28 diciembre, 2014

"Nadie en su sano juicio puede pensar que en cuatro años se pueden hacer bien todas las reformas que se han planteado"

 

@EyN

Silvana Celedón Porzio 

Los últimos tres meses no han sido fáciles para el ex ministro de Hacienda y ex candidato presidencial, Andrés Velasco Brañes.

Su nombre salió a la palestra a fines de septiembre. El fundador de Fuerza Pública fue uno de los políticos nombrados en las indagaciones del caso "Fraude al FUT", que derivó en una arista política sobre un supuesto financiamiento ilegal de campañas políticas de parte de Empresas Penta.

Luego de eso, en muy pocas instancias Velasco se ha referido a este tema y esta entrevista no fue la excepción.

El ex ministro habló de todos los temas por los que fue consultado. Analizó en profundidad las razones que están detrás del actual escenario de desaceleración que enfrenta el país, el rol de las autoridades económicas, la posibilidad de hacer ajustes a la reforma tributaria y la compleja situación de Mariana Aylwin en la DC, luego de que un grupo de militantes pidiera ante del tribunal del partido su expulsión por infracción a los deberes y faltas a la disciplina.

Sobre este último punto fue categórico: "Me parece un acto de intolerancia totalmente reñido con el espíritu y la tradición de la DC, que es un partido de centro que ha buscado colaborar con otros grupos con los cuales tiene coincidencias ideológicas. Que hoy a los militantes de la DC que colaboran con Fuerza Pública se les hostigue tiene poco que ver con esa tradición", señaló Velasco.

Sin embargo, fue al final de esta entrevista -al ser consultado por quién es hoy su electorado y de qué forma el caso "Fraude al FUT" ha impactado su imagen de candidato presidencial y el crecimiento de Fuerza Pública- cuando Velasco guardó un riguroso silencio.

En los últimos meses, Velasco ha estado centrado en fortalecer la presencia de Fuerza Pública en regiones. Hace quince días tuvo un asado con los colaboradores de este movimiento en Concepción, pero días antes había estado en Iquique, ciudad donde Fuerza Pública no tenía presencia a inicios de este año, pero ahora tiene un grupo de doce colaboradores.

La excepción fue su viaje a Kiev. El jueves 18 de este mes Velasco regresó a Chile desde Ucrania, donde el líder de Fuerza Pública sostuvo conversaciones sobre la estabilización de la economía ucraniana, se reunió con el Primer Ministro de ese país, Arseni Yatseniuk, y con la misión del FMI.

Visiblemente más delgado, confiesa que su peso actual es el mismo que ha tenido en los últimos diez años y que fue durante la campaña para las primarias que engordó producto de la gira realizada por el país y de las múltiples reuniones que sostuvo.

Ad portas de la presentación de la reforma laboral del Gobierno, Velasco cuestiona con fuerza la presentación de un proyecto sin la existencia de estudios que avalen que estos cambios beneficiarán al 90% de los trabajadores que hoy no están sindicalizados en el país y los expertos consultados para esta reforma.

Una postura similar planteó durante la discusión de la reforma tributaria. El problema, a su juicio, es claro: el diseño que ha imperado en la elaboración de los proyectos de ley y la imposición de plazos que no es posible cumplir.

-Hace un año el Banco Central preveía que la economía chilena crecería entre 3,75% y 4,75% este año. A inicios de este mes bajó esa proyección a 1,7%, ¿qué lectura hace de ese fuerte recorte?

"Las cifras no son buenas, pero son el resultado de una mezcla de factores externos e internos. En el resto del mundo solo Estados Unidos está creciendo. Europa languidece, Japón se contrae y América Latina se estanca. Eso sumado al fin del relajamiento cuantitativo en Estados Unidos configura un ambiente mucho más hostil para América Latina, en general, y para Chile, en particular.

