27 marzo, 2019

Fundaciones y consultoras: se está logrando un cambio cultural en materia de inclusión laboral


@pulso

A principios de enero, Fundación Descúbreme dio a conocer un estudio que demostró que la mayoría de las empresas tiene conocimiento sobre las generalidades de la ley de inclusión. Pero uno de los datos interesantes fue que durante el primer semestre de 2018, el 78,43% de las empresas optó por la contratación de personas con discapacidad, cifra que bajó sólo un poco (75%) el segundo semestre.

Según Carolina Rubia, directora ejecutiva de Fundación Descúbreme, esta tendencia demuestra que la ley “ha tenido como correlato precisamente promover la cultura inclusiva al interior de las empresas, al hacer evidente la necesidad de la inclusión laboral, que es, finalmente, el espíritu de la ley. Además, que las grandes empresas están demostrando consistentemente que su compromiso es con la inclusión y no solamente con el cumplimiento de la ley”, indica Rubia.

De una opinión similar es Karen Cossio, consultora de Gestión Social quien estima que la ley está generando un impulso importante, “al interpelar a las empresas respecto a un problema que como sociedad no hemos querido mirar”, dice y agrega: “Esta regulación nos obliga generar una base para emprender acciones afirmativas, pero sobre todo nos plantea un cambio de actitud de parte de la empresa en la línea de sostener un rol más propositivo y responsable respecto a los entornos laborales y productivos que queremos construir en Chile”.

El cambio cultural es relativo, según cree Diana Silva, directora Responsabilidad Social Inclusiva Fundación Ronda. “Hemos visto de todo, empresas que sólo quieren cumplir con la ley y han inventado cargos sin apoyo ni procesos que resguarden al trabajador con discapacidad, generando un proceso forzado y poco orgánico para la compañía y sus colaboradores. También hemos visto a otras que eligen desarrollar un modelo de Responsabilidad Social Inclusiva donde aceptan ser transformadas en inclusivas desde su ADN”, dice Silva.

Aquí es donde entra un tema clave: la diferencia de la adopción de la ley según industria. Para sorpresa de los especialistas, rubros como la construcción o la minería, que suelen tener ciertas aprensiones para la contratación de personas con discapacidad debido a motivos como la seguridad, son los más han contratado colaboradores bajo la nueva normativa. El estudio de Fundación Descúbreme que por ejemplo, en el sector construcción, existe en promedio el 3,93% de personas con discapacidad en la planilla, el 4,42% en la minería y 2,98% en la educación.

“Desde una primera mirada, podría pensarse que aquellas industrias con procesos u operaciones altamente tecnificadas requieren inversión y esfuerzos mayores. Sin embargo, desde la comprensión de las distintas variantes de la discapacidad, es posible ver que cada una de ellas ofrece posibilidades para cualquier sector económico”, concluye Cossio, de Gestión Social.


Esto es tratar realmente un problema de inclusividad e igualdad de oportunidades para gente que lo necesita. No las idioteces feministas.

Sin duda es excelente que realizamos las acciones para facilitar el desenvolvimiento de quienes tienen discapacidades. De hecho es una de las razones por las cuales nos juntamos en sociedad, para ayudar a quienes no pueden valerse realmente por sus propios medios. Que NO incluye a los vagos que no quieren hacerlo y vivir a costa de otros o que creen que sus sensibilidades subjetivas son más importantes que las realidades de la vida competitiva. Estamos hablando de personas que legítimamente quieren participar en los mercados laborales y que por sus condiciones físicas o mentales son excluidos por que no existen las condiciones apropiadas para su participación.

Y sólo en este caso, uno podría justificar que existan cuotas específicas para las empresas, porque en realidad no hay tanta gente que tenga discapacidades reales, y en la mayoría de los trabajos estas no son un impedimento para ejercer funciones productivas hoy en día.

El único problema de esto es cuando se transforma en una cruzada y no en una herramienta de soporte para quien más lo necesita. El objetivo de las empresas es ganar dinero. No ser inclusivos con los discapacitados. Ambas cosas tienen que convivir armónicamente. Cuando una empresa se vuelve justiciera social, o la sociedad vía una vociferante minoría, comienzan los problemas. Y eso es porque se quita del enfoque las cosas relevantes, como ser eficientes, competitivos y productivos, y solo te enfocas en idioteces ideológicas.

Que es el problema de muchas corporaciones hoy en día. Su logo es ser inclusivos, y generalmente en relación a las identidades de género y no discapacidades, no proveer excelentes productos o servicios que el público quiera o necesite a precios competitivos. Y cuando eso sucede, las cosas comienzan a desbocarse.

Get Woke, Go Broke.

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