces vamos a tener que aprovechar ese comienzo: la luna de miel para clavar clavos”.
Y consultado sobre la posibilidad de que el mercado financiero no le dé un tiempo tan largo como una luna de miel al nuevo gobierno, Mourão bromeó: “La luna de miel de pobre dura poco”. Habrá que ver a partir de enero, cuando empieza la era de “mito”, la era de Bolsonaro.
Esto me recuerda en parte los movimientos del mercado, cuando reversan hacia la media si han ido muy rápido hacia un extremo. En el caso de Brasil, el progresismo o liberalismo asociado a la izquierda revierte hacia una derecha ultraconservadora que es la respuesta de la mayoría a una agenda de una minoría ultra gritona y beligerante que se tomó todas las prioridades políticas y sociales.
Eso, sumado a la desconfianza mundial en la clase política debido a la corrupción grosera que ya comienza ser obvia a pesar de las apariencias mantenidas por décadas incluso en aquellos países que eran considerados serios, como los europeos, resulta en una elección que es lo menos inesperado posible después del Brexit y Trump.
Que esto sea una buena noticia para Brasil es otro tema.
Nunca los extremos son buenos. Pero lamentablemente esta es la forma en que se mueven las cosas en la economía y la sociedad. De un extremo a otro con breves periodos de tranquilidad y prosperidad.
Ojalá en algún momento de la historia humana encontremos la forma de transitar consistentemente por ese fino camino en el punto de equilibrio entre el orden organizacional jerárquico que provee las condiciones lógicas para el orden y la seguridad, y el caos creativo que genera las condiciones para el avance hacia lugares desconocidos e innovadores que generan los saltos en la historia humana, y no que sea el breve periodo de tiempo en el tránsito del péndulo humano de un extremo a otro entre tiranía y caos. Imprimir artículo
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