"En lo interno, se va desarrollando un ambiente en que las decisiones de inversión se dificultan y el consumo de las familias se aplana. Cuando no está muy claro hacia dónde tienden las reformas ni cuáles serán las normas vigentes en un año o dos, no es de sorprenderse que las empresas inviertan menos y que las familias consuman menos. Resultado final: un crecimiento mucho menor al esperado hace un año".

-Hay factores mixtos, externos e internos, tras el menor crecimiento, ¿pero qué está pesando más?

"Creo que ese es un diálogo un poco inconducente que además tiende a politizarse en demasía. No le hace bien a la economía una situación donde algunas personas dicen que en el actual escenario es todo culpa del Gobierno o que el Gobierno solo esgrima otros factores. Además que ha pesado un tercer elemento que no suele mencionarse, pero que es muy importante. Chile ha perdido capacidad de crecer porque no han hecho una serie de cambios estructurales y aquí la responsabilidad central la tiene el Gobierno de Sebastián Piñera".

-¿Por qué?

"Sebastián Piñera hizo campaña prometiendo una revolución en la productividad, no lo logró; una reforma profunda del Estado, no se hizo; una reinvención en el mercado laboral, no se tocó, y bajas importantes en el costo de la energía, lo que tampoco se concretó".

"El Ministerio de Hacienda todos los años cita a un comité de expertos que analiza cuál es el crecimiento tendencial de la economía. En 2008, antes de la crisis internacional, esa cifra era 4,8%; en 2011 seguía siendo 4,8%, en 2012 y 2013, prácticamente no varió, y en 2014 la bajó a 4,3%. Eso revela que tras cuatro años de un Gobierno de centro derecha, la capacidad de crecimiento de la economía bajó sustantivamente. Este es un elemento clave dentro de la ecuación que no se puede olvidar".

-Más allá de la responsabilidad del gobierno pasado, ¿cómo se explica que aunque la economía crecerá este año la inversión caiga con tanta fuerza? En las dos caídas previas de la inversión el país estaba derechamente en la recesión.

"Se explica, en parte, por el fin del ciclo de inversión minera. Se hicieron grandes proyectos pasada la crisis internacional y cuando esos proyectos terminan las empresas tienen que comenzar a decidir cuándo parten con un nuevo proyecto. Entonces hay un elemento que tiene que ver más bien con la dinámica de la minería. Pero por el otro lado no cabe ninguna duda de que se ha ido configurando un clima poco amistoso para la inversión. Cuando alguien invierte no lo hace solo por los retornos de los próximos seis meses, sino que por los próximos diez años y hoy hay claramente más incertidumbre".

-¿Qué ha configurado ese escenario de incertidumbre?

"Parto por lo central: no sabemos cuál será la Constitución Política de Chile, cuál será el mecanismo para aprobarla ni tampoco su contenido. Entonces el marco fundamental político y jurídico del país hoy está en cuestión. No significa que hacer cambios políticos esté malo, los cambios políticos son urgentes, pero acá es fundamental precisar cuáles serán los cambios".

"Lo mismo ocurre en otras reformas. Por ejemplo, el actual sistema de asignación de derechos de agua funciona mal, pero se propone una reforma que no resuelve el problema. Entonces o se aclara y prioriza la agenda de cambios proponiendo mejores diseños o inevitablemente el crecimiento seguirá flojo".

-Usted advierte sobre problemas de diseños en la reformas que ha propuesto el Gobierno, ¿a qué atribuye ese tipo de deficiencias?

"Primero a un ideologismo excesivo a la hora de abordar los problemas. Ejemplo: hoy se discute cuántos deben ser los años de cárcel para alguien que lucra, cosa que me recuerda cuántos ángeles caben en la cabeza de un alfiler, como se hacía en la Edad Media. Es una discusión totalmente ideológica y desapegada de la realidad de los problemas que enfrenta Chile y que no contribuirá en nada a mejorar la calidad al interior de la sala de clases".

