13 marzo, 2021

Columna de Daniel Matamala: Un pedestal vacío

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@latercera

8 de marzo, Día Internacional de la Mujer. Mientras miles de manifestantes se congregan en torno a Plaza Baquedano para protestar contra el machismo y la discriminación, un grupito de hombres, disfrazados con overoles blancos, se sube a la estatua del general Baquedano. Premunidos con sierras, comienzan a cortar las patas del caballo.

“¡Que se vayan pa’ la casa!”, les gritan las mujeres desde abajo. Inmutables, los hombres de overol siguen intentando derribar una estatua de cuatro toneladas sobre una multitud de mujeres que les pide retirarse.

“En dos de sus patas se realizaron cortes casi en la totalidad del diámetro, por lo que la escultura quedó con un inminente peligro de caída. Más grave aun, dejó en peligro a las personas que puedan encontrarse cerca del monumento”, dijo el secretario técnico del Consejo de Monumentos Nacionales, Erwin Brevis, al explicar la decisión de retirar la estatua.

¿Pensaron los vándalos de overol la tragedia que podían desatar? ¿Les importaba acaso herir o matar a esas mujeres que protestaban contra la violencia machista? Al parecer, no mucho, si eso les permitía conseguir el trofeo que los haría ganadores de su guerra particular.

Unos días antes, el Ejército había publicado un comunicado en que trataba de “antichilenos” a quienes atacaban la estatua, una expresión que en el pasado la dictadura usó para detener, torturar y asesinar a seres humanos de carne y hueso. No se ha escuchado al Ejército llamar “antichilenos” a los criminales de ese régimen, ni tampoco a quienes, dentro de esa misma institución, roban fondos públicos destinados a resguardar la seguridad nacional.

El gobierno se mostró comprensivo ante ese acto de deliberación, y el ministro de Defensa dejó una ofrenda floral en la plaza. Días después, un grupo de exmilitares llegó a la rotonda en un acto de homenaje. Entre ellos estaba un criminal condenado por la justicia por torturar a compatriotas, algo que no inquietó a los asistentes. Ni el gobierno, ni el Ejército, ni los exmilitares defensores de la estatua han mostrado preocupación similar por los chilenos muertos, heridos, mutilados o cegados en este y otros lugares por agentes del Estado. Para ellos no ha habido ofrendas florales ni actos oficiales de desagravio.

Las vidas humanas importan poco. El verdadero Baquedano, una figura histórica compleja, aun menos. Lo que vale es el trofeo: derribarlo, fortificarlo, fotografiarse con él, como lo hizo el presidente Piñera aprovechando el toque de queda.

El viernes, ya con Baquedano fuera de la plaza, Carabineros cerró el perímetro con un gran cerco humano. La imagen de 800 policías resguardando un pedestal vacío resume el absurdo de esta guerra imaginaria.

No es que los monumentos no importen. Claro que importan, porque, además de su valor patrimonial y artístico, representan los mitos fundantes y los discursos predominantes en una sociedad. Y también, por su ausencia, a los acallados y excluidos: las capitales regionales de Chile tienen 356 monumentos de hombres y apenas 29 de mujeres.

La historia que cuentan nuestras estatuas es casi exclusivamente masculina, y se centra en la creación de un Estado centralizado que se expandió por las armas hacia el sur, con la mal llamada “pacificación” de la Araucanía, y hacia el norte, con la Guerra del Pacífico. En esa historia Baquedano es un hito relevante, y cuando la dictadura de Ibáñez lo instaló en el punto neurálgico de Santiago en 1928, ese discurso era hegemónico.

Cada época tiene sus estatuas. Y cada una tiene que decidir cómo hacer las paces con su historia. Durante la transición, a los poderes públicos les pareció una buena idea instalar un memorial al ideólogo de la dictadura, Jaime Guzmán, frente a Plaza Baquedano. Sólo la oposición de los vecinos logró moverlo a Las Condes.

La controversia por Baquedano, dice la historiadora Consuelo Figueroa, “visibiliza disputas de largo aliento entre diferentes proyectos de nación que quedaron subsumidos bajo la mirada hegemónica de una historia que se impuso como la única admisible”. En el sur han caído estatuas de conquistadores españoles, y en todo el mundo políticos, exploradores y militares han visto sus efigies cuestionadas o derribadas mientras se discute su papel histórico.

Estos debates se agudizan en épocas de cambio social. Ciertos símbolos tradicionales, como la bandera y el himno, nos siguen convocando. Otros emergentes, como el Wenüfoye (bandera mapuche), o la reivindicación de personajes de la cultura y el arte, también toman un cariz de unidad nacional.

