04 mayo, 2021

The Economist: Cómo gravar el capital sin perjudicar la inversión

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@emolinversiones

El presidente Joe Biden debería mejorar el diseño de sus impuestos en Wall Street, dice el semanario.

Los gobiernos recaudan la mayor parte de su dinero gravando los salarios, pero el presidente Joe Biden tiene los ojos puestos en los ricos, las grandes empresas y Wall Street. Propone financiar parte de su plan de infraestructura de US$ 2,7 billones elevando la tasa del impuesto corporativo del 21% al 28%. Y para ayudar a pagar más gastos en cuidado infantil y apoyo a los padres, quiere duplicar aproximadamente la tasa máxima del impuesto federal sobre ganancias de capital y dividendos. Para los estadounidenses que ganan más de US$ 1 millón por año, pondría los impuestos sobre los ingresos del capital en línea con la tasa máxima de los ingresos salariales, la que quiere aumentar del 37% al 39,6%. Eso es aproximadamente el doble de la tasa que se aplica actualmente a los inversores ricos, que son solo una pequeña fracción de la población, pero una gran proporción de los accionistas.

Muchos inversores, desde Wall Street hasta Silicon Valley, están en pie de guerra contra la propuesta y afirman que Biden aplastará el crecimiento económico. Eso es una exageración; Estados Unidos puede soportar tasas más altas de impuestos. Sin embargo, los gravámenes al capital pueden tener consecuencias económicas no deseadas. Si quiere evitarlos, Biden debería mejorar el diseño de sus planes.

Gravar los ahorros y las rentas de las inversiones puede parecer una doble tributación injusta e ineficaz. Aquellos que ganan hoy para gastar hoy deben pagar únicamente impuestos sobre la renta y el consumo; ¿por qué alguien que prefiere ganar aplazando su gratificación debería enfrentarse a gravámenes adicionales? Desalentar el ahorro y la inversión perjudica a la economía a largo plazo, razón por la cual una revisión de 2010 de la OCDE, un club de países en su mayoría ricos, clasificó los impuestos corporativos como los más dañinos de los cuatro impuestos comunes para el crecimiento económico. Los modelos económicos predicen que los planes de impuestos comerciales de Biden reducirían el tamaño de la economía estadounidense en alrededor de 1% para 2050.

Frente a esto está el flagelo de la evasión fiscal. Si se grava el capital livianamente, sale a cuenta disfrazar los salarios de ingresos de capital, un pasatiempo particularmente lucrativo para los ricos. Un ejemplo es el agujero legal de "intereses carry", el cual permite a los administradores de fondos de inversión y fondos de cobertura clasificar sus comisiones como ganancias de capital en lugar de ingresos. Otro problema es el crecimiento explosivo de las sociedades de traspaso o "pass through", las cuales no se tasan con el impuesto corporativo, que representaron más de la mitad de los ingresos de las empresas estadounidenses en 2011, en comparación con aproximadamente una quinta parte en 1980. Muchas empresas con poco capital y trabajo intensivo, como las firmas de abogados, consultorías y consultorios médicos se organizan de esta forma. Casi la mitad de las ganancias que reciben los inversionistas de sociedades se clasifican como dividendos y ganancias de capital. Biden tiene razón en que alinear los impuestos sobre los salarios y el capital dificultaría la evasión fiscal.

La contracara entre ineficiencia y elusión fiscal es doloroso, pero dos principios pueden ayudar a trazar un rumbo sensato. La primera es darse cuenta de que los impuestos sobre el capital se acumulan. Antes de que puedan devolver sus ganancias a los inversores en forma de dividendos y ganancias de capital, las empresas pagan impuestos corporativos. Con cada aumento en la tasa corporativa que haga alinearse con el impuesto sobre la renta, se obtendrá una mordida más grande de los ingresos por inversiones que de los salarios. Los accionistas de California, por ejemplo, se enfrentan a la tasa impositiva corporativa propuesta por Biden del 28%, su tasa federal de ganancias de capital del 39,6%, un impuesto estatal del 13,3% sobre las ganancias de capital y un impuesto del 3,8% sobre los ingresos por inversiones introducido como parte de Obamacare. En teoría, podrían mantener menos de un tercio de sus rendimientos nominales bajo el plan Biden, e incluso menos de sus rendimientos reales dado que algunos de esos impuestos se pagarían sobre las ganancias de capital ilusorias generadas por la inflación. En realidad, no es tan simple como las tasas compuestas, porque el impuesto de sociedades tiene fugas y el sistema actual, de manera flagrante, renuncia a los impuestos sobre las ganancias de capital cuando se heredan los activos. Aun así, después de tener en cuenta los ingresos recaudados al cerrar los agujeros, Biden debería asegurarse de que los impuestos sobre el capital no superen los impuestos sobre el trabajo.

