16 agosto, 2021

Columna de Daniel Matamala: Dominga Siete

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@latercera

En la década del 50, Papudo y Puchuncaví se diputaban la nueva fundición de cobre de la Enami. Los primeros informes favorecían a Papudo, pero un grupo de “distinguidos vecinos” de Puchuncaví, unidos en torno al Rotary local, organizaron un fuerte lobby de empresarios y parlamentarios a favor del “progreso” y el “empleo” que traería el proyecto, pese a las objeciones de agricultores y pescadores artesanales.

“Los vecinos deben mirar este problema con ánimo patriótico y aceptar algunos sacrificios”, advertía a los opositores en 1957 El Mercurio de Valparaíso. “Es el precio del progreso. La lluvia es indispensable para la agricultura, pero cuando llueve algunos tienen que mojarse”.

Puchuncaví “ganó”. Papudo “perdió”. Orgullosa, la municipalidad de Puchuncaví puso la chimenea de la Enami en su escudo. Ya en 1968, un informe del SAG certificó que la lluvia ácida de esa chimenea estaba arrasando los cultivos. No importó. El parque industrial se completó con termoeléctricas, puertos y múltiples empresas contaminantes. Hoy, Puchuncaví, Quintero y Ventanas forman una de las “zonas de sacrificio” humano y ambiental de Chile.

Estas áreas son más pobres que el promedio de la región y del país. Los “ganadores” tienen tasas de pobreza multidimensional de 27,9% (Puchuncaví) y 26,9% (Quintero), contra 19,1% del “perdedor” Papudo. El prometido progreso fue devastación, enfermedad y pobreza.

En 2021, los argumentos no son tan distintos sobre el proyecto minero y portuario Dominga. Andes Iron, la empresa responsable, cuenta con el respaldo del alcalde de La Higuera y de ciertas “fuerzas vivas” locales. Su vocero suele dar sus declaraciones con un cuidado fondo de personas ondeando banderas a favor del proyecto, y asegura que la construcción es “anhelada por la inmensa mayoría” de sus habitantes. Cita como prueba una encuesta de Cadem, aunque otro sondeo -de la Universidad Católica del Norte- muestra un mayoritario rechazo.

La comunidad teme el impacto ambiental del proyecto, pero también se ilusiona con los 10 mil empleos directos que proyecta Dominga, además de su promesa de proveer de agua desalinizada a una comunidad que ha sufrido la sequía, la privatización de las escasas fuentes de agua disponibles y la impotencia del Estado para asegurar el suministro.

Organizaciones ambientales alertan un efecto devastador sobre un ecosistema único, que alberga, entre otras maravillas, al 80% de la población del pingüino de Humboldt. Andes Iron responde que el puerto estará a 30 kilómetros de la reserva, y que se han tomado todas las medidas de mitigación.

Pero, como siempre, la trama de intereses en conflicto va mucho más allá de los informes técnicos o de la manoseada “institucionalidad”.

En 2010, el comité regional de Coquimbo aprobó la termoeléctrica Barrancones, que amenazaba el mismo santuario ecológico. Dos días después, el presidente Piñera, mediante un telefonazo a los dueños de la empresa, puso fin al proyecto. “Me siento feliz de poder preservar un santuario de la naturaleza que he podido disfrutar con mis propios ojos”, dijo entonces Piñera.

Lo que no dijo, es que su familia era una de las principales accionistas del proyecto Dominga, que competía con Barrancones por instalarse en esa misma área. El vínculo sólo fue revelado siete años después por una investigación de radio Bío Bío. Para entonces, la familia presidencial ya había vendido sus acciones, y el proyecto estaba en manos de su íntimo amigo, dueño de Penta y condenado a clases de ética por delitos tributarios, Carlos Alberto “Choclo” Délano.

En 2010, Piñera nombró subsecretario de Minería a Pablo Wagner, hombre de confianza del “Choclo”. En la indagación del Caso Penta se descubrió que mientras Wagner ejercía como subsecretario, simultáneamente estaba a sueldo del grupo Penta, del que recibió 42 millones de pesos. “Cualquier ayuda será agradecida de por vida por mi familia”, escribía Wagner a Carlos Lavín, el otro socio de Penta. La ayuda era mutua. Como subsecretario, Wagner estaba en estrecho contacto con Pedro Ducci, yerno del “Choclo” y encargado del proyecto Dominga. “En lo que les pueda ayudar, acá estamos para servirlos”, escribía Wagner a Ducci. La entonces seremi de Minería de Coquimbo, Jocelyn Lizana, declaró a la Fiscalía que “el subsecretario Wagner permanentemente me preguntaba respecto a Dominga”, sobre “cómo iba la Evaluación de Impacto Ambiental”.