Algunos quieren devolver cuanto antes a un restaurado Baquedano y su caballo Diamante al pedestal. Otros pretenden instalar allí algún símbolo del estallido de octubre. Hay quienes proponen figuras de nuestra rica identidad cultural, como Gabriela Mistral o Violeta Parra. O incluso, retomar un proyecto vial que elimina la plaza.

Son intentos apresurados por definir a un nuevo Chile que aún no termina de formarse. Sabemos que el viejo orden autoritario ya no es capaz de dar legitimidad a nuestra convivencia, pero ¿qué pacto social lo reemplazará? ¿Qué símbolos conservaremos, cuáles resignificaremos y cuáles desecharemos? ¿Cómo nos aseguraremos de que las vidas humanas, esas de carne y hueso, importen más que las figuras de bronce?

No lo sabemos. Por eso, por ahora la mejor alegoría del Chile actual es la que ha quedado emplazada en el corazón de la ciudad. Vacante de cualquier símbolo. Esperando por un significado.

Un pedestal vacío.


Siempre tiene que terminar con lo que supone es una frase para el bronce y son simplemente clichés llorones??

Que estilo literario y de prosa será este??

Épico dramático llorón progre new age gótico??

Claramente el progre favorito no se digna a bajar hasta Plaza Italia para ver la enorme cagada que dejan todos los viernes en todos los alrededores. Ni como destruyen comercio y viviendas, al menos en su valor. No es solo la estatua, es todo el entorno y el show vandálico que se produce con ello.

El único pacto social sostenible es aquel en el cual existe el estado de derecho que permita que unos monos de mierda que vienen de otros lados NO HAGAN MIERDA MI PROPIEDAD, entorno ni estilo de vida, ni amenacen físicamente a mi familia, sin sanciones ejemplares que disuadan a otros monos de mierda en el futuro de hacer lo mismo.

Se llama estado de derecho. Si llega el punto en el cual cada persona tiene que defender su propiedad por su cuenta, llega la violencia.

La estatua de Baquedano no es símbolo de nada más que la debilidad de un gobierno y los medios en proteger a su gente de antisociales que solo buscan destrucción y desorden, y de alcahuetes como el facho progre de esa destrucción. Están dispuestos a sacrificar a toda una parte de la ciudad para contar un relato llorón.

Estas cosas nunca terminan bien. Porque cuando no hay estado de derecho, surge la violencia entre ciudadanos. Y eso se lo tenemos que agradecer en buena parte a estos giles que alcahuetearon a estos monos de mierda por todo el periodo que han destruido el centro de Santiago que hoy es una soberana mierda.

No hay épica en esto. No hay una toma de Lima. No hay una toma del morro de Arica en 55 minutos mientras los extranjeros apostaban por meses de sitio, no hay una batalla de la concepción donde los hijos más humildes del país demostraron valor inconmesurable contra toda adversidad, TRATANDO DE GANAR. Nop. Simplemente unos monos de mierda drogos y flaites que al tener inmunidad otorgada por políticos, medios y el fatídico INDH, para hacer mierda todo y no poder recibir respuesta de las fuerzas de orden, hacen lo que quieren. Estos giles probablemente se arrancarían del reclutamiento para defender el país de una invasión armada.

Aún no me explico como la gente del sector no se organiza para defender sus propiedades. Llevan un año esperando…que tiene que pasar para que entiendan que depende de ellos ahora?? O dan apoyo a carabineros para el uso de fuerza y lo respaldan en ello, o se organizar y pagan guardias para proteger sus propiedades. No se me ocurre que vayan a pelear con los orcos, pero al menos colocar algo de dinero para su defensa.

Por eso tienes que irte a un sector donde viva gente con carácter. No progres artistas.

En regiones campechanas donde no aguantan mierdas como esta de preferencia.

Nunca se me habría ocurrido que esto podría ser un factor de escoger tu lugar de vida. Al conversar con americanos y como cuentan las diferencias entre estados conservadores y progres liberales, ahora parece tan obvio.

NUNCA se termina de aprender. Imprimir artículo

1 comentario:

  1. en chile existe un sector el cual siempre reacciona tarde y cuando lo hace deja la cagada. Esto es como un dejavu version moderna del 73, en esos años hicieron y destruyeron todo lo que querian hasta que pasaron 3 cosas, llamar a un plebiscito, desarmar el congreso y el despertar de este sector.

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