El recorte de 100 puntos base con que el Banco Central (BC) inició el viernes el proceso de reducción de la tasa de interés de política monetaria (TPM) no solo sorprendió al mercado, que había internalizado un descenso de 75 puntos base. Analistas de la industria financiera coinciden en que el recorte partió tarde y que hay un cambio comunicacional respecto de lo que la institución y sus consejeros venían señalando hace un mes.
“Hay un cambio comunicacional bien importante, en el sentido de que el BC está preocupado por que la inflación se vaya demasiado abajo y eso requiere una acción más contundente”, dice Sergio Lehmann, economista jefe del Bci.
Piensa que también innovó con las entrevistas de prensa que dio la presidenta del Banco Central, Rosanna Costa, después de la reunión del viernes. “De alguna manera busca alinear al mercado con esta visión algo distinta a la que había transmitido, en cuanto a que ahora requiere ser más agresivo en las bajas de tasas”, sostiene Lehmann.
Para Igal Magendzo, economista jefe de Pacífico Research, el agresivo recorte de 100 puntos base, tras la baja de 50 pb que el BC anticipaba en junio, no solo deja obsoletos los comunicados y escenarios anteriores, sino que también puede contribuir a aumentar la volatilidad de las tasas de interés y, en consecuencia, del tipo de cambio.
“El hecho de que solo hiciera falta una sorpresa a la baja en el IPC, por muy fuerte que haya sido, para que el BC se desviara de su último escenario base del IPoM de junio, refuerza la idea de que la trayectoria de la TPM seguirá dependiendo críticamente de los registros inflacionistas mensuales, en particular del IPC sin volátiles”, plantea Magendzo.
“En lugar de acumular credibilidad que pueda ser utilizada para estabilizar y orientar la economía, la credibilidad de las proyecciones y de la comunicación del Banco Central ha disminuido. Todo ello reduce la influencia del BC en los tipos de interés del mercado”, asevera Magendzo.
En la vereda opuesta está Natalia Aránguiz, economista jefa de Aurea Group: “No creo que haya una pérdida de credibilidad, toda vez que el mercado tenía incorporada una baja de hasta 125 pb. Los datos macroeconómicos también indicaban que el recorte debía ser mayor a 75 pb, ya que estábamos en niveles de TPM muy restrictivos para la trayectoria de los precios que estábamos observando”.
Trayectoria de la TPM
En su informe de junio, el Banco Central proyectaba que la inflación finalizaría el año en un 4,2%. En su entrevista, Costa anticipa que será cercana a 4%. Asimismo, el IPoM de junio daba la señal de una TPM que pasaría desde 11,25% a 8,25%-8,75% a fin de año. La presidenta del instituto emisor apunta ahora a un rango en torno a 7,75% y 8%, como prevé el mercado.
Detrás de los cambios, el economista jefe del Banco Santander, Claudio Soto, no ve un problema de credibilidad. “La credibilidad está más bien jugada por que todas las expectativas inflacionarias estén ancladas a la meta de 3% y eso es lo importante para la conducción de la política monetaria”, afirma. Con todo, ya en junio el economista había señalado que la TPM prevista por el BC para fines de año era muy alta e inconsistente con una economía contrayéndose de manera tan importante durante este año, y con una inflación que descendía bastante, acercándose a la meta en la mitad de 2024.
El punto de vista de Jorge Selaive, economista jefe de Scotiabank Chile, es que en enero debió iniciarse el proceso de recortes de tasa y había espacio para que fuera un proceso paulatino, menos agresivo, aplicando un sesgo neutral. Comenta que el BC optó por esperar el resultado de las cuentas nacionales del primer trimestre que tienen un rezago y se encontró con una enorme sorpresa: el consumo se desplomó, la inflación comenzó a caer y el traspaso de la caída del tipo de cambio a precios fue más rápido de lo que el BC esperaba.
Selaive remarca que es una opinión técnica que no se relaciona con el aspecto comunicacional. Más allá de esas diferencias técnicas o tácticas, no ve razones para criticar a la autoridad monetaria. Destaca que, con su última decisión, “el Banco Central ha mostrado grados importantes de flexibilidad y, ante nueva información, fueron capaces de ajustar rápidamente la puntería con un recorte de 100 pb. La credibilidad del BC se mantiene incólume, y la unanimidad que mostró en la reunión del viernes da cuenta de que los consejeros fueron capaces de ponerse de acuerdo en una importante baja de tasas y con un mensaje de mayor rapidez en los recortes”, argumenta Selaive.
Reacción del mercado
Tras el nuevo mensaje del Consejo y las declaraciones de la presidenta del Banco Central, el mercado reaccionó reduciendo en torno a 25 puntos base las tasas de interés de corto plazo, incluso a tres y seis meses. El tipo de cambio también subió (ver nota relacionada).
Las proyecciones del Bci apuntan a que la inflación a fin de año se ubicará en 3,8%, lo que hace necesario reducir rápidamente la TPM, puesto que su efecto opera con rezago. Anticipa que la TPM cerraría el año en un 7,5%, para situarse en un 4% a mediados de 2024.
Aunque piensa que el alza que tuvo el tipo de cambio era previsible, Lehmann sigue proyectando que hacia fines de año se debiera ubicar en torno a $820 por dólar, porque la Reserva Federal (Fed) probablemente comenzará a transmitir que hacia el segundo semestre de 2024 empezará a bajar su tasa de política.
Banco Santander proyecta una TPM de 7,25% a fin de año y una caída del PIB de 1% en 2023. Soto piensa que hubo una sobrerreacción del mercado en torno al tipo de cambio.
Selaive proyecta la TPM en 7,5% a fin de año, con recortes de 100 pb en septiembre, octubre y diciembre y en enero de 2024 y una contracción de la actividad de entre -0,5% y -1% este año.
Es interesante esto, no solo acá. En todo el mundo.
Y va en línea con lo que comentaba ayer respecto a pedirle a sistemas cosas para las que no están diseñados. Van a dar jugo los sistemas.
El banco central está diseñado para proveer liquidez en momentos de contracción de ella a la banca.
THAT´S IT…
No está diseñado para controlar las tasas, menos únicas, ni la masa monetaria, ni la inflación, ni el empleo, ni las emisiones ni demás tonterías.
Cuando le pides a un sistema que controle o influya en algo en lo cual no tiene control, pasa esto.
El central no puede controlar las tasas de interés porque eso tiene que ver con la inflación, riesgo percibido de la banca y expectativas de ganancia de ella. Tal vez influir en las tasas cortas, como mucho.
Los centrales dejan de influir en nada en la economía cuando el lado fiscal se coloca a emitir deuda como loco. O peor aún, liquidando fondos e inyectándolos en la economía. O cerrando todo por dos años.
So…
Yep…
Van a perder credibilidad. MUCHA. Porque les están pidiendo cosas para las que no están diseñados ni menos controlan. No pueden controlar al principal factor de FUCKED ALL UP en la inflación y la actividad económica.
Al estado y sus pendejadas.
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