"Segundo problema: plazos autoimpuestos que no dan. Yo tuve el honor de trabajar en la primera reforma previsional de Michelle Bachelet y recuerdo que la Comisión Marcel estuvo siete meses trabajando. Al interior del Ejecutivo estuvimos cerca de un año transformando en un proyecto de ley lo que había dicho la comisión. Ese proyecto estuvo un año y dos meses en la Cámara de Diputados y casi un año en el Senado. O sea la reforma previsional de principio a fin tomó más de tres años y no me cabe ninguna duda que cualquier reforma de similar envergadura para estar bien hecha tiene que darse los tiempos necesarios".

-¿Qué responsabilidad tiene al ministro de Hacienda, Alberto Arenas, como jefe del equipo económico?

"Este no es un problema del ministro de Hacienda, él es un profesional que hace su labor en un entorno político desordenado y hostil. Ni Superman en las actuales circunstancias podría hacer bien su labor. Todo ministro de Hacienda se levanta a ver qué ideas han surgido en las últimas horas y lo que veo hoy es que el flujo de malas ideas se ha incrementado estrepitosamente".

"El proyecto de educación es evidente que fue hecho entre cuatro paredes y en un mes. Eso es improvisación. En los últimos días, según la prensa, el Gobierno se habría abierto a incluir la adaptabilidad pactada en la reforma laboral y a horas que se presente el proyecto de ley. En algo tan central como el diseño del mercado laboral no se improvisa".

-Usted dice que para el ministro de Hacienda ha sido complejo cumplir con su rol, pero en la reforma previsional también hubo reformas más radicales y Hacienda fue un dique de contención...

"Yo vi a Alberto Arenas trabajar como secretario ejecutivo de la comisión previsional e hizo una gran laboral. Por eso insisto: el problema no son las personas, el problema es el ambiente político crispado y una ideologización excesiva en parte importante de la coalición gobernante".

-Usted fue ministro de la Presidenta Michelle Bachelet, la conoce, ¿qué responsabilidad tiene ella en la conducción económica y en garantizar buenos diseños para sus reformas?

"El problema que enfrentamos hoy es el de un gobierno que no ha sabido priorizar y que además ha debido sufrir los embates de miembros de su propia coalición. Gobernar significa priorizar y en un gobierno de cuatro años el número de cosas que se puede hacer bien es muy limitado".

-¿Esas prioridades se han perdido?

"Se han perdido, de todas maneras. Nadie en su sano juicio puede pensar que en cuatro años se puedan hacer bien todas las reformas que se han planteado. Lo que veo es una falta de priorización rigurosa por parte del Gobierno y eso es la esencia de gobernar".

-¿Pero qué responsabilidad tiene en esa priorización la Presidenta?

"La responsabilidad es del equipo de gobierno. La personificación no es buena. Aquí hay una coalición. Seamos francos, gran parte de los enemigos del gobierno está dentro de la misma coalición. Metáforas tan desafortunadas como la retroexcavadora le han puesto obstáculos al propio Gobierno y sería muy bueno para el crecimiento económico que todas esas personas hicieran un mea culpa ".

-De todas las reformas que el Gobierno busca realizar, ¿cuál es la que más le preocupa?

"Como ciudadano me inquieta mucho que se nos diga que habrá una nueva Constitución Política y no sepamos el qué, el cómo y el cuándo. En los países con democracias sólidas estos cambios se dan en medio de procesos a lo largo de los años. En Chile se habla de una nueva Constitución y ni siquiera ha habido una discusión previa. ¿Cuáles son los principios ordenadores? Esa pregunta no se ha discutido de cara a la ciudadanía, entonces cuando se pone una fecha para el envío de un proyecto eso solo huele a improvisación".

"Acá la dicotomía no es hacer cambios o no hacerlos. No comparto para nada la crítica de la UDI que dice que con cambiar una coma al Código Laboral el país se viene abajo. Hay espacios para hacer los cambios, pero los cambios tienen que ser bien hechos".

