@DF
Las últimas cifras macro conocidas en Chile no han sido buenas: por una parte, el Imacec de agosto registró
una expansión de 0,3%, la más baja desde el terremoto de 2010; mientras que las ventas del comercio en la Región Metropolitana se desplomaron 6,6% en septiembre, su mayor caída desde el 2008.
Datos que generaron preocupación entre varios economistas, en especial en Jorge Quiroz. El socio principal de Quiroz & Asociados advierte que el deterioro del escenario económico no será sólo una tendencia de este año, sino que podría ampliarse con fuerza al próximo ejercicio, en particular por el núcleo de reformas que aún queda por discutirse, poniendo énfasis en la laboral y constitucional.
- ¿Cómo ve el actual escenario macro?
- Hace un año, el Consensus Forecast para Chile situaba el crecimiento en el rango de 4,5%. Hoy, la mayoría de los observadores piensan que Chile crecerá menos de 2%. Ese es un cambio muy dramático. Hoy creo que este año crecemos entre 1,5% y 2%. La explicación de esto es muy directa al analizar las cifras macro: la inversión cayó 6% al comparar el primer semestre de este año con 2013, lo que implica alrededor de 1,5 puntos menos de demanda agregada en el PIB. Esa baja de inversión es la que genera el aumento de casi un punto porcentual en el desempleo, lo que acto seguido está afectando las expectativas de los consumidores, con una tasa tendencial de crecimiento del consumo en torno a 2%. Entonces, al sumarlo todo, lo único que salva el año es la expansión del gasto público y el efecto positivo del sector externo, por lo que cuesta pensar que crecemos más que 2% hoy.
- ¿Ha tocado fondo la economía?
- Mucho se ha hablado de eso, que hemos tocado fondo y que luego seguiríamos de menos a más. A lo mejor tocamos fondo, pero no estoy seguro que sigamos una tendencia de menos a más. Mi expectativa es que después de tocar fondo, nos vamos a mantener en el fondo, porque cuando tienes una formación bruta de capital disminuyendo en 6% -si bien mi escenario no es que baje al mismo nivel el próximo año-, estas caídas son asintóticas: una primera en 6%, una segunda en 3%. Mientras que el consumo seguirá creciendo al 1% en lugar del 2%. Habrá un gasto fiscal más expansivo, pero es bajo en proporción a su peso en la economía.
En el sector externo, no veo mayores novedades. El desempleo, en ciudades como el Gran Santiago, aún no acusa los efectos de la desaceleración; pero es una cosa de tiempo el que veamos que la cifra empeore. Entonces, sumado todo, me cuesta llegar más allá de un crecimiento de 2,5% el próximo año.
- Entonces, habría nueve décimas de brecha entre el PIB efectivo y el esperado en el Presupuesto.
- Claro, eso dejará un problema presupuestario importante el próximo año y probablemente hará un poco cuesta arriba la convergencia al balance estructural. Ahora, quiero aclarar que me parece lamentable que el gobierno haya salido a aumentar el gasto público para recuperar una demanda agregada que se deprimía, porque creo que la caída podría haberse evitado con otras políticas. Pero ahora que estamos en este contexto, no me parece una mala idea un Presupuesto más expansivo.
- ¿Cuál es su sentimiento sobre el escenario para el próximo año?
- En resumen, el escenario es malo. Estamos hablando de crecer un 2% este año y 2,5% el próximo, respecto de un crecimiento tendencial que venía en torno a 4,5%. Estamos hablando de dos puntos menos de crecimiento por año, lo que son alrededor de US$ 1.200 millones menos en recaudación fiscal por año, o sea ya partiste los dos primeros años con menor recaudación por US$ 2.400 millones por menor crecimiento de la economía. En ese sentido, la perspectiva macro -si bien no se habla de una recesión- habla de una desaceleración muy relevante.
- El ministro Arenas ha centrado su discurso en el punto de inflexión que marcó la aprobación de la reforma tributaria. ¿Coincide con ese diagnóstico?
- La desaceleración de la economía comienza con la caída de la inversión, que es el elemento más volátil de la demanda agregada y el que tradicionalmente lidera los auges o las desaceleraciones. Hay que entender mejor a qué se debe esta caída en la inversión para responder eso. En mi opinión, obedece a dos factores: el primero, el sobrecosto enorme en las decisiones de grandes inversiones por la incertidumbre creciente respecto al proceso de aprobación ambiental por las oposiciones ciudadanas a algunos proyectos; y el segundo, no me cabe duda que la caída de la inversión tiene relación con la discusión de la reforma tributaria. Si no se sabe cuántos impuestos se van a pagar, la evaluación de los proyectos se posterga.
Cooperación Estado-privados
- ¿Cómo ve el llamado del gobierno a establecer una alianza público-privada?