Finalmente, fue el gobierno Bachelet el que debió decidir sobre Dominga. Entonces se supo que la Presidenta había comprado un terreno de media hectárea a nombre de una de sus hijas, a 12 kilómetros de distancia del proyecto.

En 2017, Dominga fue rechazado tanto en la instancia regional como en el Comité de Ministros, desatando la renuncia de los ministros de Hacienda y Economía. “Algunos no tienen al crecimiento dentro de las prioridades más altas”, dijo al dimitir el ministro Rodrigo Valdés. Crecimiento versus medioambiente. Extracción versus desempleo. Un desarrollo sustentable, que se base en proteger nuestro patrimonio natural, nunca parece opción.

Al volver Piñera a La Moneda, Andes Iron salió con su domingo siete. El tribunal ambiental de Antofagasta ordenó en primera instancia repetir el proceso. En vez de esperar la resolución final de la Corte Suprema , el gobierno volvió a votar en la instancia regional de Coquimbo, y esta vez lo aprobó por 10 votos contra 1. Así, antes de marzo de 2022, el Comité de Ministros de Piñera podría volver a aprobar lo que ya había sido rechazado en 2017.

“El pingüino de Humboldt nos interesa tanto como a ustedes, pero, sin Dominga, cada vez que se hace un censo, esta población disminuye”, dice el gerente de Andes Iron. “Entonces, esta especie va a desaparecer”, lamenta.

Un pronóstico que, a la luz del historial ambiental de Chile, suena a sentencia. Siempre hay que “aceptar algunos sacrificios”. Y esos sacrificios los suelen pagar el ecosistema y las comunidades que viven en él. Es, nos han dicho tantas veces, “el precio del progreso”.


Me declaro desconocedor de este tema de Dominga en particular. Lo único que puedo constatar por experiencia directa en más de alguna oportunidad, es que los estándares ambientales a cumplir no son de ninguna manera bajos, y en algunos casos uno podría pensar que son ridículos considerando el entorno por ejemplo en relación a la emisión de ruidos en barrios o sectores industriales. También de gases, especialmente en horarios punta cuando tienes que generar con petróleo, que es más barato que comerse la tarifa de alta demanda. En general diría que el precio de la electricidad no es barato en Chile, y debería serlo si aprovecháramos el potencial hidroeléctrico y dejáramos de lado las exageraciones ecológicas. También es un imperativo si queremos llegar al desarrollo.

Además son cosas que son bien estándar. Pagas a un equipo asesor que sabe perfectamente como cumplir ciertas normas o declarar que no son aplicables otras y construyes o modificas tus operaciones en base a eso. No es barato hacer un proyecto industrial en Chile, debo agregar, para los progres hippies verdes que creen que con eso nos lanzaríamos al desarrollo. Veamos quienes estás dispuestos a colocar toda la enorme cantidad de lucas para mitigar en algunos casos puras huevadas.

Me da la impresión que estos proyectos grandes tienen una connotación más política que realmente el impacto proyectado, aunque insisto, no tengo los antecedentes como para evaluarlo.

Pero es un equilibrio delicado sin duda.

Ahora la pregunta sería. Para procesos sofisticados y por ende mejores trabajos necesitamos más energía y de mayor calidad y densidad. Y esos procesos más sofisticados son ALTAMENTE contaminantes, al menos en los estándares actuales progres hippies verdes.

Si un proyecto de minería es contaminante con todas las restricciones y condicionantes que tiene, solo imaginen procesos industriales tradicionales.

Postergamos todos los proyectos que generen mejores trabajos y más energía al país para eliminar toda posibilidad de afectar ni en lo más mínimo el ecosistema que sabemos cambia constantemente sin que ni siquiera tengamos parte en ello por la mayor parte de la historia en registro, o tratamos de tomar todas las medidas de mitigación de impacto ambiental posibles pero siempre considerando que la responsabilidad final es mejorar la calidad de vida de nuestros ciudadanos, no de pingüinos???