"Otro tema que es absolutamente capital es la reforma laboral y acá hay dos problemas principales. Uno, que el Gobierno ha centrado su diálogo con quienes quieren cambiar todo y quienes no quieren cambiar nada y, dos, los plazos que se ha autoimpuesto el Ejecutivo siendo que acá lo que importa son los contenidos. No quiero emitir juicios hasta conocer el proyecto, pero lo central es que sea una reforma laboral pro empleo. Juan Pablo Swett (Asech) estuvo muy bien cuando dijo que con los puntos conocidos hasta ahora más que una reforma laboral era una reforma sindical. Las preguntas que me hago son ¿en qué medida esta reforma beneficia al 90% de los trabajadores que hoy no están en un sindicato? ¿La reforma laboral por cuántos expertos fue consultada? ¿Hubo un trabajo de verdad con las pymes y con el mundo laboral fuera de la CUT? ¿Qué experiencias internacionales se consultaron?". El mercado laboral enfrenta una serie de desafíos: tenemos que incorporar más mujeres y jóvenes, hacer frente a un sistema de capacitación que hace tiempo dejó de dar el ancho, y una serie de otros temas".

"De los puntos conocidos de la reforma laboral veo pocos beneficios o ninguno para los miles de trabajadores"

-¿Para hablar de una reforma laboral pro empleo qué medidas concretas esperaría ver incorporadas?

"En Chile se ha dado un diálogo de sordos entre la CUT y los principales gremios empresariales. Debería darse un diálogo sin exclusiones. Que esté la negociación colectiva sobre la mesa, pero que también que estén todos los otros temas, como una reforma profunda al sistema de capacitación y adaptabilidad pactada -no autoimpuesta-para turnos, jornadas y horarios".

-¿Entonces estamos ante una reforma sindical?

"Hay que esperar el proyecto, pero de los puntos conocidos de la reforma laboral veo pocos beneficios o ninguno para los miles de trabajadores que hoy en Chile no están en un sindicato".

-¿Habría esperado una reforma laboral más meditada y estudiada?

"Yo esperaría en la reforma laboral, y en todas las otras, los estándares de diseño y excelencia que por veinte años tuvo el grueso de la reformas de la Concertación. Cuando yo pienso en la reforma tributaria de Patricio Alywin o en la reforma procesal penal, que lideró Soledad Alvear, o en la reforma previsional de Michelle Bachelet, uno veía procesos de altísima excelencia, un detallado proceso de análisis, insumos de los más diversos sectores y un esfuerzo grande por llegar a acuerdos".

-Y en este escenario, ¿qué le parece que el Gobierno llame a los empresarios a una alianza público-privado?

"Celebro que se hable en esos términos, pero el problema -y en eso los privados tienen razón- es que los ministros de Hacienda y Economía llaman a una alianza y al otro día un parlamentario de la Nueva Mayoría hace una declaración populista. Entonces hoy los principales enemigos de la alianza público-privada están dentro de la coalición gobernante y son ellos los que con sus propuestas contaminan el debate. Nada de eso es gratis, se paga con desconfianza. Hay un desatino provocado por dos afanes: minutos de televisión y la pureza ideológica".

-¿Qué espera de la coalición gobernante para 2015?

"Uno le puede pedir muchas cosas al Viejito Pascuero, pero en este escenario no espero mucho. Soy una persona que quiere que al Gobierno le vaya bien, pero en una coalición, como la Nueva Mayoría, donde hay desacuerdos tan marcados es una coalición con fecha de término y, por lo tanto, las esperanzas no las pondría ahí".

-¿Y de la Presidenta Bachelet?

"Yo conocí a la Presidenta Bachelet cuando fui su ministro y sé que ella no le quita el cuerpo a las decisiones difíciles y aquí hay decisiones que deben tomarse".