El segundo principio es reducir la ineficiencia con asignaciones para la inversión. Eximir del impuesto al capital los rendimientos “normales” modestos, que generalmente se miden por la tasa de interés de los bonos de bajo riesgo, reduce las distorsiones, ya que el rendimiento normal es en teoría el mínimo necesario para que los proyectos del sector privado valgan la pena. La idea está incorporada en el código tributario de Estados Unidos para muchos tipos de inversión, pero solo hasta fines de 2022, y Biden planea un nuevo impuesto mínimo sobre las ganancias contables de las empresas que interferiría con la separación de las empresas más grandes. Los inversores individuales también deberían recibir exenciones para la tasa de rendimiento normal, lo que ya ocurre en Noruega y ha sido sugerido en Gran Bretaña por el Instituto de Estudios Fiscales. Como propone Biden, las herencias no deberían estar exentas del impuesto a las ganancias de capital.

La paridad genuina entre los impuestos sobre el capital y el trabajo, atenuada por incentivos a la inversión, podría no recaudar tanto dinero como los planes actuales de Biden. Pero tal reforma aún ayudaría a pagar sus gastos y reduciría la evasión, sin hacer que el sistema tributario estadounidense sea innecesariamente ineficiente.


Que tal no colocándolos??

Que tal volver al diseño original que dio vida a USA??

Impuestos indirectos. Y tarifas aduaneras. Y prohibición completa a los gobiernos de endeudarse.

Una y otra vez, los países que bajan los impuestos reciben el capital y generan actividad que hace que el desempleo disminuya a casi pleno empleo y por ende se produce una mayor recolección y un menor uso de estos.

Ninguna forma en la que sea propuesto un impuesto va a ser neutro en la inversión y la percepción de la conveniencia o no de estar radicado en un país y generar los ingresos en este.

No hay neutralidad. Cada impuesto que colocas disminuye la propensión a invertir. No hay vuelta a eso.

Pero los progres parece que viven en una realidad paralela en la que según ellos hay un límite, o fórmula, o cualquier pendejada que resulta en que hay un óptimo de impuestos. Tienen curvas para todo estos giles.

Tienes que recolectar para pagar cosas en común. No hay vuelta con eso. El punto es como recolectas más, y gastas menos.

Pero cuando estos giles se enfocan en la desigualdad y el progresismo, pierden el enfoque y el objetivo.

El objetivo no es ni recolectar más ni redistribuir. Es mejorar el nivel de vida de la gente, y eso se hace con mejores y más trabajos que permiten a los estados invertir en infraestructuras comunes de cada vez mejor calidad en vez de asistencia social que cada vez menos gente necesita con mejores trabajos.

Cuando se le mete en las cabezas de chorlito a los progres que ese es el objetivo general, tal vez podremos generar políticas públicas razonables.

Hasta entonces…we are fucked. Tienen permiso de generar una lucha de clases con esta cultura woke progre hippie verde igualitaria que va a dividir a la sociedad con el solo objetivo de ganar votos o rating. Que tan podridamente conchudo hay que ser para generar eso, y lo peor, en la mayoría de los casos, conscientemente?? Imprimir artículo

2 comentarios:

  1. Los incentivos de la clase política es cultivar siervos que dependan de ellos.

    Así financian su estilo de vida monárquico y se hacen ricos.

    Como los Kirchner, Chávez, Castro, etc.

    Pero por supuesto, todo en nombre de la justicia social.

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  2. El tema es que mientras los impuestos se sigan yendo al bolsillo de los políticos ... jamás tendremos calidad de vida .... así que vamos directo al fracaso... la clase política es un asco.... se ha convertido en una máquina de defraudar al estado... y si les damos más plata ... será peor... jesucristo ayúdanos!!! 😩😩😩 ( primera vez que leo pk odias a los progres... yo me considero una... que promueve el buen trato desde la infancia... para no generar tiranía... ni reproducir giles que nos gobiernan ).... ahora entiendo y comparto tu opinión... no me llega

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