Pregunta abierta, porque de ello depende buena parte de nuestra posibilidad real de progresar hacia una mejor calidad de vida. Imprimir artículo

10 comentarios:

  1. Sin mayor estudio del proyecto, si sabemos que se rechazó dos veces, está en zona ambiental protegida, aparte de las minas, genera dos puertos, que de seguro van a hacer bolsa el ecosistema marítimo...si no hay plata por abajo, o arreglin político, me extraña que siga avanzando

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    1. A menos de 1 año k se vaya Piñera, íntimo del dueño del proyecto, alguien duda que sean puras movidas para sacarlo adelante?. Piñera es la expresión misma de las movidas, un tipo habil, inteligente, pero fresco raja

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    2. Ya con todos los antecedentes en la mesa que puso Matamala ya huele bien podrido el proyecto.

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    3. En mi experiencia, las aprobaciones son muy técnicas y binarias, cumples o no. Si no cumples, tienes que implementar las medidas de mitigación para cumplir.
      Si no cumplió antes no significa que no pueda cumplir ahora. Si cumple ahora, es netamente una cuestión política.

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  2. equilibrio. una palabra poco popular para cualquier sector

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  3. NO A DOMINGA ... porque como dice más arriba el colega son 2 puertos, centrales de energía y lo peor de todo es la contaminación ambiental por los desechos mineros. Los gases que generan efecto invernadero producto principalmente por las emisiones de CO2 son el chivo expiatorio y la tapadera de las externalidades negativas de las grandes industrias.

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  4. Me pasan varias cosas en general con con estos proyectos.
    Por un lado para que nazcan se necesitan comsumidores … que no se cuestionan de forma consciente de dónde vienen lo que consumen y por otro lado … nadie quiere contaminar (🙄🙄🙄)
    Es como cuando se busca la ropa barata echa por la explotación de los chinos y después andamos defendiendo mejores condiciones laborales
    O cuando compramos el celular que algún niño explotado en china armó con sus manitas y después estamos en contra de la explotación infantil.
    La verdad yo no estoy en contra en forma total… si pienso que debería haber una regulación de funcionamiento que por temas económicos nose si será posible.
    Los ecosistemas necesitan descansar por temporadas para auto regenerarse… será posible hacer funcionar estos proyectos por temporadas intercalando descansos???
    Es por ejemplo lo qué pasa con las salmoneras aquí en el sur. Los ciclos naturales de los fondos marinos… pueden soportar una explotación de sedimentos…. Siempre y cuando se tomen las medidas de dejarlos descansar para que se auto regeneren. Porque creen ustedes que las salmoneras se van trasladando de zonas marítimas? Porque los sedimentos que hacen acumular por sus cultivos satura el fondo marino y no permite que se produzca un descanso. Si dejaran hacerlo podrían perfectamente volver a ese lugar y producir. Pero bueno… como digo… nose si será posibles producir por temporadas

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    1. Para crecer tienes que ganar masa, muscular y grasa, después te preocupas de ripear. Eso es así también en toda actividad económica. No existen ejemplos de crecimiento sin ineficiencias o externalidades. Cuando ya terminaste tu etapa de expansión explosiva comienza la gestión de externalidades y costos. Los que prometen crecer y a la vez limpio y eficientes no tienen probablemente experiencia real de procesos de crecimiento.

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  5. En términos macro, esos proyectos ya no se van a hacer más. El físico francés, Marc Halévy, tiene una muy buena presentación del origen de nuestros "males" del siglo XXI y es el crecimiento exponencial de la población humana desde 1850. Ese crecimiento se debe, como para la mayoría de las formas de vida biológicas, a la abundancia de energía barata que nos ha permitido generar el alimento y las condiciones de vida más favorables en la historia de nuestra especie. Todo basado en el carbono que es la pieza clave de la química orgánica o química del carbono que sustenta la vida como la conocemos.

    Si queremos mitigar los problemas que identificamos como consecuencia de la sobrepoblación, no es necesario "matar a la gente", lo que sería un poco burdo, pero se puede limitar las condiciones favorables generadas por el uso de los combustibles fósiles y de esa forma, limitar voluntariamente el crecimiento poblacional.

    El carbono no es el enemigo per se, pero sí lo es lo que su uso permite desarrollar. Controlar el carbono es controlar la población.

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    1. De acuerdo. Diría que sería más rápido de lo que suponemos la "corrección" de la cantidad de gente si se implementa la mitigación energética.

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