-¿Como un cambio de gabinete?

"Uno puede cambiar a las personas, pero si no cambian las ideas no cambia nada. Yo esperaría que se enfrenten los problemas de diseño de aquí en adelante. Cuando se tratan de hacer muchas cosas a la vez no se hace nada bien. Hay que priorizar y que el Gobierno en su conjunto dé las señales para que mejoren las expectativas".

-¿Qué nota le pone a la gestión económica del actual gobierno este año?

"Algo más del 1,7% de crecimiento que se espera para este año. Una nota de 1,9 o algo por ahí. Hasta el mismo Gobierno ha reconocido que los actuales resultados no son buenos. Eso nos tiene que dejar intranquilos a todos y ojalá en esa intranquilidad estén las semillas de una nueva agenda y se genere un clima distinto en Chile. Que para una familia no resulte arriesgado comprarse una casa o cambiar el auto, o que para una pyme no resulte arriesgado contratar más operarios. Hoy todo eso es muy arriesgado".

"Lo que veo es una falta de priorización rigurosa por parte del Gobierno y eso es la esencia de gobernar".

"Me inquieta mucho que se nos diga que habrá una nuevaConstitución Política y no sepamos el qué, el cómo y el cuándo".

"Hoy, los principales enemigos de la alianza público-privada están dentro de la coalición gobernante".

"Una coalición, como la Nueva Mayoría, donde hay desacuerdos tan marcados, es una coalición con fecha de término y, por lo tanto, las esperanzas no las pondría ahí".

(Situación de Mariana Aylwin en la DC) "Me parece un actode intolerancia totalmente reñido con el espíritu y latradición de la DC".

"Para evaluar cambios hay que esperar que esté operativa toda la reforma tributaria"

-José De Gregorio y Andrés Santa Cruz han planteado la necesidad de hacer cambios a la reforma tributaria. ¿Usted lo ve necesario?, ¿en qué puntos?

"Mantengo la misma opinión que tenía hace un año. Era necesario subir los impuestos, porque el Estado necesitaba una mayor recaudación, pero había formas y formas de hacerlo y había diseños que eran mucho más amigables con el ahorro y el empleo. Toda reforma se va evaluando, y si es necesario hacer cambios, se deben realizar. Siempre debe estar presente la posibilidad de evaluar las reformas, y si se requiere de ajustes, hacerlos. Lo importante, eso sí, es recordar la gradualidad. El grueso de los cambios de fondo recién entra en vigencia en 2017, y creo que para evaluar cambios hay que esperar que esté operativa toda la reforma tributaria".

Especialmente cierto cuando los encargados de ejecutar esas reformas son unos desastres ambulantes.

La ejecución pasa por las personas. Y por el gobierno. De ahí el nombre del poder. EJECUTIVO.

Que se intenten todas estas reformas al mismo tiempo solo tiene un nombre. Inexperiencia. Para decirlo de manera no agraviante.

Si en una empresa el gerente general dijera que quiere implementar un ERP de clase mundial, un programa de lean manufacturing clase mundial, un sistema de evaluaciones de desempeño, recompensa y selección de personal también de clase mundial y un sistema de gestión de calidad total de procesos, inocuidad y seguridad, todo en 4 años, sería catalogado de lunático. Eso a una escala de país y ni siquiera alcanzaríamos a apreciar la vasta complejidad de reformas de similar impacto. Menos entenderlas. Mucho menos controlar el resultado que se busca.

La única forma de mejorar la calidad de la educación curricular es que se establezcan los canales y métodos que serán utilizados por los próximos 50 años. Eso requiere que sea un acuerdo transversal con 100% de compromiso de todas las partes. Lo mismo para los sistemas políticos y la carta de derechos constitucionales. Y eso toma tiempo y gran esfuerzo. Como todas las cosas que valen la pena. Igual que una reforma tributaria, o laboral, o constitucional.

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