- El gobierno ha enfocado eso netamente en la agenda de concesiones. Me parece una muy buena noticia eso, el modelo de concesiones puede superar con mayor facilidad los problemas sociales que la inversión privada pura. Dicho eso, estamos a mínimo dos años de que algunos de esos esfuerzos den frutos. La administración anterior dejó muchas obras a concesionarse, pero aún si esas obras se licitan, igual deben pasar por procesos de aprobación ambiental. El sistema de cooperación público-privada puede ayudar, pero los efectos no serán inmediatos.
- ¿Chile cae dentro de la categoría de "mediocre" como señaló el Financial Times?
- Primero, yo prefiero no usar muchos los adjetivos, ya que no aportan mucho e inducen a confusión. Yo entiendo el artículo en el sentido de que cuando escuchó al ministro Arenas decir que creceremos 3,6% el próximo año, interpret{o que esa cifra es una aspiración muy baja. Sobre todo si se toma en cuenta que si bien el entorno externo está más volátil, los términos de intercambio de Chile no han cambiado. Por lo tanto, entiendo la frase del FT, es una frase que ojalá nos haga recordar que 3,6% no es un buen número para Chile. Aún no somos un país desarrollado, tenemos muchos problemas y 3,6% no nos sirve. Deberíamos estar pensando desde 4,5% para arriba.
"LA REFORMA LABORAL TIENE UN DIAGNÓSTICO ERRÓNEO"
"Mucho más preocupante que la reforma tributaria es lo que viene en materia de reforma laboral", asegura Quiroz.
- ¿Cómo ve las próximas reformas?
- Hay inquietud por un conjunto de reformas y ahí discrepo con el ministro Arenas en cuanto a que la aprobación de la reforma tributaria marque un punto de inflexión, en absoluto. Mucho más preocupante que la reforma tributaria es lo que viene en materia de reforma laboral. En la tributaria, si se cometen errores el gobierno puede dar marcha atrás algunos pasos. Pero con una reforma laboral no se puede hacer eso. Cambiar los derechos que tendrían los sindicatos tomaría unos 20 años.
Con todas las reformas que se están haciendo, veo posible tocar fondo en torno al 2%, 2,5%, pero no un punto de inflexión.
- Se habla mucho de que las próximas reformas, particularmente la laboral, debiera ser fruto de un consenso transversal.
- Yo creo que en este tema hay un punto más fundamental. Hay cosas que hay que pensar de nuevo. La reforma educacional, por ejemplo, ha revelado en su proceso de discusión que hay muchos vacíos y contradicciones. Eso también se aplica al caso laboral.
El tema de darle más monopolio a los sindicatos es parte de un diagnóstico que para mí es errado. El mejor poder que pueden tener los trabajadores es el pleno empleo. Si se mantiene la economía dinámica y se logra mantener las tasas de empleo que teníamos hace un año, el poder de negociación de los sindicatos será óptimo. Nadie se atreve a decir algunas cosas más fundamentales respecto de que las personas funcionan en base a elecciones personales.
- El tema del cierre del comercio de los domingos también se relaciona mucho con ese tipo de elecciones.
- Claro, nadie sale a decir que si alguien quiere un trabajo donde pueda descansar más, que mejor no entre al comercio y busque otro trabajo. Y a lo mejor en el comercio con flexibilidad laboral se podría poner a trabajar por horas a estudiantes universitarios o adultos ya jubilados, como pasa en Estados Unidos.
A mí me parece que si la reforma educacional tiene un diagnóstico erróneo, en la laboral es aún mayor. En ese sentido, las señales no son positivas.
Excelente reflexión respecto del mercado laboral. Exactamente. No hay mejor poder de negociación posible que el que exista mayor oferta de trabajo que gente disponible para ellos.
Los sindicatos han logrado a través de la historia en el mundo múltiples avances. Pero ahora parece ser demasiado lo que solicitan respecto de los trabajos. Lo que destruyó la industria automotriz americana en Detroit fueron los sindicatos y sus demandas que los dejaron fuera de competencia frente a compañías con mejores eficiencias. Eso es lo que sucede con estas demandas. Si una empresa queda amarrada a sus trabajadores, dependiendo del componente de costo que ellos representen, está expuesta a no poder competir con rivales con mejor eficiencia o tecnología, o ambos. Hoy los trabajadores están suficientemente protegidos en trabajos formales. No tiene sentido blindarlos. Eso efectivamente quita incentivo a formar empresas o mantenerlas. Pero para la gente de la CUT y sindicatos varios parece ser que la consigna es que el trabajo es un derecho y que no importan las competencias, talentos o motivaciones desplegadas, un trabajador debe ser siempre protegido a ultranza.
Y efectivamente, si no se tiene certeza ni de cuanto se va a pagar en impuestos ni que tan rígido se volverá el mercado laboral, es difícil que empresas inicien nuevos negocios o inversiones.
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